7/19/2010

Los periodistas pal café....


Julio Hernández López: Astillero
Casi nada le duró al calderonismo el ensueño de su gabinete rediseñado conforme a las tesis del amiguismo pragmático (con el mismo entusiasmo con que recibe a los cuates recién ingresados a la nómina, Felipe puede dar puñaladas políticas a los chómpiras que ya no le son útiles) y de la formulación aventurera de nuevas tesis de gobierno (en el caso, la ocurrencia tramposa de la seguridad democrática). Por un lado, ha habido un amplio pitorreo por el talante de los funcionarios habilitados para relevos en el gabinete: un secretario de Gobernación gris, sin oficio político ni relaciones importantes más que con su ahora patrón, y proveniente de un sonoro fracaso electoral, administrativo y policiaco en Baja California; un secretario de Economía sacado del quinto patio de la burocracia chambista y especializado religiosamente en asuntos jurídicos, especialmente relacionados desde el enfoque conservador con el matrimonio y la familia, acusado de ser parte del legionarismo macielista en desgracia; y un jefe de oficina presidencial que es regresado al seno paternal porque no dio el ancho en su anterior encargo, supuestamente de mayor importancia; más la salida del baterista Timbiriche que cobraba como coordinador de Comunicación Social de Los Pinos y que ahora, en el reacomodo siempre deficitario, es sustituido en la baraja felipista por una Sota. Exhibición dolorosa de ineficacia, insensibilidad y desesperación de un conductor designado que mueve palancas y oprime botones y aún no puede controlar ni dar buen rumbo al vehículo al que fue trepado en 2006. Peor ha sido la salutación de entrada que el narcotráfico ha dado al cuarto secretario de Gobernación: no sólo en la franja fronteriza, con actos que suben el nivel bélico y amenazan aún más o de peor manera a la población civil, como sucedió en Ciudad Juárez con el estallido de un coche bomba, o con los emplazamientos de batalla casi formal, geográficamente esparcida y durante horas, entre soldados y mafiosos en Nuevo Laredo, sino incluso en otras zonas norteñas, como se vio este fin de semana en Torreón, Coahuila. Si algún funcionario o personaje importante, de los que dominan realmente el tema del narco, creyó posible que el ingenuo nuevo secretario de Gobernacion y su jefe desalmado estuviesen albergando con seriedad la idea de aminorar el fuego desatado, o cambiar de rumbo las mirillas o negociar políticamente con capos priístas para restablecer la famosa pax narca, entonces esos funcionarios o personajes relevantes deben sentirse reconfortados con los hechos sangrientos de estos días recientes, pues parecieran cerrar cualquier posibilidad de corrección o arreglo pactado. Lo sucedido en Torreón merece atención especial, pues en Coahuila el felipismo ha mostrado sin reticencias el uso político de los instrumentos de la guerra contra el narcotráfico para castigar, o pretender hacerlo, a funcionarios o políticos de otros partidos que no se alinean con Los Pinos. Los Hermanos Moreira gobiernan Coahuila con sentido dinástico, excluyente, oportunista y tramposo –Humberto y Rubén; uno, actualmente; otro, trabajando para relevar al carnal– y han tenido éxito, haiga sido como haiga sido, para despojar a panistas de posiciones políticas, expectativas de negocios e incluso aspiraciones de relevo en gerencias regionales del narco, pero no sólo a panistas en general, sino particularmente al grupo regional identificado hasta en circunstancias de padrinazgos sociales con el calderonismo, bando local de felipismo que, a partir de 2006, creyó llegado el momento de su plena asunción al reino de la política y los negocios, blancos y oscuros. Lo cierto es que en el pleito de malas artes acabaron triunfando los Moreira y el pleito con el calderonismo ha subido de nivel. No hay ningún otro gobernador que se atreva a criticar directa y abiertamente a Calderón siquiera en una tercera parte de lo que hace el encargado actual del gobierno local, Humberto, lo que ha provocado que Los Pinos cierre llaves presupuestales, ponga obstáculos burocráticos y niegue la presencia de la Policía Federal en aquellas latitudes a pesar de que es evidente el crecimiento de las pugnas armadas entre cárteles y el daño social que esos narcotraficantes causan a la población. Causa extrañeza, por lo demás, confirmar la ruta de estallidos violentos conforme a calendarios electorales. Las entidades donde el panismo es oposición y pareciera tener ciertas opciones de crecimiento en urnas han recibido golpes atribuidos al narcotráfico que causan desestabilización, confusión, miedo y alejamiento de los procesos comiciales o variación de las expectativas electorales (ejemplo de esto último, Sonora y el caso ABC). Lo sucedido en la quinta Italia Inn, de Torreón, tiene similitudes con lo sucedido en Ciudad Juárez, donde una matanza de estudiantes abrió las puertas para que el gobierno federal entrara con presupuesto especial a tareas asistenciales justamente en el tramo importante de los comicios que finalmente fueron ganados por el poder fáctico que realmente domina la entidad. Felipe Calderón, en ese escenario, debería esforzarse en demostrar que el abandono en que mantiene a Coahuila no se debe a reyertas partidistas y a enconos personales y, asimismo, debe actuar de inmediato para ayudar a esa región largamente lastimada que se suma a la gran lista de ciudades y zonas geográficas tomadas por el poder del narcotráfico y convertidas en sangrienta moneda de cambio de cárteles políticos que mantienen la vista puesta en los próximos comicios. Y, mientras el SME da muestras de prudencia al aceptar que las manifestaciones de protesta que afectan gravemente las vialidades les restan adhesiones sociales, y en tanto se va calentando declarativamente el ambiente rumbo al histórico Grito venidero, ¡hasta mañana, en esta columna que ya ve el enojo histérico de segmentos antichavistas por la visita de Maradona al presidente de Venezuela!
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Enrique Galván Ochoa: Dinero
Alguna vez el presidente López Mateos dijo que su gobierno era de izquierda y se le vinieron encima los directivos de las organizaciones empresariales de entonces. Publicaron en la prensa un desplegado cuyo título decía más o menos así, la memoria me puede fallar: Hacia dónde vamos, señor Presidente. Tuvo que dar muchas explicaciones –y contratos– para calmarlos. La izquierda a la que se refería no tenía nada que ver con los soviets, si no a la izquierda dentro de la Constitución mexicana. En cambio, el jueves de la semana pasada un carro bomba estalló en Ciudad Juárez. La prensa internacional y algunos analistas mexicanos consideran que este suceso marca un nuevo piso en el ascensor de la violencia, el piso del terrorismo. Sin embargo, el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios y los directivos del Consejo Coordinador Empresarial, las organizaciones cúpula del sector, no osaron decirle a Felipe Calderón: ¿Hacia dónde vamos, señor Presidente? Eso no quita que algunos de ellos estén muy alarmados y se muden a Houston, Los Ángeles, Miami o San Diego. Después del secuestro de Diego Fernández de Cevallos y del asesinato del candidato del PRI a gobernador de Tamaulipas, si fueran víctimas de algún acto de violencia serían noticia sólo dos o tres días, mientras algo nuevo sucediera. Pero no se atreven a cuestionar públicamente a Calderón. Ellos lo impusieron. Además, su inversión sigue generándoles grandes ganancias en forma de contratos, concesiones, préstamos. No sería por demás que un día pensaran, aunque fuera un instante, en que no podrán disfrutar de su riqueza en este país si las cosas siguen como van.
El desconocido José Francisco Blake Mora es el nativo de Baja California que ha escalado la posición de mayor jerarquía en la política nacional. ¿Será ese su único atributo? Ernesto Zedillo ocupó la Presidencia, pero era chilango, aunque vivió en Mexicali, donde hizo la primaria en la escuela Leona Vicario y la secundaria en la Federal número 18. Otros bajacalifornianos que han sobresalido, aunque de manera efímera, son el recientemente fallecido ex gobernador Bob de Lamadrid, de infausta memoria. Fue director de la Lotería Nacional por designación de López Portillo. Los unió una amistad que tenía sus raíces en el fraude de las juntas federales de mejoras materiales. Bob asumió la culpa y huyó a San Diego. En esta ciudad falleció, tenía doble nacionalidad. Un ex senador, Galo Tonella, fue delegado en Miguel Hidalgo. Y en fecha reciente Héctor Osuna, ex alcalde de Tijuana, también de negro historial, fue destituido como presidente de Cofetel. Baja California nunca ha tenido un grupo político con presencia nacional, como Veracruz o Hidalgo. Así que, por el momento, el único mérito del nativo de Tijuana de 44 años que despacha en Bucareli en sustitución de Fernando Gómez Mont, es que ninguno de sus paisanos ha alcanzado nunca una posición política. Dicen que fue el responsable de la derrota que sufrió el panismo en las elecciones del 4 de julio. No hay que restarle mérito a los ciudadanos de Baja California. Ya están hartos de la corrupción y la impunidad de los azules.

Los buenas noticias recibió la Casa Blanca la semana pasada y seguramente darán un respiro a su atribulado huésped. Se aprobó la reforma financiera y, por fin, la fuga de petróleo en el Golfo de México fue taponada, al menos temporalmente. Esto ocurre cuando la popularidad del presidente Obama bajó de 60% que tenía el año pasado a 43% la semana pasada, según una encuesta del Washington Post y la cadena ABC. La aprobación de la reforma financiera se logró gracias a los votos de tres senadores republicanos que se unieron a 57 de los demócratas, evitando así el boicot que los líderes republicanos en el Senado habían anunciado para frustrar la aprobación de la reforma. Como era de esperarse, la reforma no dejó contentos a quienes desde los extremos esperan todo o nada de cada negociación. Contenida en más de 2 mil 300 páginas, en las que se establecen 533 nuevas reglas para regular el funcionamiento del sistema financiero, la reforma se convertirá en ley una vez que el presidente la firme. Con seguridad será bombardeada por quienes se beneficiaron de las ventajas que la falta de una regulación más estricta ofrecía a los que vieron una oportunidad para especular a costa de los ahorradores. Para no ir más lejos, el presidente de la corporación CITI, que incluye al banco más grande de EU, declaró que la reforma dañará a esa corporación.

Carlos Fernández-Vega: México SA
Desde casi tres décadas atrás el grupo en el poder decidió, sin consultar a nadie, que por el bien de la República todo, absolutamente todo, debía entregarse a la iniciativa privada. Así, garantizaba, el país saldría del hoyo y los mexicanos asegurarían un futuro venturoso. De forma apresurada se dio el traslado (resultó más papista que el Papa) y la economía mixta considerada en el texto constitucional quedó sepultada, junto con su 6 por ciento de crecimiento anual. En 30 años, pues, prácticamente todas las decisiones en la materia corresponden a esa iniciativa privada, que en los hechos no es otra que la mafia de los barones mexicanos y foráneos con su servicial aparato político-administrativo. En tres décadas el saldo de la privatización a ultranza es terrible: entre otras gracias, desmantelamiento del aparato productivo del Estado; desindustrialización nacional; crecimiento promedio anual de 2 por ciento, a duras penas; decreciente generación de empleo formal, con informalidad boyante; desempleo al alza y acelerada expulsión de mano de obra; raquitismo salarial; constante caída del bienestar social y, por ende, avance de la pobreza y la miseria; inseguridad a borbotones y crimen organizado mejor organizado que nunca; transformación de la Presidencia de la República en gerencia de los barones, hinchados de ganancias, con el inquilino de Los Pinos en turno acatando sus directrices; erario y fisco al servicio de los magnates; un aparato de gobierno cada día más costoso e ineficiente; una iniciativa privada, la verdadera, entre la espada y la pared, con alta tasa de mortandad, y, en síntesis, el país más hundido que 30 años atrás, aderezado con impunidad plena y millones de discursos que reivindican el vamos por el rumbo correcto. ¡La privatización os hará libres!, se pregona en Los Pinos desde hace cinco gerentes de un gobierno que nunca tiene dinero ni disposición, salvo para subsidiar, rescatar y financiar al depredador México corporativo, que desde hace 30 años metió el acelerador y exprime impunemente a la nación, pero eso sí promete que te promete –sólo eso– crecimiento, desarrollo y bienestar para todos los mexicanos, aunque éstos se limiten a los empresarios Forbes, zonas circundantes y uno que otro politicastro. ¿Qué hacer con un grupúsculo de empresarios mandones –con su séquito político–, a quienes todo se ha entregado y que en tres décadas no han dado una en términos nacionales, pero, como en el juego de perinola, se ha quedado con absolutamente todo? Aunque la respuesta resulta más que obvia, ¿hacia dónde va este México estancado?, y, sobre todo, ¿cuánto más aguanta? Treinta años y la nación sigue dando vueltas a la noria. Se privatizó la economía, se privatizó el gobierno, se privatizó la política. Todo es negocio… para unos cuantos. Desmoronado, el inquilino de Los Pinos en turno no (nunca) da pie con bola, pero está metido hasta el cuello en la sucesión presidencial dejando para mejor ocasión su responsabilidad constitucional (si es que algún día se enteró cuál era), no vaya a ser que se vea en la penosa necesidad de entregar los bártulos a la llamada oposición; los grupos de poder y los partidos políticos a su servicio adelantan dos años y medio los comicios de 2012 e invierten generosamente en sus delfines, como si la República estuviera en jauja y los mexicanos en la abundancia. Los dineros nacionales sólo alcanzan para ellos, sus negocios y sus prisas. Los demás, que se vayan al carajo. Como ya lo dijo el filósofo instalado en la Secretaría de Economía: un buen gobierno es el que no estorba (a los barones, desde luego, pero qué bien jode a todos los demás).
En eso de la privatización, De la Madrid, Salinas y Zedillo metieron el acelerador a fondo, y lo que no alcanzaron a trasladar, por concluir su respectivo plazo constitucional, terminó por hacerlo el cambio (Fox) con continuidad (Calderón). Cinco sexenios al hilo, en los que todo pasó a (una pocas) manos privadas: de la banca a los satélites; de la política a secas a la política económica y social; de los ingenios azucareros a las carreteras; de las aerolíneas a los ferrocarriles; de las minas a los ejidos; de la telefonía a la fibra óptica; de la televisión a la telefonía celular; del gas natural a la electricidad y buena parte del petróleo; de los refrescos al agua; de las siderúrgicas a las petroquímicas; de los fertilizantes al sistema Conasupo, y si algo no aparece en esta relación, no hay de qué preocuparse: los más seguro es que también se privatizó, o está a punto. Y allí está Slim, quien no tiene llenadera, pugnando por la apertura total del sector energético. Por la privatización el Estado (léase los mexicanos) perdió hasta los calzones, como lo dispuso un grupúsculo que a cambio prometió un futuro venturoso para los mexicanos, que en los hechos ha sido un futuro de a 2 por ciento, en el mejor de los casos, contra fortunas particulares que se han incrementado 5 mil por ciento en igual periodo, especialmente aquellas que corresponden a quienes se quedaron con los bienes privatizados. También prometió un gobierno no obeso y liberar recursos públicos para fines sociales, y a la vuelta de la esquina el gobierno es igual de obeso que de ineficiente, mientras los dineros fluyen para unos cuantos. ¿Hacia dónde va el país?, porque 30 años después de la expoliación privatizadora está en el mismo punto de partida: sólida impunidad y corrupción, pero con mayor concentración del ingreso y la riqueza, carencias por doquier, enormes deficiencias y una deuda social de proporciones pantagruélicas. Y todavía Felipe Calderón promete que en el año 2040 la mexicana será una de las cuatro economías más poderosas del planeta, cuando ni siquiera puede con lo actual. Lo urgente y presente es la necesidad de superar tres décadas de estancamiento e inequidad, porque la liga no estira más.
Las rebanadas del pastel
¡Qué lástima! Otro tonto útil que devino en tonto inútil: Felipe Calderón renunció a Max El Timbiriche Cortázar, el tamborilero de Los Pinos. Pero, ¡oh felicidad!, en ese paraíso que es la continuidad siempre hay con que llenar. Así, el inquilino de Los Pinos decidió poner en esa plaza a Alejandra Sota Mirafuentes, encargada hasta el pasado viernes de estrategia y mensaje gubernamental. A ver cuánto dura.
cfvmexico_sa@hotmail.commexicosa@infinitum.com.mx

David Márquez Ayala: Reporte Económico
Hace 12 años, en 1998, la ONU adoptó el compromiso de eliminar o reducir significativamente en una década la producción ilícita y el uso indebido de drogas. Hoy, la UNODC, su Oficina contra la Droga y el Delito, da cuenta en su Informe Mundial 2010 sobre las Drogas de la insatisfacción de los estados miembros por los resultados obtenidos y de su preocupación por la creciente amenaza que plantea el problema mundial de las drogas, ante lo cual la ONU ha tomado una nueva (audaz e imaginativa) decisión: proseguir la labor por otra década.

David Brooks: American Curios
Nueva York, 18 de julio. A falta de una familia real, y cada vez con menos familias que podrían ser consideradas dinastías, en Estados Unidos uno se tiene que conformar con lo que hay en esta democracia, y lo más cercano son los Clinton, quienes entre elogios a terroristas, perdón, a libertadores, y festejos nupciales fueron la principal curiosidad esta semana.

Hernán González G.: Aprender a Morir
En la columna del 5 de julio de 2010) afirmé: La sandez como política de comunicación y la torpeza para comunicarse son dos de las muchas perlas que luce el presente régimen, y cuál no sería mi sorpresa que el martes 6 Sandra Licona, jefa de Prensa del Fondo de Cultura Económica (FCE), tuvo la gentileza, por fin, de enviarme una copia de su segunda carta aclaratoria publicada en El Correo Ilustrado de La Jornada respecto al agotado libro La fabricación de nuevas patologías, del investigador peruano Emilio La Rosa.

El Correo Ilustrado
La justicia tiene rostro de mujer
La defensa de la tierra y la justicia tiene rostro de mujer.
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Bernardo Bátiz V.: ¿Para quién se gobierna?
Es oportuno analizar las circunstancias por las cuales el huracán Álex causó tantos daños en los estados del noreste del país. Sobre el tema, surgen varias interrogantes e inquietudes; la más importante es acerca de la posibilidad de haber aminorado los daños, mediante prevención y medidas oportunas.
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Iván Restrepo: Álex: la tragedia sigue viva
A medida que ríos y presas bajan su nivel en el noreste del país; cuando miles de familias lamentan la pérdida de su patrimonio, tratan de normalizar su vida y limpian de escombro y lodo sus viviendas; mientras se abren a la circulación importantes carreteras afectadas por el agua, crece más la dimensión de la enorme tragedia en Tamaulipas, Nuevo León y Coahuila. Son decenas de miles los damnificados, miles también las casas inservibles, en mal estado o inundadas. Extensas las áreas agrícolas destruidas, los daños a los sistemas de agua potable y drenaje, comercios, escuelas, carreteras, minas y centros de salud. A esta breve relación de pérdidas debemos agregar que la tormenta tropical Álex, clasificada como no peligrosa al entrar a México, mostró lo endeble de los sistemas institucionales para proteger a la población, brindarle auxilio en caso de desastre y planear su futuro.
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Continuar como vamos en cuanto a política de los energéticos, sin hacer ningún cambio sustantivo, significaría continuar aumentando la dependencia, en todo el mundo de los energéticos fósiles, aclarando que estamos hablando de políticas gubernamentales con consecuencias alarmantes, para el cambio climático y para la seguridad energética, –encabeza así uno de los párrafos más importantes del libro The world energy outlook, o sea, el panorama mundial de la energía, que imprime anualmente la Agencia Internacional de Energía–, y como coincidimos en las tesis que maneja a este respecto, usaremos las partes más importantes para dar al lector algunos puntos de vista diferentes, por lo menos en el enfoque general.
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La reina de las avispas no se apresuró a recibir a Blas una vez que lo tuvo de rehén en su rancho. Así lo conservó cuatro días, botado en una cabaña que hasta eso no estaba mal, rodeada de vegetación. Se sentía como quien despierta quién sabe dónde y no tiene modo de averiguar. Televisión de cable y una cocina muy mona y equipada que nunca usó porque siempre le trajeron de comer y beber unos hombres robustos y silenciosos. Variaban. La cama, más bien catre con pretensiones, le permitió dormir sin interrupción por las noches. Cuando en el día le entraba modorra, sesteaba en el sofá frente a la televisión.
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