7/16/2010

Del blog que da clases de género...

Declaración del Foro de Organizaciones Feministas ante la CEPAL...

jueves, julio 15, 2010

Ante la Undécima Reunión sobre la Mujer - CEPAL
“Que Estado para que Igualdad?”

Señora Presidenta de la Mesa directiva de la Undécima Conferencia Regional sobre la Mujer en América Latina y el Caribe.
Señora Alicia Barcena Secretaria Ejecutiva de la CEPAL
Señora Sonia Montaño Directora de la División de Género de CEPAL
Representantes de los Estados miembros de la Conferencia
Representantes de las agencias del sistema de las Naciones Unidas
Representantes de la sociedad Civil.

Estamos aquí, convocadas por el sugerente desafío de responder Que estado para que igualdad, mujeres de movimientos y organizaciones de diferentes países, culturas, razas, etnias, clases sociales, edades, sexualidades, para expresar a los gobiernos los problemas, las visiones críticas, los dolores, esperanzas y exigencias que se encarnan en las luchas por la construcción de un mundo donde todas y todos podamos vivir con igualdad, dignidad y placer.

La acción de los movimientos de mujeres y feministas ha sido crucial para colocar en el debate publico la opresión y discriminación que resultan de sociedades antidemocráticas sexistas, racistas, clasistas, lesbofóbicas, homofóbicas.

Si la igualdad comienza a ser un horizonte posible en América Latina y el Caribe, es porque cuenta con la presencia de sujetos colectivos con capacidad de resistencia y autonomía para definir sus prioridades y proyectos emancipatorios. Las voces de todas las mujeres, indígenas, negras, blancas, rurales, urbanas, trabajadoras domésticas, discapacitadas, jóvenes, viejas, migrantes, lesbianas, transexuales han sido imprescindibles para repensar y demandar la igualdad, la justicia social y la democracia.

A pesar de los avances a 15 anos de Beijing, la superación de las desigualdades entre hombres y mujeres, aun no constituye una dimensión inherente de la justicia social. Los Estados y Gobiernos de la Región mantienen una contradicción entre los compromisos internacionales asumidos y la materialización de las políticas para la igualdad y la plena garantía de derechos.

La división sexual del trabajo permanece como uno de los principales obstáculos para la autonomía y el bienestar de las mujeres. El trabajo gratuito que realizamos en la esfera reproductiva constituye la base de modelos económicos que excluye a las mujeres del desarrollo.

Las mujeres continúan ocupando la mayoría de los puestos precarios e informales de trabajo, en condiciones de desprotección social, insalubridad y jornadas cada vez más extenuantes. La discriminación salarial y el acoso sexual y moral sigue siendo una constante en la experiencia laboral de las mujeres.

El trabajo domestico remunerado, en el cual predominan las mujeres negras e indígenas con escasos niveles de protección social y sin garantía de derechos laborales, revela la falta de reconocimiento del valor social de este trabajo y el peso del racismo en la sociedad.

Es intolerable la violencia contra las mujeres y niñas en todas sus expresiones, que se agrava con la violencia politica y el racismo institucional contra las mujeres negras e indígenas.


El crecimiento de la violencia y el control de amplios territorios por el narcotráfico y otras redes del crimen organizado que se sobreponen al poder del Estado, tienen un impacto devastador sobre los vínculos sociales, afectando la vida cotidiana de las mujeres y comunidades pobres.

En los países en conflicto armado el cuerpo de las mujeres se convierte en un escenario de guerra y obliga a las mujeres al desplazamiento y desarraigo.

Los índices de violencia sexual y doméstica y el feminicidio evidencian que aun persiste la dominacion patriarcal sobre las mujeres. Los avances legales e institucionales en casi toda la región no han sido suficientes para garantizar la protección a las mujeres y sus derechos humanos.

La maternidad continua representando para muchas mujeres un riesgo de vida. El aborto en condiciones clandestinas e inseguras, su criminalización y penalización, son una realidad que afecta la vida y la salud de las mujeres, adolescentes y jóvenes.

La crisis ambiental revela la lógica predatoria, patriarcal y racista de este modelo de desarrollo basado en la mercantilización. El cambio climático, la privatización y contaminación del agua, del aire, del suelo y de los alimentos, amenazan la calidad de vida de toda la población, con un sesgo particular hacia las mujeres.

El modelo de desarrollo hegemónico promueve el agronegocio y el monocultivo, viola el derecho a la tierra y el territorio de pueblos y comunidades indígenas, afrodescendientes, población rural y campesina.

Los desastres naturales como el ocurrido en Haití, ponen en evidencia las profundas desigualdades sociales y de genero existentes. La lógica actual de la reconstrucción mantiene inalterable la vulnerabilidad estructural a que estan expuesto los países y las poblaciones pobres.

Considerando los enormes desafíos que esta región - la más desigual del planeta - debe enfrentar para acortar las brechas sociales, resulta inadmisible la militarización de la seguridad ciudadana y el incremento de los presupuestos militares en detrimento de la inversión pública para el bienestar de las personas.

Reconocemos los esfuerzos de algunos gobiernos de la región en garantizar la institucionalidad democrática y para impedir el retorno de procesos dictatoriales. Nos sumamos al reclamo de los movimientos sociales de Honduras en defensa de la democracia y el respecto de los derechos humanos.

Resulta alarmante la creciente criminalización de las luchas de los movimientos sociales en defensa de los derechos.

La laicidad del Estado es vulnerada por la mayoría de los gobiernos de la región. La ingerencia de las jerarquías religiosas en las estructuras institucionales del Estado impide a las mujeres ejercer la autonomía sobre sus cuerpos.

En la mayor parte de nuestros países continúan siendo escandalosos los bajos niveles de participación política de las mujeres y su acceso a los espacios de poder. Esta problemática es aun más grave para las mujeres negras e indígenas.

Los gobiernos no han implementado los compromisos para el logro de la paridad adquiridos en el marco del Consenso de Quito.


A pesar de la creación de mecanismos para la implementación de políticas para las mujeres, la mayoría continúa teniendo estructuras marginalizadas y con escasos recursos.

No se ha logrado transformar el discurso en estrategias, metas concretas y recursos suficientes.

Hoy, en la inauguración de la Undécima Conferencia Regional sobre la Mujer, las organizaciones feministas participantes del Foro, reiteramos a los gobiernos que:

1. En el marco de un nuevo modelo de desarrollo los Estados deben fomentar transformaciones socioculturales y productivas que aseguren una relación sustentable con la naturaleza, la preservación de los bienes comunes de la humanidad y la pluralidad de las culturas. En este marco los procesos de integración regional deben profundizar la participación de los movimientos sociales.

2. El Estado democrático debe garantizar la justicia social, la igualdad étnico-racial y de género. Dar cumplimiento al plan de acción de Durban para avanzar en la erradicación del racismo institucional.

3. Debe garantizar la protección de los y las defensoras de derechos humanos permanentemente amenazados, asesinados y perseguidos en particular en México, Centroamérica y Colombia.

4. Debe asegurar de manera impostergable todos los medios necesarios para prevenir, sancionar y erradicar todas las formas de violencia contra las mujeres, incluyendo la violencia cometida por las propias instituciones del Estado.

5. Debe tener un papel central en la provisión de servicios que libere a las mujeres de la responsabilidad exclusiva del trabajo de cuidado y promueva la corresponsabilidad. Los Estados deben ratificar y asegurar el efectivo cumplimiento de la Convención 156 de la OIT.

6. Debe garantizar el acceso de las mujeres al trabajo remunerado con calidad y pleno respeto de los derechos laborales.

7. Debe reconocer el valor social y económico del trabajo doméstico y equipararlo jurídicamente en la legislación laboral.

8. Debe garantizar el derecho de las mujeres a la tierra, a los recursos naturales y el reconocimiento de los territorios indígenas y afrodescendientes.

9. Debe garantizar la seguridad y previsión social universal y pública a todas las mujeres, en el marco de un nuevo modelo de redistribución de la riqueza que todas y todos producimos.

10. Debe promover una educación pública de calidad para la igualdad, laica, no discriminatoria, no sexista, no lesbofóbica, no racista, intercultural y bilíngue, con el incremento de recursos para asegurar el acceso y permanencia de niñas y adultas en todos los niveles educativas.

11. Debe promover políticas democráticas de comunicación que estimulen la producción y difusión de contenidos no discriminatorios o estereotipados, que represente las imagenes de las mujeres en toda su pluralidad.

12. Debe garantizar el derecho universal a la salud a traves de sistemas públicos con calidad, integralidad y perspectiva intercultural, reconociendo los saberes de la medicina indígena y afrodescendiente.

13. Debe asegurar el cumplimiento del Conseso de Cairo+5 y del Consenso de Quito que reconoce los derechos sexuales y derechos reproductivos, implentando politicas de salud y educacion que garanticen el ejercicio de estos derechos.

14. Debe desarrollar una estrategia integral para la prevención del VIH y protección de derechos de las portadoras del VIH-SIDA.

15. Exigimos la despenalización y legalización del aborto con acceso a servicios públicos de calidad.

16. Debe implementar medidas que reconozcan los derechos sexuales de las mujeres que contribuyan a superar la heteronormatividad que hegemonizan las leyes y políticas públicas, violando los derechos de lesbianas, bisexuales, transexuales y transgéneros.

17. Convocamos a los Estados aqui representados a impulsar y aprobar una Convención Interamericana de Derechos Sexuales y Derechos Reproductivos.

18. Exigimos de los gobiernos el fortalecimiento de la institucionalidad de las políticas para las mujeres, con presupuestos compatibles con las necesidades y las metas propuestas.

19. Demandamos la producción de datos confiables, periódicos, completos, que hagan transparente los procesos de ejecución de las políticas y permitan el monitoreo de los compromisos asumidos.

20. Exigimos de los gobiernos mecanismos efectivos de promoción de la participación, acceso a los espacios de poder y decisión de todas las mujeres y en particular las negras, indígenas y jóvenes.

En el marco de la Undécima Conferencia Regional sobre la Mujer de la CEPAL, reafirmamos la importancia del diálogo Estado-movimientos sociales, como dimensión fundamental de la democracia participativa, así como nuestra posición de sujetos colectivos protagónicos en la construcción de una sociedad igualitaria con justicia social.

Leer más...

Destacan papel de estado cubano en igualdad de la mujer ...

Prensa Latina

La secretaria general de la Federación de Mujeres Cubanas (FMC), Yolanda Ferrer, destacó hoy aquí el papel del estado cubano en el logro de la igualdad de oportunidades y posibilidades de mujeres y hombres.

Al intervenir en la undécima Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, que sesiona desde ayer en el capitalino hotel Golden Tulip, Ferrer exaltó que el proceso que ha tenido lugar en su país constituye una Revolución dentro de la Revolución.

Recordó que desde 1959, como parte de las transformaciones económicas, políticas, culturales y sociales dirigidas a poner fin siglos de represión, explotación y dependencia, el Estado cubano estableció entre sus principios esenciales el logro de la igualdad de oportunidades y posibilidades de mujeres y hombres.

"Es cierto que no hemos alcanzado todos los sueños, pero avanzamos significativamente y nos trazamos cada vez nuevos retos, tratando de vencer obstáculos objetivos y subjetivos. Se trata de 50 años de lucha contra siglos en los que prevaleció una cultura de discriminación", sostuvo Ferrer.

Resaltó que el estado cubano ha sido y es la autoridad rectora en la formulación e implementación de estrategias y políticas con perspectivas de género dirigidas al logro del empoderamiento de la mujer.

Sin embargo, añadió, estamos conscientes de que la eliminación todo vestigio de discriminación corresponde a la sociedad en su conjunto, por lo que sensibilizar, capacitar, hacer conciencia y exigir que se cumplan las leyes es tarea cotidiana de todos los sectores sociales.

Tras afirmar que el bloqueo económico que mantiene Estados Unidos contra Cuba desde hace medio siglo constituye la mayor forma de violencia contra las mujeres cubanas, Ferrer condenó ese cerco genocida, extraterritorial y unilateral, rechazado por la comunidad internacional.

Pero a pesar de eso, la secretaria general de la FMC subrayó que Cuba puede exhibir resultados positivos sobre las mujeres, que hoy son el 46,7 por ciento de la fuerza laboral activa en el sector estatal civil, las que reciben igual salario que los hombres por trabajo de igual valor.

Además, refirió, el 65 por ciento de todos los técnicos y profesionales de Cuba, el 63 por ciento de los graduados universitarios, el 51 por ciento de los investigadores científicos, el 55 por ciento de los colaboradores de la salud en otras naciones, y el 43,32 por ciento de los parlamentarios.

También, prosiguió, el 40 por ciento de los integrantes del Consejo de Estado cubano, el 32 por ciento de los ministros, y por primera vez, una mujer ocupa una de la vicepresidencia del Consejo de Estado.

En cuanto a América Latina y el Caribe, Ferrer indicó que necesita hoy más que nunca de una verdadera integración y dijo que si bien es cierto que se aprecia un nuevo renacer en ese proceso, persisten situaciones adversas, resultado de un orden económico internacional profundamente injusto.

Agregó que la globalización neoliberal trajo consigo la exclusión y la miseria de millones de mujeres, las más pobres entre los pobres, y advirtió que se mantienen las desigualdades, la marginación y la discriminación, agravadas por los desastrosos efectos de la crisis económica mundial.

A ello, alertó, "se suma el peligro inminente de una guerra nuclear contra Irán por bastardos y groseros intereses materiales imperialistas en su afán por dominar e imponer su hegemonía, como ha advertido reiteradamente el compañero Fidel Castro".
Leer más...
.

Medios de Comunicación de Guatemala Utilizan a la Mujer Para Fines de Mercado

Por José Fredy López

Los medios de comunicación utilizan a la mujer sólo con fines publicitarios y de mercado, ya que a los dueños de las empresas periodísticas sólo les interesa el aspecto económico, afirmó Alva Batres, coordinadora de la Secretaría Presidencial de la Mujer (SEPREM) en Izabal y presidenta de la asociación de periodistas de este departamento.

Batres dijo que en Izabal las voces femeninas, en la radio y la televisión local pueden contarse con los dedos de la mano, a pesar de la capacidad demostrada, lo que es atribuible a que la cultura machista también está presente en el manejo, la administración y el acceso a los medios, anotó la funcionaria.

La entrevistada señaló que la tendencia de la locución actual no es edificante ni formativa, sobre todo en las emisoras de corte juvenil, donde los locutores gritan, se expresan con palabras soeces y hablan con tonos y términos discriminatorios cuando se refieren a los campesinos y los indígenas, y con una carga connotativa de misoginia, cuando se refieren a las mujeres.


La titular de la SEPREM en Izabal hizo un llamado a la sociedad, para que tome en cuenta que los medios son una herramienta educativa, formativa e informativa, pero que ese espíritu se pierde cuando los propietarios o administradores centran sus intereses sólo en lo económico, lo que atenta contra la moral, las buenas costumbres y el patrimonio cultural del país.

El derecho humano a la libertad de expresión y el acceso a los medios informativos no es exclusivo para los hombres ni faculta para denigrar o faltar el respeto a la moral de los conciudadanos, por lo que es importante que las mujeres luchen y se organicen para conquistar esos espacios y se retome la comunicación con valores y fines formativos, aseguró Batres.

La Política Nacional de Promoción y Desarrollo de la Mujer es una herramienta que promueve las condiciones que favorecen el desarrollo integral de las guatemaltecas en los ámbitos social, político, patrimonial y cultural, por lo que el acceso a los medios está incluido, aunque no figure expresamente en ella, concluyó la funcionaria.

Fuente: Cerigu
Leer más...
.

México: El 70% de las mujeres indígenas son violentadas en sus derechos...

Samaria Zavala

Más del 70 por ciento de las mujeres indígenas de los municipios serranos son violentadas es sus derechos, al mismo tiempo que sufren discriminación y represión, tanto de la población como de las instituciones de gobierno, denunció la presidenta de la Red de Mujeres de la Tierra unidas por un futuro y un mundo mejor, Maribel Cervantes Cruz.

Dicho evento es el preámbulo del Sexto Encuentro Continental de Mujeres Indígenas.

Los temas a tratar en las diversas mesas de trabajo serán: Cultura e identidad, Globalización y mujeres indígenas, Género y desarrollo de las mujeres indígenas, Derechos humanos de las mujeres indígenas, Empoderamiento de las mujeres indígenas, Mujeres indígenas y movimientos sociales: Alianza y Redes, entre otros.

Por otra parte, el representante de la Coordinación Regional de Organizaciones Sociales del Sur de Veracruz, Adán Darío Canseco Díaz, manifestó todo su apoyo para la red de mujeres de la sierra y los reclamos de las mujeres.

Expuso que la violencia y discriminación hacia las mujeres ha disminuido, pero en menor proporción a lo que ha crecido, por lo que el objetivo es erradicarla.

“Ha disminuido pero no en gran cantidad, por ello buscamos re-articularnos para combatirla, para continuar las acciones que desde hace años se han emprendido, aliándose con diversas asociaciones para fortalecernos en esta lucha”, acotó.

Señaló que ella al igual que miles de mujeres que sufren en ocasiones vejaciones por parte de los hombres de las comunidades habitan principalmente en Tatahuicapan, San Pedro Soteapan, Mecayapan, y Pajapan.

Cervantes Cruz indicó que ante esto se reunieron féminas de 17 municipios del sureste veracruzano para conformar una red que pugna por sus derechos constitucionales.Ante esto la mujer de origen Popoluca, señaló que es necesario crear una conciencia social de respeto hacia las mujeres, mismos que permitan un reconocimiento como indígenas.

Como ejemplo mencionó que muchas veces les son negados los servicios médicos ante una barrera de comunicación, ya que las mujeres que habitan en la Sierra, la mayoría habla algún dialecto y no habla español, lo que no permite entablar un dialogo con los médicos, quienes prefieren no atenderlas.

“Es necesitamos e importante que nuestros derechos sean reconocidos, al igual que nuestra identidad de pueblos indígenas, porque sólo a partir de ello podemos estas interviniendo en la vida pública como mujeres indígenas; porque si como mujeres somos reconocidas también nos reconocerán como pueblos indígenas ante la sociedad”, (sic) refrendó.

Ante este atropellamiento de derechos civiles y humanos, refirió, se organizaron con la finalidad de promover la busque y construcción de la equidad de genero y de facilitar un proceso de fortalecimiento y valoración de las mujeres desde su identidad cultural para vivir de manera armónica como mujeres indígenas.

Acompañada por tres integrantes más de este organización informó que serán anfitrionas del próximo “Foro Regional de Mujeres Indígenas Zona Sur/Sureste” del país, el cual se realizará los días 17 y 18 de julio en la comunidad nahua de Tatahuicapan.


http://www.veracruzanos.info/2010/07/el-70-de-las-mujeres-indigenas-son-violentadas-en-sus-derechos/

Leer más...
..

El patriarcado: ¿una organización social superada?...

miércoles, julio 14, 2010

¿Existe el patriarcado o ya ha desaparecido? ¿Es propio únicamente de países lejanos o de épocas remotas de la Historia?
Alicia H. Puleo / La Haine
La antropología ha definido el patriarcado como un sistema de organización social en el que los puestos clave de poder (político, económico, religioso y militar) se encuentran, exclusiva o mayoritariamente, en manos de varones. Ateniéndose a esta caracterización, se ha concluido que todas las sociedades humanas conocidas, del pasado y del presente, son patriarcales. Se trata de una organización histórica de gran antigüedad que llega hasta nuestros días. En efecto, consideremos uno a uno los aspectos del poder a los que se refiere esta definición y veremos que somos incapaces de dar un solo ejemplo que no corresponda a ella. Sobre la causa de esta universalidad del patriarcado existen variadas hipótesis.

Ahora bien, es evidente que no todas las sociedades se ajustan a la definición de patriarcado de la misma manera ni con la misma intensidad. En otro lugar, he distinguido entre patriarcados de coerción y patriarcados de consentimiento. Aunque se trata de un intento de clasificación y, como tal, es siempre esquemático y simplificador, puede ayudarnos a pensar las preguntas iniciales. Los que he llamado “patriarcados de coerción” mantienen unas normas muy rígidas en cuanto a los papeles de mujeres y hombres. Desobedecerlas puede acarrear incluso la muerte. Este tipo de patriarcado puede ilustrarse de manera paradigmática con el orden de los muhaidines en Afganistán, que recluyó a las mujeres en el ámbito doméstico y castigó duramente a quien no se limitara estrictamente a los roles de su sexo. El segundo tipo, en cambio, responde a las formas que el patriarcado adquiere en las sociedades desarrolladas.

Como Michel Foucault señaló con respecto al dispositivo de sexualidad y al poder en su conjunto, con la modernidad, la coerción deja su lugar central a la incitación. Así, no nos encarcelarán ni matarán por no cumplir las exigencias del rol sexual que nos corresponda. Pero será el propio sujeto quien busque ansiosamente cumplir el mandato, en este caso a través de las imágenes de la feminidad normativa contemporánea (juventud obligatoria, estrictos cánones de belleza, superwoman que no se agota con la doble jornada laboral, etc.). La asunción como propio del deseo circulante en los media, tiene un papel fundamental en esta nueva configuración histórica del sistema de género-sexo.


Como bien nos recuerda Celia Amorós en La gran diferencia y sus pequeñas consecuencias... para las luchas de las mujeres (Cátedra, 2005), el patriarcado no es una esencia, sino un sistema metaestable de dominación ejercido por los individuos que, al mismo tiempo, son troquelados por él. Todos formamos parte de él y estamos forjados por él pero eso no nos exime de la responsabilidad de intentar distanciarnos críticamente de sus estructuras y actuar ética y políticamente contra sus bases y sus efectos. Que el patriarcado sea metaestable significa que sus formas se van adaptando a los distintos tipos históricos de organización económica y social, preservándose en mayor o menor medida, sin embargo, su carácter de sistema de ejercicio del poder y de distribución del reconocimiento entre los pares.

Respecto de esto último, agregaré un sencillo ejemplo: todas las semanas me sigue asombrando la abrumadora dosis de reconocimiento intelectual y artístico que adjudican los suplementos literarios de todos los periódicos a creadores consagrados y noveles frente a la exigua ración otorgada a las creadoras de cualquier rango. Es evidente que, del siglo XVIII a nuestra época, no ha cambiado demasiado la percepción del “genio” como eminentemente viril.

Reflexionando sobre el patriarcado y los obstáculos que pone al reconocimiento del genio en una mujer, en su libro La política de las mujeres (Cátedra, 1997), Amelia Valcárcel subraya justamente que el acceso a la igualdad pasa tanto por la democracia paritaria y el empleo femenino como por el reconocimiento de la individualidad y del mérito en las mujeres y que un buen comienzo es la práctica de la solidaridad entre las mismas mujeres (excepto en el caso de que ésta implicara apoyo a medidas o ideologías contrarias a la emancipación). En Malas (Aguilar, 2002), Carmen Alborch ha examinado, a la luz de numerosos ejemplos, la rivalidad entre mujeres y los obstáculos para la solidaridad, dificultades relacionadas con la falta de autoconciencia de pertenecer a un colectivo históricamente discriminado. Descubrir la trama de la red socio-cultural en la que vivimos y de la que hemos extraído elementos para la constitución de nuestra propia identidad no es tarea sencilla.

La desaparición de los elementos coercitivos tanto en el plano de la ley como en el de las costumbres se debe fundamentalmente a las luchas del feminismo. Con ello me refiero tanto a su primera manifestación masiva con el sufragismo que conquistó el derecho al voto, como a la “segunda ola” de los sesenta-setenta del siglo XX, con su profunda transformación de las relaciones afectivo-sexuales, y a las investigaciones académicas, grupos locales y políticas de acción positiva de ámbito nacional e internacional que existen actualmente. Muchas son las tareas pendientes y una de ellas, como señala Alicia Miyares en Democracia feminista (Cátedra, 2003) es reconocer y asumir que el feminismo es una teoría que ha de vertebrar la práctica política.

La consideración de la violencia contra las mujeres, antaño considerada parte del orden natural de las cosas, como un grave delito relacionado con el sexismo es un paso fundamental para terminar con una tradición que no reconoce la autonomía a la mitad de los seres humanos. Que muchos de los asesinatos de mujeres sean realizados por hombres que no aceptan la ruptura de la pareja es significativo. “La maté porque era mía”, concepción subyacente a estos crímenes, es una de las expresiones más trágicas del orden patriarcal o sistema estratificado de género. Por ésta y otras asignaturas pendientes como la gran desigualdad en el acceso a los recursos y al reconocimiento, no puede decirse como han hecho algunas pensadoras de la diferencia sexual, que “el patriarcado ha muerto porque ya no existe en la mente de las mujeres”.

En las últimas décadas, se ha tendido a reemplazar el término patriarcado por el de sistema de género (o de sexo-género). Esta sustitución ha sido y es discutida en los ámbitos de pensamiento feminista con diversas y fundamentadas razones que no puedo aquí desarrollar por razones de espacio. Para muchas personas, entre las que me incluyo, el concepto de género como construcción cultural de las identidades y relaciones de sexo puede ser de utilidad para la comprensión de la organización jerárquica patriarcal si no se abandona el talante crítico feminista que pone de relieve la persistente desigualdad entre los sexos. La reacción indignada de tantos articulistas y literatos ante la generalización del uso de este término me ha reforzado en tal convicción. Un conocido lingüista propuso “sexo” y “naturaleza” como términos adecuados en lugar de “género”. El 13 de mayo de 2004, la Real Academia Española llegó a emitir un informe instando al gobierno a utilizar, en la denominación de la ley integral en curso de preparación, la expresión “violencia doméstica” en vez de “violencia de género”. Creo que a esta fuerte resistencia a aceptar un término que apunta al carácter estructural, cultural, histórico y sistemático de la organización patriarcal puede aplicarse el concepto de Pierre Bourdieu de violencia simbólica como mecanismo que dificulta la lucha cognitiva tendente a alcanzar la autoconciencia y la autonomía de un grupo oprimido. En nombre de las normas lingüísticas, se obstaculiza el uso de instrumentos conceptuales capaces de desafiar la relación de subordinación.

Se priva, así, de significantes y significados adecuados a quienes intentan transformar las relaciones sociales. “Género” queda excluido del lenguaje por ser “una mala traducción del inglés” gender y “patriarcado” en el diccionario de la Real Academia no alude más que a una “organización social primitiva” en la que la autoridad recaía en el varón jefe de cada familia, o al “gobierno o autoridad de un patriarca”. A su vez, “patriarca” es definido como “persona (sic) que por su edad y sabiduría ejerce autoridad en una familia o en una colectividad”. Ni rastros de la reelaboración feminista y de su fuerte impacto en las ciencias sociales contemporáneas.

¿Simple casualidad? Quizás debamos pensar que no lo es, sobre todo cuando todavía el término “feminista” es utilizado como un insulto contra los que creen que la igualdad entre los sexos es un legado y una promesa del pensamiento democrático.

* Alicia H. Puleo es Cátedra de Estudios de Género de la Universidad de Valladolid.
Texto publicado en "Temas para el debate" n°133, diciembre 2005,pp.39-42.
Leer más...
.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario