Desde la década de los 90, cuando México suscribió acuerdos
internacionales para fomentar la educación sexual integral, se han
implementado diversas estrategias y acciones para prevenir el embarazo
en adolescentes, sin que a la fecha ninguna haya tenido éxito.
Ante el poco avance en el tema, la Federación Internacional de
Planeación de la Familia (IPPF, por sus siglas en inglés) se sumó a las
organizaciones que trabajan en este temática, por lo que ayer presentó
en esta Ciudad, su Marco Estratégico para evitar embarazos adolescentes,
cuyo eje fundamental es el de promover en las escuelas la educación de
calidad en sexualidad, integral y con perspectiva de género.
De cara al inicio hoy en la Ciudad de México de la Conferencia de la
Región Hemisferio Occidental de la IPPF, que reúne a decenas de
organizaciones civiles que defienden los derechos sexuales y
reproductivos, la directora regional de IPPF, Carmen Barroso, informó
que la meta es llevar educación sexual de calidad a 5 millones de
jóvenes de las Américas y el Caribe para el año 2022.
El objetivo parece urgente: más la mitad de los embarazos de la región
no son planeados; en México, ocurren anualmente 350 mil embarazos en
menores de edad, más de la mitad no deseados. A esto se suma que 23 por
ciento de las adolescentes de 12 a 19 años de edad ya iniciaron su vida
sexual, según reportes de la IPPF.
Para lograr la educación sexual integral de calidad, la Federación se
concentra en capacitar al profesorado y cabildear con gobiernos para que
implementen en las escuelas públicas una materia de educación sexual,
además de brindar asistencia desde las 40 asociaciones que la integran y
servicios de educación sexual mediante atención en clínicas.
La Federación, como organismo internacional con presencia en más de 36
países e integrada por decenas de asociaciones civiles de distintas
partes del mundo, también se encarga de evaluar a cada país para que
cumplan sus compromisos, por ejemplo, el acuerdo llamado “Prevenir con
educación” en el que los gobiernos se comprometieron a impartir
educación sexual en todas las escuelas, pero que no ha sido implementado
completamente, precisó Barroso.
Además de hacer cabildeo, los organismos de la sociedad civil trabajan
con las Naciones Unidas, con quienes se llegó al acuerdo entre países de
reconocer la educación sexual como un Derecho Humano.
MÉXICO, CAMINO DE RESISTENCIAS
La titular de IPFF explicó que su propuesta es el seguimiento que desde
hace 61 años realiza la organización que preside para colocar en la
agenda pública el tema de la planificación familiar y el cual, fue
retomado por varios países.
En México, la le Ley General de Población, aprobada en 1974, planteó
medidas para la planificación familiar y logró que de 1976 a 2003
incrementara la prevalencia del uso de anticonceptivos de 30 a 72.7 por
ciento, pero estaba dirigida únicamente a mujeres unidas.
Fue hasta 1994, en la Conferencia Mundial sobre la Población y el
Desarrollo, realizada en el Cairo, cuando México reconoció los derechos
sexuales y reproductivos y se comprometió a garantizar la educación
sexual integral y el acceso a métodos anticonceptivos para adolescentes.
No obstante estos avances, fue hasta 2006 cuando la Secretaría de
Educación Pública (SEP) distribuyó libros de textos con nuevos
contenidos sobre sexualidad, mismos que fueron vituperados en las
entidades por organizaciones de “padres de familia” conservadores.
Todavía en la XVI Conferencia Internacional sobre VIH/Sida, de 2006, el
secretario de Salud de entonces, Julio Frenk Mora, defendió la difusión
de los nuevos libros de texto que dejaron atrás los temas del
matrimonio.
Con Josefina Vázquez Mota al frente de la SEP, en 2012 la dependencia a
su cargo fue acusada de “financiar libros de derecha que hablaban contra
el uso del condón en varias entidades”.
El mismo desinterés por brindar una educación sexual integral siguió con
los secretarios, también panistas, Alonso Lujambio y José Ángel Córdova
Villalobos, quienes no presentaron ninguna modificación a los libros de
texto.
En 2015, la directora general adjunta de Igualdad de Género de la SEP,
Claudia Alonso Pesado, admitió que el material educativo permanecía en
revisión para “renovar y fortalecer” los contenidos de los libros de
texto y de formación docente en materia de sexualidad.
Para entonces, el “Análisis sobre Educación Sexual Integral,
conocimiento y actitudes en sexualidad en adolescentes escolarizados”,
que realizó el Instituto Nacional de Salud Pública y el Centro Nacional
para la prevención y el control del VIH/Sida, reveló que menos de tres
por ciento de las personas encuestadas recibieron todos los contenidos
sobre salud sexual y reproductiva durante la primaria; en secundaria, 20
por ciento recibió todos los contenidos, y en la educación media
superior a penas 9 por ciento.
Actualmente, México cuenta con la Estrategia Nacional para Prevenir
Embarazos Adolescentes (ENAPEA), que planeta la educación sexual
integral, y que aunque fue bienvenida por la IPPF, la directora Barroso
manifestó su preocupación que de falle durante su implementación.
ESTRATEGIA INTERNACIONAL COMO REFUERZO
El Marco Estratégico propone que la educación sexual integral no debe
basarse sólo en la biología sino que debe propiciar espacios de
discusión entre las personas jóvenes para que ellas mismas planteen
soluciones a sus dudas, como si deben continuar o no con su pareja si
ésta sostuvo relaciones sexuales con alguien más, entre otras.
La directora regional de IPFF también explicó que, de acuerdo a su
experiencia, el tipo de educación sexual más efectiva para prevenir los
embarazos tempranos es la que aborda la desigualdad de género, que
presenta una visión de derechos de las mujeres, que cuestiona el
machismo y que ayuda a niñas y niños a construir relaciones más
igualitarias.
Barroso observó que la educación sexual es una necesidad fundamental en
las escuelas, ya que en su experiencia, las familias no están realmente
preparadas para responder a todas las dudas y conflictos que enfrentan
las y los adolescentes en función de un mundo donde las tecnologías
tienen mensajes muy contradictorios sobre sexualidad.
Y detalló que aunque muchas personas aún piensan que la educación sexual
es un peligro porque va a propiciar la práctica más frecuente del sexo,
las investigaciones científicas demuestran lo contrario.
“Los mejores programas sociales de educación sexual no aumentan la
práctica sexual, pero sí aumentan el uso de métodos anticonceptivos y sí
evitan el embarazo (…) el conservadurismo es un arma contra la solución
del problema, es un peligro, es muy contraproducente”, detalló.
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