Alberto Aziz Nassif
El libro de Graciela Bensusán y Kevin J. Middlebrook habla de cambios que fueron negativos para los trabajadores por las modificaciones del modelo económico; subraya las continuidades en las estructuras de control; y plantea las contradicciones de seguir con la simulación, la opacidad y una alianza entre una minoría de liderazgos decadentes y el pragmatismo de una clase política que prefiere el control a la democracia, porque no está dispuesta a modificar el modelo. Esta es la premisa del trabajo.
Si se revisa con cuidado los cinco cuadros que se presentan en el libro, se podría entender qué le pasó al sindicalismo mexicano: los salarios reales se desplomaron; la afiliación sindical bajó en la población económicamente activa; el emplazamiento a huelgas y las huelgas existentes se volvieron raras; y la representación sindical en Cámara de Diputados se desplomó. Aquí tenemos una síntesis de los cambios en el mundo sindical: menos salario, menos huelgas, menos representación, menos sindicatos. Y, en contraparte, más concentración del ingreso, más trabajo precario, más informalidad, mucho más clientelismo y menos corporativismo.
El libro analiza la relación entre el Estado y el sindicalismo como parte del régimen autoritario. Se muestra la narrativa de lo que ha sido un modelo de vinculación, se le llamó alianza, pero fue una estrategia corporativa. Con el cambio de modelo se desinfló esta estrategia y se sustituyó por la política social y los programas de administración de la pobreza, como la ambulancia que recoge a los heridos del modelo económico exportador que se implanta desde la década de los 80 y se establece como el modelo de país en los años 90.
A la salida del modelo de sustitución de importaciones México entra a la fase del ajuste, la privatización, las políticas de austeridad, el nuevo enfoque exportador y, por supuesto, el control del salario, como mecanismo de estabilización de precios y la política para bajar la inflación (como piedra filosofal del modelo) lo que se ha llamado el “estancamiento estabilizador”. La estrategia de incorporación al mercado exportador —mediante la mano de obra barata— ha dejado en segundo término al mercado interno. El modelo no genera crecimiento, el empleo formal no aumenta, sin embargo, las estrategias que han intentado otros países (Brasil) para activar el mercado interno y salir de la ortodoxia del Consenso de Washington, han logrado algunos resultados interesantes, pero México se ha resistido a mover las piezas. Los gobiernos de PRI y PAN aplican la ortodoxia. En estos días vimos el ataque que ha generado la intención de subir el déficit que plantea el gobierno actual.
Otro tema es la democratización electoral y la política sindical. Al igual que los que hemos estudiado la democratización del régimen político, los que estudian el régimen laboral han cometido el mismo error: después de la alternancia electoral no llegaron mejores gobiernos, al menos no como causa-efecto; de la misma forma el contagio de la democracia electoral no llegó a la vida sindical, porque para los actores dominantes era mejor el status quo. El libro plantea el problema de cómo pasamos de control corporativo a control clientelar, y en este paso se ubica la caída de la representación de los sectores del partido oficial, salvo dos excepciones que sí crecen: maestros, que llegan incluso a formar un partido y los empleados de algunas universidades públicas.
En la siguiente parte está lo que pasó con los gobiernos panistas y el sindicalismo. Si con el PRI —en las épocas neoliberales— el sector obrero oficial fue el pararrayos que amortiguó las radicales reformas que sufrió el sindicalismo, con el PAN fue como tener al patrón sentado en el gobierno. Con Fox los mineros, con Calderón llegó el golpe al SME y el cierre de Luz y Fuerza del Centro, se profundizó el conflicto con los mineros y llegó la iniciativa de reforma laboral. El balance es: continuidad del autoritarismo, como garantía de “gobernabilidad”, para inhibir el conflicto redistributivo.
Hoy queda un amplio espacio para el pesimismo frente al sentido común y el bloque histórico actual que ve casi como natural la precariedad laboral, el crecimiento de la informalidad y la continuidad de las mafias sindicales. Sindicatos y política en México es un libro muy bien hecho, con una manufactura muy documentada y un análisis muy útil para entender la complejidad del mundo sindical y la vida política. Lo recomiendo ampliamente…
Investigador del CIESAS
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