3/26/2016

El Punto J: mujeres y medios


Daniela Villegas
  
“Nunca más ningún medio a medias,
Siempre con nuestra voz
con nuestra palabra,
con nuestra razón,
pero sobre todo
con nuestro corazón”

Bety Cariño[1]

A 21 años de que por primera vez Naciones Unidas incluyera un capítulo a las mujeres y los medios de comunicación en la entonces resolución de la IV Conferencia Mundial de la Mujer en Beijing 1995, ONU Mujeres vuelve a retomar la importancia de la plena participación y la representación no estereotipada de las mujeres con el Pacto de Medios lanzado el pasado 22 de marzo.

Éste Pacto conformado por alrededor de 35 empresas mediáticas alrededor del mundo no solo ha generado polémica al menos en el caso de México por haber incluido a Tv Azteca, televisora conocida por difundir contenidos discriminatorios y estereotipados sobre las mujeres, sino que también reabre la discusión sobre las violencias que viven las periodistas en el campo profesional así como el impacto del periodismo feminista desde distintos contextos de etnia, raza, diversidad sexual, clase en la construcción de políticas institucionales a favor de las mujeres en los medios.

Los anteriores puntos son fundamentales a la hora de abordar el mundo de los medios de comunicación y la participación y representación de las mujeres de y desde diversas latitudes. Es así que me surgen preguntas relacionadas tanto con los medios como con las mujeres. Por un lado ¿de qué mujeres se está hablando?, ¿blancas, mestizas, negras, indígenas, lesbianas, heterosexuales, etc.? ¿urbanas, de campo? ¿qué mujeres están tomando la palabra, escribiendo, representando a otras mujeres?, ¿cuáles son los tópicos y enfoques de abordaje? Por otro lado ¿de qué medios estamos hablando, de medios impresos, radiofónicos, televisivos, de las redes sociales, de plataformas informativas en Internet?, ¿de aquellos medios públicos, privados, mixtos? ¿de dónde provienen sus financiamientos?, ¿a quién le están dando voz en relación a la línea editorial de cada medio?

Todas estas preguntas y seguramente más se irían sumando a la relación mujeres y medios de comunicación, sin embargo me gustaría enfocarme en lo que yo considero la institucionalización y cooptación del periodismo feminista vía organismos e instituciones tales como la ONU y algunos medios de comunicación sólo interesados en obtener ingresos económicos con la postura del empoderamiento de las mujeres a través del discurso desarrollista que se inscribe específicamente en la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y los Objetivos de Desarrollo de Naciones Unidas.

Cuando hablo de institucionalización me refiero a que las instancias gubernamentales y/o empresariales han cooptado y diluido el discurso radical feminista para ya sea obtener ganancias (entre los beneficios de que las empresas mediáticas se unan: difusión y ampliación de sus contenidos; aparecer como socios de ONUMujeres) o avanzar políticas públicas -no dejo de lado que éstas políticas públicas pueden llegar a funcionar a legislar a favor de una equilibrada representación y participación de las mujeres en los medios, así como amonestar a quienes no cumplan con directrices de equidad y respeto- concordantes con el sistema heteropatriarcal en el que vivimos.

El que ONU Mujeres y las empresas mediáticas se posicionen como portavoces e impulsoras de la participación de las mujeres en medios y a no estereotiparlas,  considero puede generar la impresión de que éstas medidas han surgido únicamente de éstos grandes núcleos de poder diluyendo el potencial radical del periodismo feminista. Por ejemplo el hecho de que fuera hasta Beijing 1995 que se creara el apartado J “Mujer y medios de comunicación” nos habla del tardío interés en éste aspecto por parte de la ONU. Fueron las periodistas feministas las que impulsaron éste apartado con el claro objetivo de que los medios de comunicación fueran aliados en la defensa de los derechos de las mujeres y lamentablemente ha sido uno de los apartados en que menos se han dado avances.

Los medios de comunicación hechos de, por y para mujeres han existido desde los inicios de los mismos, si bien su difusión y financiamiento no ha sido el mismo al de sus contrapartes masculinas si ha buscado dar voz a aquellas que no la tienen. Habría que recordar en el caso de México a la revista feminista fem fundada en octubre de 1976 por la activista y académica guatemalteca Alaíde Foppa (quien fuera en 1980 secuestrada y asesinada en Guatemala) y Margarita García Flores (precursora del voto de las mexicanas). Esta revista, que se editó ininterrumpidamente hasta 2005, es un referente imprescindible de los movimientos feministas y de la lucha por los derechos de las mujeres en México y América Latina.

Actualmente se han generado, diversificado y difundido alrededor del mundo muchas más propuestas de comunicación desde diversos frentes feministas y desde diversas plataformas mediáticas que no necesariamente tienen que ver con estructuras de medios ya institucionalizadas o desde las grandes empresas de medios sino desde la autonomía y desde el DIT (Do It Together/Lo hacemos juntas) como son Pikara magazine de España, las radios comunitarias lideradas por mujeres de contextos indígenas, rurales o urbanas, los blogs y páginas en redes sociales, etc. El periodismo feminista sigue vivo y continuará luchando por abrir espacios a las historias, expresiones de las mujeres y a sus propias representaciones sin depender de empresas ni de grandes instituciones para florecer. 


[1] Activista indígena mixteca de Oaxaca, México. Fungió como directora de CACTUS (Centro de Apoyo Comunitario Trabajando Unidos) y fue asesinada en 2010 por un grupo paramilitar esto en relación a su firme impulso a la Red de Radios Caracol, que aglutinaba a muchas radios comunitarias de la Mixteca-Triqui.

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