Salvador Garcia Soto
La ratificación de funcionarios del Poder Ejecutivo por parte del Congreso es un mecanismo democrático que favorece el equilibrio de poderes y garantiza que las designaciones en un gabinete o un equipo de trabajo tengan filtros y no sean sólo decisiones discrecionales del presidente. Pero el debate que hoy se libra en México, tras la aprobación de la reforma administrativa de Enrique Peña Nieto, dista mucho de centrarse en esa definición democrática.
La decisión del PRI de impugnar ante la Suprema Corte de Justicia la modificación realizada por la oposición para que el Senado ratifique a dos funcionarios de la Secretaría de Gobernación -el comisionado de Seguridad Pública y el secretario del Sistema Nacional del ramo- puede tener fundamentos legales o incluso constitucionales, pero políticamente resulta incongruente, por decir lo menos, viniendo de un partido que como oposición impulsaba precisamente esas ratificaciones por parte del Congreso.
A los priistas, ya tal vez también a los peñistas, ya se les olvido que apenas el sexenio pasado, en la discusión de la reforma política, su bancada en el Senado, encabezada entonces por Manlio Fabio Beltrones, impulsó con todo una propuesta para que mayor parte de posiciones del gabinete fueran ratificadas por el voto del Senado a propuesta del presidente. Era tal el interés del coordinador priista que incluso, ante la negativa del PAN de aprobarla, fue a Los Pinos y le propuso a Felipe Calderón que si aceptaban esa reforma, le pondrían un artículo transitorio para que empezara a aplicar a partir de 2013, es decir, con un nuevo presidente. La respuesta de Calderón fue un rotundo no.
Pero si los priistas pecan de incongruentes al oponerse ahora que son gobierno a lo que impulsaron como oposición, la misma incongruencia e inconsistencia se les puede reprochar a los panistas. Como partido en el gobierno no sólo se opusieron ferozmente a las ratificaciones del Senado porque sentían que era “un intento por debilitar al presidente”, sino que obligaron a sacar ese tema de la mesa de las negociaciones y de las iniciativas finales que se produjeron en aquella reforma política del año 2009.
Ahora desde la oposición la óptica de los panistas ha cambiado y lo que antes vetaron y rechazaron lo llaman ahora “controles democráticos”, “contrapesos al Ejecutivo” y demás expresiones retóricas que no logran esconder la inconsistencia política del panismo que ahora sí cree en las ratificaciones como mecanismos democráticos.
La congruencia ideológica y política no es precisamente el fuerte de nuestros partidos y aunque puede entenderse que cambie la visión cuando se es partido de oposición que cuando se está en el gobierno, no deja de ser cuestionable ver al PRI impugnando ante la Corte lo que antes impulsaba, y al PAN defendiendo lo que antes rechazó con vehemencia.
NOTAS INDISCRETAS… Los 31 gobernadores, el jefe de Gobierno del DF y el presidente Enrique Peña Nieto encabezan hoy la primer sesión del Consejo Nacional del Sistema de Seguridad Pública en el que se harán oficiales los nombramientos de Manuel Mondragón y Kalb, como Comisionado Nacional y del nuevo secretario del SNSP. La reunión será en
Palacio Nacional y marcará el comienzo formal de la estrategia del nuevo gobierno para el combate al crimen y la inseguridad en el país… La versión surge de personas muy cercanas a la familia que antes fue dueña del periódico El Financiero. Que Manuel Arroyo Rodríguez no sería el verdadero dueño del diario y que detrás de la operación que le dio al empresario de telecomunicaciones el control del medio, habría varios nombres de poder que serían los auténticos dueños. Y mencionan a Ernesto Cordero y Alejandra Sota como parte de esos nombres. Eso explica, dicen quienes sostienen esa versión, por qué la operación se cerró justo antes de terminar el anterior sexenio y por qué a Arroyo Rodríguez sí le dieron todas las facilidades para pagar adeudos de Hacienda y el IMSS, que se redujeron considerablemente, mientras que a otros empresarios con mucho más recursos que intentaron comprarlo, no se les facilitó nada. ¿Será que los calderonistas querían tener su propio medio por los que se pudiera ofrecer?.. Los dados se ponen navideños. Escalera doble.
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