MÉXICO, D.F., 19 de julio (apro).- En el clímax del escándalo devenido en tragedia por el caso del espionaje telefónico en los tabloides británicos propiedad de Rupert Murdoch, el reciente episodio de Los Simpson generó una fiebre en las redes sociales cuando Lisa Simpson se burló de “un hombre odioso que a nadie le gusta”, es decir, el magnate Montgomery Burns, cuya figura resultó ser una caricatura exacta a la del empresario australiano dueño de la Fox Broadcasting Company.
En el episodio, Mr. Burns toma represalias comprando cada medio de comunicación en Springfield y sus habitantes –la peculiar comunidad creada precisamente por la Fox- se rebelan fundando un periódico comunitario. Ante la persistente resistencia, Mr. Burns exclama:
“Es imposible controlar todos los medios de comunicación, a menos que, por supuesto, usted sea Rupert Murdoch”.
¿Vacuna, autoescarnio, mercadotecnia agresiva o simple habilidad de los 16 guionistas de la serie creada por Matt Groening y James L. Brooks para mantener el rating de la serie de dibujos animados que ha roto todos los récords de premios Emmy (25) de la televisión norteamericana?
Cualquiera de las variables, Los Simpson lograron colocarse en el epicentro de la trama del propietario de la Fox, que este martes 19 de julio compareció, junto con su hijo James Murdoch y Rebekah Brooks, el trío que controla News Corporation, frente a la Comisión de Cultura, Medios y Deportes de la Cámara de los Comunes de Gran Bretaña.
La comparecencia terminó en un pastelazo literal, cuando un espectador se le lanzó al magnate de 80 años que hizo una confesión poco creíble para los ingleses acostumbrados a todo tipo de comedias fallidas: “este es el día más humilde de mi vida”. Involuntariamente, quizá Murdoch preparó así el siguiente episodio o la temporada completa de Los Simpson.
Murdoch y su hijo James pidieron disculpas a las víctimas espiadas telefónicamente, se deslindaron 20 veces de este método tan común en el tabloide News of the World. En el colmo de la humildad, Mr. Burns-Murdoch se declaró “impresionado, horrorizado y avergonzado” por lo ocurrido, pero puntualizó que el tabloide que dejó de circular hace diez días “sólo representaba el 1%” del conglomerado de medios que encabeza.
Los Simpson, a pesar de los vaivenes de la serie creada en diciembre de 1987, podrían salvarse del tsunami que comienza a arrasar con el empresario que antes parecía indestructible, irrefrenable y difícil de atrapar, aún con las innumerables críticas por convertir al periodismo en un negocio de la era de los chismes, el sensacionalismo y una moralina convenenciera de un conservador pragmático, cuyo lema preferido es: “quien no arriesga, no gana”.
Como Mickey Mouse para los estudios Disney, los Power Rangers para Haim Saban o Los Picapiedra para Hanna Barbera, Los Simpson pueden cobrar, después de treinta y cuatro años de sátira de la sociedad norteamericana, su propia vida satirizando no a su creador, pero sí al empresario que ha logrado globalizar a la familia de Homer, Marge, Bart, Lisa y Magie.
¿El siempre políticamente incorrecto Bart Simpson le podrá algún día decir a su majestad Rupert Murdoch: “Soy Bart Simpson, ¿Quién Demonios eres tú?”? Y quizá hasta le lance un pastel, como en la comparecencia de este martes, para poner a tono la realidad con la ficción.
www.homozapping.com.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario