J. Jesús Rangel M.
Gustavo Madero, presidente nacional del Partido Acción Nacional (PAN) dio la orden el primero de mayo pasado: usar masivamente la información, generada por la Fundación Rafael Preciado Hernández, que contrasta los resultados de los últimos años de gobiernos priistas en el país con los casi 11 años de administraciones panistas. Los resultados entregados son totalmente favorables al PAN, y se utilizarán en “discursos, artículos de opinión, boletines, así como en los mensajes que difundimos a través de redes sociales como Twitter o Facebook”. Claro, todo con miras a las elecciones presidenciales de 2012.
El secretario de Hacienda, Ernesto Cordero, es quien más ha utilizado (presumido) la información reunida en el documento “México XX-XXI”, que consta de 228 páginas; pero hay que recordar, además, que todos los funcionarios del gobierno calderonista ya envían sus tuits. En México se calcula que hay alrededor de cuatro millones de cuentas en Twitter.
Es una imitación de lo que hizo en 2008 Barack Obama para llegar a la Casa Blanca. Su campaña activista vía online fue exitosa, sobre todo por su pegadora frase: “Yes, we can”. Usó YouTube, Myspace, Twitter, Flicker, Facebook y otras redes sociales; hacia julio de ese año había recaudado 340 millones de dólares, de los cuales 200 fueron de donantes online, e incluso hubo miles de donaciones de menos de 50 dólares.
Pero una elección no se gana sólo con tuits. En varias reuniones de análisis a las que asistí en 2009 sobre la estrategia que usó Obama para ganar, la conclusión fue que también utilizó el marketing tradicional.
Entre mis apuntes rescato otras acciones paralelas al uso de las redes sociales de la web: crear grupos de voluntarios para que visiten casa por casa a potenciales votantes y para que coadyuven a distribuir documentos, banderines, propaganda y demás; tener perfectamente organizado un grupo de personas que harán llamadas a teléfonos seleccionados tanto de voluntarios como de quienes, vía internet, proporcionaron datos para convocar a reuniones en todo tipo de localidades, y separar los números de teléfonos celulares para hacerles llegar mensajes SMS con alertas, recordatorios de reuniones, participación en encuestas y dar a conocer resultados, pláticas y, claro, impulsar el voto.
Otro elemento importante para la campaña política es el envío de correos personalizados que deben contener no sólo una carta del candidato o los candidatos, sino también propaganda. Si todo el ejército de trabajadores de campaña está bien organizado, deberá incluir los resultados de encuestas locales, regionales y federales.
Los expertos decían que ahora es muy importante tener control de los nichos, que ya no sólo integran las cuestiones físicas como una colonia, una zona o una delegación, sino que ahora también se refieren a nichos de quienes participan en las redes sociales: identificar a qué se dedican y “atacarlos” con marketing adecuado. No se debe desatender en ningún momento a quienes se comprometieron a integrar grupos de voluntarios y son, a su vez, voluntarios, para que cuenten con las herramientas de trabajo adecuadas.
Hay que recordar que Obama utilizó las redes sociales para el activismo de su campaña política no sólo por su potencial de masificación, sino también para ahorrarse millones de dólares. Eso es lo que hasta hoy ningún partido político se ha comprometido a imitar.
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