Acompañadas en la defensa de sus derechos laborales
Reyna Ramírez nació en Zoquitlán, en la Sierra Negra de Puebla, y habla náhuatl. Como muchas mujeres en México, ha trabajado toda su vida en la maquila. Desde adolescentes, ella y sus hermanas han laborado en fábricas textiles, donde han enfrentado violaciones a sus derechos.
Cuando trabajaba en Tarrant, propiedad del empresario poblano Camel Nacif, hubo un movimiento de las y los obreros para inconformarse contra los abusos que vivían. Así, Reyna entró por primera vez en contacto con la Comisión de Derechos Humanos y Laborales del Valle de Tehuacán.
Gracias a los talleres que imparte la Comisión, empezó a conocer sus derechos como trabajadora. También se dio cuenta de su potencial como líder y de que era posible lograr cambios. De esta manera, Reyna empezó a participa en las actividades de la Comisión apoyando a costureras, mayoritariamente indígenas, en la defensa de sus derechos laborales.
“Yo al principio supe que los talleres de la Comisión eran apoyados por Semillas, supe que tenían una pagina de internet y por eso me puse a estudiar computación, para conocer a esas compañeras”, señala Reyna.
Su activismo por la causa de las costureras la ha colocado en una situación de vulnerabilidad: ha recibido amenazas, la han golpeado, ha sido despedida de su trabajo y se ha visto obligada a cambiar drásticamente su vida. No obstante, su compromiso personal por compartir su conocimiento y experiencia con otras mujeres le da ánimo para seguir adelante.
“Con Semillas hemos visto que las compañeras pueden tener un apoyo para defender sus derechos en lo jurídico. Ellas nos tienen confianza y se sienten comprendidas, porque nosotras sabemos lo que es estar frente a la maquina, como mujeres, que además tenemos la desventaja de ser pobres”, refiere.
“Gracias a este proyecto, hemos logrado que las propias compañeras atiendan sus problemas y no dependan de un licenciado de traje. Las mujeres obreras miran que somos como ellas y hablamos como ellas hablan, toman confianza y así se sienten más acompañadas”.
El papel de las mujeres dentro de una organización mixta, como la Comisión de Derechos Humanos y Laborales del Valle de Tehuacán, ha adquirido cada vez mayor relevancia. “En las luchas y conflictos, los comités se han integrado por mujeres más que por hombres, las mujeres desarrollan más habilidades y asumen más responsabilidades”, concluye Reyna.
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