DESDE LA LUNA DE VALENCIA
Especial
Por: Teresa Mollá Castells*
Cimacnoticias | España.- A lo largo de la semana hemos asistido a un pulso entre la ciudadanía y el gobierno de la ciudad española de Burgos (norte) que, pese a algunos incidentes aislados, ha conseguido ganar la ciudadanía cuando al alcalde de esa ciudad (del gobernante Partido Popular, por si alguien no se había enterado) paralizó definitivamente las obras del bulevar que se realizaban en contra de la opinión de las y los vecinos en el barrio de Gamonal.
A través de los diferentes medios de comunicación hemos ido escuchando las diferentes posiciones de las partes implicadas en este conflicto y como ciudadanía nos hemos ido posicionando.
Una de las ventajas de la casi total libertad de expresión de la que disfrutamos es que podemos escuchar las voces de quienes tienen el poder a costa del silencio mediático de las opiniones o los hechos relacionados con quienes no lo tenemos. Para eso los grandes medios de masas están en manos de gente afín y próxima a los poderosos en todos los ámbitos. ¡¡¡Faltaría más!!!
Con esta pseudolibertad de expresión nos han mostrado la opinión de la afamada alcaldesa de Madrid, Ana Botella, con respecto a este estira y afloja en Gamonal. Y la señora se quedó tan ancha cuando dijo que condenaba “los atentados de Burgos”. Y tan a gusto la señora…
Que yo recuerde en Burgos y concretamente en Gamonal no ha habido pérdida de vidas humanas. Pero ha sido considerado por Ana Botella como atentado. ¡¡¡Hay que fastidiarse!!!
Pero en cambio a fecha de hoy han sido asesinadas por terrorismo machista siete mujeres y Ana Botella no ha dicho ni una sola palabra. No ha condenado estos asesinatos y ni tan siquiera los ha calificado contra atentados contra la vida de estas mujeres asesinadas. En este caso su silencio ha sido total e insultante.
Seguimos con ella y con la gente de su calaña y llegamos a toda la gente que se calla ante estos asesinatos de mujeres a manos de terroristas machistas, pero que defiende a capa y espada la vida humana.
Pero eso sí, sólo cuando se trata de un ser no nacido, sólo concebido a quien pretenden dar unos derechos que, SISTEMÁTICAMENTE se le niegan a las mujeres violentadas y maltratadas en su vida cotidiana.
De manera que nos encontramos con una defensa a ultranza y por parte de una ciudadanía católica y afín a los postulados del arzobispo de Madrid, Rouco Varela, que defiende la teórica vida de un ser no nacido, pero en cambio son incapaces de condenar los asesinatos de mujeres a manos de los asesinos machistas.
¿No es esto un claro ejemplo de incoherencia? ¿Por qué la teórica vida de un ser no nacido ha de tener más valor que la de una mujer con vida propia, con sueños e ilusiones reales? ¿Por qué las instancias que claman contra la interrupción voluntaria del embarazo no salen a la calle y se concentran en cada ocasión que una mujer es asesinada?
¿Por qué Rouco Varela y sus correligionarios no salen en sus medios condenando estos asesinatos consecuencia del terrorismo machista? ¿Acaso esto no es HIPOCRESÍA?
Eso sí, cuando los asesinatos los producía ETA, todo el mundo corría raudo y veloz a condenarlos y a asistir a funerales y a dar el pésame a la familia, con capellanes, obispos, y toda la curia que cupiera en el templo donde se oficiaran.
Y la clase política lo mismo: condenas públicas, pésames con fotos a las familias de las víctimas... Lo cual no es incompatible con la condena pública y sistemática CADA UNA DE LAS VECES QUE UNA MUJER ES ASESINADA. Pero como sabemos, eso no ocurre porque la consideración que se tiene de nuestras vidas de mujeres es la de no tener el mismo valor que la de los hombres.
Y el colmo de la desvergüenza en la evidencia de esta desigualdad es la propuesta del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, y Rouco Varela con sus ropajes largos y negros, de devolvernos a las mujeres a una eterna menoría de edad para de ese modo tutelar el único espacio que no acaban de controlar: el de decidir sobre nuestras maternidades.
Al pretender controlar nuestro derecho a decidir sobre nuestra maternidad cuestionan nuestros Derechos Humanos (DH) como mujeres. Se entrometen en nuestra libertad de vivir nuestra vida como deseemos hacerlo.
Comprometen nuestras vida de personas adultas en aras de la teórica vida de un ser no nacido a quien le otorgan un estatuto lleno de derechos que nos niegan a las mujeres, al negarnos el derecho a elegir cómo queremos vivir.
Están, en definitiva, cuestionando la libertad completa de la que debemos gozar todas las personas y legislando para devolvernos a las mujeres a ese estado de minoría de edad en el que ellos puedan volver a tomar las riendas de nuestras vidas, imponiéndonos sus reaccionarios y antidemocráticos principios.
Gamonal hoy, como otros movimientos ciudadanos y laborales (recordemos a la gente de las minas en la llamada “Marcha del carbón”, por ejemplo), nos viene a refrendar el viejo eslogan de que la unión hace la fuerza. Y a ello hemos de recurrir una vez más las mujeres.
En Europa, por lo poco que aparece en los medios de comunicación sobre este tema, existe cierta preocupación sobre la propuesta que ha realizado Gallardón para atentar contra nuestro derecho (que insisto que lo es) a decidir.
A lo largo y ancho del Estado español se llevan a cabo movilizaciones para parar esta regresión de los derechos de las mujeres o lo que es lo mismo, este regreso al pasado. Y creo que es el momento de actuar. No nos podemos quedar quietas ni calladas.
El pacto entre mujeres, en este momento histórico, en el que se pone en juego nuestra condición de seres libres, únicos y con capacidades plenas para gobernar nuestras vidas en el sentido que creamos conveniente, es más necesario que nunca y hemos de tomar ejemplo de las luchas ciudadanas que hemos vivido y vivimos cotidianamente.
Si para Ana Botella lo de Gamonal son atentados, para mí es un atentado que su gente intente tutelar mi vida y que pretenda devolverme a un permanente estado de eterna minoría de edad por parte de los de faldas largas y negras, los de las togas o los psiquiatras.
Si para Rouco Varela, Gallardón y sus secuaces el derecho de la teórica vida de un ser concebido está por encima de los derechos de las mujeres, a mí me parece un atentado su postura. Un atentado a los DH de las mujeres y niñas a quienes impide la libertad de elegir.
Si se pretende culpabilizar y castigar a las personas que en el ejercicio de sus profesiones sanitarias nos permiten a las mujeres tener una vida según nuestros propios designios y no los divinos, me parece también un atentado contra las profesiones médicas que nos ayudan a ser más libres y autónomas en todos los sentidos.
A veces pienso que esta gentuza pretende reimplantar los principios de la Inquisición con sus purgas y castigos incluidos, y además con las actuales alianzas políticas creen tenerlo fácil. Pero se olvidan de un “detalle” y es que las y los ciudadanos tenemos diferentes vías para parar despropósitos como éste que nos quieren imponer. Y la población de Gamonal lo acaba de demostrar.
Quiero recordar a esta gente del Partido Popular que aparte de tomar las calles y luchar, estamos en año electoral y el próximo también lo es, y se juegan la confianza de la ciudadanía a la que demuestran un desprecio desmedido.
Dejarlos fuera de los diferentes gobiernos será el mejor varapalo que les podemos dar. Pero hasta entonces toca salir a la calle y tomarla. Toca hacer esfuerzos para llegar a un pacto entre mujeres. Toca ejercer nuestros derechos de expresión de todas las maneras posibles y allá donde nos lo permitan, para parar esta atrocidad que quieren cometer con nuestras vidas de mujeres.
Gamonal, al igual que otros movimientos ciudadanos, lo ha conseguido. Las mujeres somos más de la mitad de la población y por supuesto que podremos parar este gran despropósito impulsado por Gallardón y Rouco Varela. Y sólo hay que recordar que ¡¡NOSOTRAS PARIMOS, NOSOTRAS DECIDIMOS!!
tmolla@telefonica.net
*Periodista de Ontiyent, España.
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