Sábado 8 de octubre de 2011, p. 3
La liberiana Ellen Johnson Sirleaf, de 72 años, pasó a la historia al convertirse en 2005 en la primera mujer elegida como jefa de Estado en el continente africano, en un país de 4 millones de habitantes traumatizados por guerras civiles que, desde 1989 a 2003, dejaron más de 200 mil muertos, la destrucción de sus infraestructuras y de su economía.
Desde su investidura en 2006, inició un activo trabajo ante las instituciones financieras internacionales que la conocen bien: economista formada en Harvard, esta mujer con cuatro hijos y ocho nietos trabajó en la Organización de las Naciones Unidas y en el Banco Mundial.
Ministra de Finanzas de los presidentes William Tubman y William Tolbert entre los años 1960 y 1980, su objetivo fue anular la deuda y atraer los inversionistas para la reconstrucción, lo que obtuvo en parte.
La lucha contra la corrupción y por profundas reformas institucionales siempre estuvieron en el centro de su acción política.
Este combate, que le valió el apodo de Dama de hierro, también la llevó a la cárcel en dos oportunidades en los años 80. En el extranjero goza de una formidable imagen.
Pero en su país le reprochan no haber cumplido sus promesas en materia económica y social, y sobre todo de no haberse implicado lo suficiente en favor de la reconciliación nacional. Hasta ahora, Johnson Sirleaf ha ignorado un informe de la Comisión Verdad y Reconciliación de 2009 que la cita como una de las personas que no pueden ocupar cargos oficiales en 30 años por haber apoyado al ex caudillo Charles Taylor, presidente de 1997 a 2003, quien llevó al país a una guerra civil.
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