Reciben a la activista con gran fiesta en San Salvador Atenco
La educación, nueva trinchera de América del Valle
Por Anayeli García Martínez
México, DF. 19 jul 10 (CIMAC).- “Tengo muchas ganas de vivir, de trabajar. Tengo un enjambre de ideas, de iniciativas, de ganas de construir, inventar y reinventar. Tengo un compromiso moral para seguir en esta lucha”, dice América del Valle, activista del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra (FPDT), al regresar a su casa en San Salvador Atenco.
Convencida de sus palabras, la joven de 29 años de edad, conversó con Cimacnoticias sobre la experiencia de vivir en el exilio por más de cuatro años, y recordó que luego de los “operativos” del 3 y 4 de mayo de 2006 en Texcoco, y San Salvador Atenco, la Procuraduría General de Justicia del Estado de México, la acusó de secuestro equiparado, delito por el cual tuvo cinco órdenes de aprehensión.
Al ser perseguida por las autoridades mexiquenses, se vio obligada a abandonar su casa y aunque en septiembre de 2007 tres órdenes de aprehensión quedaron sin efecto -después de que su defensa legal interpuso un juicio de amparo- siguió escondida porque aún tenía dos órdenes pendientes.
Para América, hija de Ignacio del Valle y Trinidad Ramírez, también integrantes del FPDT- esos cuatro años fueron difíciles “pero siempre se antepuso la resistencia, la firmeza, la decisión de llegar de pie a este día”, dice la activista que el sábado 17 de julio salió de la embajada de Venezuela, donde permanecía desde el 23 de junio, cuando acudió a pedir asilo político.
A una semana de que la Primera Sala de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), emitiera una resolución acerca de los seis amparos que interpusieron los 12 presos políticos de Atenco, entre ellos el padre de América, ella se refugió en la embajada venezolana, porque no confiaba en que el máximo tribunal del país hiciera justicia, por el contrario, “esperaba una decisión de Estado”, afirma.
Entonces, advirtió que los ministros dejarían libres a los presos del Molino de Flores, reducirán las condenas de otros, pero que dejarían en la cárcel a quienes estaba en el penal de máxima seguridad del Altiplano. “Llegó un momento en el que dije mi decisión es firme para seguir resistiendo, pero necesito buscar otra salida, resistir desde otro lado y desde otra condición”, fue así que decidió pedir asilo político en la embajada venezolana.
Hoy se alegra de haberse equivocado, está feliz de que el 30 de junio la SCJN concluyera que no se demostró el delito de secuestro equiparado, y que por tanto quedaría en libertad su padre, Ignacio del Valle, así como 11 activistas más del Frente que permanecieron en la cárcel por más de cuatro años.
“Lapso durante el cual mi corazón y mi conciencia estuvieron donde están las luchas”, mencionó América, quien tiene nuevas metas personales y en favor de su pueblo, entre ellas terminar su tesis y titularse, pero además desea continuar con el impulso a la educación en San Salvador Atenco, un trabajo que inició desde antes de 2006.
Su familia, amigos y compañeros organizaron ayer una gran fiesta en Atenco para darle la bienvenida, sin embargo, reconoce que esta celebración lejos de dar fin a la lucha, es motivo para seguir trabajando, ahora desde otra trinchera: la educación.
“Estoy convencida de que la educación es un arma para que el pueblo salga adelante”, por eso, junto con otros compañeros que compartimos este ideal, continuarán organizando talleres que lleven los conocimientos de la universidad, a la gente que de verdad los necesita.
Finalmente declaró que su libertad, al igual que la de otras mujeres y hombres, es el resultado de una lucha tenaz que el pueblo dio, “fue el pueblo de México y de otras partes del mundo quien nos devolvió a nuestro nido”, dijo la activista quién también agradeció a todos los que apoyan la causa de Atenco y de otros movimientos legítimos, que construyen los derechos de la sociedad.
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