
Para calibrar mejor el impacto que esta historia verídica tuvo sobre Walter Salles, importa saber que el director, entonces adolescente, fue amigo cercano de la familia, conoció de cerca los pormenores del drama político que luego trascendió como nota de primera plana, el llamado caso Paiva. Esta cercanía afectiva con la familia agraviada explica en parte el tono mismo de la cinta, el cual a menudo transita de un realismo casi documental a una deriva sentimental y costumbrista, alimentada por videos caseros, no siempre bien controlada. Podría argumentarse aquí una estrategia narrativa que elige la descripción minuciosa y cansina de la rutina familiar, acentuando sus momentos de dicha y unidad hogareña, para después mostrar, con efecto dramático mayor, los horrores carcelarios que vienen a cancelarlos. Y en efecto, las escenas de humillación y vejaciones a una Eunice libre de toda culpa se vuelven a ratos muy penosas. Walter Salles tiene, sin embargo, el acierto de manejar una gran sobriedad dramática, dejando sólo como ruido de fondo las torturas padecidas por los disidentes encarcelados, cuyos rostros permanecerán tan anónimos como los de cualquier otro ciudadano potencialmente culpable de los mismos delitos inventados por la dictadura.
Madre coraje. Un acierto más de Salles y sus guionistas Murilo Hauser y Heitor Lorega fue centrar el recuento de la tragedia de los Paiva en el personaje muy sólido de Eunice, la mujer que pasa de tener como ocupación central el velar por sus cinco hijos y el manejo perfecto de su casa, para transformarse en buscadora tenaz del paradero de su esposo e incluso forjarse tardíamente una carrera como abogada y un activismo en favor de los derechos indígenas. Fernanda Torres cumple a la perfección y con un carisma irrebatible esa transición, gracias a ella, eficaz y emotiva. Más adelante, en dos saltos temporales progresivos, que incluyen un sorpresivo tributo a la actriz veterana Fernanda Montenegro, la cinta habrá de referir los esfuerzos de la familia Paiva para sobreponerse a la experiencia de aquellos años de plomo del autoritarismo y en especial al dolor de la pérdida del padre. Un empeño de reivindicación de la memoria histórica y de la alegría recobrada, similar al contenido e intención de la célebre canción de Chico Buarque (no presente en la cinta, pero aun así imaginable), Apesar de você –festiva condena moral de esa y tantas otras dictaduras del pasado y el presente–.
Se exhibe en la Cineteca Nacional Xoco (15 y 20:30 horas) y en salas de Cinemex y Cinépolis.
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