Entrevista con Wendy Cruz, de Vía Campesina Centroamérica
“Debemos
crear las condiciones de dignidad e igualdad para las campesinas de
todo el mundo”, dijo a Radio Mundo Real la representante de Vía
Campesina Centroamérica, Wendy Cruz. La dirigente de Honduras dio su
opinión sobre la situación de las campesinas de diversas partes del
mundo y del reto para lograr la igualdad entre hombres y mujeres en la
lucha por soberanía alimentaria.
Insistió
además en el compromiso necesario para dar mayor efectividad a la
campaña de Vía Campesina contra la violencia hacia las mujeres, con el
fin de contribuir a conseguir la justicia social a nivel internacional.
Cruz viene de un país gobernado por una sucesión del golpe de Estado de 2009, en el que más de 30 personas son perseguidas y asesinadas por día, y en el que decenas de periodistas fueron aniquilados en los últimos cuatro años, al igual que más de 100 campesinos en la zona del Bajo Aguán, en el departamento de Colón.
La campesina fue entrevistada por Radio Mundo Real durante la VI Conferencia Internacional de la Vía Campesina, realizada en la capital indonesia, Jakarta, del 6 al 13 de junio, luego de haber finalizado la IV Conferencia Internacional de Mujeres de ese movimiento.
Cruz mencionó los principales desafíos a los que la Vía Campesina debe enfrentarse. El movimiento tiene el deber de considerar y debatir sobre las cuestiones del feminismo en el seno del mundo campesino y popular, consideró la dirigente, y por este motivo las mujeres de la Vía Campesina incluyeron esa temática en su Manifiesto. Asimismo, también se incluyó el reto referido a la situación de gran inseguridad en la que tienen que vivir cada día y que muy a menudo se traduce en violencia y migraciones forzosas.
“Otro eje fundamental que las mujeres planteamos es nuestra preocupación por todo lo relativo al tema de la militarización, que está surgiendo en todos los países y que afecta en primer lugar a las mujeres”.
La contribución de las mujeres al movimiento campesino va más allá de su participación en la organización. De hecho, ellas se encuentran en el origen de más de la mitad de la producción alimentaria mundial. Alrededor del 60 por ciento de los alimentos que llegan a las mesas de los hogares a nivel global son producidos por mujeres. Por este motivo, una de las propuestas de la Vía Campesina consiste en luchar por una soberanía alimentaria que fortalezca la justicia de género.
«Estamos hablando de la agricultura a pequeña y mediana escala y no de una agroindustria que alimente a todo el mundo, pues son sin duda los campesinos y las campesinas” quienes se encargan de alimentar a la humanidad, especificó Cruz.
En este sentido, la cercanía de las mujeres con la tierra se traduce en algunas prácticas como la agroecología. De acuerdo con Cruz, esas prácticas se deben fomentar para poder resistir a fenómenos como el cambio climático.
“Estamos viviendo una crisis alimentaria y una crisis climática. Una amiga me decía que estamos viviendo una crisis hasta de valores, de ética y de moral, y por lo tanto las mujeres y todo el movimiento campesino en general debemos dar respuesta al desafío de impulsar verdaderos procesos colectivos como el de la igualdad de género. Procesos en los que hombres y mujeres seamos conscientes de que todos somos necesarios y de que debemos trabajar codo con codo, juntos».
Cruz se alegra de que las mujeres hayan conseguido imponerse y organizarse en torno al movimiento y repitió el eslogan: “somos las madres de la soberanía alimentaria”. Del mismo modo, añadió a la idea de un mundo más justo un llamado a las mujeres de todo el mundo para que reivindiquen sus derechos y su dignidad.
Por otra parte, Cruz habló de la situación de Honduras, con lágrimas en sus ojos, pues el país vive una grave crisis en lo referido a derechos humanos, que afecta sobre todo a pueblos indígenas y a campesinos, que luchan por el acceso a la tierra. Cerca de 3.000 personas se encuentran actualmente en prisión por el simple hecho de reclamar mayor acceso a la tierra, más los cientos de perseguidos y asesinados luego del golpe de Estado de 2009.
Así pues, los líderes de los movimientos indígenas y campesinos se han implicado en una “lucha de resistencia cotidiana”. Semanas atrás hubo una gran defensa popular de la activista Bertha Cáceres, del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), que fue judicializada arbitrariamente. Finalmente la dirigente resulto sobreseída, pero los movimientos y organizaciones sociales se mantienen alertas en torno a ese caso.
Wendy recordó la importancia de una “solidaridad internacional” que no pierda de vista la situación en la que se encuentra Honduras, donde las persecuciones y asesinatos se unen a una tasa de pobreza del 74 por ciento. Según la opinión de la activista, en Honduras nadie espera nada de la justicia, puesto que existen leyes que criminalizan la protesta social. Esto significa que la policía ha declarado “la guerra” abiertamente al pueblo hondureño, consideró Cruz. El Bajo Aguán, que posee los recursos más ricos del país, sigue siendo la región en la que se concentra más fuertemente la lucha y la resistencia por el acceso a las tierras.
“Es lamentable saber que todas las semanas, o cada quince días, muere asesinado uno de nuestros compañeros, pero tampoco podemos renunciar a nuestra lucha”.
De acuerdo a la militante, el golpe de Estado de 2009 ha dejado paso a un contexto político en el que ya no quedan instituciones, sino dirigentes que le roban al pueblo sus tierras y sus recursos. Según Cruz, la reciente aprobación de las “ciudades modelo” supone una verdadera violación a la soberanía de la población. Finalmente, la campesina mencionó una propuesta en trámite que tiene como fin crear una delegación de observadores internacionales que garantice que el proceso electoral en Honduras de noviembre se desarrolle sin fraude.
Foto: Vía Campesina.
Cruz viene de un país gobernado por una sucesión del golpe de Estado de 2009, en el que más de 30 personas son perseguidas y asesinadas por día, y en el que decenas de periodistas fueron aniquilados en los últimos cuatro años, al igual que más de 100 campesinos en la zona del Bajo Aguán, en el departamento de Colón.
La campesina fue entrevistada por Radio Mundo Real durante la VI Conferencia Internacional de la Vía Campesina, realizada en la capital indonesia, Jakarta, del 6 al 13 de junio, luego de haber finalizado la IV Conferencia Internacional de Mujeres de ese movimiento.
Cruz mencionó los principales desafíos a los que la Vía Campesina debe enfrentarse. El movimiento tiene el deber de considerar y debatir sobre las cuestiones del feminismo en el seno del mundo campesino y popular, consideró la dirigente, y por este motivo las mujeres de la Vía Campesina incluyeron esa temática en su Manifiesto. Asimismo, también se incluyó el reto referido a la situación de gran inseguridad en la que tienen que vivir cada día y que muy a menudo se traduce en violencia y migraciones forzosas.
“Otro eje fundamental que las mujeres planteamos es nuestra preocupación por todo lo relativo al tema de la militarización, que está surgiendo en todos los países y que afecta en primer lugar a las mujeres”.
La contribución de las mujeres al movimiento campesino va más allá de su participación en la organización. De hecho, ellas se encuentran en el origen de más de la mitad de la producción alimentaria mundial. Alrededor del 60 por ciento de los alimentos que llegan a las mesas de los hogares a nivel global son producidos por mujeres. Por este motivo, una de las propuestas de la Vía Campesina consiste en luchar por una soberanía alimentaria que fortalezca la justicia de género.
«Estamos hablando de la agricultura a pequeña y mediana escala y no de una agroindustria que alimente a todo el mundo, pues son sin duda los campesinos y las campesinas” quienes se encargan de alimentar a la humanidad, especificó Cruz.
En este sentido, la cercanía de las mujeres con la tierra se traduce en algunas prácticas como la agroecología. De acuerdo con Cruz, esas prácticas se deben fomentar para poder resistir a fenómenos como el cambio climático.
“Estamos viviendo una crisis alimentaria y una crisis climática. Una amiga me decía que estamos viviendo una crisis hasta de valores, de ética y de moral, y por lo tanto las mujeres y todo el movimiento campesino en general debemos dar respuesta al desafío de impulsar verdaderos procesos colectivos como el de la igualdad de género. Procesos en los que hombres y mujeres seamos conscientes de que todos somos necesarios y de que debemos trabajar codo con codo, juntos».
Cruz se alegra de que las mujeres hayan conseguido imponerse y organizarse en torno al movimiento y repitió el eslogan: “somos las madres de la soberanía alimentaria”. Del mismo modo, añadió a la idea de un mundo más justo un llamado a las mujeres de todo el mundo para que reivindiquen sus derechos y su dignidad.
Por otra parte, Cruz habló de la situación de Honduras, con lágrimas en sus ojos, pues el país vive una grave crisis en lo referido a derechos humanos, que afecta sobre todo a pueblos indígenas y a campesinos, que luchan por el acceso a la tierra. Cerca de 3.000 personas se encuentran actualmente en prisión por el simple hecho de reclamar mayor acceso a la tierra, más los cientos de perseguidos y asesinados luego del golpe de Estado de 2009.
Así pues, los líderes de los movimientos indígenas y campesinos se han implicado en una “lucha de resistencia cotidiana”. Semanas atrás hubo una gran defensa popular de la activista Bertha Cáceres, del Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras (COPINH), que fue judicializada arbitrariamente. Finalmente la dirigente resulto sobreseída, pero los movimientos y organizaciones sociales se mantienen alertas en torno a ese caso.
Wendy recordó la importancia de una “solidaridad internacional” que no pierda de vista la situación en la que se encuentra Honduras, donde las persecuciones y asesinatos se unen a una tasa de pobreza del 74 por ciento. Según la opinión de la activista, en Honduras nadie espera nada de la justicia, puesto que existen leyes que criminalizan la protesta social. Esto significa que la policía ha declarado “la guerra” abiertamente al pueblo hondureño, consideró Cruz. El Bajo Aguán, que posee los recursos más ricos del país, sigue siendo la región en la que se concentra más fuertemente la lucha y la resistencia por el acceso a las tierras.
“Es lamentable saber que todas las semanas, o cada quince días, muere asesinado uno de nuestros compañeros, pero tampoco podemos renunciar a nuestra lucha”.
De acuerdo a la militante, el golpe de Estado de 2009 ha dejado paso a un contexto político en el que ya no quedan instituciones, sino dirigentes que le roban al pueblo sus tierras y sus recursos. Según Cruz, la reciente aprobación de las “ciudades modelo” supone una verdadera violación a la soberanía de la población. Finalmente, la campesina mencionó una propuesta en trámite que tiene como fin crear una delegación de observadores internacionales que garantice que el proceso electoral en Honduras de noviembre se desarrolle sin fraude.
Foto: Vía Campesina.
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