4/04/2020

Encuestadoras del Inegi denuncian violencia y abusos laborales


Ciudad de México. Acoso sexual, discriminación, abusos laborales como sobrecargas de trabajo y largas y extenuantes jornadas laborales, son algunas de las situaciones que viven las mujeres encargadas de levantar los datos para las encuestas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Así quedó evidenciado en la página de Facebook llamada INEGI mujeres: tendedero digital, surgida en el contexto de las movilizaciones por el 8 y 9 de marzo pasados, Día Internacional de la Mujer y el Paro Nacional de Mujeres, respectivamente.
Desde el 9 de marzo, las encuestadoras enviaron imágenes de su uniforme y encima una denuncia anónima sobre los diversos tipos de violencia que viven. “No quiero que los supervisores me estén viendo las nalgas”, “Me tiene trabajando en fin de semana, pero no me dan gastos de campo para sábado y domingo” y “Que Inegi aprenda a diferenciar sexo y género” son algunas de las denuncias que pueden leerse sobre los uniformes de las trabajadoras.
Días previos al Paro Nacional convocado por el movimiento feminista el 9 de marzo, el Inegi –organismo encargado de la recolección y publicación de información estadística en temas diversos– emitió un comunicado para “apoyar” la decisión individual o colectiva de sus trabajadoras de participar en él. “Nuestra aportación para disminuir la desigualdad y la violencia de género en nuestro país es haciendo lo que mejor sabemos hacer : producir y divulgar información estadística y geográfica para tomar las mejores decisiones”, expresó en su comunicado, el cual aprovechó para informar que 70 por ciento del personal que recopilaría la información para el Censo de Población y Vivienda 2020, serían mujeres.
Las denuncias públicas contra el Inegi se hicieron más constantes, principalmente por trabajadoras que aseguraron haber enfrentado represalias o sobrecarga de trabajo tras participar en el paro del 9 de marzo, y por explotación laboral o discriminación al interior del organismo. 

Encuestadoras, expuestas a contraer COVID-19

El Censo de Población y Vivienda inició el 3 de marzo, cuatro días después de que se presentara el primer caso de COVID-19 en México. En cuestión de días, la ciudad comenzó a vaciarse y las autoridades federales y capitalinas reforzaron el llamado al distanciamiento social con el mensaje “Quédate en casa”.
Miles de personas mexicanas se fueron a sus casas, menos las 151 mil personas encuestadoras (la mayoría mujeres) que participan en el Censo. El Inegi emitió un comunicado el pasado 19 de marzo para decir que “lo más importante es cuidar la seguridad y la salud de nuestro personal”, pero no ordenó el repliegue de las trabajadoras.
El 21 de marzo, una encuestadora denunció por medio de una foto suya con el uniforme del Inegi y desde su perfil de Facebook, que sufrió un desmayo. Al día siguiente avisó a su supervisor que requería ir al médico, quien le advirtió que sin comprobante del ISSSTE le descontaría el día. También le pidió que le llevara el dispositivo que se usa para levantar el censo, lo que le implicaría recorrer una distancia de Tlalpan, a Peralvillo. Tras la visita médica, el diagnóstico fue deshidratación, agotamiento y cervicales demasiado rectas por tensión muscular. La joven denunció que viven jornadas de 10 horas, retraso en sus pagos, carga de trabajo de tres meses reducida a un mes, entre otros abusos. 
Fue en este contexto, cuando el 25 de marzo se dio a conocer, primero en redes sociales, la desaparición en Tlalpan de una encuestadora llamada Dulce Melissa Bautista Fernández, de 22 años. La joven desapareció durante el levantamiento de información, pues de acuerdo con su cédula de búsqueda viste pantalón de mezclilla color azul claro, blusa color blanco, chaleco color beige y una mochila azul, ambos con logotipo del Inegi.
El pasado 29 de marzo, el Inegi publicó erráticamente desde su cuenta oficial de Twitter que Dulce Melissa ya había aparecido; sin embargo, minutos después la Comisión de Búsqueda de Personas Desaparecidas de la Ciudad de México desmintió esta información. 
La joven sigue desaparecida. Hasta el pasado 31 de marzo, el Instituto emitió un comunicado para anunciar que reprogramaría las entrevistas en los hogares por el COVID-19; pero hasta ahora no ha emitido ninguna información oficial en respuesta a las denuncias por violencia de género contra las mujeres y explotación laboral que enfrenta su personal femenino. 

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