Temen al estigma y a represalias laborales: CPJ
Por la Redacción
México, DF, 15 jun 11 (CIMAC).- El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) documentó los casos de 52 reporteras y reporteros víctimas de abuso sexual alrededor del mundo durante coberturas informativas o en sus lugares de trabajo.
En el reporte “El crimen silenciado: violencia sexual y periodistas”, elaborado por la editora Lauren Wolfen en colaboración con la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios (IWMF, por sus siglas en inglés), se asienta que por estigmas sociales y culturales, así como por el temor a ser reasignados a otras labores, las y los periodistas víctimas de abuso sexual no denuncian los hechos.
Los 52 casos incluyen testimonios de violaciones, manoseos y acoso sexual verbal que sufrieron profesionales de la información durante el ejercicio de su labor periodística. El CPJ aclaró que aunque la mayoría de las víctimas son mujeres, los periodistas varones también han sido blanco de ataques sexuales.
La mayoría de las agresiones ocurrieron en los últimos cinco años, aunque un pequeño número de casos se remonta a hace dos décadas.
El CPJ identificó y clasificó tres tipos generales de violencia hacia las y los informadores: violación en represalia por su trabajo, violencia sexual relacionada con turbas callejeras cubriendo eventos públicos, y abuso sexual de periodistas detenidos o en cautiverio.
Un caso emblemático en la investigación es el de la periodista colombiana Jineth Bedoya, quien en el año 2000, cuando trabajaba en el periódico El Espectador, fue secuestrada y atacada sexualmente durante 16 horas cuando se dirigía a una entrevista con un jefe paramilitar preso.
Bedoya guardó silencio durante nueve años, pero cuando una organización internacional se acercó a ella para realizar un estudio sobre la violencia sexual en Colombia, se dio cuenta de que podía dar voz a los demás para hablar en público y denunciar el hecho, señala el CPJ en su informe.
A 11 años del ataque, la periodista trata de llevar su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por el incumplimiento del gobierno colombiano para hacer justicia.
Jenny Nordberg, una corresponsal sueca radicada en Nueva York, contó al CPJ que durante un viaje a Pakistán en octubre del 2007, cuando cubría el retorno al país de la ex primera ministra exiliada Benazir Bhutto, fue rodeada por un grupo de hombres que la atacó sexualmente.
“No le conté a los editores por miedo a perder trabajos futuros, porque no quería que pensarán en mí como una chica, especialmente cuando estoy tratando de ser igual, o mejor que los muchachos; en cambio si hubiera sido una editora sí lo habría dicho”, relató Nordberg.
Otras periodistas entrevistadas señalaron que la agresión sexual en el trabajo también adopta otras formas. Narraron que fueron víctimas de manoseos, intimidaciones y amenazas de violencia sexual al cubrir protestas o celebraciones.
Aissatou Sadjo Camara, reportera de la emisora guineana Cherie FM, describió que el 28 de septiembre de 2010 durante una protesta contra el gobierno en un estadio de Conakry, un hombre que se identifico como un soldado la amenazó: “Me voy a poner ropa de civil y voy a violarte. Vendremos, te violaremos y destruiremos a tu familia".
Camara fue acosada durante 10 días. La periodista tuvo que pedir licencia en su trabajo y cambió su número de teléfono.
El CPJ refirió que las agresiones y amenazas pueden darse en el mismo medio de comunicación. Una reportera afgana, que pidió el anonimato por temor a represalias, dijo que un compañero de trabajo la atacó sexualmente y la mantuvo secuestrada por horas. Explicó que por sus creencias religiosas no denunció el ataque.
México, DF, 15 jun 11 (CIMAC).- El Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) documentó los casos de 52 reporteras y reporteros víctimas de abuso sexual alrededor del mundo durante coberturas informativas o en sus lugares de trabajo.
En el reporte “El crimen silenciado: violencia sexual y periodistas”, elaborado por la editora Lauren Wolfen en colaboración con la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios (IWMF, por sus siglas en inglés), se asienta que por estigmas sociales y culturales, así como por el temor a ser reasignados a otras labores, las y los periodistas víctimas de abuso sexual no denuncian los hechos.
Los 52 casos incluyen testimonios de violaciones, manoseos y acoso sexual verbal que sufrieron profesionales de la información durante el ejercicio de su labor periodística. El CPJ aclaró que aunque la mayoría de las víctimas son mujeres, los periodistas varones también han sido blanco de ataques sexuales.
La mayoría de las agresiones ocurrieron en los últimos cinco años, aunque un pequeño número de casos se remonta a hace dos décadas.
El CPJ identificó y clasificó tres tipos generales de violencia hacia las y los informadores: violación en represalia por su trabajo, violencia sexual relacionada con turbas callejeras cubriendo eventos públicos, y abuso sexual de periodistas detenidos o en cautiverio.
Un caso emblemático en la investigación es el de la periodista colombiana Jineth Bedoya, quien en el año 2000, cuando trabajaba en el periódico El Espectador, fue secuestrada y atacada sexualmente durante 16 horas cuando se dirigía a una entrevista con un jefe paramilitar preso.
Bedoya guardó silencio durante nueve años, pero cuando una organización internacional se acercó a ella para realizar un estudio sobre la violencia sexual en Colombia, se dio cuenta de que podía dar voz a los demás para hablar en público y denunciar el hecho, señala el CPJ en su informe.
A 11 años del ataque, la periodista trata de llevar su caso ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos por el incumplimiento del gobierno colombiano para hacer justicia.
Jenny Nordberg, una corresponsal sueca radicada en Nueva York, contó al CPJ que durante un viaje a Pakistán en octubre del 2007, cuando cubría el retorno al país de la ex primera ministra exiliada Benazir Bhutto, fue rodeada por un grupo de hombres que la atacó sexualmente.
“No le conté a los editores por miedo a perder trabajos futuros, porque no quería que pensarán en mí como una chica, especialmente cuando estoy tratando de ser igual, o mejor que los muchachos; en cambio si hubiera sido una editora sí lo habría dicho”, relató Nordberg.
Otras periodistas entrevistadas señalaron que la agresión sexual en el trabajo también adopta otras formas. Narraron que fueron víctimas de manoseos, intimidaciones y amenazas de violencia sexual al cubrir protestas o celebraciones.
Aissatou Sadjo Camara, reportera de la emisora guineana Cherie FM, describió que el 28 de septiembre de 2010 durante una protesta contra el gobierno en un estadio de Conakry, un hombre que se identifico como un soldado la amenazó: “Me voy a poner ropa de civil y voy a violarte. Vendremos, te violaremos y destruiremos a tu familia".
Camara fue acosada durante 10 días. La periodista tuvo que pedir licencia en su trabajo y cambió su número de teléfono.
El CPJ refirió que las agresiones y amenazas pueden darse en el mismo medio de comunicación. Una reportera afgana, que pidió el anonimato por temor a represalias, dijo que un compañero de trabajo la atacó sexualmente y la mantuvo secuestrada por horas. Explicó que por sus creencias religiosas no denunció el ataque.
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