A diferencia de varones, buscan seguridad en envío de remesas
Por: Nelson Rodríguez, corresponsal
Cimacnoticias | Managua.- Marina llegó a las 10 de la mañana al consulado costarricense en esta capital nicaragüense, luego de viajar seis horas desde una comunidad rural del norteño departamento de Jinotega, con su pasaporte en mano y las esperanzas de viajar a la vecina Costa Rica (CR) a trabajar para suplir las necesidades de sus dos hijos de siete y cinco años, quienes quedaron bajo el cuidado de su madre.
Marina es madre soltera y proviene de una familia campesina de Jinotega, donde todos los años dependían de los trabajos en las plantaciones de café, pero este 2014 una plaga en el aromático disminuyó las oportunidades de trabajo de unas 130 mil personas en toda la zona cafetalera del norte de este país centroamericano, según economistas.
De acuerdo con la organización Acción Contra el Hambre en Centroamérica, la plaga llamada “de la roya” pone en riesgo la seguridad alimentaria de unas 90 mil personas en Nicaragua, cuyos ingresos este año se redujeron hasta en un 30 por ciento, obligándolas a pasar de la pobreza a la extrema pobreza.
El consulado costarricense normalmente en los primeros dos meses del año recibe un promedio de mil solicitudes diarias y este año han llegado hasta las 3 mil.
La afluencia de personas nicaragüenses solicitando visa en la embajada costarricense en Managua y la ciudad de Chinandega continúa siendo alta, lo cual indica que la gente sigue buscando mejores oportunidades de vida, dijo Martha Cranshow, de la Red Nicasmigrantes.
Según datos del consulado costarricense, en la primera semana de enero pasado se emitieron más de 64 mil visas, lo cual es visto en Nicaragua como algo normal si se toma en cuenta que las y los nicaragüenses regresan a sus trabajos luego de pasar las vacaciones en su tierra con sus familiares, pero llama la atención que en este mes de marzo la demanda sigue siendo alta.
De acuerdo con algunas organizaciones nicaragüenses que trabajan por los derechos de las personas migrantes, en las mujeres es mayor la necesidad de regular su situación migratoria en comparación con los hombres, ya que ellas buscan más estabilidad laboral para enviar con mayor seguridad las remesas a sus familias en Nicaragua.
Mónica Segnini, presidenta de la Cámara de Exportadores de CR, quien participó recientemente en un foro en Managua, explicó que la mano de obra de las mujeres nicaragüenses en su país ha sido determinante para la economía.
“Yo no sé qué hubiese hecho yo sin una colaboradora nicaragüense en mi casa”, señaló a Cimacnoticias la dirigente empresarial, quien destacó la importancia de que cualquier ingreso de migrantes nicaragüenses a CR se realice en condición regular.
La mayoría de las mujeres nicaragüenses en el país vecino se emplean en el hogar, en el comercio y en cargos intermedios en algunas empresas, mientras que la mayoría de hombres trabaja como guardias de seguridad, o en los sectores agrícolas y de la construcción.
La cámara empresarial que Segnini dirige realizó una campaña para que las personas nicaragüenses regularicen su condición. A fines del año pasado en sólo un fin de semana lograron regularizar a unas 500 personas, de las cuales casi la mitad eran mujeres, en un trabajo conjunto con la Dirección de Migración costarricense, los empresarios y el consulado nicaragüense en CR.
Es importante que la migración se realice de forma regular, de esta manera tendrán mejores oportunidades de trabajo, con seguro social y condiciones dignas, recordó Segnini.
Las personas que entran o se mantienen de forma irregular en Costa Rica se exponen a los abusos laborales y para evitarlo es recomendable que regularicen su condición, “aunque sabemos que hay múltiples factores, es por eso que la Cámara de Exportadores de Costa Rica este año pretende realizar nuevamente la campaña para regularizar a más nicaragüenses”, adelantó Segnini.
Los bajos salarios en Nicaragua, las pocas oportunidades laborales y las alzas constantes de los productos de la canasta básica, afectan especialmente a las familias campesinas y obreras urbanas, dijo el economista Cirilo Otero.
Con el salario mínimo de Nicaragua una trabajadora de la industria textilera devenga un salario mensual de 156 dólares (poco más de 2 mil pesos mexicanos), con lo que apenas logra comprar la tercera parte de los 53 productos de la canasta básica, cuyo valor es de unos 450 dólares (cerca de 5 mil 900 pesos mexicanos), según el reporte del Banco Central.
Los bajos salarios, pero además las pocas oportunidades laborales en Nicaragua, provocan que muchas personas encuentren como único chance la migración hacia CR, por la cercanía y los lazos que se han construido a lo largo de los años, dijo Martha Cranshow, de la organización Nicasmigrantes.
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