En cuatro minutos que estuvo fuera de su hábitat, Enrique Peña Nieto se mostró con nitidez como un baldío político incapaz de mencionar tres obras literarias que hubieran influido marcadamente en su vida, y cometió tales errores y actuó de tan deplorable manera que hizo preguntarse a muchos si un personaje con tal incultura e incapacidad escénica puede aspirar a gobernar un país con tantos problemas y tan harto de frivolidad e incompetencia como es México.
Fuera de los estudios televisivos y sin apuntador óptico para enfrentar lo imprevisto (el famoso teleprompter), llevado por una pregunta simple (e incluso amable) hacia zonas ajenas a los discursos redactados por los asesores o las declaraciones dictadas por los estrategas de imagen, Enrique Peña Nieto sufrió para no hundirse totalmente en el ridículo en la Feria Internacional del Libro a la que había llegado este sábado entre mantas, pancartas y porra en las afueras, y élite propicia en el interior del salón donde haría como que presentaba una conferencia en lo que era una partidización arreglada por los hermanos Padilla (que siempre apuestan el capital electoral de la UdeG a varias cartas) para brindarle un escenario privilegiado al virtual candidato priísta que deambula en campaña disfrazada, irónicamente, de actos académicos e incluso de presentación de un libro de su presunta autoría que ahora será motivo recurrente de recuerdos irónicos por cuanto resultará caricaturesco ver y escuchar al literariamente deshauciado priísta arguyendo que él ha escrito una obra cuando no es capaz siquiera de inventar articuladamente que ha leído otra.
Waterloo intelectual de un personaje largamente acusado de ser un producto de la mercadotecnia, en especial de las artes de inflado sobre pedido que practican las televisoras dominantes, en particular la dirigida por Emilio Azcárraga Jean. De lo estético a lo patético: el figurín de telenovela, el político que, según se ve, dedica más tiempo a la parte externa que a la interna de su testa, exhibió dolorosamente los efectos nocivos de la adoración intensiva del gel. El esculpido copete como exhibición inversamente proporcional a la profundidad y cultivo de lo que está bajo él. La sospecha confirmada de que a Los Pinos puede llegar una versión en tres colores de Ninel Conde o la reformulación capilarmente ventajosa de los famosos traspiés del embotado Vicente Fox. Horas oscuras para el mexiquense que pobló como pocos el espacio libérrimo de Twitter bajo la etiqueta #LibreriaPeñaNieto (de donde se tomó el título de esta columna) que, sin embargo, por la noche fue retirada de esa lista de tópicos importantes, en circunstancias que a muchos pareció censura, pues era evidente la gran cantidad de mensajes depositados en ese casillero, aunque especialistas aseguraron que tales referencias destacadas se definen por el crecimiento del asunto en cita y no por el número de menciones en sí.
Vacilante, atrapado sin salida, emboscado en la inmensidad libresca, Peña Nieto se fue enredando más y más (en http://bit.ly/uBk3D6 puede verse), asiéndose sin esperanza a los pocos recursos de defensa a su desmemoriado alcance: la pronunciación torpe que hizo entender que hablaba de leer telenovelas cuando decía desde novelas; la Biblia que nomás leyó poquito, a pesar de ser egresado de la opusdeísta Universidad Panamericana; la pifia vicentina respecto a Krauze y Fuentes; el bochorno cuando pedía que le ayudaran a recordar el título de un libro sobre las mentiras de Krauze y alguien sugirió Pinocho; la desvalida búsqueda de precisión al preguntar ¿Tomás, Tomasini?, en angustiada consulta al público burlón para saber el nombre del autor de algún libro que él decía leer; la confesión abierta de que no hay libros que lo hayan marcado en su vida y de que no registra los títulos de los libros que por lo dicho le dan lo mismo en cuanto a contenido y autores (¡Oh, no sabía que se llamaba directorio telefónico!, podría ser una equivocación llevada al absurdo). Y así pretende gobernar a México, aunque ha de reconocerse que su propensión al olvido no es nueva: años atrás no había recordado la causa de la muerte de su primera esposa al ser entrevistado por el periodista de una cadena para hispanohablantes en Estados Unidos, Jorge Ramos.
Mientras tanto, memorioso e implacable, Felipe Calderón daba continuidad a su libreto de desarticulación electoral anunciada. Ayer, en el contexto de la entrada a su sexto y presuntamente último año de gobierno, el promotor de la guerra contra el narcotráfico insistió en su tesis de que esas fuerzas atentan contra la democracia, lo que ya se había planteado oficialmente en los discursos del pasado 20 de noviembre y, por lo que se ve, constituye la nueva fase de la turbia campaña bélica que podría desembocar en la alteración profunda o de plano la cancelación de los comicios del año entrante.
A nadie beneficiaría más que al PAN y sus candidatos una arremetida de cárteles del narcotráfico (el principal de los cuales ha sido mencionado con insistencia como beneficiario de las acciones del gobierno calderonista). El partido en el poder federal ni siquiera ha podido definir una candidatura con visos de triunfo y ninguno de los actuales aspirantes parece llenar el ojo del desconfiado ocupante actual de Los Pinos. Según se ven las cosas actualmente, el principal enfilado a la victoria electoral es el literato Peña Nieto y le seguiría en oportunidades de crecimiento el abanderado de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador. En esta columna se ha señalado con insistencia la tentación, al estilo adjudicado a Nerón respecto a Roma, que rondaría Los Pinos ante el riesgo de tener que entregar el poder a otro partido. Ahora Calderón la vuelve postura oficial, así que nadie debe llamarse a sorpresa si el narcotráfico acaba políticamente como empezó: como una forma de manipulación en busca de legitimar o consolidar a una facción en apuros. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 juliohdz@jornada.com.mx
Fuera de los estudios televisivos y sin apuntador óptico para enfrentar lo imprevisto (el famoso teleprompter), llevado por una pregunta simple (e incluso amable) hacia zonas ajenas a los discursos redactados por los asesores o las declaraciones dictadas por los estrategas de imagen, Enrique Peña Nieto sufrió para no hundirse totalmente en el ridículo en la Feria Internacional del Libro a la que había llegado este sábado entre mantas, pancartas y porra en las afueras, y élite propicia en el interior del salón donde haría como que presentaba una conferencia en lo que era una partidización arreglada por los hermanos Padilla (que siempre apuestan el capital electoral de la UdeG a varias cartas) para brindarle un escenario privilegiado al virtual candidato priísta que deambula en campaña disfrazada, irónicamente, de actos académicos e incluso de presentación de un libro de su presunta autoría que ahora será motivo recurrente de recuerdos irónicos por cuanto resultará caricaturesco ver y escuchar al literariamente deshauciado priísta arguyendo que él ha escrito una obra cuando no es capaz siquiera de inventar articuladamente que ha leído otra.
Waterloo intelectual de un personaje largamente acusado de ser un producto de la mercadotecnia, en especial de las artes de inflado sobre pedido que practican las televisoras dominantes, en particular la dirigida por Emilio Azcárraga Jean. De lo estético a lo patético: el figurín de telenovela, el político que, según se ve, dedica más tiempo a la parte externa que a la interna de su testa, exhibió dolorosamente los efectos nocivos de la adoración intensiva del gel. El esculpido copete como exhibición inversamente proporcional a la profundidad y cultivo de lo que está bajo él. La sospecha confirmada de que a Los Pinos puede llegar una versión en tres colores de Ninel Conde o la reformulación capilarmente ventajosa de los famosos traspiés del embotado Vicente Fox. Horas oscuras para el mexiquense que pobló como pocos el espacio libérrimo de Twitter bajo la etiqueta #LibreriaPeñaNieto (de donde se tomó el título de esta columna) que, sin embargo, por la noche fue retirada de esa lista de tópicos importantes, en circunstancias que a muchos pareció censura, pues era evidente la gran cantidad de mensajes depositados en ese casillero, aunque especialistas aseguraron que tales referencias destacadas se definen por el crecimiento del asunto en cita y no por el número de menciones en sí.
Vacilante, atrapado sin salida, emboscado en la inmensidad libresca, Peña Nieto se fue enredando más y más (en http://bit.ly/uBk3D6 puede verse), asiéndose sin esperanza a los pocos recursos de defensa a su desmemoriado alcance: la pronunciación torpe que hizo entender que hablaba de leer telenovelas cuando decía desde novelas; la Biblia que nomás leyó poquito, a pesar de ser egresado de la opusdeísta Universidad Panamericana; la pifia vicentina respecto a Krauze y Fuentes; el bochorno cuando pedía que le ayudaran a recordar el título de un libro sobre las mentiras de Krauze y alguien sugirió Pinocho; la desvalida búsqueda de precisión al preguntar ¿Tomás, Tomasini?, en angustiada consulta al público burlón para saber el nombre del autor de algún libro que él decía leer; la confesión abierta de que no hay libros que lo hayan marcado en su vida y de que no registra los títulos de los libros que por lo dicho le dan lo mismo en cuanto a contenido y autores (¡Oh, no sabía que se llamaba directorio telefónico!, podría ser una equivocación llevada al absurdo). Y así pretende gobernar a México, aunque ha de reconocerse que su propensión al olvido no es nueva: años atrás no había recordado la causa de la muerte de su primera esposa al ser entrevistado por el periodista de una cadena para hispanohablantes en Estados Unidos, Jorge Ramos.
Mientras tanto, memorioso e implacable, Felipe Calderón daba continuidad a su libreto de desarticulación electoral anunciada. Ayer, en el contexto de la entrada a su sexto y presuntamente último año de gobierno, el promotor de la guerra contra el narcotráfico insistió en su tesis de que esas fuerzas atentan contra la democracia, lo que ya se había planteado oficialmente en los discursos del pasado 20 de noviembre y, por lo que se ve, constituye la nueva fase de la turbia campaña bélica que podría desembocar en la alteración profunda o de plano la cancelación de los comicios del año entrante.
A nadie beneficiaría más que al PAN y sus candidatos una arremetida de cárteles del narcotráfico (el principal de los cuales ha sido mencionado con insistencia como beneficiario de las acciones del gobierno calderonista). El partido en el poder federal ni siquiera ha podido definir una candidatura con visos de triunfo y ninguno de los actuales aspirantes parece llenar el ojo del desconfiado ocupante actual de Los Pinos. Según se ven las cosas actualmente, el principal enfilado a la victoria electoral es el literato Peña Nieto y le seguiría en oportunidades de crecimiento el abanderado de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador. En esta columna se ha señalado con insistencia la tentación, al estilo adjudicado a Nerón respecto a Roma, que rondaría Los Pinos ante el riesgo de tener que entregar el poder a otro partido. Ahora Calderón la vuelve postura oficial, así que nadie debe llamarse a sorpresa si el narcotráfico acaba políticamente como empezó: como una forma de manipulación en busca de legitimar o consolidar a una facción en apuros. ¡Hasta mañana!
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La semana el presidente Calderón escribió en Twitter que ha pronunciado 3 mil discursos en sus cinco años en Los Pinos. Es una marca magnífica, tal vez supere a notorios picos de oro (así solía llamárseles antes) como el argentino Carlos Menem o Salinas de Gortari. Incluso Alejandra Sota debería tratar de registrarlo como récord Guinness. Por otro lado, al hacer un balance de lo que ha logrado en ese mismo periodo en materia económia, dijo que la inversión directa suma 100 mil millones de dólares. Posiblemente quiso impresionarnos, pero lo cierto es que la marca es mediocre. Notable hubiera sido lo doble, 200 mil millones, y aún estaríamos debajo de Brasil. Todavía dio otro dato para mostrarnos su éxito. Asegura que de junio de 2009 a la fecha se han generado un millón 670 mil empleos. Está quedando a deber cuando menos 3 millones de buenas plazas, según su promesa de campaña. Y todavía habría que ver si aquel millón 670 mil empleos se crearon en la economía formal o en la informal –en este último caso por medio de las compañías de outsourcing. En los últimos tiempos las grandes empresas contratan cada día menos personal en forma directa y lo hacen a través de la subcontratación. Le hubiera ido mejor a México si Calderón hubiera seguido su carrera política imponiendo récords de oratoria en el Legislativo, ya fuera como asambleísta del Distrito Federal, diputado o senador. Como Presidente de la República ejemplifica el principio de Peter: subió a su nivel de incompetencia. Eso sí, ha resultado buenísimo para cobrar. Prácticamente duplicó los ingresos de Fox y ya eran desproporcionados en relación con los de una familia de la clase media. El próximo año, el último, aun cuando sólo estará en Los Pinos 11 meses, recibirá 4’207,628 pesos (ingreso bruto, antes de impuestos). Algunos de los conceptos que integran esta espectacular suma son los siguientes: a) aguinaldo, $76,880; gratificación de fin de año, $319,628 (los cobrará en forma anticipada en noviembre); seguro de gastos médicos mayores, $13,057; seguro de separación del cargo (es una forma de indemnización por los años que trabajó de presidente), $357,550; seguro de vida y pago extraordinario por riesgo, $830,446. ¿Finalmente los contribuyentes nos libraremos de seguir alimentando la riqueza del personaje? No, para nada. Calderón tiene 49 años, el promedio de vida en México es de 75 años, al parecer goza de buena salud, sólo ha enfermado una vez en años recientes, cuando cayó de la bicicleta y se lastimó un brazo, así que durante los siguientes 26 años continuaremos pagándole una pensión millonaria como ex presidente. No desaprovechó la oportunidad para darle gracias a Dios por la manera tan generosa en que lo ha favorecido. ¿Quiere decir que Dios desfavoreció a todo un país para beneficiar a uno de sus miembros? Mmmm. A veces se le atribuyen obras que no ha realizado. Él todavía no ha dicho la última palabra.
Tasas de interés
Países como Italia y Grecia están pagando rendimientos a los compradores de bonos de gobierno de poco más de 7 por ciento anual, y es un escándalo. Los expertos no creen que pueda mantenerse con buena salud su sistema financiero pagando tasas tan elevadas. En México, según Reuters, después de la decisión sobre tasas de interés del Banco de México del viernes pasado, el rendimiento a 10 años, con fecha de vencimiento del 10 de junio de 2021 , avanzó 0.07 puntos frente a su cierre del jueves, a un 6.38 por ciento. Y la tasa a 20 años, con vencimiento el 31 de mayo del 2029, cerró a 7.46 por ciento, 0.05 puntos por arriba de su cierre previo, de acuerdo con intermediarios. En otras palabras, también el banco central mexicano está pagando rendimientos altísimos con tal de retener los capitales golondrinos. Pero siguen huyendo, se refugian en bonos del Tesoro de Estados Unidos, así que no le ha quedado de otra más que vender dólares de su reserva internacional para contener la devaluación.
Tasas de interés
Países como Italia y Grecia están pagando rendimientos a los compradores de bonos de gobierno de poco más de 7 por ciento anual, y es un escándalo. Los expertos no creen que pueda mantenerse con buena salud su sistema financiero pagando tasas tan elevadas. En México, según Reuters, después de la decisión sobre tasas de interés del Banco de México del viernes pasado, el rendimiento a 10 años, con fecha de vencimiento del 10 de junio de 2021 , avanzó 0.07 puntos frente a su cierre del jueves, a un 6.38 por ciento. Y la tasa a 20 años, con vencimiento el 31 de mayo del 2029, cerró a 7.46 por ciento, 0.05 puntos por arriba de su cierre previo, de acuerdo con intermediarios. En otras palabras, también el banco central mexicano está pagando rendimientos altísimos con tal de retener los capitales golondrinos. Pero siguen huyendo, se refugian en bonos del Tesoro de Estados Unidos, así que no le ha quedado de otra más que vender dólares de su reserva internacional para contener la devaluación.
Hace unos días el representante Barney Frank anunció que no buscará su relección el próximo noviembre. El distrito que él representa ha sido un bastión del partido demócrata por décadas. Entre las principales ciudades en el distrito están Boston y Brookline, esta última sede de la dinastía Kennedy. Uno de los motivos de su decisión se debe a la redistritación que con motivos electorales se hizo en el estado de Massachusetts. Se incorporaron al distrito que él representa 300 mil electores de ciudades dominadas por el Partido Republicano y se eliminaron varias en las que hay preferencia por los demócratas. Esa estrategia se sigue en estados gobernados por republicanos con evidente propósito de consolidar el dominio de ese partido en el Congreso. ¿Quién es Barney Frank? ¿Por qué será una pérdida para la causa liberal?
Frank fue electo a la Cámara de Representantes en 1981. Por más de dos décadas fue el presidente del Comité de Asuntos Financieros, tal vez el más poderoso en ese recinto legislativo. Ahí se elabora la propuesta de presupuesto anual y la normatividad del sistema económico, entre otros asuntos de importancia para ese país. La reciente reforma financiera fue concebida principalmente por Frank. Su capacidad para entender el funcionamiento del sistema financiero fue clave para confrontar a quienes han insistido en defender la desregulación y la libertad para operar sin cortapisas en Wall Street. Recibir apoyo de ellos para su campaña de relección no fue obstáculo para que impulsara reformas que regulen estrictamente la operación de corporaciones en esa área.
Frank fue electo a la Cámara de Representantes en 1981. Por más de dos décadas fue el presidente del Comité de Asuntos Financieros, tal vez el más poderoso en ese recinto legislativo. Ahí se elabora la propuesta de presupuesto anual y la normatividad del sistema económico, entre otros asuntos de importancia para ese país. La reciente reforma financiera fue concebida principalmente por Frank. Su capacidad para entender el funcionamiento del sistema financiero fue clave para confrontar a quienes han insistido en defender la desregulación y la libertad para operar sin cortapisas en Wall Street. Recibir apoyo de ellos para su campaña de relección no fue obstáculo para que impulsara reformas que regulen estrictamente la operación de corporaciones en esa área.
Por quinta ocasión el cuentacuentos de Los Pinos agarró el micrófono en el Campo Marte y volvió a contar su fábula para vivir mejor (calderolandia, versión corregida y aumentada de foxilandia): se dice fácil, pero la nuestra, como quiera que se le vea, es una economía en crecimiento, con baja inflación y con generación de empleos... Y desde el punto más bajo de la crisis, desde junio de 2009, se han generado en México un millón 670 mil nuevos empleos netos para los mexicanos, es decir, empleos registrados, pagada su cuota obrero-patronal, y ya descontadas las renuncias y las liquidaciones. México crece y genera empleos con bajas tasas de inflación (a costa de salarios de hambre, desde luego).
Pues bien, en su sempiterno intento (fallido, desde luego) de combatir la realidad con fábulas, y como quiera que se le vea, Felipe Calderón se topa con pared: su gobierno ha sido un rotundo fracaso; la economía reporta una tasa anual promedio de crecimiento de 1.5 por ciento en el quinquenio, una de las más reducidas en el mundo; baja inflación, pero a costillas del carcomido poder adquisitivo de los salarios y, por ende, del bienestar social, y una generación de empleo formal cada día con menores prestaciones, que a duras penas promedia 287 mil plazas anuales en el último trienio (eventuales 43 por ciento de ellas), es decir desde el comienzo oficial de la crisis (no desde el punto más bajo, como idílica cuan mañosamente relató el susodicho). No es gratuito, pues, que la informalidad haya crecido a paso agigantado y que la tasa oficial de desocupación abierta reporte un avance de 65 por ciento.
Pero la realidad ni de lejos cabe en la fábula: hasta el quinto año (de Calderón) los saldos sociales son los más preocupantes. En primera instancia se tiene el incremento en la pobreza (12.2 millones adicionales, para sumar 57.7 millones de personas si el problema se mide por ingreso). Este desequilibrio ha sido provocado por un nivel de desocupación que es más elevado al registrado en 2006 (comienzo del sexenio). Particularmente delicado es el hecho de que las más afectadas han sido las ciudades, es decir, donde se registra la mayor concentración poblacional, lo cual sintetiza que los programas de cobertura social no tienen el alcance suficiente para subsanar aquellas debilidades provocadas por las malas condiciones del mercado laboral, como bien reseña (Hacia el último año de gobierno) el Centro de Investigación en Economía y Negocios (Cien) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México.
Súmense las condiciones adversas que enfrenta la juventud: 7.8 millones de mexicanos entre 12 y 29 años no estudian ni trabajan, lo que coloca a México (de acuerdo con la OCDE) en el antepenúltimo lugar de la organización. Lo anterior pone en claro que una parte importante de las personas en edad productiva no se encuentran en una actividad que les permita superar sus condiciones de marginación. El aderezo lo aporta la corrupción: las últimas mediciones internacionales sobre el particular, indican que México está en el lugar 100 a nivel mundial. (Con Calderón) poco se avanzó en la lucha contra un cáncer que durante décadas ha minado la economía y estabilidad social del país.
Sobre el elemento fundamental de la fábula calderonista, el CIEN apunta: aún con un aumento de 4 por ciento del PIB en el presente año, los primeros cinco alcanzarían un promedio anual de solamente 1.5 por ciento. Asociado con ello se tiene al bajo dinamismo de la inversión privada, la cual no ha encontrado los factores propicios para incrementarse de manera sostenida. Uno de los factores que más afecta la capacidad de las empresas para poder mejorar su desempeño es la inseguridad pública. El desbordamiento del crimen organizado en algunas entidades del país es un elemento central en el entendimiento del por qué no hay una reactivación sostenida y homogénea en lo que en materia de inversión se refiere. Otro elemento que se abate sobre el último año de gobierno es la incapacidad que la economía tiene para lograr aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores, el círculo vicioso de contener la inflación mediante el control de los salarios hace que en poco pueda incidir la política económica si antes no se alcanza a incrementar la productividad de México.
Puestos callejeros en el Centro Histórico de la ciudad de MéxicoFoto Roberto García Ortiz
Aquel país de ensueño que, para vivir mejor, prometió el actual inquilino de Los Pinos no trascendió la campaña electoral: en sus cinco años el crecimiento económico en México no sólo ha sido escaso e insuficiente, sino que no se ha traducido en una mejora sostenible del bienestar de su población. Incluso éste no garantiza que los mexicanos que cuentan con un empleo permanezcan al margen de una situación de pobreza. El índice de la tendencia de la pobreza laboral (ITPL) refleja que el porcentaje de personas que percibe ingresos inferiores al valor de la canasta básica ha crecido sustancialmente (22 por ciento entre 2006 y 2011). Más preocupante es que la población en desocupación se incrementó 65 por ciento a lo largo del presente sexenio, mientras el registro de trabajadores asegurados en el IMSS únicamente avanzó 11 por ciento en el mismo periodo. No puede dejarse de lado la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores: el ingreso laboral per cápita real (deflactado con el índice de precios de la canasta básica) se ha reducido 24 por ciento, precisa el Cien.
Es notorio el retroceso en las condiciones del mercado laboral, no sólo la escasa generación de empleo sino por la evidente precarización del mismo. Así, por ejemplo, entre 2006 y 2011 sólo se han registrado 899 mil nuevos empleos permanentes (menos de 180 mil por año), en tanto que la informalidad ha capturado a más de 2 millones de personas durante el mismo periodo. Considerando el total del empleo formal (permanentes y eventuales) registrado en el IMSS, el déficit en la generación de plazas laborales es de 3.5 millones en los primeros cinco años de gobierno. Aunado a lo anterior, existen más de 3 millones de trabajadores mexicanos que no perciben remuneraciones, más de 6 millones que obtienen hasta un salario mínimo o menos; más de 30 millones no cuentan con acceso a la salud, así como otros 12 millones que no tienen otra prestación distinta a la salud, y 13.4 millones en la informalidad.
Las rebanadas del pastel
Todo ello está documentado, pero el cuentacuentos dice que como quiera que se le vea (la mexicana) es una economía en crecimiento, con baja inflación y con generación de empleos. Y se quedó tan fresco.
cfvmexico_sa@hotmail.com
Pues bien, en su sempiterno intento (fallido, desde luego) de combatir la realidad con fábulas, y como quiera que se le vea, Felipe Calderón se topa con pared: su gobierno ha sido un rotundo fracaso; la economía reporta una tasa anual promedio de crecimiento de 1.5 por ciento en el quinquenio, una de las más reducidas en el mundo; baja inflación, pero a costillas del carcomido poder adquisitivo de los salarios y, por ende, del bienestar social, y una generación de empleo formal cada día con menores prestaciones, que a duras penas promedia 287 mil plazas anuales en el último trienio (eventuales 43 por ciento de ellas), es decir desde el comienzo oficial de la crisis (no desde el punto más bajo, como idílica cuan mañosamente relató el susodicho). No es gratuito, pues, que la informalidad haya crecido a paso agigantado y que la tasa oficial de desocupación abierta reporte un avance de 65 por ciento.
Pero la realidad ni de lejos cabe en la fábula: hasta el quinto año (de Calderón) los saldos sociales son los más preocupantes. En primera instancia se tiene el incremento en la pobreza (12.2 millones adicionales, para sumar 57.7 millones de personas si el problema se mide por ingreso). Este desequilibrio ha sido provocado por un nivel de desocupación que es más elevado al registrado en 2006 (comienzo del sexenio). Particularmente delicado es el hecho de que las más afectadas han sido las ciudades, es decir, donde se registra la mayor concentración poblacional, lo cual sintetiza que los programas de cobertura social no tienen el alcance suficiente para subsanar aquellas debilidades provocadas por las malas condiciones del mercado laboral, como bien reseña (Hacia el último año de gobierno) el Centro de Investigación en Economía y Negocios (Cien) del Tecnológico de Monterrey, campus estado de México.
Súmense las condiciones adversas que enfrenta la juventud: 7.8 millones de mexicanos entre 12 y 29 años no estudian ni trabajan, lo que coloca a México (de acuerdo con la OCDE) en el antepenúltimo lugar de la organización. Lo anterior pone en claro que una parte importante de las personas en edad productiva no se encuentran en una actividad que les permita superar sus condiciones de marginación. El aderezo lo aporta la corrupción: las últimas mediciones internacionales sobre el particular, indican que México está en el lugar 100 a nivel mundial. (Con Calderón) poco se avanzó en la lucha contra un cáncer que durante décadas ha minado la economía y estabilidad social del país.
Sobre el elemento fundamental de la fábula calderonista, el CIEN apunta: aún con un aumento de 4 por ciento del PIB en el presente año, los primeros cinco alcanzarían un promedio anual de solamente 1.5 por ciento. Asociado con ello se tiene al bajo dinamismo de la inversión privada, la cual no ha encontrado los factores propicios para incrementarse de manera sostenida. Uno de los factores que más afecta la capacidad de las empresas para poder mejorar su desempeño es la inseguridad pública. El desbordamiento del crimen organizado en algunas entidades del país es un elemento central en el entendimiento del por qué no hay una reactivación sostenida y homogénea en lo que en materia de inversión se refiere. Otro elemento que se abate sobre el último año de gobierno es la incapacidad que la economía tiene para lograr aumentar el poder adquisitivo de los trabajadores, el círculo vicioso de contener la inflación mediante el control de los salarios hace que en poco pueda incidir la política económica si antes no se alcanza a incrementar la productividad de México.
Puestos callejeros en el Centro Histórico de la ciudad de MéxicoFoto Roberto García Ortiz
Aquel país de ensueño que, para vivir mejor, prometió el actual inquilino de Los Pinos no trascendió la campaña electoral: en sus cinco años el crecimiento económico en México no sólo ha sido escaso e insuficiente, sino que no se ha traducido en una mejora sostenible del bienestar de su población. Incluso éste no garantiza que los mexicanos que cuentan con un empleo permanezcan al margen de una situación de pobreza. El índice de la tendencia de la pobreza laboral (ITPL) refleja que el porcentaje de personas que percibe ingresos inferiores al valor de la canasta básica ha crecido sustancialmente (22 por ciento entre 2006 y 2011). Más preocupante es que la población en desocupación se incrementó 65 por ciento a lo largo del presente sexenio, mientras el registro de trabajadores asegurados en el IMSS únicamente avanzó 11 por ciento en el mismo periodo. No puede dejarse de lado la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores: el ingreso laboral per cápita real (deflactado con el índice de precios de la canasta básica) se ha reducido 24 por ciento, precisa el Cien.
Es notorio el retroceso en las condiciones del mercado laboral, no sólo la escasa generación de empleo sino por la evidente precarización del mismo. Así, por ejemplo, entre 2006 y 2011 sólo se han registrado 899 mil nuevos empleos permanentes (menos de 180 mil por año), en tanto que la informalidad ha capturado a más de 2 millones de personas durante el mismo periodo. Considerando el total del empleo formal (permanentes y eventuales) registrado en el IMSS, el déficit en la generación de plazas laborales es de 3.5 millones en los primeros cinco años de gobierno. Aunado a lo anterior, existen más de 3 millones de trabajadores mexicanos que no perciben remuneraciones, más de 6 millones que obtienen hasta un salario mínimo o menos; más de 30 millones no cuentan con acceso a la salud, así como otros 12 millones que no tienen otra prestación distinta a la salud, y 13.4 millones en la informalidad.
Las rebanadas del pastel
Todo ello está documentado, pero el cuentacuentos dice que como quiera que se le vea (la mexicana) es una economía en crecimiento, con baja inflación y con generación de empleos. Y se quedó tan fresco.
cfvmexico_sa@hotmail.com
La subordinación de los gobiernos y los congresos neoliberales a los núcleos rectores del capitalismo corporativo global ha permitido a éste transformar y moldear en su favor casi todo el andamiaje jurídico de las naciones incluyendo, desde luego, el impositivo.
La captación fiscal
La tendencia ascendente de los ingresos tributarios como proporción del PIB durante la etapa del capitalismo social llegó a su máximo en las naciones avanzadas en el transcurso de la última década del siglo pasado, para de ahí disminuir o estancarse (Gráfico 1). Los 22 países seleccionados captaron en promedio, en 1970, el 28.5% de su PIB, llegaron a 37.9 en el 2000 y descendieron a 36.7% en 2009.
Este relativo estancamiento o retroceso en la captación fiscal tiene, además, un trasfondo antisocial, pues el neoliberalismo ha trasladado parte de la carga impositiva que le afecta (los impuestos directos sobre las utilidades de las empresas y los altos ingresos personales) a una carga indirecta que incide en la ciudadanía (los impuestos al consumo tipo IVA, y otros como los gravámenes a vehículos o a combustibles, que las empresas pueden además deducir).
En sustento de lo anterior, cabe mencionar que, en cifras redondas, Alemania captaba por ISR 13% de su PIB en 1980 y ahora (2009) 11; Bélgica, 18 en 1985 y ahora 15; Canadá llegó a 18% y ahora a 14; Estados Unidos 15, y ahora 10; Francia más de 11% y en 2009, 9; Japón, 15 y ahora 8, o Suecia, que de casi 22 ahora capta 16% del PIB (Gráfico 1).
La captación fiscal
La tendencia ascendente de los ingresos tributarios como proporción del PIB durante la etapa del capitalismo social llegó a su máximo en las naciones avanzadas en el transcurso de la última década del siglo pasado, para de ahí disminuir o estancarse (Gráfico 1). Los 22 países seleccionados captaron en promedio, en 1970, el 28.5% de su PIB, llegaron a 37.9 en el 2000 y descendieron a 36.7% en 2009.
Este relativo estancamiento o retroceso en la captación fiscal tiene, además, un trasfondo antisocial, pues el neoliberalismo ha trasladado parte de la carga impositiva que le afecta (los impuestos directos sobre las utilidades de las empresas y los altos ingresos personales) a una carga indirecta que incide en la ciudadanía (los impuestos al consumo tipo IVA, y otros como los gravámenes a vehículos o a combustibles, que las empresas pueden además deducir).
En sustento de lo anterior, cabe mencionar que, en cifras redondas, Alemania captaba por ISR 13% de su PIB en 1980 y ahora (2009) 11; Bélgica, 18 en 1985 y ahora 15; Canadá llegó a 18% y ahora a 14; Estados Unidos 15, y ahora 10; Francia más de 11% y en 2009, 9; Japón, 15 y ahora 8, o Suecia, que de casi 22 ahora capta 16% del PIB (Gráfico 1).
Un candidato presidencial, un ex gobernador y una de las figuras más legendarias del mundo deportivo universitario, todos parte del gran espectáculo de pan, circo y política nacional, son los más recientes en caer por pecados sexuales.
La lista de figuras públicas que han caído por sus actividades sexuales clandestinas sigue creciendo con entrenadores de futbol, curas, senadores, representantes y más. Casi todos promovían una imagen pública de defensores de los valores de la familia, la honestidad, la caridad y la ética.
La lista de figuras públicas que han caído por sus actividades sexuales clandestinas sigue creciendo con entrenadores de futbol, curas, senadores, representantes y más. Casi todos promovían una imagen pública de defensores de los valores de la familia, la honestidad, la caridad y la ética.
Siempre es de agradecer la obra de autores que, además de su estridencia, saben conectar la pluma al corazón y a la cabeza, exhibir un tono y una reflexión capaces de recuperar para el idioma español su natural insumisión, arrebatada por una milenaria cultura de sometidos, independientemente de la geografía.
Fernando Vallejo, cuyo espíritu renacentista fue premiado en la FIL de Guadalajara, en oportuno mentís a la derecha ultramontana que sueña con imponer visiones retrógradas, pensamientos únicos y visiones tontas, es de los escritores cuya obra suele anteponer la indignación chirriante a la mesura culturalmente correcta, cuando la autoayuda de supermercado aconseja pensar positivo, sin criticar ni ofender, sobre todo a los idiotas con poder.
El grueso de su obra constituye un muestrario de juicios bochornosos para las buenas conciencias, de herejías y escarnios a valores milenarios y a jerarcas de todos colores, a los que fustiga como a ex presidentes ladrones impunes, demostrando que la lucidez individual no puede seguir en anteproyecto y que el descaro no es exclusivo de banqueros, locutores y políticos, incluido su decepcionante gallo con botas.
Fernando Vallejo, cuyo espíritu renacentista fue premiado en la FIL de Guadalajara, en oportuno mentís a la derecha ultramontana que sueña con imponer visiones retrógradas, pensamientos únicos y visiones tontas, es de los escritores cuya obra suele anteponer la indignación chirriante a la mesura culturalmente correcta, cuando la autoayuda de supermercado aconseja pensar positivo, sin criticar ni ofender, sobre todo a los idiotas con poder.
El grueso de su obra constituye un muestrario de juicios bochornosos para las buenas conciencias, de herejías y escarnios a valores milenarios y a jerarcas de todos colores, a los que fustiga como a ex presidentes ladrones impunes, demostrando que la lucidez individual no puede seguir en anteproyecto y que el descaro no es exclusivo de banqueros, locutores y políticos, incluido su decepcionante gallo con botas.
Colombia Moya: Andanzas
El pasado 14 de noviembre, el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (CNCA) y el Palacio de Bellas Artes presentaron al público mexicano, con bombo y platillo, a un joven bailarín mexicano que apenas hace algunos años, con su padre, buscaba infructuosamente en esta ciudad el apoyo financiero de las instancias correspondientes a fin de poder realizar estudios superiores de danza clásica en el extranjero.
Isaac Hernández, en ese entonces de 15 años, partió a los centros más importantes de la escuela clásica, en los cuales adquirió el nivel y los conocimientos que hoy le valen el reconocimiento internacional como la máxima promesa del ballet mundial, como reza en la carátula del elegante programa de mano de la gala que ofreció en Bellas Artes, en el cual también figuran una fotografía del bailarín y su nombre, inscrito en letras grandes. Esto jamás se había visto en programa alguno.
Con una gran promoción, Isaac, hoy solista del ballet de San Francisco, llenó el butaquerío de los tres pisos del recinto. Fans, amigos, colegas, en fin, tutti cuanti estaban interesados en conocer a Isaac Hernández.
En la gala se trasmitió un video de Isaac mediante una gran pantalla con imágenes, de dudosa calidad fotográfica. Habló de sus sueños y de lo importante que era para él conquistar al público de México, su amado país.
El Correo Ilustrado
Exigen garantías para traslado de Norma Andrade al DF
A raíz del atentado perpetrado el pasado 2 de diciembre contra Norma Andrade, copresidenta de Nuestras Hijas de Regreso a Casa, los firmantes solicitamos y exigimos al gobierno de la República Mexicana, al presidente Felipe Calderón y al gobernador de Chihuahua, César Duarte, todas las medidas precautorias para el traslado de la familia de Norma a la ciudad de México. Los responsabilizamos de cualquier daño que puedan sufrir en el trayecto y en el Distrito Federal. Asimismo, pedimos que proporcionen asistencia médica y de hospedaje para la familia; también exigimos protección para que su hija Malú pueda realizar en Juárez todos los trámites necesarios y recoger la documentación de la familia.
Iván Restrepo: Lamentable espectáculo
Aunos días de que concluya la Cumbre del Clima en Durban todo apunta a que no habrá acuerdo entre los 195 países asistentes a fin de salvar al planeta de las consecuencias del cambio climático. La suerte de esta reunión la definieron los dos mayores contaminantes, China y Estados Unidos. El representante de nuestro vecino y socio comercial, Jonathan Pershing, dijo que cualquier acuerdo de reducción de gases de efecto invernadero que remplace al Protocolo de Kyoto debe implicar por igual a los países desarrollados y a las economías emergentes. Ésa sería la única manera de que la potencia del norte apoye un compromiso de ese tipo. Lo anterior, en clara referencia a China, India y Brasil, por ejemplo, que no están obligados a reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2), en tanto 40 países industrializados (destacadamente los que integran la Unión Europea) ya toman medidas efectivas de reducción, aunque no suficientes
Tanto por la dimensión como por la complejidad de los problemas que se presentan al final de este año, iniciando la segunda década del siglo XXI, parece inevitable recordar las profecías de Michel de Nostradamus, pues aunque la complejidad que se va generando, y el carácter tan general que presentan estas crisis, hacen que, toda proporción guardada, tanto por la lejanía del origen de la historia del viejo continente como por las diferencias en el desarrollo económico, que son indudablemente las que producen los contrastes que se hacen presentes, cuando se intentan análisis del futuro próximo en Europa, que se tratan de aplicar en otros continentes, léase por ejemplo África o América Latina, o bien América del Norte –la de Estados Unidos y Canadá–, a la que si bien pertenecemos geográficamente, cuando se piensa en función del pasado histórico, y de alcances hacia el futuro, tenemos que cuidar mucho el no entrar sin establecer las grandes diferencias que hacen más difícil intentar soluciones comunes, porque, obviamente, los recursos que corresponden a unos y a otros son igualmente diferentes, y hasta contrastantes.
En un hermoso cuento de Léon Bloy, el protagonista es un hombre pobre que, por una catástrofe, adquiere la extravagante enfermedad de la clarividencia, de la que no puede curarse; así se torna en un pobre clarividente; de pronto, un día recibe una herencia cuantiosa de un pariente que se había enriquecido en América, donde había hecho fortuna.
En verdad así es, no tanto por excepción, sino casi como regla. El ascenso y descenso por los caminos que llevan a la gloria y por las grietas que llevan al infierno fue vivido intensamente, seguramente una vez más, por ese personaje que parecía al principio, para quienes no teníamos el gusto, un norteño leve y dicharachero, que con buen ojo había designado Enrique Peña Nieto presidente del PRI. Un presidente del partido que él creyó rotundamente lo ayudaría en su carrera hacia Los Pinos.
El capitalismo del siglo XXI parece una versión de la concepción acerca del cambio social ofrecida por el pensador ruso Alexander Herzen luego de la revolución de 1848: La muerte de las formas contemporáneas del orden social deben complacer más que perturbar al espíritu. Pero lo que es aterrador es que el mundo que se va deja tras de sí, no un heredero, sino una viuda preñada. Entre la muerte de uno y el nacimiento del otro, mucha agua correrá, una larga noche de caos y desolación.
¿Por qué un medio como Letras Libres, que presume de calidad editorial –heredero de una tradición de pensamiento liberal y creación literaria de largo aliento–, se permitió ir demasiado lejos en su hostilidad ideológica contra La Jornada?
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