Magdalena Gómez
Entre
la enorme cauda de agravios impunes contra los pueblos indígenas,
destaca Acteal, para hablar de los más recientes. La matanza del 22 de
diciembre de 1997 fue perpetrada por grupos paramilitares cuya sola
denominación indica el origen, y a estas alturas ya se han quedado sin
argumentos quienes desde la órbita estatal pretendieron justificar tal
ignominia bajo el manto del concepto de conflictos intracomunitarios.
Recordemos el llamado Libro blanco, de la Procuraduría General de la República (PGR), donde se pretendió dar sustento a tal planteamiento.
Siempre
he pensado que cuando los movimientos se traducen en meras efemérides
reflejan su debilidad. En este caso, por fortuna, no hay tal, pues la
organización Las Abejas y el Centro Frayba, que han asumido la lucha
por la justicia, gozan de cabal salud política y organizativa. Ni qué
decir del EZLN, que fiel a su estrategia mantiene el frente de las
juntas de buen gobierno para construir las llamadas autonomías de hecho
y da cotidiano sentido a la línea de no relación con el gobierno, ello
pese a las crecientes amenazas y provocaciones de la parte oficial,
donde de nueva cuenta se busca señalar que se trata de conflictos entre
organizaciones.
En ocasión de su aniversario, Las Abejas plantearon un mensaje muy elocuente: “Hace 20 años nosotros creíamos en la democracia institucional (teníamos esperanzas en que los gobernantes y partidos políticos nos escucharían para que fuéramos respetados los pueblos originarios). Sin embargo, todo fue una ilusión. Pero, de esas mentiras y engaños aprendimos muchas cosas y, gracias a ello, somos lo que somos ahora. Ahora, ya no creemos en ningún partido político, ni en un gobierno impuesto desde arriba. […] Vemos que en Chiapas y en México no existen condiciones de vida, no hay un estado de derecho. Compañeros y compañeras: seamos todos guardianes de la memoria, tengamos presente que nuestro México actual desangra, que los responsables de guerras y crímenes están libres, viven en impunidad, bajo el cobijo del mismo Estado” (10/12/12). La razón de Estado definida para incumplir los acuerdos de San Andrés desencadenó la operación de una estrategia para confrontar primero en la región zapatista al costo que fuera. El plan es nacional para despojar a los pueblos indígenas y darles migajas a sus integrantes. Que luego no se asusten de la respuesta.
En ocasión de su aniversario, Las Abejas plantearon un mensaje muy elocuente: “Hace 20 años nosotros creíamos en la democracia institucional (teníamos esperanzas en que los gobernantes y partidos políticos nos escucharían para que fuéramos respetados los pueblos originarios). Sin embargo, todo fue una ilusión. Pero, de esas mentiras y engaños aprendimos muchas cosas y, gracias a ello, somos lo que somos ahora. Ahora, ya no creemos en ningún partido político, ni en un gobierno impuesto desde arriba. […] Vemos que en Chiapas y en México no existen condiciones de vida, no hay un estado de derecho. Compañeros y compañeras: seamos todos guardianes de la memoria, tengamos presente que nuestro México actual desangra, que los responsables de guerras y crímenes están libres, viven en impunidad, bajo el cobijo del mismo Estado” (10/12/12). La razón de Estado definida para incumplir los acuerdos de San Andrés desencadenó la operación de una estrategia para confrontar primero en la región zapatista al costo que fuera. El plan es nacional para despojar a los pueblos indígenas y darles migajas a sus integrantes. Que luego no se asusten de la respuesta.
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