A unos cuantos años del fin del apartheid, Sudáfrica cambió sus leyes para dar acceso a servicios de aborto sin restricción alguna en 1997. El aborto se ofrece en el primer nivel de atención, junto con servicios de salud reproductiva integral. En 2001 aprobaron el uso de la píldora RU-486 (o mifepristone), esa opción abortiva tan segura y efectiva a la que tanto se recurre en los países desarrollados. Una mujer de cualquier edad puede solicitar un aborto por libre demanda sin tener que dar ninguna explicación y, en algunas condiciones, hasta las 34 semanas. Entre las 13 y 20 semanas se puede solicitar la interrupción por salud física o mental de la embarazada, si fue víctima de incesto o violación, si considera que no está en condiciones sociales o económicas para tener un hijo o si el producto pudiese desarrollar anormalidades físicas o mentales severas. Después de 20 semanas de gestación se puede acceder al aborto si la vida de la mujer o la del feto está en peligro o si éste último puede presentar defectos al nacimiento. A una menor de 18 años se le aconseja consultar a sus padres pero tiene la opción de no informarles si así lo decide. A las casadas se les aconseja consultar a su pareja pero tienen opción de no hacerlo, a menos que ella tenga una enfermedad mental severa o esté inconsciente por largo tiempo, en cuyo caso se requiere el consentimiento de la pareja o guardián.
Como efecto de este servicio ya se acusa un descenso en la mortalidad por abortos clandestinos en ese país, aunque las muertes maternas siguen presentando una tasa preocupante cercana a 5 por ciento, la mitad de las cuales se relacionan con partos inseguros y la otra mitad con abortos clandestinos que todavía se atienden por personal sin entrenamiento profesional y en ambientes sin estándares médicos mínimos. Después de 10 años, la tasa de embarazo no deseado y de aborto ha descendido entre las mujeres sudafricanas, sobre todo entre las mayores de 20 años, lo cual se relaciona con el aumento en el uso de anticonceptivos (más de 50 por ciento), el aumento de la edad al matrimonio y el incremento de VIH/sida. La experiencia ha tenido un efecto liberador en la región, más de 10 países africanos han venido ampliando las causales para acceder al aborto legal y a los anticonceptivos (Singh S, et al., Abortion worldwide: a decade of uneven progress, Nueva York, Guttmacher Institute, 2009).
En México enfrentamos la reacción contraria. En la década pasada la necesidad no satisfecha de métodos anticonceptivos entre mujeres casadas se mantuvo estable, en 12 por ciento. Sin embargo, la tasa global de fecundidad ha disminuido de manera continua, lo que sugiere que las mujeres que experimentan embarazos no planeados están recurriendo al aborto con mayor frecuencia (Juárez F. y cols., “Estimates of induced abortion in Mexico: what’s changed between 1990 and 2006”, International Family Planning Perspectives, 2008, 34 (4):158-168). Esto sólo se explica porque con la llegada del PAN al gobierno federal se ha estancado la planificación familiar, no se ha extendido el acceso a los anticonceptivos, y hay un retroceso de uso en la población de 15 a 19 años. Además se impulsan en todo el país leyes para restringir el aborto como reacción a la reforma que autoriza la interrupción legal del embarazo en el DF; 40 mil mujeres han recurrido a ésta por libre decisión en los hospitales públicos de la ciudad de México, con profesionales capacitados, en condiciones legales, seguras y sin complicaciones. Pero como a nuestros políticos no les interesa en absoluto la salud sino invertir en mantener posiciones de poder, en vez de expandir ese derecho a los estados, PRI y PAN buscan descalificar al gobierno del PRD, llegando a cambiar 18 constituciones locales para negar la maternidad voluntaria y proteger el producto desde el momento de la concepción. Es un escándalo: se está orillando a las mujeres a la cárcel y a procesos judiciales por homicidio en razón de parentesco
. En Puebla se ha procesado por aborto a 30 mujeres, en Sonora a siete, 10 en Veracruz, y cerca de 130 mujeres en Guanajuato. En Quintana Roo se niega el aborto y se obliga a parir a niñas violadas. En el resto de América Latina hay un contexto similar, excepto que no cuentan con un oasis en la capital del país.
Se impone una cultura críptica a las mujeres de América Latina, el continente católico mantiene las mayores restricciones mundiales a la salud reproductiva; está atrás de África, de Asia, pues ni los musulmanes restringen todas las causales de aborto. Aquí donde se impuso una lengua que carga una religión monoteísta, una iglesia de hombres y una moral sexual distorsionada. Aquí donde se fundó la Legión de Cristo, el peor paradigma de las sectas católicas.
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