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Andrés
Manuel López Obrador (AMLO), asumió hoy el que, se prevé, será el
primer Gobierno progresista desde hace casi un siglo (Lázaro Cárdenas,
1934-1940)[1].
El contexto del inicio de su gestión es complejo: una ‘pesada herencia’
en términos de corrupción, desatención histórica de los problemas del
común, unos niveles inusitados de violencia, la situación fronteriza con
los EE. UU. y enormes desequilibrios regionales y sociales en términos
económicos. Si pudiera resumirse, la tónica del inicio de este nuevo
periodo histórico está signada por la voluntad del nuevo Gobierno de
interpelar a la opinión ciudadana, asumir el costo político de varias
medidas polémicas -por derecha y por izquierda- y conducir hacia cauces
satisfactorios la esperanza depositada por los mexicanos y mexicanas en
las urnas.
Las consultas ciudadanas
La asunción de AMLO se da en medio de
varias polémicas que él, en parte, ha propiciado a partir del impulso de
una serie de consultas ciudadanas sobre algunas medidas y propuestas
que anunció en campaña. El recurso a las consultas populares no es nuevo
para el ahora presidente de México. La primera fue en 2000, cuando le
fue impugnada su candidatura para ser jefe de Gobierno de la Ciudad de
México, para saber si la gente pensaba si él cumplía o no con ciertos
requisitos para ser candidato.
Ya como jefe de Gobierno, en 2001,
impulsó otra para conocer la opinión ciudadana sobre el uso de la fuerza
pública para disolver bloqueos y garantizar el derecho de protesta.
Posteriormente consultó sobre la pertinencia del cambio de huso horario,
el aumento del costo del pasaje del metro, la posibilidad de revocar
mandatos en la Jefatura, reducción de la edad de responsabilidad penal,
la Ley de Antros y la venta de Banmex. Así, no sólo los y las habitantes
de la Ciudad de México podrán habituarse a ser consultados sobre
diversos temas de interés ciudadano.
Desde su victoria en las urnas, ya se
han llevado a cabo dos de las tres consultas anunciadas, con resultados
favorables a las expectativas del nuevo presidente. Éste, además de
buscar conocer la opinión de la ciudadanía sobre sus iniciativas,
pretende ampliar la democracia representativa y dotarla de elementos de
participación activa, aspecto fundamental de la llamada Cuarta
Transformación.[2]
Para tal fin, AMLO pretende reformar el artículo 35 de la Constitución
para que las consultas sean vinculantes y se relajen los requisitos para
que la ciudadanía pueda también impulsarlas.
El NAICM
A finales de octubre pasado se realizó
la primer Consulta Nacional Ciudadana impulsada por AMLO, para conocer
la opinión de los ciudadanos sobre la construcción del polémico Nuevo
Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM). La iniciativa
generó polémica en tanto el nuevo aeropuerto ya lleva casi un 31% de
avance, y las cámaras empresariales afirman que renunciar al proyecto en
curso podría traer inestabilidad financiera al país y que la
desconfianza se incrementará debido a que la consulta no está organizada
bajo los términos que indica la ley. Hasta septiembre, el Gobierno de
Peña Nieto había firmado 467 contratos para la edificación del nuevo
aeropuerto -que tiene un costo estimado de 13.000 millones de dólares-;
también el proyecto ha movilizado al sector inmobiliario en tanto las
zonas aledañas al aeródromo se han revalorizado, así como incrementado
las operaciones comerciales de tierras y edificaciones.[3]
El resultado de la consulta arrojó que
la mayoría de los consultados (69,9%) rechaza la construcción del mismo
en Texcoco y apoya la propuesta de ampliar la base militar de Santa
Lucía para descomprimir el flujo en el principal aeropuerto de la Ciudad
de México.[4]
A pesar de que la consulta no es vinculante y es probable que las
millonarias demandas al Estado por parte de los inversores estén a la
orden del día, AMLO confirmó el pasado lunes 26 que la obra se
cancelará.
Propuestas para el ‘desarrollo’
La segunda Consulta Ciudadana, que se
realizó el pasado fin de semana, es sobre obras de infraestructura y
programas sociales propuestos por el futuro Gobierno. Entre ellas se
encuentran el Tren Maya, la refinería de Tabasco, el tren interoceánico
entre Salina Cruz y Coatzacoalcos y la siembra de un millón de árboles
frutales y maderables en el sureste; también se indagará la opinión
sobre los programas sociales para adultos mayores, discapacidad,
estudiantes, internet gratuito en espacios públicos, universalizar el
derecho a la salud y sobre un programa para insertar al mundo educativo y
laboral a la gran proporción de jóvenes que están fuera de ambos.[5]
Es la construcción del llamado Tren Maya
la propuesta que despertó las mayores críticas. Se trata de un tren de
pasajeros que recorrerá 1.500 km. conectando varias ciudades de la
península de Yucatán, como Cancún, Tulum, Calakmul, Palenque y Chichén
Itzá, y que tendrá un costo estimado de 8.000 millones de dólares. Su
equipo de prensa ha comunicado que, independientemente del resultado de
la consulta -que resultó afirmativa gracias al voto favorable del 89,9%
de los participantes-,[6] el Tren Maya iniciará su construcción el 16 de diciembre[7].
Los principales opositores son las organizaciones campesinas,
trabajadores de la educación de la península y pueblos indígenas, que
sostienen que dicho tren sólo beneficiará “a pudientes y extranjeros”,[8] y rechazaron que la consulta no se haya circunscrito sólo a la región interesada.
¿Nueva política de seguridad?
La tercera Consulta Ciudadana, a
realizarse en marzo de 2019, tiene que ver principalmente con la Guardia
Nacional. Morena presentó, el pasado 14 de noviembre bajo el nombre de
“Plan Nacional de Paz y Seguridad”, la iniciativa de crear una Guardia
Nacional en México. La Guardia Nacional reuniría a integrantes de la
Policía Militar, la Policía Naval y la Policía Federal para llevar a
cabo tareas de seguridad pública. Ello, según organizaciones
internacionales –como Human Rights Watch y Amnistía Internacional- así
como organizaciones políticas, movimientos sociales y voces de la
academia, implicaría una amenaza para los derechos humanos ya de por sí
en constante detrimento.[9]
Llama la atención el contexto en el que
Morena presenta esta iniciativa. Justo unos días antes del anuncio de la
tercer consulta, la Sala Constitucional anuló la Ley de Seguridad
Interior al considerar que la Constitución Política prohíbe el que el
Ejército y la Marina intervengan en tareas de seguridad ciudadana porque
se desdibujan los límites entre las tareas de la Policía y el brazo
militar del Estado.
Por ello, Morena plantea una reforma
constitucional que permita la creación de la Guardia Nacional y que,
además, le confiera tareas de carácter policial. Mario Delgado, miembro
de la bancada de Morena, agrega una función de carácter judicial al
decir que “Esta Guardia Nacional realizará labores de seguridad y además
será auxiliar del Ministerio Público (…) la Guardia Nacional tendrá la
posibilidad de hacer labores de seguridad y hacer detenciones cuando se
presuma la comisión de un delito para presentar a las personas al
Ministerio Público”.[10]
No menos importante: en esta misma
consulta se incorporan temas alusivos a la investigación y juicio a
expresidentes por corrupción y otros delitos (puntualmente, a Carlos
Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y a Enrique Peña
Nieto) y a la pertinencia de que la Presidencia cuente con un equipo de
empresarios que la asesore.
El nuevo Gobierno y la cuestión migratoria
La caravana de migrantes
centroamericanos con destino a EE. UU. se ha convertido en un enorme
desafío para el nuevo Gobierno mexicano, en tanto puede significar no
sólo un problema de seguridad interior que merece nuevos enfoques para
su tratamiento, sino un nudo en las relaciones con la administración
vecina que ya ha dado sobradas muestras de rigidez con la cuestión
migratoria.
El pasado 26 de noviembre se conoció que
el futuro Gobierno mexicano estaría negociando con los EE. UU. la
implementación de un programa de ayudas que algunos comparan con el Plan
Marshall. Buscan que pueda estar definido para mayo de 2019 y que
comience a implementarse en 2020. Los detalles que se conocen hasta el
momento son que se busca incrementar las inversiones en el sur del país
con el apoyo de EE. UU., incrementar las ayudas a los países del norte
de Centroamérica y flexibilizar los trámites migratorios en México. En
razón de las amenazas proferidas por Donald Trump sobre recortar ayudas a
los países centroamericanos, está por verse la posibilidad de
concreción de los objetivos de México en la negociación con el Gobierno
estadounidense.
Como primer compromiso, AMLO confía en
poder absorber a una gran proporción de los casi 200 mil migrantes que
ingresan anualmente a México con destino a los EE. UU. Parte de la
estrategia de absorción es el desarrollo económico que pretende impulsar
en el sur del país, puerta de entrada de los migrantes, y que consiste,
mayormente, en los proyectos sometidos a consulta.[11]
Perspectivas de gobernabilidad
AMLO comienza su ejercicio en un
escenario de alta gobernabilidad: la coalición de gobierno Juntos
Haremos Historia (Morena, PT y PES) alcanza la mayoría absoluta en ambas
cámaras. 256 del total de 500 diputados que conforman la Cámara Baja
pertenecen a Morena, lo que representa el 51,2%, participación que
alcanza el 62,8% si se consideran, además, los diputados del PT (28) y
PES (30). En la Cámara Alta, compuesta por 128 senadores en total, la
participación de Morena representa un 46,09% (59 senadores) y de Juntos
Haremos Historia 54,7% (70 senadores). Por otra parte, las mujeres
ocupan 241 escaños en la Cámara de Diputados y 63 en el Senado con una
participación de 48,2% y 49,2%, respectivamente[12].
Esta correlación de fuerzas legislativas
le permite al nuevo Gobierno aprobar iniciativas sin necesidad de
contar con el apoyo de otras bancadas, a excepción de aquellas que
impliquen reformas constitucionales, que requieren una mayoría
calificada, esto es, de las dos terceras partes de los legisladores
presentes. Entre las propuestas más relevantes para su tratamiento se
encuentran la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos y
reformas a la Ley Orgánica de la Administración Pública Federal,
orientadas a combatir la sobredimensión de los beneficios del
funcionariado público y la adecuación del diseño institucional de la
administración al nuevo Gobierno, respectivamente.
En cuanto a los apoyos territoriales,
hasta las próximas elecciones en los estados mexicanos -que no tienen un
calendario unificado-, la situación es más compleja: de las 32
entidades federativas (31 estados y la Ciudad de México), Morena
gobernará -a partir de diciembre- en 4: Ciudad de México, Chiapas,
Tabasco y Veracruz, y su partido aliado, el PES, gobierna en Morelos. El
resto de gobernaciones están, principalmente, en manos del PRI y el
PAN. Es de esperarse que, en las próximas elecciones a gobernador -que
comienzan en 2019 y se extienden al 2014, según el estado que se
considere- la ‘vieja política’, rechazada por el pueblo mexicano en las
presidenciales, vea mermar aun más su poder en los territorios (aunque
ello dependerá de factores como las enquistadas redes clientelares y la
incidencia de las políticas del nuevo Gobierno federal en la vida
cotidiana de cada municipio[13].
Reflexiones finales
AMLO ha decidido someter a consulta
popular sus principales propuestas de Gobierno, a contramano de una
dinámica histórica de conducción política a espaldas de la ciudadanía.
Si bien ninguna de las tres consultas tiene carácter vinculante,
representan un nuevo modo de hacer política en México pues, su población
realmente nunca ha sido indagada sobre el rumbo que debe tomar el
Gobierno. Sin dudas, el horizonte de democracia participativa perseguido
por López Obrador mediante las consultas es una luz que incide en la
ilusión de los ciudadanos y ciudadanas que lo apoyaron, como así también
sus promesas -consecuentes con su trayectoria política- de combatir la
desigualdad social y regional, la corrupción, la violencia y el
entreguismo nacional.
Ese camino no estará exento de escollos:
la erradicación de la corrupción y la violencia endémicas, algunos
planes de desarrollo económico inscritos en la lógica extractivista y la
negativa de asociar indefectiblemente al Estado con los intereses del
gran capital mexicano y transnacional que opera en el país deberán
contar con estrategias adecuadas para no perder el valioso capital
político que lo ha conducido a su histórica elección.
[1] Para la ceremonia de toma de posesión del cargo asistan 900 invitados, de los cuales 20 son jefes de Estado y de Gobierno
[2] http://www.elfinanciero.com.mx/nacional/consultas-ciudadanas-una-cuestion-de-tiempos-y-estrategias-amlo
[4] http://www.elfinanciero.com.mx/empresas/amlo-confirma-el-texcocazo-cancelara-el-naim-y-va-santa-lucia
[6] https://adnpolitico.com/presidencia/2018/11/26/va-tren-maya-89-9-de-los-ciudadano-votaron-a-favor-en-consulta
[8] https://www.proceso.com.mx/560787/el-tren-maya-solo-beneficiara-a-pudientes-y-extranjeros-indigenas-de-la-peninsula-de-yucatan
[9]https://adnpolitico.com/mexico/2018/11/21/6-planes-en-los-que-las-organizaciones-civiles-ponen-peros-a-lopez-obrador
[11]https://elpais.com/internacional/2018/11/25/mexico/1543164641_089736.html?fbclid=IwAR1ejA8BqNSIuQdZu5WCAwrirsP8V4d44UJtog74gSp_tMGrGHxoJze-5uk
[13] Cabe recordar que, en julio de 2018, de las 6 entidades federativas que tuvieron elecciones, 4 fueron ganadas por Morena.
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