El arte de mentir con imágenes
Rebelión/Universidad de la Filosofía
Imágenes para la dominación de los imaginarios
Son capaces de usar “fotos” para cualquier cosa. A la vista
de todos nosotros, la ideología de la clase dominante, y sus negocios,
miente con el fin de disociar la realidad de sus ficciones (y
viceversa). Para eso fundó una industria del registro fotográfico, y
una industria de la propagación de imágenes que, en uno de sus trabajos
más nefastos, no ha dejado de especializarse en todas las posibilidades
de la mentira. Suelen ser “fotos” sin lugar, sin fecha, sin autor. Uno
de sus reinos predilectos es el del “periodismo” que las burguesías han
consolidado como “armas de guerra ideológica” y herramientas para la invisibilización
de lo evidente. La sobresaturación con imágenes ha servido para
anestesiar al pensamiento. Diremos, sólo por rigor de método, que no
son todos… pero. ¿Cuánto puede esconderse lo real en una fotografía?
Hemos visto una revolución
burguesa de la tecnología, y del lenguaje fotográfico, para la
des-información. El viejo interés humano por el “registro fiel de los
hechos” quedó sepultado bajo el dispositivo ideológico especializado en
sembrar una mezcla de zozobra, desorientación y miedo. Fascismo. Hoy la
mentira fotográfica tiene herramientas inimaginables al servicio de la
irracionalidad del mercado y de los engaños que sirven para “mostrar”
con fotografías, hechos que no son o que nunca fueron lo que dicen
que son. Obra cumbre, no única, de esta degeneración es el diario “El
País” de España que publicó una fotografía en la que se afirmó aparecía
el presidente Hugo Chávez en un quirófano.
Muchos pagan
cualquier cifra por fotografías útiles para ilustrar y demostrar la
“verdad” de los especialistas en mentir. No importa dónde ocurrió el
hecho, quién es la víctima, en qué fecha se produjo. Cualquier persona
que posea un modo de registro (cámara o teléfono) puede convertirse en
comerciante de la mentira hegemónica. No hay inocencia, se pagan sumas
jugosas. Para el negocio de mentir con fotografías nada mejor que una
camarita discreta, fácil de usar, gran calidad y conexión a Internet
vía Wifi ¿Es neutra la tecnología? No hay control posible en un
fenómeno basado en la saturación de imágenes y menos si, con esa
saturación, se fortalece el sistema de mentiras que se ha vuelto salida
mercantil e ideológico-política. Internet ha multiplicado,
exponencialmente, el número de fotografías realizadas por profesionales, y por aficionados, para mentir a cada día.
La fotografía no es la verdad… es una herramienta para su búsqueda. Por
eso, acaso, nadie parece preocuparse por la verdad, en la información
fotográfica, entre otras razones porque la mentira se ha vuelto uno de
los grandes pilares del negocio del periodismo burgués contemporáneo.
Se organizan algunas redacciones en función de lo que la fotografía
consigue en lugar de ceñirse estrictamente a los hechos y a sus
protagonistas. Los operadores mediáticos se frotan las manos con la
posibilidad de aumentar sus negocios, y sus intereses ideológicos,
saturando con fotografías “testigo” sus periódicos y revistas. No
importa que sean falsas.
Es el capitalismo mundial que financia
guerras, que encarece medicamentos, que devasta selvas y mares, que
intoxica el aire, derrite glaciares, reseca los lagos... extermina
especies vegetales, animales… humanas. Es el capitalismo retratado en
personas, inocentes, frágiles, olvidadas… engañadas sistemáticamente
con un arma ideológica de enajenación masiva, infernal y humillante,
que son sus “fotografías”. Es el retrato de la barbarie y se ve
clarísimo. La evidencia de que los horrores puedan acabar
convirtiéndose en un espectáculo “informativo” muy rentable.
A
estas alturas de su historia los trabajadores de la producción
fotográfica andan flacos de organización y movilización solidarias. Los
ha golpeado la crisis de sobreproducción fotográfica, el recorte de los
salarios, los despidos masivos y el avance tecnológico manipulado por
la burguesía. Hay excepciones, claro, pero en todo el espectro de la
producción fotográfica se ven los estragos del capitalismo
inmisericorde e inclemente. Igual que en el resto de las actividades
productivas.
Alguna vez se pensó que las fotografías no
mentían, que eran prueba palmaria de un acontecimiento y que su
fidelidad con la “realidad” garantizaría una transformación
revolucionaria en nuestra relación con los hechos y el conocimiento
“objetivo” sobre ellas. Pero está naciendo un espectador cómplice de
fotografías, dispuesto a ignorar que pueden mentirle. Es que la verdad
exige mucho trabajo. El truco consiste en manipular los hechos para que
se adapten a las matrices ideológicas. Las fotos más falaces, las
mentiras apoyadas con imágenes, exigen una brutalidad ideológica previa
que es necesario conocer y denunciar. Y combatir.
Si como
supone Umberto Eco, acaso no sin un dejo de cinismo humorista, que la
Semiótica es “la disciplina que estudia todo lo que puede usarse para
mentir”, urge, entonces, una Semiótica de la fotografía, también, para
revolucionar su definición apoyados en una praxis que la coloque como
disciplina científica en combate, cuyo objeto de estudio no sea sólo lo que vehicula
un contenido sino el desmontaje de la relación dialéctica entre el
contenido y su representación, en un momento histórico preciso, bajo el
signo de la lucha de clases… o acaso, en otra perspectiva, como ciencia
que estudia las leyes del desarrollo de la producción de
sentido. Y así desmontar en la fotografía, que la burguesía alienta,
cómo sirven, y a quiénes, sus fotógrafos y sus propagandistas a la hora
de mentirnos con imágenes.
Por ejemplo.
Hay que legislar y protocolizar el uso de las fotografías con
obligatoriedad ética en su identificación espacio-temporal y su
autoría. Hay que entrenarnos en la exigencia crítica y en la denuncia
de combate cada vez que cada imagen esconda, tergiverse, sepulte o
criminalice a alguien, o algo, por el sólo hecho de que así decidan los
operadores de las armas de guerra ideológica de la burguesía. Ejercer
el derecho humano fundamental a defendernos de las mentiras de los
poderosos. Ejercer el derecho social a combatir los ataques contra los
imaginarios colectivos y la siembra de dispositivos ideológicos tóxicos
fabricados en los laboratorios de guerra psicológica. Ejercer, en suma,
la responsabilidad revolucionaria y socialista de combatir cada
milímetro y cada instante a la ideología de la clase dominante y sus
mil maneras de camuflarse e infiltrarse en las cabezas, los corazones y
los tejidos sociales. Incluso con “fotos” ocurran donde ocurran. ¡Clíc!
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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