Detrás de la Noticia
Ricardo Rocha
En ese estado, el caos de la violencia es una historia sin fin. Pero, mas allá de esa espiral obsesiva, yo me pregunto, como tal vez ustedes: ¿que tiene Michoacán que ha generado una disputa tan feroz sobre todo en la última década?, ¿por qué se matan unos cárteles a otros; por la cosecha anual de aguacates de Uruapan, por las guayabas de tierra caliente, por las utilidades de los puercos en La Piedad? Yo creo que no. Yo creo que se balean y se seguirán matando por el control del puerto de Lázaro Cárdenas.
Ya se sabe que Michoacán, junto con Jalisco, es territorio quemante de la droga que viene del sur y va hacia el norte. Por eso lo que queda de La Familia y su derivación de Los Caballeros Templarios pelean metro a metro con el Cártel Jalisco Nueva Generación. Fundamentalmente hablamos primero de la siembra y luego de las rutas de la mariguana y la cocaína, que siguen siendo un negocio muy productivo.
Sin embargo, en los años recientes, el mercado de las drogas ha tenido una expansión gigantesca en las sintéticas, de diseño o anfetaminas, que envenenan a cada vez más miles de jóvenes —sobre todo en las grandes ciudades— con modalidades como crack, cristal y éxtasis. Por ello, en estas y otras zonas del país, han proliferado los laboratorios clandestinos para su elaboración. Pero, ojo, para su fabricación es absolutamente indispensable la participación de elementos químicos llamados “precursores”, fundamentalmente fenilacetato de etilo y efedrina que, por cierto, no se producen aquí, pero si en China y la India. Ambas naciones tan lejanas que se requiere un largo traslado en barco y, claro, un puerto donde recibir tan preciada mercancía. Y resulta que son básicamente dos —además de algo por Ensenada- los puertos por los que se contrabandean los precursores: Manzanillo en Colima y Lázaro Cárdenas en Michoacán.
Para darnos una idea de la importancia que ha llegado a alcanzar el primero, baste recordar que ahí le fueron decomisadas 50 toneladas de efedrina al celebérrimo “empresario mexicano” de origen chino Zhenli Ye Gon, el mismo al que le encontraron 205 millones de dólares y una propina de 18 millones de pesos en efectivo en una casa de Las Lomas en 2007. Para darnos una idea de qué tamaño es el negocio.
Aunque en Michoacán no se cantan mal las rancheras. Sólo en los tiempos recientes: el sábado 27 de agosto de 2011 autoridades de Marina y PGR decomisaron en Lázaro Cárdenas 18 toneladas de precursores químicos que venían en un contenedor embarcado en Nehru, India, y a bordo del barco Japan con bandera de Hong Kong. Desde entonces y a la fecha se han sucedido decomisos de diversas cantidades. Hace apenas tres meses, el 28 de julio de este año, se quemaron en este puerto dos toneladas y media de drogas, básicamente mariguana y sintéticas.
La gran interrogante es si, ante tamañas evidencias, el gobierno mexicano se equivoca rotundamente en su estrategia: corretear a los cárteles, ahora en coctel explosivo con policías comunitarias y grupos de autodefensa; en lugar de un trabajo de inteligencia que considere como un factor clave el movimiento humano y de carga en ambos sentidos en Lázaro Cárdenas. A lo que habría que añadir una labor social profunda en las comunidades michoacanas, para una atención integral: educación, empleo, salud y vivienda. Es decir, transformar el escenario ahora tan propicio para una descomposición social generalizada.
Finalmente, no me parece casual el ataque simultáneo a 18 subestaciones de la CFE, precisamente por su carácter de “federal”; lo que ya rebasa y desborda a Michoacán. Por supuesto que se trata de una fuerza criminal muy poderosa que ha crecido desmesuradamente o que está apoyada por otra todavía mayor. Y es a la vez un desafío abierto al gobierno federal del presidente Enrique Peña Nieto, luego de su apoyo al regreso de un inevitablemente disminuido gobernador Fausto Vallejo. En suma, un estado excepcional, que podría convertirse en un estado de excepción.
@RicardoRocha_MX
Periodista
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