Caravanas y caudillos (dos)
Pedro Echeverría V.
1. Pareciera que el fantasma de la revolución socialista o comunista en México, que tanto agitamos en los sesenta y setenta entre los obreros y los estudiantes, desapareció a finales de esta última década (1977) después que el gobierno de López Portillo y la burguesía mexicana -al ver la caída en la participación electoral- decidieron ampliar la representación de la clase política en el país otorgándole a los partidos importante número de legisladores, dinero público en forma de subsidios, tiempos gratuitos en los medios de información y organismos electorales con selección “independiente del Estado”. Desde entonces el PRI cedió su monopolio político total de gobierno a cambio de dar “estabilidad política al país”. A partir de entonces el PAN y lo que será el PRD crecieron subordinados a las políticas de Estado y las oposiciones de izquierda radical estuvieron a punto de desaparecer. Los rojos se transformaron en rosaditos, pero con las bolsas llenas.
2. Doce años después, en 1889, vendría el derrumbe del falso y ya muy corrompido “socialismo” en Rusia, el bloque europeo y China –y junto a ello del marxismo de manual- dándole a los EEUU y al papado católico una fuerza renovada. Desde entonces comenzó a desaparecer del lenguaje y de los análisis los términos de revolución, lucha de clases, explotación capitalista, plusvalía e imperialismo; habían aparecido los términos conciliadores sustitutos: “neoliberalismo”, “sociedad civil”, “globalización”, “pluralismo”, “concertación” y “tolerancia”. Se había demostrado la falsedad del “socialismo” estatista, burocrático y totalitario y, según los medios de información al servicio del capitalismo, “había triunfado la democracia y la libertad” bajo el dominio yanqui que le daba –ya sin contrapeso de Rusia- el derecho para seguir invadiendo países, tal como sucedió en Irak, Afganistán, Kosovo y demás.
3. Los tres caudillos mexicanos (Marcos, López Obrador y Sicilia) metidos en profundidad en la política del país, parecen mirar solamente lo que sucede entre los sectores muy limitados en que se mueven. De ese error parecen radicar sus políticas gremiales, regionales y particularistas (indígenas, electoralistas, antiasesinas) que impiden enfrentar unitariamente al gobierno y Estado capitalista. Aún más, como el caso del movimiento encabezado por Sicilia, se logra confundir la política con las prácticas corruptas de los tres poderes y los partidos. Suelen decirse “apolíticos” cuando tienen metido hasta la médula de los huesos la administración política. ¿Cómo se puede aislar la lucha de los indígenas, las luchas electorales y los asuntos de la llamada delincuencia organizada, los secuestros y los asesinatos, sin mirar de manera global que todos esos males subsistirán mientras no sea destruido el capitalismo y el imperio opresor?
4. Marcos parece haber asimilado con profundidad lo sucedido con el “socialismo real”, autoritario y despótico, por eso desde 1994 realizó un planteamiento diferente al “marxismo” esclerotizado de los viejos, renovó su lenguaje y buscó salidas distintas. Se le reclamó su no marxismo, pero con un lenguaje libertario y una práctica al formar “las juntas del buen gobierno”, pudo colocarse en la ola revolucionaria del momento en el mundo. A López Obrador no parece interesarle ese tipo de debates ideológicos acerca de la construcción de sistemas en el mundo, ni tampoco los asuntos de políticas en América Latina y sus relaciones con el imperio de los EEUU; sólo parece concentrarse en la búsqueda de mayores apoyos en su camino hacia la Presidencia. En el caso del movimiento de Sicilia no aparecen ni los menores indicios de tratar de entender la enorme importancia de la situación política internacional en los problemas del país que jamás podrán resolverse localmente.
5. El papel de los caudillos (buenos e inteligentes) en el movimiento de masas no puede tener como objetivo responder u “obedecer incondicionalmente” a lo que las masas –educadas durante décadas (siglos) en medio de la podredumbre del capitalismo- deseen, sino ayudarlas a comprender el falso mundo que las rodea con el objetivo de transformarlo en su beneficio. No sólo se trata de “obedecer y de interpretar” los deseos de las masas, sino de construir junto y con ellas un mundo que obedezca a los intereses colectivos de ellas. Las masas tienden a “adorar” a sus caudillos y éstos lo saben. Al principio “aman” a sus caudillos teniendo un velo cuasireligioso que se demuestra con una gran entrega, más al líder que a las causas por las que luchan. ¿Qué hacer para que las ilusiones en el cielo se transformen en realidad terrenal para que los objetivos de las luchas se logren? Poner al mundo de pie para que ya no esté de cabeza, hacer algo para que lo imposible sea posible.
6. Durante los ocho días de caravana “siciliana” escuchamos con mucho dolor e indignación las decenas y decenas de narraciones que las madres hacían acerca de la muerte o el asesinato de sus hijos. Decían que esos actos masivos eran la única oportunidad para ser escuchadas y de deshago. Tan terrible fue el dolor que producían aquellas narraciones que incluso hizo llorar a periodistas. Pero a pesar del dolor, obviamente nadie puede quedarse a ese nivel y el ejemplo de Javier Sicilia y seguidores es una prueba de que las casas no pueden quedarse en el sufrimiento y el lloro, tampoco en la simple condena. Muchos jóvenes, entre ellos yo, logramos en las mesas de trabajo instaladas en Ciudad Juárez, que se aprobara que el ejército regrese a los cuarteles, que la condena al gobierno de Calderón pase a acciones concretas y que el diálogo con el gobierno solamente se realice en condiciones de fuerza para evitar que nos sigan viendo la cara de tontos.
7. Se subrayó en las mesas que nunca las masas y los movimientos de protesta han sido violentos a pesar de que sean enérgicos y fuertes. Quien siempre ejerce la violencia es el gobierno y sus fuerzas represivas que bloquea mediante golpes, gases, caballos y perros, el paso de las manifestaciones y busca retirarlas “por órdenes superiores”. Estoy convencido que estos grandes movimientos si no logran unificar fuerzas hoy lo harán mañana porque no permitirán que los sigan madreando y asesinando. Los ejemplos de las luchas en España, Francia, Grecia, Libia y otros países están demostrando que avanzamos. Aunque muchas veces vea con pesimismo el hecho de que la burguesía y el imperialismo se fortalezcan, no pierdo las esperanza en que los caudillos buenos –en lugar de calmar a las masas- ayuden a rebelarlas contra este capitalismo totalitario que urge destruir. Si no lo hacemos seguiremos llorando como cobardes que no están a la altura de sus tareas.
http://pedroecheverríav.wordpress.com
pedroe@cablered.net.mx
Pedro Echeverría V.
1. Pareciera que el fantasma de la revolución socialista o comunista en México, que tanto agitamos en los sesenta y setenta entre los obreros y los estudiantes, desapareció a finales de esta última década (1977) después que el gobierno de López Portillo y la burguesía mexicana -al ver la caída en la participación electoral- decidieron ampliar la representación de la clase política en el país otorgándole a los partidos importante número de legisladores, dinero público en forma de subsidios, tiempos gratuitos en los medios de información y organismos electorales con selección “independiente del Estado”. Desde entonces el PRI cedió su monopolio político total de gobierno a cambio de dar “estabilidad política al país”. A partir de entonces el PAN y lo que será el PRD crecieron subordinados a las políticas de Estado y las oposiciones de izquierda radical estuvieron a punto de desaparecer. Los rojos se transformaron en rosaditos, pero con las bolsas llenas.
2. Doce años después, en 1889, vendría el derrumbe del falso y ya muy corrompido “socialismo” en Rusia, el bloque europeo y China –y junto a ello del marxismo de manual- dándole a los EEUU y al papado católico una fuerza renovada. Desde entonces comenzó a desaparecer del lenguaje y de los análisis los términos de revolución, lucha de clases, explotación capitalista, plusvalía e imperialismo; habían aparecido los términos conciliadores sustitutos: “neoliberalismo”, “sociedad civil”, “globalización”, “pluralismo”, “concertación” y “tolerancia”. Se había demostrado la falsedad del “socialismo” estatista, burocrático y totalitario y, según los medios de información al servicio del capitalismo, “había triunfado la democracia y la libertad” bajo el dominio yanqui que le daba –ya sin contrapeso de Rusia- el derecho para seguir invadiendo países, tal como sucedió en Irak, Afganistán, Kosovo y demás.
3. Los tres caudillos mexicanos (Marcos, López Obrador y Sicilia) metidos en profundidad en la política del país, parecen mirar solamente lo que sucede entre los sectores muy limitados en que se mueven. De ese error parecen radicar sus políticas gremiales, regionales y particularistas (indígenas, electoralistas, antiasesinas) que impiden enfrentar unitariamente al gobierno y Estado capitalista. Aún más, como el caso del movimiento encabezado por Sicilia, se logra confundir la política con las prácticas corruptas de los tres poderes y los partidos. Suelen decirse “apolíticos” cuando tienen metido hasta la médula de los huesos la administración política. ¿Cómo se puede aislar la lucha de los indígenas, las luchas electorales y los asuntos de la llamada delincuencia organizada, los secuestros y los asesinatos, sin mirar de manera global que todos esos males subsistirán mientras no sea destruido el capitalismo y el imperio opresor?
4. Marcos parece haber asimilado con profundidad lo sucedido con el “socialismo real”, autoritario y despótico, por eso desde 1994 realizó un planteamiento diferente al “marxismo” esclerotizado de los viejos, renovó su lenguaje y buscó salidas distintas. Se le reclamó su no marxismo, pero con un lenguaje libertario y una práctica al formar “las juntas del buen gobierno”, pudo colocarse en la ola revolucionaria del momento en el mundo. A López Obrador no parece interesarle ese tipo de debates ideológicos acerca de la construcción de sistemas en el mundo, ni tampoco los asuntos de políticas en América Latina y sus relaciones con el imperio de los EEUU; sólo parece concentrarse en la búsqueda de mayores apoyos en su camino hacia la Presidencia. En el caso del movimiento de Sicilia no aparecen ni los menores indicios de tratar de entender la enorme importancia de la situación política internacional en los problemas del país que jamás podrán resolverse localmente.
5. El papel de los caudillos (buenos e inteligentes) en el movimiento de masas no puede tener como objetivo responder u “obedecer incondicionalmente” a lo que las masas –educadas durante décadas (siglos) en medio de la podredumbre del capitalismo- deseen, sino ayudarlas a comprender el falso mundo que las rodea con el objetivo de transformarlo en su beneficio. No sólo se trata de “obedecer y de interpretar” los deseos de las masas, sino de construir junto y con ellas un mundo que obedezca a los intereses colectivos de ellas. Las masas tienden a “adorar” a sus caudillos y éstos lo saben. Al principio “aman” a sus caudillos teniendo un velo cuasireligioso que se demuestra con una gran entrega, más al líder que a las causas por las que luchan. ¿Qué hacer para que las ilusiones en el cielo se transformen en realidad terrenal para que los objetivos de las luchas se logren? Poner al mundo de pie para que ya no esté de cabeza, hacer algo para que lo imposible sea posible.
6. Durante los ocho días de caravana “siciliana” escuchamos con mucho dolor e indignación las decenas y decenas de narraciones que las madres hacían acerca de la muerte o el asesinato de sus hijos. Decían que esos actos masivos eran la única oportunidad para ser escuchadas y de deshago. Tan terrible fue el dolor que producían aquellas narraciones que incluso hizo llorar a periodistas. Pero a pesar del dolor, obviamente nadie puede quedarse a ese nivel y el ejemplo de Javier Sicilia y seguidores es una prueba de que las casas no pueden quedarse en el sufrimiento y el lloro, tampoco en la simple condena. Muchos jóvenes, entre ellos yo, logramos en las mesas de trabajo instaladas en Ciudad Juárez, que se aprobara que el ejército regrese a los cuarteles, que la condena al gobierno de Calderón pase a acciones concretas y que el diálogo con el gobierno solamente se realice en condiciones de fuerza para evitar que nos sigan viendo la cara de tontos.
7. Se subrayó en las mesas que nunca las masas y los movimientos de protesta han sido violentos a pesar de que sean enérgicos y fuertes. Quien siempre ejerce la violencia es el gobierno y sus fuerzas represivas que bloquea mediante golpes, gases, caballos y perros, el paso de las manifestaciones y busca retirarlas “por órdenes superiores”. Estoy convencido que estos grandes movimientos si no logran unificar fuerzas hoy lo harán mañana porque no permitirán que los sigan madreando y asesinando. Los ejemplos de las luchas en España, Francia, Grecia, Libia y otros países están demostrando que avanzamos. Aunque muchas veces vea con pesimismo el hecho de que la burguesía y el imperialismo se fortalezcan, no pierdo las esperanza en que los caudillos buenos –en lugar de calmar a las masas- ayuden a rebelarlas contra este capitalismo totalitario que urge destruir. Si no lo hacemos seguiremos llorando como cobardes que no están a la altura de sus tareas.
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