La migra persigue y detiene a jornaleros migrantes que laboraban cerca de Bakersfield


La mano de obra que alimenta a Estados Unidos y México está siendo perseguida y deportada debido a la política de Donald Trump y a que ese país ha construido su sistema agrícola sobre la explotación de comunidades racializadas.
Ciudad de México, 23 de febrero (SinEmbargo).- Los agentes fronterizos se mueven diligentes hacia el norte de Estados Unidos cazando jornaleros migrantes. Hace unos días, la Patrulla Fronteriza llegó hasta el condado de Kern, cerca de la ciudad de Bakersfield, California, a seis horas de los límites con México para realizar una redada masiva. Donald Trump se sentiría orgulloso.
El saldo: 200 migrantes detenidos. Algunos fueron deportados, a otros los liberaron y muchos permanecen en detención. “Fue muy raro porque, en general, la Patrulla Fronteriza está, pues, en la frontera con México y es algo muy inusual, no típico” que se internara hacia el norte del territorio estadounidense, dijo Antonio De Loera-Brust, director de Comunicaciones de la Unión de Campesinos (UFW, por sus siglas en inglés).
Entre los expulsados había dos miembros de la Unión de Campesinos, el sindicato agrícola más grande de aquel país. Originarios de Oaxaca, llevaban 15 años viviendo en Estados Unidos “y en menos de 36 horas los deportaron a México”, dijo el activista.
Los amenazaron para que firmaran su salida voluntaria. “Le ponen ’voluntaria’, pero eso es una ficción porque los presionaron; les decían que si no firmaban, los iban a encarcelar por décadas, que iban a perseguir a sus familias”. Así que firmaron.
“Los dejaron así, tirados, casi casi, en la puerta en Mexicali. Los separaron de sus familias, sus niños, sus esposas, sus hogares, sus trabajos en Bakersfield. Así que ahora hay dos esposas, también indocumentadas, que se quedaron y, en total, seis niños menores de 10 años y todos nacidos en Estados Unidos”.
Esto es una gran injusticia, señaló en entrevista. “¿Cómo puede un niño americano no tener derecho a su padre en el propio país donde él nació?”.
Las cifras del trabajo agrícola
Para De Loera-Brust el objetivo de estas redadas masivas es infundir miedo más que expulsar a todos los migrantes, porque cumplirlo tendría un impacto negativo en la economía de Estados Unidos. Además, operativamente sería imposible.
“Para ponerlo en perspectiva, hay probablemente más de 100 mil trabajadores agrícolas tan sólo en esa área. Así que el porcentaje de gente que fue impactada es bastante pequeño. Pero el miedo que esa redada causó explotó y realmente fue una epidemia en toda la comunidad de Kern. La gente no quería ir a misa, no quería ir a la escuela, no quería ir a la tienda”, narró el activista
Según el Servicio de Investigación Económica del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), se espera que el ingreso agrícola neto aumente un 26.4 por ciento en 2025, respecto a 2024, para superar los 180 mil millones de dólares.
Datos de la Oficina de Análisis Económico de Estados Unidos, la agricultura, la alimentación y las industrias relacionadas indican que la agricultura genera más de 22 millones de puestos de trabajo, lo que representa el 10.4% del empleo total en Estados Unidos. Y el 90 por ciento de quienes trabajan en los campos de Estados Unidos son de origen mexicano, según la UFW.
California es el estado con mayor empleo agrícola, seguido de Texas y en tercer sitio, Tennessee. Y Bakersfield, hasta donde llegó aquella redada de agentes de la frontera, es la zona metropolitana con más jornaleros agrícolas en Estados Unidos.
En el comercio bilateral del sector agrícola, Estados Unidos es el principal socio comercial de México. Según el Servicio de Investigación Económica del Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA, por sus siglas en inglés), ese país “compra aproximadamente el 92 por ciento de las exportaciones mexicanas”.
A su vez, Estados Unidos suministra aproximadamente el 74 por ciento de las importaciones agrícolas de México, de acuerdo con el USDA. Es decir, la mano de obra mexicana lleva alimentos a las mesas en ambos países.
Con miedo a la migra
Varias de las órdenes ejecutivas firmadas por Donald Trump, tan pronto asumió su segundo periodo presidencial el pasado 20 de enero, están dirigidas a una “deportación masiva”, como él mismo lo alardeó.
Una de ellas, llamada Protección del pueblo americano contra la invasión, crea “grupos especiales de seguridad nacional” en los 50 estados para deportar a migrantes y amplía la capacidad de los centros de detención.
Mientras Trump habla de seguridad, los jornaleros agrícolas migrantes sienten todo menos eso. Pero tienen que seguir trabajando “con mucho más miedo, mucha más ansiedad que antes. Un trabajador me comentó: ‘no sabemos si el día que salimos al trabajo nos vamos a encontrar con la migra, pero sí sabemos que la renta se paga al fin de mes y que tenemos que poner comida en la mesa para nuestros hijos’”, dijo Antonio De Loera-Brust.
Por ello, la preocupación de la UFW es que las personas trabajadoras migrantes conozcan sus derechos y sepan “qué hacer si los detiene la migra, cómo pedir un abogado y cómo seguir ese proceso legal. Porque también queremos que ellos sigan con la confianza de levantar la voz si hay alguna condición abusiva en su sitio de trabajo”, dijo el activista.
De la exclavitud de afrodescendientes a la explotación mexicana
La Union Farm Workers (UFW) fue fundada en 1962 por el líder activista César Chávez, de origen mexicano y campesino, quien encabezó todo un movimiento laboral por los derechos de las personas jornaleras a lo largo de varios años.
En la década de 1930 se creó la mayoría de las leyes federales laborales y se estableció, por ejemplo, el derecho a formar un sindicato, recapituló Antonio De Loera-Brust. Pero explícitamente al sector agrícola se le excluyó de esa posibilidad.
Estados Unidos no quiso “extender esos mismos derechos laborales a una población de trabajadores que ya para ese tiempo era mayormente inmigrante, de origen mexicano, y también había presencia de inmigrantes asiáticos”. Por esa razón, “los campesinos llegamos tarde al movimiento laboral en Estados Unidos, como 30 años tarde”, consideró.
Hasta 1975, la UFW logró que en California se reconociera el derecho de sindicalización de los trabajadores y las trabajadoras agrícolas y hasta 2019, en Nueva York. “Pero la mayoría de los estados de los Estados Unidos, los trabajadores del campo todavía no tienen un derecho a formar sindicato”.
Pese a ello, la UFW está presente en 10 estados de la Unión Americana y ha logrado firmar contratos colectivos de trabajo con decenas de grandes empresas agrícolas para proteger los derechos de los jornaleros y jornaleras migrantes.
Recordar la historia de la industria agrícola en Estados Unidos cobra importancia en momentos como éste, cuando los derechos de quienes realizan esa dura labor vuelven a estar bajo ataque.
Al respecto, Antonio De Loera-Brust señaló que Estados Unidos siempre ha buscado un grupo al cual explotar. “Si lo piensas, la historia de la agricultura en Estados Unidos empieza con la esclavitud negra, que fue la gran mayoría de la mano de obra agrícola del siglo XIX hasta la Guerra Civil”.
La población mexicana trabajadora agrícola “empezó a crecer mucho a fines del siglo XIX, después de la Revolución Mexicana cuando más de 1 millón de mexicanos vinieron a Estados Unidos buscando una mejor oportunidad”. Desde entonces, la migración laboral ha continuado.
Por ello, desde la UFW exigen una reforma migratoria. Dicha reforma, apuntó De Loera-Brust, debe permitir que las y los trabajadores del campo “tengan el derecho a hacerse ciudadanos de manera justa, digna y rápida” y que puedan seguir trabajando sin miedo.
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