Julio Hernández López: Astillero
El primer gran paso se dio ayer. Para empezar, se recuperó la capacidad de protesta pública masiva, que era una de las facultades cívicas suprimidas o firmemente atenazadas por el miedo que han impuesto a la colectividad las armas en descontrol, tanto las delincuenciales como las gubernamentales. En el marco del horror como mecanismo de control social, constituye un valioso avance el hecho de marchar por las calles de las principales ciudades del país y hacerlo de manera tan arropada por la solidaridad comunitaria, como sucedió en el último tramo del trayecto de Cuerrnava a México que cubrió la caminata central, encabezada por el poeta Sicilia. Levantar la voz, organizar y expresar críticas ha sido una de las prohibiciones no escritas que el narcopoder ha establecido. Si el ejemplo de ayer se multiplica y se repite, sin saldo rojo, muchos ciudadanos, hoy aún temerosos o distantes, podrán decidirse a salir a las calles, dar testimonio de sus desgracias y sumarse a la exigencia de cambiar radicalmente el enfoque guerrero del calderonismo.
Otra característica importante de lo sucedido ayer es el planteamiento de un conjunto de propuestas que constituyen un plan de trabajo que va más allá del importante, pero insuficiente, hecho de caminar y protestar. La movilización nacional tiene ahora un programa que ahonda en las causas de la crisis actual y no se queda en la relatoría de desgracias individuales o grupales o en la promoción o aceptación de discursos oficiales o reuniones de elite. La marcha de ayer fue un primer paso, pero evidentemente hay un largo trecho por recorrer. Vertebrada por ciudadanos en buena parte cargados a la franja izquierda de la cuadriculación política e ideológica, la marcha de la poesía combativa ha tenido el mérito de incorporar a jóvenes y clases medias con poca proclividad a lo político (e incluso, con diversos matices, repelencia a esa actividad). Pero en esa pluralidad volátil radica a la vez uno de los nudos que a futuro pueden debilitar e incluso inutilizar lo hasta ayer ganado por esta insólita movilización sin liderazgos fuertes o carismáticos, con un dolido padre, periodista y poeta, como figura central y con la participación consejera de sacerdotes demostrando compromiso social.
Un ejemplo de esas contradicciones internas no resueltas está en el abordamiento de temas políticos, como son las propuestas centrales dadas a conocer ayer, sin que se dilucide a la vez el camino político e institucional (hoy, casi necesariamente electoral) que debería recorrerse para que tales intenciones tomen cuerpo. El rechazo genérico a la política y los políticos forma parte del discurso de adormecimiento e inmovilidad que las elites gobernantes han desarrollado a su conveniencia. Aun cuando es explicable que en una fase primaria delicada, como ha sido la desarrollada ayer, se evite cuidadosamente la contaminación con lo partidista y lo electoral, poca visión y efectividad tendrá este movimiento si no asume que el origen del horror hoy denunciado y combatido proviene del pecado original, es decir, del fraude electoral cometido por un personaje resentido, ambicioso y de mala entraña que por ánimos reivindicatorios de su figura tan impugnada ideó una forma bélica de asentarse en la silla esquiva, aplastar disidencias, cercenar derechos y libertades y planear fórmulas violentas para continuar en el poder mediante delincuencia electoral organizada.
Tampoco puede eludirse que la movilización actual tiene como punto de referencia específico, no genérico, los comicios del año entrante y los posicionamientos partidistas que ya se han dado con miras a esas elecciones. No se propone aquí, desde luego, que la marcha por la paz se defina en términos de siglas y candidaturas, pero si la propuesta enunciada ayer consiste en modificaciones legislativas y correcciones desde el Poder Ejecutivo (entre ellas una reforma política) ha de pelearse en ese terreno, el de una institucionalidad finalmente aceptada en la medida en que se pretenden cambios y mejorías realizados desde esos planos formales.
Uno de los planteamientos de la movilización dominical más llamativos mediáticamente fue, por ejemplo, el de pedir la renuncia de Genaro García Luna, el turbio ejecutante mayor de las suertes de seguridad e inseguridad públicas que desde Los Pinos se tejen. Tal vez los cálculos gradualistas hayan llevado a centrar las protestas en un personaje indefendible y, sin duda, altamente responsable de la tragedia nacional. Pero, a fin de cuentas, el cineasta gore no se mueve por sí mismo ni está en el cargo por decisión propia: la responsabilidad jurídica, política e histórica de lo que ha sucedido en este tramo sangriento de la administración pública federal recae en Felipe Calderón Hinojosa.
Una sonora muestra de esa convicción colectiva se produjo ayer mismo, cuando en la Plaza de la Constitución creció un coro tajantemente adverso al citado comandante Felipe. Apenas una letra establecía la diferencia de castigo que el tribunal público demandaba: Fuera, exigían unos. Muera, otros. A fin de cuentas, desde el propio templete se atemperó el reclamo y los ánimos justicieros fueron encaminados a la parcela de García Luna Productions, convertido así en candidato a chivo auditivo con el que Calderón daría muestra de haber escuchado las voces ayer manifestadas (muestra que podría apostarse que FC no dará).
Y, sin embargo, la marcha seguirá adelante, con el agregado de la advertencia del recurso de la resistencia civil si Calderón continúa agrediendo al país con su obsesión bélica. Primer paso positivo, con ajustes de análisis, discurso y propuesta que son necesarios y para los cuales hay tiempo y condiciones. Es de esperarse, dado el cuadro clínico previo, que Calderón acere su discurso, abuse del poder facturado que tiene en la mayoría de los medios de comunicación, fortalezca su alter ego armado, el ingeniero García Luna continúe como si nada con su campaña militar-electoral y cometa peores daños sociales que harán crecer la protesta y las movilizaciones. Sigamos caminando. ¡Hasta mañana!
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
Mientras en México la sociedad civil organizaba la marcha contra la violencia, Vicente Fox y la señora Marta, la semana pasada, abogaban en una reunión pública en Houston por la despenalización de las drogas en Estados Unidos. Días antes Fox había dicho lo mismo en San Diego, en lo que parece una campaña dirigida a favorecer el negocio de la producción y exportación de drogas. Uno puede estar en favor o en contra de la idea, pero está fuera de duda que la legalización tendría un efecto benéfico para la industria del narco. Pesa sobre el ex presidente panista la acusación de haber permitido la fuga de El Chapo Guzmán. Sin embargo, ni siquiera hay noticias de una investigación formal. Cito lo anterior sólo para enfatizar la enormidad de la tarea que espera al pueblo mexicano, inspirado por líderes involuntarios como Javier Sicilia, en su afán por rescatar al país de las mafias de políticos y delincuentes –al final de cuentas son lo mismo. La muchedumbre que se congregó ayer en el Zócalo no sólo clamó porque se detenga el derramamiento de sangre, sino expresó con vehemencia su desaprobación al sistema político y económico que gobierna al país y del cual Felipe Calderón es el administrador en turno. Un mal administrador, por cierto, lo ha llevado a una situación de crisis. Es un caso patético del principio de Peter: fue elevado a su nivel de incompetencia. El éxito de la marcha que concluyó ayer –o las marchas, porque hubo en distintas ciudades de la República y el extranjero– muestra la medida de la insatisfacción ciudadana. En todos los órdenes: seguridad, economía, justicia, distribución del ingreso, actividades monopólicas, partidocracia. Son las mismas lacras que existían en el priísmo –con excepción de la sangienta guerra– y que el panismo ofreció cambiar para instaurar el bien común. Fracasó, sus días en Los Pinos están contados, pero, ¿qué sigue? ¿Cómo estructurar la causa que Sicilia ha puesto en movimiento para que fructifique? Él pintó raya con los partidos políticos –con todos, sin excepción– e hizo muy bien, porque forman parte de la corrupción del sistema. Lo peor que podría pasarle es convertirse en un émulo de Alejandro Martí, quien pronto fue cooptado por el gobierno con medallas y homenajes. Cinco minutos de silencio por los muertos cerraron la jornada civil de ayer. La meditación silenciosa suele ser el punto de partida de grandes acciones.
¿Se equivocaron de país?
El reporte más reciente de la Secretaría de Hacienda, del esperanzado Ernesto Cordero, dice que a pesar de los riesgos que todavía enfrenta la recuperación global y de los retos internos, el escenario de estabilidad y confianza se está traduciendo en mayores montos de inversión extranjera directa, señal de que vamos por el camino correcto. Tal vez se equivocaron en los siguientes párrafos, porque dicen que en 2010 Brasil recibió 48 mil millones de dólares y México 17.7 mil millones. Ese año fue el último de Lula. Entonces, ¿quién va por el camino correcto? ¿El gobierno de Brasil o el de México?
Sepultan al Renaut
Estuve fuera del país y en esos días ocurrió algo que no quiero dejar de comentar, porque fue un tema del que me ocupé en muchas ocasiones: el registro de teléfonos celulares, conocido como Renaut. Un acuerdo legislativo lo mandó al sepulcro, sin fincar responsabilidades a nadie. El Renaut pasa a la historia de la corrupción del país como otro intento del gobierno federal por hacerse de información personal de los mexicanos, con fines de lucro. Antes de concluir el listado ya estaba a la venta. Sin embargo, no quedó completo ni contenía datos exactos. Hubo un movimiento de resistencia civil, sin organización ni líderes, pero muy efectivo. Millares de personas registraron sus celulares con otros nombres. Según eso, Calderón tiene más de 100 mil líneas.
Operativo costoso
Salió carísima a Estados Unidos la persecución y muerte de Osama bin Laden, por cuya cabeza ofrecía 5 millones de dólares. Esa suma hubiera sido una ganga, según cálculos de la revista Financial Times. El costo directo del operativo, que duró varios años y se extendió a varios países, excede 2 mil millones de dólares y los indirectos son prácticamente incalculables.
¿Se equivocaron de país?
El reporte más reciente de la Secretaría de Hacienda, del esperanzado Ernesto Cordero, dice que a pesar de los riesgos que todavía enfrenta la recuperación global y de los retos internos, el escenario de estabilidad y confianza se está traduciendo en mayores montos de inversión extranjera directa, señal de que vamos por el camino correcto. Tal vez se equivocaron en los siguientes párrafos, porque dicen que en 2010 Brasil recibió 48 mil millones de dólares y México 17.7 mil millones. Ese año fue el último de Lula. Entonces, ¿quién va por el camino correcto? ¿El gobierno de Brasil o el de México?
Sepultan al Renaut
Estuve fuera del país y en esos días ocurrió algo que no quiero dejar de comentar, porque fue un tema del que me ocupé en muchas ocasiones: el registro de teléfonos celulares, conocido como Renaut. Un acuerdo legislativo lo mandó al sepulcro, sin fincar responsabilidades a nadie. El Renaut pasa a la historia de la corrupción del país como otro intento del gobierno federal por hacerse de información personal de los mexicanos, con fines de lucro. Antes de concluir el listado ya estaba a la venta. Sin embargo, no quedó completo ni contenía datos exactos. Hubo un movimiento de resistencia civil, sin organización ni líderes, pero muy efectivo. Millares de personas registraron sus celulares con otros nombres. Según eso, Calderón tiene más de 100 mil líneas.
Operativo costoso
Salió carísima a Estados Unidos la persecución y muerte de Osama bin Laden, por cuya cabeza ofrecía 5 millones de dólares. Esa suma hubiera sido una ganga, según cálculos de la revista Financial Times. El costo directo del operativo, que duró varios años y se extendió a varios países, excede 2 mil millones de dólares y los indirectos son prácticamente incalculables.
Las expresiones de júbilo que en varias partes, particularmente en EU, suscitó la muerte de Osama Bin Laden son dignas de estudio sociológico y aun sicológico que explicara algo más que su significado aparente. Miles de personas festejaron haberse liberado, por fin, de la pesada carga de que Bin Laden anduviera por el mundo perpetrando atentados. Parece que fue una reacción natural, aunque no deja de ser un poco extraño que se festeje ruidosamente la muerte de una persona. Como muy bien expresó una mujer cuyo hijo murió en una de las Torres Gemelas, la muerte de Bin Laden no cambia el que mi hijo continúe muerto: no hay nada que festejar.
Tal vez lo más curioso fue el efecto político que el hecho tuvo en un número considerable de ciudadanos en ese país. De acuerdo con los sondeos de opinión, la maltrecha imagen del presidente Obama de pronto se iluminó, y su popularidad subió como la espuma, por lo que sin eufemismos fue la venganza que el país, o buena parte de él, esperó por 10 años. Para los estadunidenses encuestados, ahora sí hay un comandante en jefe en la Casa Blanca. La afirmación se puede entender en términos militares, aunque bien a bien no lo que significa en términos políticos. Causa extrañeza que la muerte de una persona, por muy odiada que haya sido, resulte más importante que, por ejemplo, el profundo efecto de la reforma de salud, mediante la que 35 millones accedieron a servicios médicos.
No se puede quitar el mérito a quienes planearon y realizaron la operación contra Bin Laden; el primero de ellos Obama, pero, ¿no sería más saludable que su popularidad, o la de cualquier persona, creciera por acciones más relacionadas con la vida que con la muerte? Aunque parezca extraño, en muchos sectores de la sociedad sigue pesando la idea de que la vida es una eterna competencia en la que sobrevive el más fuerte o el más audaz. Hollywood se ha encargado de crear superhombres cuya misión es salvar al mundo y también personajes que son capaces de acumular fabulosas riquezas mediante el esfuerzo y el genio de un individuo. El único problema es pretender que esa visión mesiánica del mundo se materialice en el acontecer cotidiano, minimizando o pasando por alto hechos, muchos de ellos simples gestos, que son los que en el fondo modifican, para bien, la vida de los seres comunes.
Vale ser optimista y esperar que los miles de jóvenes que se reunieron en las plazas para celebrar la muerte de Bin Laden hallen motivos para manifestarse en favor de la cada vez más escasa solidaridad que nos debemos los seres humanos. Sería maravilloso que las ilusiones no sólo viajaran en tranvía y fuéramos capaces, junto con esos miles de jóvenes, de rescatar los paradigmas perdidos en las postrimerías del siglo que dejamos atrás.
aprenderamor@hotmail.com
Tal vez lo más curioso fue el efecto político que el hecho tuvo en un número considerable de ciudadanos en ese país. De acuerdo con los sondeos de opinión, la maltrecha imagen del presidente Obama de pronto se iluminó, y su popularidad subió como la espuma, por lo que sin eufemismos fue la venganza que el país, o buena parte de él, esperó por 10 años. Para los estadunidenses encuestados, ahora sí hay un comandante en jefe en la Casa Blanca. La afirmación se puede entender en términos militares, aunque bien a bien no lo que significa en términos políticos. Causa extrañeza que la muerte de una persona, por muy odiada que haya sido, resulte más importante que, por ejemplo, el profundo efecto de la reforma de salud, mediante la que 35 millones accedieron a servicios médicos.
No se puede quitar el mérito a quienes planearon y realizaron la operación contra Bin Laden; el primero de ellos Obama, pero, ¿no sería más saludable que su popularidad, o la de cualquier persona, creciera por acciones más relacionadas con la vida que con la muerte? Aunque parezca extraño, en muchos sectores de la sociedad sigue pesando la idea de que la vida es una eterna competencia en la que sobrevive el más fuerte o el más audaz. Hollywood se ha encargado de crear superhombres cuya misión es salvar al mundo y también personajes que son capaces de acumular fabulosas riquezas mediante el esfuerzo y el genio de un individuo. El único problema es pretender que esa visión mesiánica del mundo se materialice en el acontecer cotidiano, minimizando o pasando por alto hechos, muchos de ellos simples gestos, que son los que en el fondo modifican, para bien, la vida de los seres comunes.
Vale ser optimista y esperar que los miles de jóvenes que se reunieron en las plazas para celebrar la muerte de Bin Laden hallen motivos para manifestarse en favor de la cada vez más escasa solidaridad que nos debemos los seres humanos. Sería maravilloso que las ilusiones no sólo viajaran en tranvía y fuéramos capaces, junto con esos miles de jóvenes, de rescatar los paradigmas perdidos en las postrimerías del siglo que dejamos atrás.
aprenderamor@hotmail.com
En Perspectivas de la Población Mundial, revisión 2010, el pasado 03 de mayo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) actualiza y modifica cifras y proyecciones publicadas el año pasado (RE 09/ago/2010)
La nueva estimación ubica la cifra de población total del planeta en 6 mil 896 millones de personas en 2010, estima que el 31 de octubre de 2011 se rebasarán los 7 mil millones, y proyecta que en 2025 se alcanzarán los 8 mm, así como que la población será de 9 mil 300 millones en 2050, de 9 mil 900 en 2075, y de 10 mil 125 millones en 2100 (Gráfico 1).
La nueva estimación ubica la cifra de población total del planeta en 6 mil 896 millones de personas en 2010, estima que el 31 de octubre de 2011 se rebasarán los 7 mil millones, y proyecta que en 2025 se alcanzarán los 8 mm, así como que la población será de 9 mil 300 millones en 2050, de 9 mil 900 en 2075, y de 10 mil 125 millones en 2100 (Gráfico 1).
Mientras la adormilada economía mexicana acumula tres décadas con un registro apenas cercano a 2 por ciento anual, la de China dio el gran brinco, y en ese mismo periodo pasó de ser una nación severamente atrasada a la segunda potencia mundial, y la mayor exportadora de bienes en el mundo, con un dinamismo exportador acompañado de un rápido cambio en la estructura productiva hacia actividades de mayor sofisticación tecnológica y de un fuerte aumento de las capacidades en ciencia, tecnología e innovación.
Aquí se presumen migajas (el 2 por ciento del vamos por el rumbo correcto); allá no sólo celebran el éxito, sino que meten el acelerador, con tasas de crecimiento promedio anual superiores a 10 por ciento, con ganas de que en un lapso no muy amplio la economía china desbanque a la estadunidense en la primera posición internacional. De acuerdo con la Cepal, el crecimiento económico de esa nación asiática ha provocado, a pesar de una mayor desigualdad del ingreso, una considerable reducción de la pobreza y un aumento del bienestar de la población. Si bien en una primera fase fueron los indicadores de nutrición, esperanza de vida y pobreza absoluta los que reflejaron esta mejora, en la última década se ha visto cómo un porcentaje cada vez mayor de la población accedía a nuevos bienes de consumo y servicios.
La economía china ha seguido un camino marcado unas décadas antes por otras economías asiáticas que también tuvieron fuertes tasas de crecimiento económico, expansión de las exportaciones, reducción de la pobreza y avances tecnológicos. Existen paralelismos con los llamados tigres asiáticos, que comenzaron su fuerte desarrollo a partir de los años sesenta y que han alcanzado o superado el nivel de vida de los países industrializados, e incluso con otras naciones que comenzaron un rápido crecimiento más tarde (como Malasia o Tailandia), y a los que China está alcanzando ya en algunos indicadores de desarrollo.
En los años 60, la economía china crecía a un ritmo notoriamente inferior (cerca de 4 por ciento anual) con respecto a la mexicana (6.7 por ciento). En los años 70 México mantuvo el citado promedio, pero la nación asiática ya registraba avances similares. Para los 80, el crecimiento de nuestro país se desplomó (2.3 por ciento anual), pero en China el registro superaba el 8 por ciento anual. A partir de los 90, el diferencial entre uno y otro país de cinco tantos, favorable, obviamente, a los chinos.
Mientras en México el gobierno (Miguel de la Madrid en adelante) desmanteló la infraestructura productiva del Estado y olvidó el mercado interno, en China la participación de las empresas públicas marcó la diferencia (positiva, desde luego), y su enorme mercado interno ha facilitado la atracción de inversiones extranjeras directas y ha permitido a ciertas empresas nacionales alcanzar un gran tamaño antes de comenzar su expansión internacional, especialmente en industrias protegidas de la competencia internacional, como la banca, los hidrocarburos o las telecomunicaciones.
La Cepal subraya que, en definitiva, en la estrategia de China se ha combinado el desarrollo de su gran mercado interno con una agresiva y exitosa estrategia exportadora. Su estrategia de promoción de las exportaciones estuvo en un inicio claramente ligada a la atracción de inversión extranjera directa. Para ello se crearon en 1980 las zonas económicas especiales como laboratorios de las reformas económicas que comenzaban en el país. Su primer objetivo fue aumentar las exportaciones, pero también vincular al país con los mercados manufactureros mundiales y facilitar la modernización del aparato productivo, principalmente mediante la operación de empresas trasnacionales allí establecidas.
Durante los primeros años posteriores a estas reformas los flujos de inversión extranjera directa fueron relativamente modestos, pero a partir de 1990 aumentaron de manera notable. Desde 1993 China ha sido el principal receptor entre los países en desarrollo, pero la importancia de las empresas trasnacionales en su economía ha ido disminuyendo paulatinamente (lo contrario de México) a medida que la economía se desarrollaba y las empresas chinas crecían y adquirían nuevas capacidades. Así, aunque la IED fue una parte muy significativa de la inversión total en la formación bruta de capital fijo a mediados de la década de los 90, ha ido perdiendo importancia hasta llegar a sólo 4 por ciento en 2009, frente a 10 por ciento en promedio de los países en desarrollo.
China ha restringido la IED en muchas actividades consideradas estratégicas (lo contrario que en México), mientras en manufacturas ha forzado al capital extranjero a formar empresas conjuntas con sociedades locales y a transferir tecnología (aquí existe subsidio fiscal en tecnología para los consorcios, con único beneficio para ellos). La política de atracción de inversión foránea en China ha sido muy intervencionista, como una parte integral de su estrategia de desarrollo de largo plazo, lo que contrasta claramente con lo sucedido en otras partes del mundo, en especial en América Latina y el Caribe donde, en el contexto de las reformas de los años ochenta y noventa, aún se espera que las decisiones estratégicas sean sólo el resultado de las fuerzas del mercado.
La insistencia de las autoridades chinas en forzar a las trasnacionales a invertir en alianzas estratégicas con empresas locales ha generado un canal importante de transferencia tecnológica y ha favorecido el desarrollo de capacidades locales en muchas industrias. Este es el caso de la industria automotriz, donde se comenzó con alianzas estratégicas entre empresas de autopartes chinas y trasnacionales en las décadas de los 70 y 80, se siguió con la producción masiva de autos para el mercado interno, y actualmente China cuenta con docenas de empresas con marcas propias y capacidad de fabricar autos cada vez más sofisticados.
En fin, el resultado es más que obvio: México de 6.7 por ciento en los 70 a un promedio anual de 1.7 por ciento en la primera década del siglo XXI; China de 4 a más de 10 por ciento.
Las rebanadas del pastel
Resistencia civil si no frenan la violencia, es la propuesta del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Bien. Apoyémosla, pero extendamos el concepto de violencia al plano económico, político y social… Por su novena velita, un beso de su tamaño para mi adorado Chícharo.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx • http://twitter.com/cafevega
Aquí se presumen migajas (el 2 por ciento del vamos por el rumbo correcto); allá no sólo celebran el éxito, sino que meten el acelerador, con tasas de crecimiento promedio anual superiores a 10 por ciento, con ganas de que en un lapso no muy amplio la economía china desbanque a la estadunidense en la primera posición internacional. De acuerdo con la Cepal, el crecimiento económico de esa nación asiática ha provocado, a pesar de una mayor desigualdad del ingreso, una considerable reducción de la pobreza y un aumento del bienestar de la población. Si bien en una primera fase fueron los indicadores de nutrición, esperanza de vida y pobreza absoluta los que reflejaron esta mejora, en la última década se ha visto cómo un porcentaje cada vez mayor de la población accedía a nuevos bienes de consumo y servicios.
La economía china ha seguido un camino marcado unas décadas antes por otras economías asiáticas que también tuvieron fuertes tasas de crecimiento económico, expansión de las exportaciones, reducción de la pobreza y avances tecnológicos. Existen paralelismos con los llamados tigres asiáticos, que comenzaron su fuerte desarrollo a partir de los años sesenta y que han alcanzado o superado el nivel de vida de los países industrializados, e incluso con otras naciones que comenzaron un rápido crecimiento más tarde (como Malasia o Tailandia), y a los que China está alcanzando ya en algunos indicadores de desarrollo.
En los años 60, la economía china crecía a un ritmo notoriamente inferior (cerca de 4 por ciento anual) con respecto a la mexicana (6.7 por ciento). En los años 70 México mantuvo el citado promedio, pero la nación asiática ya registraba avances similares. Para los 80, el crecimiento de nuestro país se desplomó (2.3 por ciento anual), pero en China el registro superaba el 8 por ciento anual. A partir de los 90, el diferencial entre uno y otro país de cinco tantos, favorable, obviamente, a los chinos.
Mientras en México el gobierno (Miguel de la Madrid en adelante) desmanteló la infraestructura productiva del Estado y olvidó el mercado interno, en China la participación de las empresas públicas marcó la diferencia (positiva, desde luego), y su enorme mercado interno ha facilitado la atracción de inversiones extranjeras directas y ha permitido a ciertas empresas nacionales alcanzar un gran tamaño antes de comenzar su expansión internacional, especialmente en industrias protegidas de la competencia internacional, como la banca, los hidrocarburos o las telecomunicaciones.
La Cepal subraya que, en definitiva, en la estrategia de China se ha combinado el desarrollo de su gran mercado interno con una agresiva y exitosa estrategia exportadora. Su estrategia de promoción de las exportaciones estuvo en un inicio claramente ligada a la atracción de inversión extranjera directa. Para ello se crearon en 1980 las zonas económicas especiales como laboratorios de las reformas económicas que comenzaban en el país. Su primer objetivo fue aumentar las exportaciones, pero también vincular al país con los mercados manufactureros mundiales y facilitar la modernización del aparato productivo, principalmente mediante la operación de empresas trasnacionales allí establecidas.
Durante los primeros años posteriores a estas reformas los flujos de inversión extranjera directa fueron relativamente modestos, pero a partir de 1990 aumentaron de manera notable. Desde 1993 China ha sido el principal receptor entre los países en desarrollo, pero la importancia de las empresas trasnacionales en su economía ha ido disminuyendo paulatinamente (lo contrario de México) a medida que la economía se desarrollaba y las empresas chinas crecían y adquirían nuevas capacidades. Así, aunque la IED fue una parte muy significativa de la inversión total en la formación bruta de capital fijo a mediados de la década de los 90, ha ido perdiendo importancia hasta llegar a sólo 4 por ciento en 2009, frente a 10 por ciento en promedio de los países en desarrollo.
China ha restringido la IED en muchas actividades consideradas estratégicas (lo contrario que en México), mientras en manufacturas ha forzado al capital extranjero a formar empresas conjuntas con sociedades locales y a transferir tecnología (aquí existe subsidio fiscal en tecnología para los consorcios, con único beneficio para ellos). La política de atracción de inversión foránea en China ha sido muy intervencionista, como una parte integral de su estrategia de desarrollo de largo plazo, lo que contrasta claramente con lo sucedido en otras partes del mundo, en especial en América Latina y el Caribe donde, en el contexto de las reformas de los años ochenta y noventa, aún se espera que las decisiones estratégicas sean sólo el resultado de las fuerzas del mercado.
La insistencia de las autoridades chinas en forzar a las trasnacionales a invertir en alianzas estratégicas con empresas locales ha generado un canal importante de transferencia tecnológica y ha favorecido el desarrollo de capacidades locales en muchas industrias. Este es el caso de la industria automotriz, donde se comenzó con alianzas estratégicas entre empresas de autopartes chinas y trasnacionales en las décadas de los 70 y 80, se siguió con la producción masiva de autos para el mercado interno, y actualmente China cuenta con docenas de empresas con marcas propias y capacidad de fabricar autos cada vez más sofisticados.
En fin, el resultado es más que obvio: México de 6.7 por ciento en los 70 a un promedio anual de 1.7 por ciento en la primera década del siglo XXI; China de 4 a más de 10 por ciento.
Las rebanadas del pastel
Resistencia civil si no frenan la violencia, es la propuesta del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad. Bien. Apoyémosla, pero extendamos el concepto de violencia al plano económico, político y social… Por su novena velita, un beso de su tamaño para mi adorado Chícharo.
cfvmexico_sa@hotmail.com • mexicosa@infinitum.com.mx • http://twitter.com/cafevega
En equipo militar clandestino viajó al otro lado del mundo, ingresó sin autorización a tierra ajena, invadió una casa, mató a tres hombres y una mujer, hirió a otra y dejó manchada de sangre una casa con madres e hijos, en un operativo facilitado con información aparentemente extraída por métodos de tortura –todo lo cual viola leyes internacionales y nacionales– para que al final un presidente, rodeado de coros que cantaban USA, USA, proclamara victoria ante satisfechas sonrisas de su gobierno. Algo curioso ocurrió aquí, ya que el triunfo de la justicia en este caso violó leyes nacionales e internacionales y los principios básicos de lo que se llama democracia. Así, el gran logro fue una gran derrota de los principios en cuyo nombre se obró.
Respecto de la Congregación para las Causas de lo Santos y su comité encargado de revisar el proceso de beatificación y eventual canonización de un difunto, así como la autorización para venerar su imagen y reliquias, no a escala mundial, sino en determinado país o diócesis, el promotor fidei de esa congregación, conocido como el abogado del diablo, desestimó tres causales por las que no procedía la beatificación del papa Juan Pablo II, ya que revelan fragilidades propias de un espíritu aún a merced de la soberbia, la materia y el temor.
Especialistas coinciden en que la primera de las causales de improcedencia fue la indignada expresión de Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, al ser herido de bala en el estómago por el turco Mehmet Ali Agca. En aquella ocasión el pontífice exclamó: ¡Cómo se atrevió!, anteponiendo, así fuese momentáneamente, su arrogancia a la serena aceptación del ataque, no se diga a la invocación humilde del perdón divino para él y su agresor, a quien ya repuesto haría pública su decisión de perdonarlo.
El Correo Ilustrado
Pide reconocer labor de Carlos Martínez Assad en el largometraje La historia en la mirada
La historia en la mirada ganó el Ariel como mejor largometraje documental. Recibió la estatuilla su director José Ramón Mikelajáuregui. Como dijo en su discurso, no es una película suya, sino que se trata de filmaciones hechas hace cien años por los hermanos Alva, que fueron seleccionadas y restauradas.Continuar
Especialistas coinciden en que la primera de las causales de improcedencia fue la indignada expresión de Juan Pablo II el 13 de mayo de 1981, al ser herido de bala en el estómago por el turco Mehmet Ali Agca. En aquella ocasión el pontífice exclamó: ¡Cómo se atrevió!, anteponiendo, así fuese momentáneamente, su arrogancia a la serena aceptación del ataque, no se diga a la invocación humilde del perdón divino para él y su agresor, a quien ya repuesto haría pública su decisión de perdonarlo.
El Correo Ilustrado
Pide reconocer labor de Carlos Martínez Assad en el largometraje La historia en la mirada
La historia en la mirada ganó el Ariel como mejor largometraje documental. Recibió la estatuilla su director José Ramón Mikelajáuregui. Como dijo en su discurso, no es una película suya, sino que se trata de filmaciones hechas hace cien años por los hermanos Alva, que fueron seleccionadas y restauradas.Continuar
El panorama global de la energía, visto hacia 2030 y 2050, cambió mucho tras el terremoto y el tsunami en Fukushima, de acuerdo con los dirigentes y los científicos japoneses. Una de las decisiones verdaderamente fuertes que se han visto obligados a tomar, en previsión de lo que pudiera suceder en algunas zonas en las que se estima que se corre un gran peligro de que vuelva a ocurrir una tragedia, ya para entonces, muy pronto o dentro de largo tiempo, completamente fuera del control del gobierno, y sobre todo, si en Fukushima se ha podido explicar, por lo menos, aunque no justificar del todo el haber construido una central nuclear en zona sísmica, esta vez sería tan inexplicable como injustificable ante su propio pueblo, como ante todo el mundo, ya que, como se está viendo, la contaminación que es consecuencia de las filtraciones de materiales nucleares es muy nociva a grandes distancias, pues las aguas del mar las llevan hasta otros países que se sentían a salvo de una contaminación de estas dimensiones, como las que se están dando provenientes de Fukushima. No se trata de especulaciones en abstracto sobre algo que eventualmente pudiera suceder, sino de algo que ya sucedió y que en estos momentos que escribimos este artículo es una realidad muy preocupante.Continuar
Se ha vuelto costumbre sexenal anunciar planes destinados al saneamiento de las principales cuencas hidrográficas del país, convertidas en auténticos basureros de la industria las ciudades y el agro. El ejemplo más ilustrativo de esos planes es el de la cuenca Lerma-Chapala-Santiago, en la que descargan los más variados desechos contaminantes los estados de México, Querétaro, Guanajuato, Michoacán y Jalisco. Con gran publicidad se anunció en el sexenio anterior el saneamiento de esa cuenca, obligando a la industria a limpiar sus aguas residuales, igual que ocurriría con las provenientes de las ciudades por medio de plantas de tratamiento ubicadas en diversas partes de la cuenca. Además estaría finalmente libre de basura, pero no de residuos tóxicos y peligrosos provenientes del sector agropecuario en el que se aplican diversos compuestos químicos. Terminó el sexenio del cambio y no se volvió a saber del ambicioso plan para restablecer la salud ambiental en la cuenca Lerma-Chapala-Santiago.Continuar
El 5 de mayo, en un encendido discurso, como son sus alocuciones recientes, Felipe Calderón dijo que hay quienes quisieran ver a nuestras tropas retroceder, a las instituciones bajar la guardia, para dar paso a las gavillas de criminales; dijo también, al llamar a la unidad, que los mexicanos de bien estamos en el mismo bando.Continuar
El predominio del capital financiero, según ha expresado el periodista francés Jean Daniel, ha provocado que la sociedad entera se transforme en una bolsa de valores que ya sólo puede optar entre un individualismo cínico y un latrocinio organizado. En los últimos 35 años este proceso se ha ido agravando y se ha hecho más sofisticado.Continuar
La señora Margarita Zavala, esposa del Presidente, dijo el 4 de mayo que las drogas son la esclavitud de este siglo. Se equivoca, en tan sólo un reflejo de lo mucho que se equivoca su consorte; no son gente que entienda. La esclavitud el siglo XXI en México es… la esclavitud. En menos de dos décadas ha crecido exponencialmente la cantidad de mexicanos que viven esclavizados, en nuestro territorio y el vecino del norte. Se trata de una tendencia histórica nueva que contradice a nuestro siglo XX, y en varios sentidos al XIX. De qué otro modo explicarse la avalancha destructiva de los poderes contra las leyes laborales y agrarias que protegían derechos dolorosamente conquistados por generaciones de trabajadores y campesinos. Cada vez más, las obscenas reformas multipartidistas aniquilan los logros de nuestros padres y abuelos.Continuar
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