Siguen desaparecidos 8 comuneros y talamontes están libres
Por Anayeli García Martínez
México, DF, 19 jul 11 (CIMAC).- La devastación de los bosques de Cherán hizo que las mujeres se organizaran para defender este pueblo purépecha de Michoacán que ha sido saqueado por los talamontes, ante la inacción de autoridades estatales y federales.
“Se acabaron todo el bosque, se está acabando el agua; se llevaron a los señores, los asesinaron sólo por hacer su trabajo. Ése es nuestro coraje e impotencia, por eso nos levantamos”, dice a Cimacnoticias María, una de las mujeres de Cherán.
Después de más de tres años de tala ilegal de pinos, encinos y oyameles que rodean a este pueblo al noroeste de Michoacán, las y los comuneros se hartaron y decidieron defender el bosque.
María recuerda que antes del pasado 15 de abril, la comunidad ya había denunciado la tala ilegal: “Empezaron a saquear toda la madera. Eran carros Torton llenos de madera. Se llevaban un montón de pinos y al ver cómo se llevaban la madera, la gente empezó a murmurar”.
Ante el temor de las acciones del crimen organizado, que al parecer protege a los talamontes, a las y los habitantes de Cherán no les quedó de otra que ver con impotencia la destrucción de los bosques y cómo los ojos de agua se iban secando.
Ese día, el 15 de abril, las mujeres se enfrentaron a los talamontes. “Si los señores hablaban ya no amanecían o se los llevaban, por eso las mujeres nos armamos de valor al ver los cerros dibujados con caminos y pelones. Nos animamos a detener los carros”, relata María.
“Les aventamos piedras, palos, lo que encontramos en el camino. Nos pusimos enfrente de los carros para que no pasaran, aún así hubo quienes se les fueron encima. Después se unieron los niños y los señores, ésa fue la forma de demostrar nuestro coraje”, recuerda.
A María se le llenan de lágrimas los ojos cuando habla de los 10 comuneros asesinados y de los ocho desaparecidos, uno de ellos, su esposo, Rafael, integrante del grupo de Autoridades de Bienes Comunales.
Su esposo, junto con otros compañeros, ya había pedido ayuda a las autoridades estatales, pero nunca hicieron nada. Han pasado más de tres meses desde el enfrentamiento que dejó un herido y dos muertos.
Ante el temor de que los talamontes se llevaran a los niños, las clases se suspendieron. Los 18 mil habitantes no salen de Cherán ni permiten la entrada de extraños, y por seguridad, todos los días hacen fogatas en cada esquina para alertar de la presencia de los delincuentes.
María cuenta que el día del levantamiento, los pobladores retuvieron a un grupo de talamontes que fueron entregados a la policía de Morelia, pero fueron liberados sin iniciar ninguna averiguación, de ahí la desconfianza hacia las autoridades.
“El gobierno hace como que no pasa nada pero no queremos el apoyo de ningún partido porque vendría la división. Deberían apoyar y trabajar pero no lo hacen Todo por esa gente que no piensa que el bosque es vida”, lamenta.
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