Perdiendo, en términos aritméticos, el PRI acabó ganando provisionalmente en San Lázaro: mantuvo, por lo pronto, y tal vez por poco tiempo, la misma estructura mocha del Instituto Federal Electoral que le es absolutamente funcional por cuanto el reparto de cuotas subsistente le es mejor que el que habría alcanzado si hubiera cedido a las pretensiones de PAN y PRD para la nueva integración igualitaria; colocó en la bandeja mediática la apariencia de que hizo su esfuerzo por complementar al citado instituto y a partir de esa coartada tratará de culpar a sus adversarios del entrampamiento, y jaló hacia su proyecto de regresión autoritaria, en lo que habría sido el PRIFE, a las cúpulas representativas de las bancadas del PT y la ex Convergencia, redefiniendo campos de batalla hacia 2012.
No fue una batalla épica y trascendente, sino una exhibición de marrullerías y desvergüenzas oratorias en las que la palabra más fuera de lugar, pero más repetida, fue democracia. Descuadrado baile de caretas que pretendía disfrazar lo que en el fondo ha sido una reyerta cruda por el reparto del botín. Tres consejerías electorales y un solo objetivo entre partidos (ni tan) distintos: el mayor agandalle posible. Los encendidos discursos de repudio habrían sido de respaldo si el arreglo hubiera sido favorable a las banderías desplazadas (en el PT fue clarísimo el deslinde entre posiciones de la representación oficial, a cargo de Pedro Vázquez, que estuvo a favor del PRI, y diputados de base lopezobradorista que no apoyaron el arreglo).
Algún lastre tirado al agua hubo, ciertamente, pues en el intento de asalto fue desechada la obsesión de encaramar a la hermana del vicepresidente de Televisa como consejera electrónica. Y a fin de cuentas la tentativa fue consumada con tres cartas que seguirán barajándose por los congresistas a partir de este lunes hasta que encuentren alguna fórmula diferenciadora que ayude a destrabar, ya asumido el costo de la incapacidad para ponerse de acuerdo en la fecha clave para poner a funcionar a plenitud al multimencionado IFE. Uno de los tres finalistas, Enrique Ochoa, estuvo en la famosa cena de personeros de Enrique Peña Nieto con la entonces presidenta del tribunal federal electoral, María del Carmen Alanís, de la que fue secretario particular. Otra concursante estelar, Cecilia Tapia Mayans, también perteneció a esa estructura jefaturada por Alanís, y tiene diversificadas relaciones familiares en la política tabasqueña.
Dos ánimos quedan en espera de los siguientes episodios de esta guerra ya en curso. En evidencia, el peñanietista de controlar y manipular, a la usanza de lo peor del viejo PRI, tratando de sujetar a sus designios al árbitro electoral (como lo ha decretado también con las efectistas reformas electorales). Ya desbordado, creyendo que es inevitable su ascenso al poder y por tanto pretendiendo ejercerlo desde ahora, el inflado candidato virtual del PRI a la Presidencia va dejando suficientes huellas en el camino preliminar para que se sepa el talante torpemente autoritario que ejercería en caso de ganar en 2012. Por otro lado, el alineamiento de PT y la ex Convergencia a los forcejeos del PRI peñanietista llevaron a la discusión camaral la figura del propio López Obrador, preguntando los panistas si las alianzas en San Lázaro tenían el visto bueno de quien incansablemente denuncia a la mafia del poder que, en este caso, estaría representada por el priísmo operado por Chuayffet, Martel y Lerdo de Tejada, entre otros.
Lo de ayer fue una escaramuza porque el PRI sabía que no podría tener éxito en el pleno la propuesta de aceleración que había sacado en la Junta de Coordinación Política con sus aliados, PVEM, Panal, PT y ex Convergencia: no fue una batalla real, sino una escenificación en busca de ciertos réditos. Pero hubo realineamientos forzados por las circunstancias. Para empezar, el panismo-calderonista y el marcelismo-chuchista sellaron bodas promisorias. A pesar de las tentaciones de ruptura que generó el taimado PRI, la nueva alianza perreánica se mantuvo firme, con la vista puesta en florecimientos venideros, acaso una postulación a la presidencia desde esos flancos unidos. En contrapartida, el PT y el ahora llamado Movimiento Ciudadano se desmarcaron de la izquierda dominada por Chuchos y marcelistas e hicieron alianza táctica con el PRI.
Otra exageración coyuntural consiste en dramatizar lo sucedido ayer, por cuanto el IFE funciona incompleto, o, por el contrario, festejar presuntos triunfos ciudadanos. La composición actual del IFE proviene también de un reparto de cuotas entre partidos y, en términos generales, poco de lo sustancial cambiará si trabaja con seis o con nueve consejeros. El mencionado instituto ha vivido un largo proceso de desgaste que ha sido agravado por la campaña de grandes medios de comunicación, sobre todo los televisivos, que pretenden doblegar al IFE para recuperar ganancias en el rubro de publicidad política facturada: no es que defiendan la libertad de expresión, que no ejercen, sino la libertad de facturación, que encubren con la primera.
Astillas
El cuñado de Hildebrando dice que lo admira, y que nunca se ha probado ni la corrupción del hermano de la señora Margarita ni el fraude electoral del que en 2006 se habló. Luego, ha hecho un juego de palabras para equiparar la presunta delantera apabullante de un precandidato de 2006 con la de 2012 (AMLO y Peña Nieto, respectivamente, aunque no los citó). Y cuando le preguntaron, en un foro organizado por The Economist, si algo había cambiado de entonces a ahora, soltó una frase confesional, indicativa: Los candidatos, ¿no? Pero lo demás está más o menos igual. Todo igual que en 2006, pues...
Que dice el rector de la UNAM que sí se sacrifica otro periodo en el poder...
Sí se reunirán Calderón y Sicilia, pero en un formato que acaba disminuyendo al movimiento de paz, pues será el primero en hablar en una lista de varias organizaciones similares que, algunas, son cercanas al interés del gobierno federal... ¡Feliz fin de semana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
No fue una batalla épica y trascendente, sino una exhibición de marrullerías y desvergüenzas oratorias en las que la palabra más fuera de lugar, pero más repetida, fue democracia. Descuadrado baile de caretas que pretendía disfrazar lo que en el fondo ha sido una reyerta cruda por el reparto del botín. Tres consejerías electorales y un solo objetivo entre partidos (ni tan) distintos: el mayor agandalle posible. Los encendidos discursos de repudio habrían sido de respaldo si el arreglo hubiera sido favorable a las banderías desplazadas (en el PT fue clarísimo el deslinde entre posiciones de la representación oficial, a cargo de Pedro Vázquez, que estuvo a favor del PRI, y diputados de base lopezobradorista que no apoyaron el arreglo).
Algún lastre tirado al agua hubo, ciertamente, pues en el intento de asalto fue desechada la obsesión de encaramar a la hermana del vicepresidente de Televisa como consejera electrónica. Y a fin de cuentas la tentativa fue consumada con tres cartas que seguirán barajándose por los congresistas a partir de este lunes hasta que encuentren alguna fórmula diferenciadora que ayude a destrabar, ya asumido el costo de la incapacidad para ponerse de acuerdo en la fecha clave para poner a funcionar a plenitud al multimencionado IFE. Uno de los tres finalistas, Enrique Ochoa, estuvo en la famosa cena de personeros de Enrique Peña Nieto con la entonces presidenta del tribunal federal electoral, María del Carmen Alanís, de la que fue secretario particular. Otra concursante estelar, Cecilia Tapia Mayans, también perteneció a esa estructura jefaturada por Alanís, y tiene diversificadas relaciones familiares en la política tabasqueña.
Dos ánimos quedan en espera de los siguientes episodios de esta guerra ya en curso. En evidencia, el peñanietista de controlar y manipular, a la usanza de lo peor del viejo PRI, tratando de sujetar a sus designios al árbitro electoral (como lo ha decretado también con las efectistas reformas electorales). Ya desbordado, creyendo que es inevitable su ascenso al poder y por tanto pretendiendo ejercerlo desde ahora, el inflado candidato virtual del PRI a la Presidencia va dejando suficientes huellas en el camino preliminar para que se sepa el talante torpemente autoritario que ejercería en caso de ganar en 2012. Por otro lado, el alineamiento de PT y la ex Convergencia a los forcejeos del PRI peñanietista llevaron a la discusión camaral la figura del propio López Obrador, preguntando los panistas si las alianzas en San Lázaro tenían el visto bueno de quien incansablemente denuncia a la mafia del poder que, en este caso, estaría representada por el priísmo operado por Chuayffet, Martel y Lerdo de Tejada, entre otros.
Lo de ayer fue una escaramuza porque el PRI sabía que no podría tener éxito en el pleno la propuesta de aceleración que había sacado en la Junta de Coordinación Política con sus aliados, PVEM, Panal, PT y ex Convergencia: no fue una batalla real, sino una escenificación en busca de ciertos réditos. Pero hubo realineamientos forzados por las circunstancias. Para empezar, el panismo-calderonista y el marcelismo-chuchista sellaron bodas promisorias. A pesar de las tentaciones de ruptura que generó el taimado PRI, la nueva alianza perreánica se mantuvo firme, con la vista puesta en florecimientos venideros, acaso una postulación a la presidencia desde esos flancos unidos. En contrapartida, el PT y el ahora llamado Movimiento Ciudadano se desmarcaron de la izquierda dominada por Chuchos y marcelistas e hicieron alianza táctica con el PRI.
Otra exageración coyuntural consiste en dramatizar lo sucedido ayer, por cuanto el IFE funciona incompleto, o, por el contrario, festejar presuntos triunfos ciudadanos. La composición actual del IFE proviene también de un reparto de cuotas entre partidos y, en términos generales, poco de lo sustancial cambiará si trabaja con seis o con nueve consejeros. El mencionado instituto ha vivido un largo proceso de desgaste que ha sido agravado por la campaña de grandes medios de comunicación, sobre todo los televisivos, que pretenden doblegar al IFE para recuperar ganancias en el rubro de publicidad política facturada: no es que defiendan la libertad de expresión, que no ejercen, sino la libertad de facturación, que encubren con la primera.
Astillas
El cuñado de Hildebrando dice que lo admira, y que nunca se ha probado ni la corrupción del hermano de la señora Margarita ni el fraude electoral del que en 2006 se habló. Luego, ha hecho un juego de palabras para equiparar la presunta delantera apabullante de un precandidato de 2006 con la de 2012 (AMLO y Peña Nieto, respectivamente, aunque no los citó). Y cuando le preguntaron, en un foro organizado por The Economist, si algo había cambiado de entonces a ahora, soltó una frase confesional, indicativa: Los candidatos, ¿no? Pero lo demás está más o menos igual. Todo igual que en 2006, pues...
Que dice el rector de la UNAM que sí se sacrifica otro periodo en el poder...
Sí se reunirán Calderón y Sicilia, pero en un formato que acaba disminuyendo al movimiento de paz, pues será el primero en hablar en una lista de varias organizaciones similares que, algunas, son cercanas al interés del gobierno federal... ¡Feliz fin de semana!
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Steve Paul Jobs nació un 24 de febrero en San Francisco. El próximo año hubiera cumplido 57 años. Su madre fue una estudiante, madre soltera, que entre abortar y darlo en adopción prefirió lo segundo. Encontró una pareja interesada y que cumplía su sueño: eran profesionistas, y su hijo también lo sería. Sin embargo, en el último momento cambiaron de opinión, querían niña, no niño, así que hubo de encontrarle otros padres. Sus progenitores biológicos fueron Joanne Carole Schieble y el emigrante sirio Abdulfattah John Jandali. El recién nacido fue adoptado por Clara y Paul Jobs y creció en los barrios de clase media de Mountain View y Los Altos, en California. Este lugar está exactamente en el corazón de Silicon Valley, donde todo alrededor es ingeniería, dijo Jobs alguna vez. En 1991 casó con Laurene Powell, en un templo budista en el Parque Nacional de Yosemite. Tienen tres hijos. Hay otra hija, Lisa Brennan-Jobs, que nació de una relación con su novia Chrissan Brennan en 1978. Su madre la crió; estuvieron distanciadas del famoso personaje muchos años, pero antes de que ella fuera a Harvard se mudó a la casa de su padre. Una de las computadoras lleva su nombre: Lisa. Steve Jobs nunca tuvo contacto con su padre biológico, alguna vez académico que cambió de actividad para manejar una compañía de servicios de bebidas en Reno, Nevada. Sus padres biológicos, después de darlo en adopción, todavía tuvieron otra hija, Mona Simpson, convertida hoy día en novelista, aunque no famosa como su hermano. El emigrante Jandali las abandonó. Estoy orgulloso por el hecho de que él es mi hijo biológico, aunque yo no tengo ningún crédito en todo lo que él ha hecho, dijo en una entrevista en abril de 2009. Pudo haberse ahorrado el comentario. No había tenido contacto jamás con Jobs. De cierto ya no habrá oportunidad.
Mi Apple II Plus
En 1978, o 79, por si falla la memoria, Jobs y su socio Stephen Wozniak alquilaron un estand en la feria de computación del Moscone Center de San Francisco. Presentaron su computadora Apple I, que no tiene nada que ver con la Mac. Era un procesador con varias tarjetas, un par de cables, dos lectoras de discos, sin teclado… y el cliente tenía que armar el kit en casa. Los creadores eran dos chavos con más apariencia de hippies que de ingenieros. Además, el producto era caro: más de 600 dólares. A mí no me convencieron, no lo compré, pero seguí lo que publicaba la revista Byte sobre ellos. Así supe que habían presentado la Apple II y había tenido un gran éxito. Y fue hasta 1980 cuando me decidí a comprar, en Nueva York, en una tienda de electrónicos sobre la calle 44, casi enfrente del hotel Algonquin, la Apple II Plus. Muy cara, la Apple es el Ferrari de la computación. Además, no estaba completa, no tenía monitor. En la misma tienda me enviaron a otra, en el corazón de Times Square, donde adquirí un monitor Zenith compatible. Conservo el equipo hasta hoy. Les decía a mis amigos tuiteros que estoy esperando a que valga una fortuna para venderla. Es el ahorro para mi retiro. Ya alguien me desanimó: dice que tendré que esperar otros 200 años.
Los modos del dinero
Apple, Mac, iMac, iPod, iPad, iPhone, iCloud, el mouse, iTunes… parece interminable la lista de frutos de su inmenso talento. Sin embargo, hay otra razón por la que siento gran respeto por Jobs. Hay quienes hacen dinero a través del robo, el atraco, la corrupción, el peculado, los monopolios, etcétera. En nuestro país, hacia donde volvamos la mirada, bien sea hacia el Congreso, a los gobiernos de los estados, a las empresas paraestatales, y aún más arriba, encontraremos múltiples ejemplos. Steve Jobs murió inmensamente rico, ocupaba el lugar 101 de Forbes, con una fortuna superior a 8 mil millones de dólares. Pero la hizo de otro modo: trabajando, creando, innovando. Cambió la forma en que nos comunicamos y lo hizo genialmente y para bien de la gente. Traficar influencias no es el camino para inventar una computadora Air, ¿no es asi?
Mi Apple II Plus
En 1978, o 79, por si falla la memoria, Jobs y su socio Stephen Wozniak alquilaron un estand en la feria de computación del Moscone Center de San Francisco. Presentaron su computadora Apple I, que no tiene nada que ver con la Mac. Era un procesador con varias tarjetas, un par de cables, dos lectoras de discos, sin teclado… y el cliente tenía que armar el kit en casa. Los creadores eran dos chavos con más apariencia de hippies que de ingenieros. Además, el producto era caro: más de 600 dólares. A mí no me convencieron, no lo compré, pero seguí lo que publicaba la revista Byte sobre ellos. Así supe que habían presentado la Apple II y había tenido un gran éxito. Y fue hasta 1980 cuando me decidí a comprar, en Nueva York, en una tienda de electrónicos sobre la calle 44, casi enfrente del hotel Algonquin, la Apple II Plus. Muy cara, la Apple es el Ferrari de la computación. Además, no estaba completa, no tenía monitor. En la misma tienda me enviaron a otra, en el corazón de Times Square, donde adquirí un monitor Zenith compatible. Conservo el equipo hasta hoy. Les decía a mis amigos tuiteros que estoy esperando a que valga una fortuna para venderla. Es el ahorro para mi retiro. Ya alguien me desanimó: dice que tendré que esperar otros 200 años.
Los modos del dinero
Apple, Mac, iMac, iPod, iPad, iPhone, iCloud, el mouse, iTunes… parece interminable la lista de frutos de su inmenso talento. Sin embargo, hay otra razón por la que siento gran respeto por Jobs. Hay quienes hacen dinero a través del robo, el atraco, la corrupción, el peculado, los monopolios, etcétera. En nuestro país, hacia donde volvamos la mirada, bien sea hacia el Congreso, a los gobiernos de los estados, a las empresas paraestatales, y aún más arriba, encontraremos múltiples ejemplos. Steve Jobs murió inmensamente rico, ocupaba el lugar 101 de Forbes, con una fortuna superior a 8 mil millones de dólares. Pero la hizo de otro modo: trabajando, creando, innovando. Cambió la forma en que nos comunicamos y lo hizo genialmente y para bien de la gente. Traficar influencias no es el camino para inventar una computadora Air, ¿no es asi?
Para beneficiar a los mexicanos –de acuerdo con la versión oficial–, desde 1999 los genios de la tecnocracia nacional decidieron cancelar el subsidio gubernamental a la tortilla, porque con la apertura del mercado y la competencia entre los productores se logrará abatir el precio de este alimento básico en la dieta popular, lo que favorecerá ampliamente a los consumidores, según rezaba el anuncio del gobierno zedillista. Doce años después de tan inteligente medida, el saldo es espeluznante: el precio promedio de dicho producto se ha incrementado mil 752 por ciento, una proporción casi 19 veces superior al crecimiento de la inflación reconocido por el Banco de México y, ahora, el Inegi, y 21 tantos por arriba del avance salarial.
De ese tamaño ha sido el amplio beneficio (tecnócratas dixit) obtenido por los consumidores. Y si hay dudas, pues allí va la numeralia: en enero de 1999 con un salario mínimo se adquirían 53.3 kilogramos de tortilla; en octubre de 2011 (hasta el día 5) con el mismo ingreso apenas se compraban 5.2 kilos. En ese periodo la inflación oficialmente reconocida es de 91.6 por ciento, mientras el del salario mínimo ha sido de 82 por ciento, y el precio promedio del citado producto pasó de 60 centavos a 11.11 pesos por kilogramo, de tal suerte que el deterioro se ha dado por el lado del poder adquisitivo del ingreso, y el del desalmado incremento en el precio del denominado disco llenador.
El beneficio, pues, ha sido inobjetable, y en el calderonato también se han aplicado, puesto que en 58 meses de estancia en Los Pinos el precio del kilogramo de tortilla se ha incrementado casi 40 por ciento (hasta el pasado miércoles), por mucho que en enero de 2007 el inquilino de la residencia oficial y sus genios tecnocráticos se comprometieron a no permitir abusos de los productores y comercializadores de dicho alimento popular. De paso vale decir, para el comparativo, que en ese periodo la inflación oficialmente reconocida ha sido de 21.34 por ciento y el aumento, por llamarle así, del salario mínimo de 18.6 por ciento, es decir, proporciones seis y siete veces menores, respetivamente, al crecimiento del precio del kilogramo de tortilla. Lo anterior, sin considerar que sólo en el último mes de estancia en Los Pinos de su buen amigo y correligionario Vicente Fox el precio de la tortilla (como muchos otros) se incrementó de 6.5 a 8 pesos (23 por ciento de una vez).
Hay que recalcar que el citado es un precio promedio (los 11.11 pesos por kilogramo de tortilla que se menciona líneas arriba), porque en distintas zonas urbanas de la República el incremento durante el calderonato ha sido cercano a 100 por ciento. Por ejemplo, de acuerdo con el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados, de la Secretaría de Economía, el 5 de octubre de 2011 el kilogramo de tortilla se vendió a 15.4 pesos en Mexicali, Baja California; a 15.25 en Hermosillo, Sonora; 14.67 en Cuernavaca, Morelos; 14 en Piedras Negras, Coahuila, y en Cancún y Chetumal, Quintana Roo, así como en Poza Rica, Veracruz, por citar algunas ciudades.
Desde luego que el descrito no es el único beneficio obtenido por los mexicanos por la política económica impuesta en el país desde hace 30 años, pero el caso de la tortilla es significativo, no sólo por tratarse del alimento básico del pueblo mexicano, sino porque resume la brutal agresión que cinco gobiernos neoliberales al hilo han propinado a los mexicanos. A estas alturas del partido, a más 28 millones de connacionales no les alcanza para lo elemental: comer.
Nada más iniciar su estancia en la residencia oficial, el actual inquilino de Los Pinos tuvo que enfrentar (o hizo como que lo hacía) lo que podría ser catalogada –en el lenguaje sexenal– como su primera guerra de la tortilla. Desde diciembre de 2006 la presiones de los industriales de la masa y la tortilla fue constante; no quedaron satisfechos con el 23 por ciento de aumento en el precio con el que se despidió Vicente Fox. Apretaron y apretaron, y en los primeros días de enero de 2007 de nueva cuenta reventó el asunto. En primera instancia, Eduardo Sojo, entonces secretario de Economía y hoy en la presidencia del Inegi, salió a decir que no se trataba de una presión especulativa ni de acaparamiento, por lo que el gobierno de Felipe Calderón no intervendría para contener la escalada en los precios de maíz y tortilla. Y no lo haría por la simple razón (remóntense a la justificación de 1999 para enterrar el subsidio) de que a medida que sube el precio y hay más incentivos, van a sembrarse más hectáreas, habrá más producción como respuesta al incentivo del mercado, según dijo el ínclito funcionario.
También salió a decir que para detener la escalada de precios en maíz y tortilla existen otras medidas más efectivas. Acciones como el control de precios siempre traen problemas, siempre desincentivan la producción; siempre traen problemas en toda la cadena productiva. Entonces, nuestra posición es que hay medidas mucho más efectivas para resolver el problema, que tiene que ver más con incrementar la producción y la competitividad y no el control de precios. Son factores coyunturales, decía.
Pues bien, la coyuntura se prolonga ya por 12 años, con el resultado que se cita: mil 752 por ciento de incremento en el precio del kilogramo de tortilla, sin considerar que cada día que pasa se importa más maíz. En aquel enero de 2007 la embestida trató de contenerse con un aumento ligeramente mayor al 6 por ciento en el precio de la tortilla y, la entrega de estímulos a productores y comercializadores del alimento. ¿Y de dónde salieron tales estímulos? Del erario, desde luego. Tres tristes secretarios ha tenido Economía (el propio Sojo, el eminente Gerardo Ruiz Mateos y Bruno Ferrari, licenciado en ciencias de la familia, lo que eso quiera decir), y ninguno logró, si es que lo intentó, frenar la escalada de precios de maíz y tortilla.
Las rebanadas del pastel
Eso sí, en discursos nadie les gana. Por ejemplo, el del más reciente secretario de Economía, Bruno Ferrari: no se tolerará ningún tipo de abuso u oportunismo en contra de los consumidores de tortilla, ni se permitirá que se incremente el precio de este alimento básico, puesto que no se justifica. Lo dijo en diciembre de 2010, y de esa fecha al 5 de octubre de 2011 el precio de la tortilla aumentó 12 por ciento, contra 0.94 por ciento de inflación acumulada (según el Banco de México y el Inegi), es decir, una diferencia de 13 tantos. Si fueran tan efectivos en la contención de precios como lo son en contención de salarios, tal vez la situación sería distinta.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx • http://twitter.com/cafevega
De ese tamaño ha sido el amplio beneficio (tecnócratas dixit) obtenido por los consumidores. Y si hay dudas, pues allí va la numeralia: en enero de 1999 con un salario mínimo se adquirían 53.3 kilogramos de tortilla; en octubre de 2011 (hasta el día 5) con el mismo ingreso apenas se compraban 5.2 kilos. En ese periodo la inflación oficialmente reconocida es de 91.6 por ciento, mientras el del salario mínimo ha sido de 82 por ciento, y el precio promedio del citado producto pasó de 60 centavos a 11.11 pesos por kilogramo, de tal suerte que el deterioro se ha dado por el lado del poder adquisitivo del ingreso, y el del desalmado incremento en el precio del denominado disco llenador.
El beneficio, pues, ha sido inobjetable, y en el calderonato también se han aplicado, puesto que en 58 meses de estancia en Los Pinos el precio del kilogramo de tortilla se ha incrementado casi 40 por ciento (hasta el pasado miércoles), por mucho que en enero de 2007 el inquilino de la residencia oficial y sus genios tecnocráticos se comprometieron a no permitir abusos de los productores y comercializadores de dicho alimento popular. De paso vale decir, para el comparativo, que en ese periodo la inflación oficialmente reconocida ha sido de 21.34 por ciento y el aumento, por llamarle así, del salario mínimo de 18.6 por ciento, es decir, proporciones seis y siete veces menores, respetivamente, al crecimiento del precio del kilogramo de tortilla. Lo anterior, sin considerar que sólo en el último mes de estancia en Los Pinos de su buen amigo y correligionario Vicente Fox el precio de la tortilla (como muchos otros) se incrementó de 6.5 a 8 pesos (23 por ciento de una vez).
Hay que recalcar que el citado es un precio promedio (los 11.11 pesos por kilogramo de tortilla que se menciona líneas arriba), porque en distintas zonas urbanas de la República el incremento durante el calderonato ha sido cercano a 100 por ciento. Por ejemplo, de acuerdo con el Sistema Nacional de Información e Integración de Mercados, de la Secretaría de Economía, el 5 de octubre de 2011 el kilogramo de tortilla se vendió a 15.4 pesos en Mexicali, Baja California; a 15.25 en Hermosillo, Sonora; 14.67 en Cuernavaca, Morelos; 14 en Piedras Negras, Coahuila, y en Cancún y Chetumal, Quintana Roo, así como en Poza Rica, Veracruz, por citar algunas ciudades.
Desde luego que el descrito no es el único beneficio obtenido por los mexicanos por la política económica impuesta en el país desde hace 30 años, pero el caso de la tortilla es significativo, no sólo por tratarse del alimento básico del pueblo mexicano, sino porque resume la brutal agresión que cinco gobiernos neoliberales al hilo han propinado a los mexicanos. A estas alturas del partido, a más 28 millones de connacionales no les alcanza para lo elemental: comer.
Nada más iniciar su estancia en la residencia oficial, el actual inquilino de Los Pinos tuvo que enfrentar (o hizo como que lo hacía) lo que podría ser catalogada –en el lenguaje sexenal– como su primera guerra de la tortilla. Desde diciembre de 2006 la presiones de los industriales de la masa y la tortilla fue constante; no quedaron satisfechos con el 23 por ciento de aumento en el precio con el que se despidió Vicente Fox. Apretaron y apretaron, y en los primeros días de enero de 2007 de nueva cuenta reventó el asunto. En primera instancia, Eduardo Sojo, entonces secretario de Economía y hoy en la presidencia del Inegi, salió a decir que no se trataba de una presión especulativa ni de acaparamiento, por lo que el gobierno de Felipe Calderón no intervendría para contener la escalada en los precios de maíz y tortilla. Y no lo haría por la simple razón (remóntense a la justificación de 1999 para enterrar el subsidio) de que a medida que sube el precio y hay más incentivos, van a sembrarse más hectáreas, habrá más producción como respuesta al incentivo del mercado, según dijo el ínclito funcionario.
También salió a decir que para detener la escalada de precios en maíz y tortilla existen otras medidas más efectivas. Acciones como el control de precios siempre traen problemas, siempre desincentivan la producción; siempre traen problemas en toda la cadena productiva. Entonces, nuestra posición es que hay medidas mucho más efectivas para resolver el problema, que tiene que ver más con incrementar la producción y la competitividad y no el control de precios. Son factores coyunturales, decía.
Pues bien, la coyuntura se prolonga ya por 12 años, con el resultado que se cita: mil 752 por ciento de incremento en el precio del kilogramo de tortilla, sin considerar que cada día que pasa se importa más maíz. En aquel enero de 2007 la embestida trató de contenerse con un aumento ligeramente mayor al 6 por ciento en el precio de la tortilla y, la entrega de estímulos a productores y comercializadores del alimento. ¿Y de dónde salieron tales estímulos? Del erario, desde luego. Tres tristes secretarios ha tenido Economía (el propio Sojo, el eminente Gerardo Ruiz Mateos y Bruno Ferrari, licenciado en ciencias de la familia, lo que eso quiera decir), y ninguno logró, si es que lo intentó, frenar la escalada de precios de maíz y tortilla.
Las rebanadas del pastel
Eso sí, en discursos nadie les gana. Por ejemplo, el del más reciente secretario de Economía, Bruno Ferrari: no se tolerará ningún tipo de abuso u oportunismo en contra de los consumidores de tortilla, ni se permitirá que se incremente el precio de este alimento básico, puesto que no se justifica. Lo dijo en diciembre de 2010, y de esa fecha al 5 de octubre de 2011 el precio de la tortilla aumentó 12 por ciento, contra 0.94 por ciento de inflación acumulada (según el Banco de México y el Inegi), es decir, una diferencia de 13 tantos. Si fueran tan efectivos en la contención de precios como lo son en contención de salarios, tal vez la situación sería distinta.
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Aunque ya en otras ocasiones he tenido la oportunidad de abordar, en Economía Moral, las ideas de André Gorz contenidas en el que fue su último libro: Miserias del presente, riqueza de lo posible (Paidós, 1998), lo había hecho desde la perspectiva del Ingreso Ciudadano Universal (ICU) y no tanto del fin trabajo pagado. Hoy abordo su diagnóstico donde estamos en el mundo y como llegamos, particularmente en cuanto a empleo. Gorz comienza el libro citado con estas extraordinarias frases que reflejan el espíritu del libro:
“Hay que aprender a discernir las oportunidades no realizadas que duermen en los repliegues del presente. Hay que querer apoderarse de las oportunidades, apoderarse de lo que cambia. Hay que atreverse a romper con esta sociedad que muere y que no renacerá más. Hay que atreverse al Éxodo. No hay que esperar nada de los tratamientos sintomáticos de la ‘crisis’, pues ya no hay más crisis: se ha instalado un nuevo sistema que tiende a abolir masivamente el ‘trabajo’”. (p.11).
“Hay que aprender a discernir las oportunidades no realizadas que duermen en los repliegues del presente. Hay que querer apoderarse de las oportunidades, apoderarse de lo que cambia. Hay que atreverse a romper con esta sociedad que muere y que no renacerá más. Hay que atreverse al Éxodo. No hay que esperar nada de los tratamientos sintomáticos de la ‘crisis’, pues ya no hay más crisis: se ha instalado un nuevo sistema que tiende a abolir masivamente el ‘trabajo’”. (p.11).
Quienes esperaban un concierto de mariachi con el Son de la Negra y el Cielito lindo como plato fuerte, igualmente salieron satisfechos, así también los parisinos y latinoamericanos que agotaron las localidades del prestigioso teatro Chatelet para ver la ópera-mariachi Cruzar la Cara de la Luna. Se trata de una creación de la Gran Ópera de Houston, patrocinada por varias trasnacionales estadunidenses y estrenada hace un año en dicha ciudad.
La historia es simple, pero muy actual, pues aborda un problema con resonancia mundial: la dramática odisea que enfrentan los migrantes en busca de mejores condiciones de vida para ellos y sus descendientes. En el caso de esta ópera mariachi retrata la de una familia del estado de Michoacán que emprende el viaje a la tierra prometida: Estados Unidos. Sólo llegan el padre y su pequeño hijo, pues la madre muere en el desierto de sed, calor y cansancio.
La historia es simple, pero muy actual, pues aborda un problema con resonancia mundial: la dramática odisea que enfrentan los migrantes en busca de mejores condiciones de vida para ellos y sus descendientes. En el caso de esta ópera mariachi retrata la de una familia del estado de Michoacán que emprende el viaje a la tierra prometida: Estados Unidos. Sólo llegan el padre y su pequeño hijo, pues la madre muere en el desierto de sed, calor y cansancio.
Patricia Peñaloza: Ruta Sonora
Cuando el quinteto londinense The Horrors emergió, en 2005, llamó la atención de unos cuantos, más por sus frenéticas actuaciones de tendencia garage-punk-psychobillera, con influencia de The Cramps y The Birthday Party, que por su profundidad musical. La crítica inglesa ahora disimula, pero cuando apareció Strange House (2007) fueron tildados de ridículos, a pesar de lo destacado de sus sencillos Sheena is a parasite (con todo y video del aclamado director Chris Cunningham) y Jack the Ripper. Caso curioso es que en México causaron sensación entre las tribus emo-góticas adolescentes de esos días, en que la banda encabezada por el espigado Faris Badwan actuó por primera vez en México (Manifest 07), causando gran impacto. Con todo, aunque poseía calidad y energía en vivo, y estaba fuera de las moditas indie, no pasaba de ser considerada una banda menor.
EU: indignación social y extravíos
Al referirse por primera vez a las protestas de los manifestantes estadunidenses en los alrededores de Wall Street –que ayer arribaron a su vigésimo día y se extendieron a Washington y a una decena más de ciudades en el vecino país–, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, dijo comprender el malestar de los manifestantes; responsabilizó por el descontento social al Partido Republicano –el cual ha peleado cada pulgada para evitar las reformas que hemos llevado adelante– y sostuvo que las movilizaciones en curso incidirán de manera política en 2012 y más allá de esa fecha.
El Correo Ilustrado
Queja por obras públicas sin aviso en Xochimilco
Toda catástrofe se mide en dinero y las naturales son visibles y según sea la afectación son declaradas zonas de desastre. Pero las producidas por la autoridad generalmente no son visibles y por eso son más desastrosas y demoledoras: la autoridad no las ve ni las considera como tales, ni prevé cómo pueden afectar el aspecto económico del comercio, cuánto disminuyeron sus ventas, si pagan o no renta, si afectarán los compromisos contraídos con proveedores, empleados e impuestos correspondientes, y ni siquiera alguna autoridad va a inspeccionar esta zona de desastre que provocaron, porque tampoco cuentan con un estudio del impacto económico que provocarán las obras (en apariencia benéficas) sin previo aviso a los afectados, vaya, ni siquiera una disculpa para el peatón.
Desde el golpe de Estado en Honduras, hace ya más de dos años, se han multiplicado las señales de que las élites mundiales tienden a encarar la crisis sistémica de modo autoritario, pasando por alto las formas democráticas que ellas mismas prescribieron en su momento como modo de resolver los conflictos sociales y políticos. Aunque los golpes son por ahora la excepción, las prácticas autoritarias se van naturalizando y extendiendo en lo que puede convertirse en un cerco policial-militar sobre las fuerzas antisistémicas.
Qué espléndidamente canta nuestra herida ritmo hispano indígena el poeta zacatecano Ramón López Velarde! Herida que nos divide entre conservadores y liberales, católicos y ateos, placer y pecado, autoridad patriarcal y mujer dueña de su cuerpo, abortistas y antiabortistas.
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