Primera petrolera en quiebra
Olfatearon la crisis: paisanos envían más dólares
Tiempos de crisis: las Afores nadan en dinero
El productor estadunidense de petróleo shale,
Whiting Petroleum Corporation, anunció ayer que se había declarado en
bancarrota y solicitado la protección de un juez para que sus acreedores
no devoren sus bienes mientras se restructura, convirtiéndose en la
primera víctima de la guerra de precios del petróleo y la pandemia de
coronavirus. La compañía, cuyos proyectos más grandes están en Dakota
del Norte y Colorado, indicó en un comunicado que se había sujetado
voluntariamente al proceso previsto por el capítulo 11 del Código de
Quiebras en un tribunal del distrito sur de Texas. Whiting Petroleum
busca un acuerdo con algunos tenedores de bonos para la restructuración
financiera de la deuda de más de 2.2 mil millones de dólares. Seguirá
operando a lo largo del proceso. No es rentable producir petróleo a 20
dólares o menos el barril, además de que la demanda está colapsada por
la pandemia. Se teme que cuando menos otras 50 petroleras se declararán
en quiebra los próximos días. En México, el gobierno de la 4T detuvo las
franquicias para explotar el petróleo que se extrae de las piedras por
el daño que produce al medio ambiente. Pemex no está exento de los
riesgos que corre la industria. Ayer, la cotización de su mezcla de
exportación bajó a 10.61 dólares el barril. (En enero de este año era de
casi 60). El costo de extracción es de alrededor de 14.20 dólares.
El apoyo de los paisanos
En febrero, el mes anterior a que se desatara la crisis
del coronavirus y el desplome del precio del petróleo, como si
anticiparan lo que se venía, nuestros paisanos enviaron una cifra récord
de dólares a sus familiares: 2 mil 694.2 millones, 10.5 por ciento más
que en febrero de 2019, de acuerdo con el reporte mensual divulgado por
el Banco de México. En ese periodo remitieron un total de 38 mil 867
millones de dólares. Es la fuente de divisas más importante del país.
Sin embargo, dado el desplome del empleo en Estados Unidos, es probable
que disminuyan en los tiempos por venir.
El defensor de las causas perdidas
Escogieron muy mal abogado los representantes
empresariales para gestionar apoyo del gobierno federal con el fin de
obtener algunas facilidades fiscales: Gustavo de Hoyos, el presidente de
la Coparmex, que quiere ser candidato a la Presidencia de la República
por el sector conservador. Además, lo enviaron a una tarea imposible. El
presidente Andrés Manuel López Obrador ha sido enfático en que no habrá
condonación ni cancelación de impuestos, tipo Fobaproa. También anduvo
defendiendo a la planta Constellation Brands de Mexicali, de cualquier
modo se suspendió el proyecto y la empresa ya llegó a un arreglo
provisional con Palacio Nacional.
Trump pretende ir por Maduro
Coronavirus y narco, el pretexto
Obsesivo etiquetado en México
Ruiz Esparza, emblema de corrupción
Con el coronavirus como
pretexto, Donald Trump anunció ayer una operación bélica contra el
narcotráfico en América Latina, que tiene como cantado destinatario a
Venezuela y en específico al presidente Nicolás Maduro, al que el pasado
26 de marzo se había acusado desde Washington de delitos relacionados
con narcotráfico y lavado de dinero. El mensaje enviado a Caracas tiene
una suerte de copia extraoficial para México.
La crisis sanitaria mundial fue aprovechada burdamente por el
ocupante de la Casa Blanca para ordenar la duplicación del personal
militar destinado a combatir la producción y distribución de drogas
desde países latinoamericanos. Según Trump, los cárteles de
narcotraficantes actuaron con toda oportunidad para evitar que los
cierres de fronteras y vuelos les afectara comercialmente. Tal previsión
empresarial del crimen organizado sería el móvil para el enojo guerrero
del rubio multimillonario, que envía dos veces más militares y equipo
bélico a otras latitudes, mientras nada hace en la parte central del
asunto, que es el continuo e impune consumo de esas drogas en el amplio
mercado estadunidense.
Más allá de lo que se opine de la gestión del sucesor de Hugo Chávez,
resulta ominoso el movimiento militar que ha ordenado el presidente de
Estados Unidos. Abiertamente mezcla los delicados temas de la expansión
contagiosa del coronavirus y del narcotráfico para emprender una acción
que pretende derribar a Maduro e incluso encarcelarlo, pues menos de una
semana atrás se ofrecieron millones de dólares a quienes dieran datos
que permitieran la detención del presidente de Venezuela y de algunos de
sus principales acompañantes en el ejercicio del poder.
En dicha tentativa de intervencionismo en Venezuela está como
estratégica motivación la riqueza petrolera que en estos tiempos de
incertidumbre adquiere mayor relevancia para la nación imperial. Y la
demostración ante otras potencias extracontinentales, en confrontación
con el poderío gringo, de que en América se hacen las cosas que
determina Washington. Por todo ello, buques de la armada estadunidense
estarían por ser enviados hacia aguas caribeñas cercanas a Venezuela,
según confiaron a la agencia AP fuentes que pidieron anonimato.
Según las palabras de Trump, 22 países de la región apoyan los expansivos nuevos planes que buscan que el narcotráfico no se
beneficiede las circunstancias dislocadas que está provocando el Covid-19. Seguramente la administración obradorista habrá de precisar el grado y los términos de ese apoyo, si es que se dio.
Viene plan de reactivación
GNCD: pacto de Estado
El próximo domingo
el país conocerá el plan de reactivación económica que ha estructurado
el gobierno del presidente López Obrador, cuyo eje central –según
adelantó el mandatario– será
el blindaje a los más pobres y vulnerables con los programas sociales; ahora es proteger a la economía popular, sobre todo a los débiles, a los desposeídos, a los pobres; estoy seguro de que pronto vamos a levantar a la economía.
Antes, dijo López Obrador, “en una crisis se protegía a los de
arriba, por eso el rescate del Fobaproa; fue así, en una crisis, que
toman la decisión de convertir las deudas privadas de unos cuantos en
deuda pública y dicen: ‘es que lo hizo mal el presidente Zedillo’. Pues
claro, ¿cómo no va a estar mal si todavía se está pagando esa enorme
deuda?”
Eso se acabó, y
vamos a rescatar al pueblo; que se vaya entendiendo, porque hay algunos que a lo mejor están pensando que los vamos a rescatar, a los de arriba, con esa idea peregrina, sofisma, de que si le va bien a los de arriba les va a ir bien a los debajo; que, si llueve fuerte arriba, gotea abajo. No, eso ya no aplica, la riqueza no es contagiosa, no es permeable, tenemos que procurar que haya una distribución equitativa del ingreso.
Habrá que esperar el plan de reactivación, pero en vía de mientras el
Grupo Nuevo Curso de Desarrollo (GNCD) de la UNAM (entre sus
integrantes están David Ibarra, Jorge Eduardo Navarrete, Carlos Tello,
Cuauhtémoc Cárdenas y Rolando Cordera) propone una serie de medidas,
toda vez que
enfrentamos una crisis sanitaria que se extendió de manera intempestiva al conjunto social y a la economía. Las prioridades centrales son, por supuesto, la protección de la salud de toda la población, el fortalecimiento urgente del sistema sanitario y de su presupuesto y el acceso a los servicios sobre todo para los grupos más vulnerables.
La crisis sanitaria tuvo un impacto global inmediato y repercusiones profundas en nuestra economía, subraya el GNCD,
que afectarán medios de vida y subsistencia, especialmente para quienes se encuentran en condiciones de pobreza. Esta emergencia excede las dificultades por las que transitamos en otras crisis profundas, e incidirá, además, en el potencial de desarrollo futuro, en la convivencia social y las relaciones colectivas, en la cohesión y otros aspectos vitales de la sociedad mexicana. El panorama es inédito y los escenarios ominosos. Estamos obligados, sociedad y gobierno, a responder de común acuerdo, con medidas a la altura de las circunstancias y la magnitud de este nuevo desafío.
Desigualdad social, otro brote peligroso
Día nueve, fase 2 (aún),
periodo de emergencia sanitaria, (Covid-19). Las experiencias de las que
tendremos que aprender al final de la emergencia y las transformaciones
sociales a las que deberemos adaptarnos aún no pueden esbozarse con
certeza, pero las desigualdades se manifiestan ahora como un factor
peligroso para todos.
Parece que el encierro que se recomienda para
romper la cadenadel contagio no es una medida que encaje como posible en todos los sectores de la población, por lo que el futuro inmediato del comportamiento de la enfermedad parece sombrío para la población.
Para quienes tienen a su alcance todos los servicios que ofrece el
urbanismo moderno, como agua corriente, luz, telefonía celular, Internet
y los ahorros necesarios, enclaustrarse resulta, hasta cierto punto,
una regla tal vez molesta, pero colocada dentro de lo posible.
La diferencia es atroz si miramos de cerca primero que un muy alto
porcentaje de la población, más de la mitad de los que trabajan, se
halla dentro de lo que se considera labor informal, es decir, son
personas –madre, padre y, muchas veces, hasta los hijos, sin importar
edades– que tienen que salir para conseguir el dinero que les permita
comprar lo que se requiere en el día, no más.
Editorial
Los habitantes de la ciudad
ecuatoriana de Guayaquil enfrentan una situación de horror ante el
colapso de los servicios hospitalarios y funerarios a resultas de la
pandemia del SARS-Cov-2: hasta ayer, al menos 111 cadáveres permanecían
en domicilios particulares a la espera de ser recogidos por las
autoridades, mientras el lunes otros 400 habían sido recolectados
después de permanecer insepultos durante días, y un número indeterminado
de cuerpos es abandonado cada día en las calles. No todos los
fallecidos en la mayor urbe de Ecuador en los días recientes pueden
atribuirse al virus, pero el temor al contagio obstaculiza el correcto
tratamiento de los cuerpos.
Piden justicia en ley de comercios de la CDMX
Gobierno de la Ciudad de Méxic y alcaldía Benito Juárez:
Durante el año pasado, esto
es, 2019, ocurrieron una serie de encuentros, foros y discusiones en
torno a la ratificación del nuevo TLC entre los representantes y
negociadores de los tres países, México, Estados Unidos y Canadá. Los
dirigentes sindicales más importantes de estos países participamos en
las negociaciones por el tema central de la protección a los derechos
laborales plasmados en el acuerdo comercial, especialmente los de la
AFL-CIO (Federación Estadunidense del Trabajo), del Congreso del Trabajo
de Canadá y algunos de los más representativos de México. Finalmente,
el 10 de diciembre pasado, México fue el primer país que firmó el nuevo
tratado.
Estamos frente a una decisión
iné-dita: nunca antes de ahora se había pospuesto una elección en la
historia democrática del país. Pero también nunca habíamos enfrentado,
al menos en los tiempos recientes, una situación de emergencia de esta
naturaleza, ni por su alcances, ni por sus impactos e implicaciones.
Con el cierre de
marzo culminó el segundo mes completo de la pandemia, cuya evolución
traza diariamente la OMS desde finales de enero. Las cifras extremas del
periodo son ilustrativas. Al 30 de enero y considerada
emergencia de salud pública de alcance internacional, se registraban 9 mil 826 casos en 19 países (9 mil 720 en China) y 215 defunciones (2.19 porciento). Al 31 de marzo y calificada de
pandemia de muy alto riesgo a nivel global, los casos sumaban 750 mil 890 y las defunciones 36,405 (4.85 por ciento). La OMS no divulga proyecciones. (El modelo Fauci-Birx para EU, divulgado el 31 de marzo, prevé más de un millón de contagios y entre 100 mil y 240 mil decesos, incluso con las medidas de contención ya adoptadas.) Las muy dispares trayectorias de la pandemia que se han propalado, cubren comunmente el resto del año y a veces los primeros meses del siguiente. 2020 será recordado como el año del coronavirus.
Hay un cine de vaqueros del
lejano oeste, así como hay un cine negro y criminal, y otro de musicales
en escenarios de fantasía. Y hay también el gusto de Hollywood por las
catástrofes, que ha dado un cine de explosiones termonucleares que
borran la vida en la Tierra, tsunamis gigantescos que ahogan a
centenares de miles, terremotos que hunden ciudades enteras, y cómo no,
el avance letal de los virus que, siendo invisibles, demuestran su
naturaleza traicionera atacando a mansalva.
Nadie se va a morir, menos ahora. Es un verso de una canción que Silvio Rodríguez le dedicó a la invasión fallida de la CIA por Playa Girón, en Cuba, y se ha puesto de moda porque, nuevamente,
el aire toma forma de tornado. El Malecón y otras calles bullangueras de La Habana están desiertas, preparados todos, puertas adentro, para la guerra contra el enemigo invisible.
La pandemia está provocando
una conmoción en prácticamente todos los aspectos de la vida social. Por
supuesto, la salud es lo primero que hay que enfrentar y resolver, pero
al mismo tiempo es urgente actuar para que la economía no se
descomponga aún más de lo que décadas de neoliberalismo la han
descompuesto. No son tiempos normales. Por el contrario, como todos
debiéramos entender, se trata de una emergencia sin parangón en la
historia. Enfrentarla exige entender la naturaleza específica de la
sociedad a la que está golpeando el Covid-19.
Amediados de marzo,
el multimillonario chino Jack Ma y su fundación anunciaron que donarían
a Estados Unidos 500 mil kits de detección rápida de Covid-19 y un
millón de mascarillas, no obstante la ostensible actitud racista y
xenófoba de su presidente, que no paraba de hablar del virus
chino. Esos recursos eran de-sesperadamente necesitados en la gran potencia, cuyo gobierno, en una actitud indudablemente criminal, no tomó entre los meses de enero y marzo las más elementales medidas para proteger a su población, como lo evidencia el avance acelerado ahí de la pandemia.
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