Madres y padres de familia deben contribuir: INSP
Por la Redacción
México, DF, 31 may 11 (CIMAC).- La educación sexual es la principal estrategia para prevenir el contagio de infecciones de transmisión sexual (ITS) y embarazos no planeados en adolescentes, afirmó el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
En un comunicado de prensa, el INSP advirtió que para que la educación sexual sea eficaz debe institucionalizarse en los programas escolares y además deben participar madres y padres de familia.
El INSP apuntó que la salud sexual y reproductiva en adolescentes es una preocupación de salud pública global, debido a que 45 por ciento de los nuevos casos de infecciones por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en el mundo corresponden a jóvenes de entre 15 y 24 años de edad. Se calcula que existen 10 millones de jóvenes con el virus.
En 2007, en América Latina, menores de 20 años de edad dieron a luz a 18 por ciento del total de los niños nacidos vivos, citó el instituto. Resaltó que las mujeres de entre 15 y 19 años tienen el doble de probabilidades de morir por causas ligadas al embarazo, parto o puerperio, que las de entre 20 y 30 años de edad.
En este escenario, el INSP refirió la necesidad de que se genere evidencia científica que contribuya a la formulación de políticas y programas, para mejorar la salud sexual y reproductiva de adolescentes y jóvenes.
Según un estudio desarrollado por el Centro de Investigación en Salud Poblacional (CISP), titulado “Intervenciones con padres de familia para modificar el comportamiento sexual en adolescentes”, la educación sexual impartida en la escuela y reforzada en el ámbito familiar puede prevenir conductas de riesgo en adolescentes, como el inicio temprano de relaciones y la falta de uso de métodos anticonceptivos.
El CISP propone un “enfoque alternativo” en la educación sexual de adolescentes que consiste en involucrar a madres y padres de familia como “educadores en sexualidad”, pues son capaces de moldear conductas “que los hijos pueden aprender y reproducir”.
De acuerdo con este centro, las intervenciones educativas de madres y padres de familia favorecen comportamientos sexuales saludables en los adolescentes.
El análisis que realizó el CISP arrojó que la intervención de la familia influyó en un aumento en las intenciones de retrasar las relaciones sexuales y de usar anticonceptivos, como en el uso del condón. También resultó que las madres y padres “educadores en sexualidad” mejoraron la comunicación con sus hijas e hijos.
De acuerdo con la investigación del centro, las intervenciones de madres y padres de familia pueden parecer “difíciles”, toda vez que pudieran sentir vergüenza al hablar de reproducción y prevención con sus adolescentes o porque carezcan de información al respecto, pero ello tiene solución cuando se les capacita.
Especialistas destacan la importancia de sensibilizar a madres y padres de familia acerca de los beneficios de la comunicación temprana y oportuna con sus hijas e hijos sobre métodos y prevención, ya que estas acciones contribuirán a mejorar la salud sexual y reproductiva de las y los adolescentes.
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