Gabriela Rodríguez
En
vísperas de conmemorar que el 5 de febrero de 1917 se promulgó la
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, habremos de
recordar que esa Carta Magna dictó la organización del Estado mexicano
moderno después de un movimiento revolucionario que derrocó al régimen
y por el cual dieron su vida un millón de compatriotas. Esa
Constitución incluyó los ordenamientos de la de 1857 y refrendó la
división de poderes, ratificó el sistema de elecciones directas y
anónimas y decretó la no relección, estableció el municipio libre y un
ordenamiento agrario relativo a la propiedad de la tierra, reconoció
las libertades de culto, expresión y asociación, la enseñanza laica y
gratuita y la jornada de trabajo máxima de ocho horas. Sin idealizar,
esa hoja de papel concretó la modernización del Estado y el marco del
ejercicio de múltiples derechos humanos.
En casi 100 años el dinamismo del país se ha reflejado en
transformaciones que han modernizado nuestra Constitución. El dominio
de la nación sobre la generación de energía y los derechos políticos de
las mujeres son algunos de los logros posteriores. Múltiples
movilizaciones y organizaciones fueron la clave para ir avanzando en
cuanto a los derechos políticos de las mujeres.
Hacia 1919 el Consejo
Feminista Mexicano tenía clara la importancia de vincular sus
reivindicaciones a cambios estructurales. Elena Torres sostenía que la
izquierda y el feminismo tendrían que ser ambos motores para el cambio.
El feminismo va a transformar al mundo social, por eso no tiene fronteras. El feminismo significa el triunfo del derecho sobre la fuerza dando por resultado la igualdad de clases. La construcción de una identidad posrevolucionario las llevó a crear estrategias y relaciones con los hombres del poder para así pugnar por derechos feministas, entonces ellas tuvieron que centrarse en las demandas de justicia social que beneficiaran tanto a las mujeres como a los hombres ante la necesidad de esperar mejores tiempos para empujar los derechos específicos de las mujeres (Ana Lau Jaiven,
Mujeres, feminismo y sufragio en los años veinte, en Espinoza G. y Jaiven A. L., Un fantasma recorre el siglo, México, UAM, 2011). Fue hasta 1953 cuando se logró el voto femenino, y fue apenas ahora cuando la Constitución logró incluir la paridad absoluta (50 por ciento) en cuestión de género en todas las candidaturas para senadoras y senadores, diputados locales y federales.
Pero mientras terminamos de modernizar la Constitución, las
recientes reformas laboral, educativa y energética se apartaron del
concepto de Estado moderno; estos cambios concretan conceptos
neoliberales y retrocesos de 100 años en los derechos humanos de todas
y todos los mexicanos. “Vivimos un duelo permanente entre el ser y el
deber ser –diría alguna vez Jorge Carpizo–, un duelo permanente entre
la norma y la realidad”. Nuevamente tendríamos que articular las
reformas feministas a los cambios estructurales, tal como lo tuvieron
claro las feministas del México revolucionario.
El
día de hoy, viernes 24 de enero de 2014, se abre una convocatoria al
pueblo de México para la instalación de un congreso popular. Porque
cotidianamente se violan los derechos enarbolados por la Constitución
de 1917. Porque la avalancha de reformas antipopulares en materia
energética, educativa, política, financiera, fiscal y laboral evidencia
la esterilidad de las instituciones realmente existentes. Más de 80
figuras públicas de la academia, el periodismo, las artes y la sociedad
civil hacen un llamamiento a los ciudadanos mexicanos para instalar un
congreso popular que sesione el próximo 5 de febrero en el aniversario
de la promulgación de la Constitución Política de los Estados Unidos
Mexicanos. El congreso popular votará una propuesta para revocar las
reformas constitucionales en materia energética y analizará posibles
acciones de resistencia civil pacífica el próximo 18 de marzo en el
contexto del aniversario de la expropiación petrolera. La lista de
convocantes al congreso popular en estricto orden alfabético incluye a
los periodistas Lydia Cacho, Julio Hernández López, Virgilio Caballero,
Ricardo Ravelo, Diego Enrique Osorno y Sanjuana Martínez; el obispo
Raúl Vera y los sacerdotes Alejandro Solalinde y Miguel Concha; los
actores Jorge Zárate, Jesusa Rodríguez, Dolores Heredia, Damián Alcazar
y Daniel Giménez-Cacho; los escritores Elena Poniatowska, Javier
Sicilia y Fabrizio Mejía; los líderes sociales Minervino Morán, Pedro
Hernández, Robespierre Moreno y Martha Sánchez Néstor; los compositores
Liliana Felipe, Fernando Rivera Calderón y Rubén Albarrán; los
defensores de derechos humanos Abel Barrera, José Rosario Marroquín,
Marusia López, Manuel Fuentes Muñiz y Jesús Robles Maloof; los
académicos John Ackerman, Enrique Dussel, Irma Eréndira Sandoval,
Magdalena Gómez, Hugo Aboites, Benjamín Arditi, Julio Bolvitnik,
Massimo Modonessi y Alberto Betancourt; los caricaturistas Rafael
Barajas, José Hernández, Antonio Helguera, Trino y Patricio, así como
destacados líderes mexicanos residentes en el extranjero como Jorge
Mújica, Vicente Serrano y Humberto Martínez, entre muchas otras
destacadas personalidades.
Quien quiera formar parte del congreso popular, la cita es el
próximo 5 de febrero. Los interesados deben hacer contacto al siguiente
sitio de Internet: www.congresopopular.org (Twitter: @Congres_Popular, #CongresoPopular, Facebook congreso.popular). La convocatoria estará abierta a partir de hoy a las 9 horas y hasta el miércoles 29 de enero a las 12 horas.
Twitter @Gabrielarodr108
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