Pedro Echeverría V.
1. El gobierno de Hugo Chávez, el más destacado en el mundo en los últimos 10 años por ser la esperanza y la vanguardia de la lucha contra el imperialismo yanqui, parece haberse derrumbado por el sólo hecho de haber entregado a un periodista revolucionario en las manos del gobierno asesino de Colombia, así como por el hecho de establecer magníficas relaciones con el presidente colombiano de Manuel Santos que no es otra cosa que un agente del gobierno asesino de Obama. ¿Por qué lo hizo Chávez si sabía que contaba con todo el apoyo de la izquierda internacional? Sencillamente porque para él la ideología, la dignidad, la honestidad, los valores humanos, sólo son tema de discursos al contar muy poco o nada frente al pragmatismo político internacional que significa ser reconocido por los poderosos gobiernos.
2. El gobierno de Fidel Castro, en su tiempo, no cayó en la barbaridad tonta de Chávez. Combatió fuertemente al imperialismo, desnudó el significado del capitalismo y apoyó abiertamente a las guerrillas que nacieron en América Latina y África. Aunque los yanquis sometieron a Cuba a un terrible bloqueo que ha durado más de 50 años y que le provocó gigantescas carencias que le impidió desarrollar su economía, Cuba –a pesar de sus errores burocráticos- fue un faro que alumbró las luchas revolucionarias del mundo. Hoy aunque regresara Cuba al capitalismo real –como sucedió en Rusia, China y los países de Europa oriental- podíamos decir que resistió con dignidad, que luchó con toda convicción y que a pesar de ello no pudo resistir al poderoso imperio. Pero Venezuela, con mejores condiciones económicas y políticas, tuvo nula resistencia.
3. El imperio yanqui -siempre encabezado por gobiernos invasores, guerreristas y asesinos- puede gritar a los cuatro vientos que no tiene enemigo al frente. Que los llamados socialismos y marxismos-leninismos sólo fueron de discurso y que las batallas futuras o las reformas que busquen hacerse, seguirán estando dentro del marco del capitalismo, de la gran propiedad privada y estatal y en la lucha por la venta del trabajo asalariado o la fuerza de trabajo. Chávez, con sus fraternales relaciones con el asesino Santos, parece haber enterrado las pocas esperanzas que nos quedaban a los izquierdistas. Sólo queda Evo Morales batiéndose dentro de la pobreza boliviana o el mismo Ortega y su revolución buscando alianzas con los representantes nicaragüenses del imperio, para poder seguir manteniéndose en el gobierno. Correa hace mucho que negoció.
4. Después de este recuento, lo que es necesario comprender es que no es un problema de líderes o de personajes de gobierno. Que no es un problema de maldad o de traición de Chávez, Correa, Ortega, incluso Lenin, Stalin, Mao, Teng o los gobiernos del “bloque socialista” de la Europa del Este. Ellos fueron o son los simples personajes, las piezas del ajedrez político mundial (con buena o mala voluntad) donde el sistema mundial del capitalismo lo determina todo. Hasta el pobre Lenin –revolucionario sin tacha- cuando vio que la revolución comenzaba a fracasar, porque el descontento se manifestaba en todos los rincones, tuvo que dar marcha atrás a su “socialismo” en 1921 al establecer la Nueva Política Económica (NEP) y la economía mixta (estatal y privada) Lo condenable es que se hable de socialismo y se haga capitalismo.
5. Lo que demuestran las experiencias de Rusia, China, Cuba y hoy Venezuela es que el socialismo no ha dejado de ser un buen discurso y una buena intención, muy parecido a una esperanza religiosa. No tengo duda –y puede demostrarse- que los gobernantes “socialistas” acaban con muchos vicios y con algunas desigualdades, pero todo dentro del marco del capitalismo, sin tocar las relaciones de propiedad y de producción. Las revoluciones rusa y cubana al tomar el poder y no solo el gobierno, estuvieron en condiciones de “expropiar a los expropiadores”, de entregar las fábricas y las tierras a los obreros y campesinos, de instaurar un gobierno directo de los trabajadores; pero no podía olvidarse la guerra mundial, a los gobiernos imperialistas, la economía global capitalista, el aislamiento internacional. Todo quedó en buenos deseos.
6. Si el PRI con Peña Nieto o Beltrones obtiene la Presidencia, o el PAN –valiéndose de la captura del Chapo Guzmán y del apoyo de Obama- la retiene para sí, las cosas seguirán en manos de los grandes empresarios y del capital internacional; pero si llegara López Obrador, las cosas no podrían cambiar mucho y él mismo lo reconoció hace unos días: la oligarquía seguirá allí, los medios de información seguirán haciendo más imbéciles a la gente y la explotación capitalista seguirá sin freno. Las leyes mexicanas, la Constitución, los jueces y los abogados son la mejor arma del capitalismo, ¿tendrá AMLO la voluntad y la fuerza para adecuarlas a las necesidades de los trabajadores? ¿Podrá luchar contra las campañas empresariales que se desatarán cuando quiera salirse de las políticas acostumbradas? ¿Se conformará con pequeñas reformas para los pobres?
7. Los países se parecen un poco a los hogares. El 70 por ciento de los hogares vive en la pobreza y la miseria porque sus familias –por más que trabajen y por más que traten de ahorrar- obtienen ingresos miserables que no les alcanza para vivir. Por más que se organicen y luchen no logran sobresalir porque son aplastados por los de arriba, por las minorías que siempre los han dominado con sus armas, sus ejército y sus jueces. Por más que han luchado los países separados como Rusia, China, Cuba… Venezuela por arreglar sus políticas y sus economías internas no ha podido porque las fuerzas imperiales se los han impedido. Así que aunque cambiemos a nuestros jefes de familia las cosas no pueden cambiar radicalmente si no derrotamos el enorme poder mundial que nos aprisiona e impide liberarnos. Quizá haya que olvidar nuestras esperanzas nacionalistas.
http://pedroecheverriav.wordpress.com
pedroe@cablered.net.mx
1. El gobierno de Hugo Chávez, el más destacado en el mundo en los últimos 10 años por ser la esperanza y la vanguardia de la lucha contra el imperialismo yanqui, parece haberse derrumbado por el sólo hecho de haber entregado a un periodista revolucionario en las manos del gobierno asesino de Colombia, así como por el hecho de establecer magníficas relaciones con el presidente colombiano de Manuel Santos que no es otra cosa que un agente del gobierno asesino de Obama. ¿Por qué lo hizo Chávez si sabía que contaba con todo el apoyo de la izquierda internacional? Sencillamente porque para él la ideología, la dignidad, la honestidad, los valores humanos, sólo son tema de discursos al contar muy poco o nada frente al pragmatismo político internacional que significa ser reconocido por los poderosos gobiernos.
2. El gobierno de Fidel Castro, en su tiempo, no cayó en la barbaridad tonta de Chávez. Combatió fuertemente al imperialismo, desnudó el significado del capitalismo y apoyó abiertamente a las guerrillas que nacieron en América Latina y África. Aunque los yanquis sometieron a Cuba a un terrible bloqueo que ha durado más de 50 años y que le provocó gigantescas carencias que le impidió desarrollar su economía, Cuba –a pesar de sus errores burocráticos- fue un faro que alumbró las luchas revolucionarias del mundo. Hoy aunque regresara Cuba al capitalismo real –como sucedió en Rusia, China y los países de Europa oriental- podíamos decir que resistió con dignidad, que luchó con toda convicción y que a pesar de ello no pudo resistir al poderoso imperio. Pero Venezuela, con mejores condiciones económicas y políticas, tuvo nula resistencia.
3. El imperio yanqui -siempre encabezado por gobiernos invasores, guerreristas y asesinos- puede gritar a los cuatro vientos que no tiene enemigo al frente. Que los llamados socialismos y marxismos-leninismos sólo fueron de discurso y que las batallas futuras o las reformas que busquen hacerse, seguirán estando dentro del marco del capitalismo, de la gran propiedad privada y estatal y en la lucha por la venta del trabajo asalariado o la fuerza de trabajo. Chávez, con sus fraternales relaciones con el asesino Santos, parece haber enterrado las pocas esperanzas que nos quedaban a los izquierdistas. Sólo queda Evo Morales batiéndose dentro de la pobreza boliviana o el mismo Ortega y su revolución buscando alianzas con los representantes nicaragüenses del imperio, para poder seguir manteniéndose en el gobierno. Correa hace mucho que negoció.
4. Después de este recuento, lo que es necesario comprender es que no es un problema de líderes o de personajes de gobierno. Que no es un problema de maldad o de traición de Chávez, Correa, Ortega, incluso Lenin, Stalin, Mao, Teng o los gobiernos del “bloque socialista” de la Europa del Este. Ellos fueron o son los simples personajes, las piezas del ajedrez político mundial (con buena o mala voluntad) donde el sistema mundial del capitalismo lo determina todo. Hasta el pobre Lenin –revolucionario sin tacha- cuando vio que la revolución comenzaba a fracasar, porque el descontento se manifestaba en todos los rincones, tuvo que dar marcha atrás a su “socialismo” en 1921 al establecer la Nueva Política Económica (NEP) y la economía mixta (estatal y privada) Lo condenable es que se hable de socialismo y se haga capitalismo.
5. Lo que demuestran las experiencias de Rusia, China, Cuba y hoy Venezuela es que el socialismo no ha dejado de ser un buen discurso y una buena intención, muy parecido a una esperanza religiosa. No tengo duda –y puede demostrarse- que los gobernantes “socialistas” acaban con muchos vicios y con algunas desigualdades, pero todo dentro del marco del capitalismo, sin tocar las relaciones de propiedad y de producción. Las revoluciones rusa y cubana al tomar el poder y no solo el gobierno, estuvieron en condiciones de “expropiar a los expropiadores”, de entregar las fábricas y las tierras a los obreros y campesinos, de instaurar un gobierno directo de los trabajadores; pero no podía olvidarse la guerra mundial, a los gobiernos imperialistas, la economía global capitalista, el aislamiento internacional. Todo quedó en buenos deseos.
6. Si el PRI con Peña Nieto o Beltrones obtiene la Presidencia, o el PAN –valiéndose de la captura del Chapo Guzmán y del apoyo de Obama- la retiene para sí, las cosas seguirán en manos de los grandes empresarios y del capital internacional; pero si llegara López Obrador, las cosas no podrían cambiar mucho y él mismo lo reconoció hace unos días: la oligarquía seguirá allí, los medios de información seguirán haciendo más imbéciles a la gente y la explotación capitalista seguirá sin freno. Las leyes mexicanas, la Constitución, los jueces y los abogados son la mejor arma del capitalismo, ¿tendrá AMLO la voluntad y la fuerza para adecuarlas a las necesidades de los trabajadores? ¿Podrá luchar contra las campañas empresariales que se desatarán cuando quiera salirse de las políticas acostumbradas? ¿Se conformará con pequeñas reformas para los pobres?
7. Los países se parecen un poco a los hogares. El 70 por ciento de los hogares vive en la pobreza y la miseria porque sus familias –por más que trabajen y por más que traten de ahorrar- obtienen ingresos miserables que no les alcanza para vivir. Por más que se organicen y luchen no logran sobresalir porque son aplastados por los de arriba, por las minorías que siempre los han dominado con sus armas, sus ejército y sus jueces. Por más que han luchado los países separados como Rusia, China, Cuba… Venezuela por arreglar sus políticas y sus economías internas no ha podido porque las fuerzas imperiales se los han impedido. Así que aunque cambiemos a nuestros jefes de familia las cosas no pueden cambiar radicalmente si no derrotamos el enorme poder mundial que nos aprisiona e impide liberarnos. Quizá haya que olvidar nuestras esperanzas nacionalistas.
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