5/31/2011

El rector Narro y su percepción de la policía


Gustavo de la Rosa

En días pasados, el rector de la UNAM, José Narro, emitió una fuerte crítica a la propuesta de reclutar a los nuevos policías para Ciudad Juárez de entre los alumnos de las universidades. Con el debido respeto que merecen todos los universitarios, y desde mi cubículo en la Universidad Autónoma de Ciudad Juárez, expreso mi opinión al respecto.

La gran inteligencia, experiencia e información de los directivos de las instituciones de educación superior los hace sentirse confiados respecto de sus juicios; sin embargo, no siempre cuentan con todos los elementos a la mano. En el caso que nos ocupa es menester saber que buena parte de la propuesta en cuestión surgió de la representación ciudadana en la mesa de seguridad de “Todos somos Juárez”. Emergió después de que buena parte de los integrantes sostuvimos un diálogo por más de 10 semanas con la tropa de la policías municipal, federal y estatal que en junio-julio del 2010 prestaban sus servicios, llegando a dialogar con más de mil 300 agentes y a encuestar a unos 900.

Encontramos evidencias de que la policía reclutada mediante convocatoria a población abierta, y con un requisito mínimo de secundaria, se componía en buena cantidad de jóvenes que estaban consiguiendo sólo un empleo sin adquirir un compromiso de proyecto de vida como policías.

Encontramos también que la capacitación impartida en las academias de policía era superficial y con métodos de enseñanza bastante atrasados y en condiciones materiales deplorables: una bodega dividida por paneles improvisados hacía que el lugar estuviera a 38 grados centígrados.

Se les capacitaba básicamente en el uso de la fuerza y en la obediencia a sus superiores, con desapego a la ley si entraba en contradicción con las órdenes recibidas.

Otra investigación de largo aliento sostenida por este autor acerca del perfil de los delincuentes patrimoniales, me ha arrojado información que me permite sostener que esta ciudad no ofrece las suficientes oportunidades ni estímulos a los egresados de secundaria y que éstos se ven obligados a la temprana edad de 13 a 16 años a optar por incorporarse a la industria maquiladora, reproduciendo una dura historia familiar, o a buscar acomodo en la informalidad.

Muchos de los que pasan a engrosar la delincuencia habían optado por la informalidad, por ofrecer mejores ingresos inmediatos y así escapar de la fría rutina y bajos salarios del trabajo maquilador. Así que los convocados a pertenecer a la policía se encontraban desempleados o subempleados, siendo fácilmente reclutables para las áreas contaminadas de la policía municipal. Además el modelo distrital de patrullaje aplicado en Juárez aleja a los policías de la ciudadanía y genera una profunda desconfianza entre ellos.

Era pues menester proponer todo un modelo de policía de proximidad y con un mejor perfil profesional. Al mismo tiempo la Policía Federal hizo una propuesta de estructuración de los cuerpos policiacos partiendo de agrupamientos formados por 422 elementos de los cuales 122 harían trabajos especializados de inteligencia, planeación, investigación y administración que requerían título profesional. Por lo tanto, en buena parte el grado universitario no sólo es preferible, sino que es requisito. El rector no debe sorprenderse.

Otra idea que anima esta propuesta deviene de la observación de la vida del joven fronterizo y el intercambio de experiencias de muchos años entre algunos investigadores y maestros de la UACJ y del ITESM que concluyen esto: el perfil profesional se da entre los individuos que optaron serlo mediante una decisión individual que hemos asumido porque tuvimos las condiciones materiales, sociales y familiares para hacerlo y pudimos intentarlo. Son decisiones personales tomadas en un contexto dado, y no decisiones de oportunidad, son decisiones existenciales y de construcción de futuro personal. El propio rector Narro en su temprana juventud decidió convertirse en profesionista y vivir de los ingresos honorables que el ejercicio de su especialidad le produjeran. Damos la espalda al dinero fácil.
Simplificando: quienes han decidido seguir en la universidad han decidido ser profesionistas, y vivir de su profesión y son los mejores elementos de selección para integrar una policía profesional
Y precisamente porque la ciudad necesita un nuevo perfil de policías y un nuevo modelo de despliegue policiaco, es que hicimos una propuesta de profesionalización, elevando los niveles de escolaridad para su reclutamiento exactamente como los políticos, los empresarios y los académicos lo hacen.

Ahora bien, si queremos policías profesionales hay que pagarles sueldo de profesionales y prestaciones acordes a los estándares exigidos. Por lo pronto el salario de incorporación es más del doble del salario de incorporación de los pasantes al mercado de trabajo tradicional, y estamos atentos a la definición de las prestaciones complementarias para que los reclutables puedan fincar sus pretenciones de crecimiento profesional dentro de los cuerpos policiacos, entendido este trabajo como digno y de alto reconocimiento social.

Esa es nuestra propuesta y no resulta fácil sacarla adelante. Esperamos que la inteligencia nacional entre en contacto con nuestras ideas y las debata con un compromiso de acción y no sólo de discusión. Así es como proponemos formar policías profesionales, podemos estar equivocados pero estamos abiertos a escuchar otras propuestas razonables y comprometidas con la paz y la seguridad.
Visitador de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Chihuahua

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