Los abusos, tanto en hospitales públicos como privados.
Aguántate, así te gustó; antes abriste las piernas, regaño de médicos.
Piensan ginecólogos que tienen mayor jerarquía que pacientes, revela estudio. Premian la investigación de la UNAM que recabó decenas de testimonios. Revela investigación premiada prácticas médicas autoritarias en gineco-obstetricia
Maltratan en los servicios de salud a mujeres en labor de parto. El estudio del CRIM se basó en 200 testimonios, observaciones y en recomendaciones de la CNDH y comisiones estatales. El problema tiene que ver con la formación de los profesionales
El séptimo Premio Iberoamericano de Ciencias Sociales fue para la
investigación coordinada por Roberto Castro Pérez. Lo acompaña Estela
Morales Campos, coordinadora de Humanidades de la UNAMFoto Jesús Villaseca
Emir Olivares Alonso
Periódico La Jornada
Jueves 23 de enero de 2014, p. 35
El
maltrato a la mujer en los servicios públicos y privados de salud es
una constante, en particular en el área de gineco-obstetricia. Regaños,
humillaciones, alusiones (a su vida sexual), conminaciones, colocación
del dispositivo intrauterino sin consentimiento y otras formas de
abuso, son prácticas habituales en las que incurren los médicos en las
salas de parto.
Así lo revela una investigación coordinada por Roberto Castro Pérez,
integrante del Centro Regional de Investigaciones Multidisciplinarias
(CRIM) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), trabajo
que fue galardonado con el Séptimo Premio Iberoamericano en Ciencias
Sociales, que otorga el Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de
la máxima casa de estudios.
En el trabajo premiado –referente a abusos en hospitales– el
científico social y su equipo identificaron que los médicos (hombres y
mujeres) se dirigen a las pacientes en labor de parto con frases o
bromas como:
Aguántate, así te gustó, antes abriste las piernaso
Claro que lo haremos (en referencia a la episiotomía), a todas, de castigo.
Durante la ceremonia de premiación, efectuada ayer en el IIS, Castro
Pérez presentó algunas conclusiones de la investigación, la cual se
basó en más de 200 testimonios de mujeres, observaciones en salas de
trabajo de parto, entrevistas y grupos focales con médicos y el
análisis de las recomendaciones de la Comisión Nacional de los Derechos
Humanos (CNDH), así como de las estatales, relacionadas con este tipo
de casos.
Indicó que entre 2000 y 2012, la Comisión Nacional de Arbitraje
Médico arbitró 2 mil 877 quejas en el área de gineco-obstetricia,
especialidad con mayor número de demandas. Además, en este periodo la
CNDH ha emitido dos recomendaciones generales y cientos de específicas
relativas a la violación de garantías fundamentales en los servicios
públicos de salud.
Para el especialista, estos abusos no son un problema exclusivamente
médico, sino que tienen que ver con la formación de los profesionales
de la salud, a quienes se introyecta la idea de que tienen mayor
jerarquía que los pacientes. Y es que en el área médica
existe un nivel de jerarquización semejante al del Ejército o la Iglesia.
Además
de los testimonios femeninos, los investigadores del CRIM realizaron
observaciones en salas de parto para verificar los abusos. A
continuación, relato de un caso.
Mientras una mujer da a luz pregunta:
¿Qué fue, niña o niño?A lo que la doctora responde:
Eso no se pregunta. Se pregunta si está bien. Obediente la paciente cambia la interrogante:
¿Está bien mi bebé?.
En eso estamos, le dice la interna y concluye la conversación. Después de un largo rato la madre vuelve a insistir si el recién nacido está bien, la doctora al fin contesta que sí, y al escucharla
la mujer se tranquiliza y cierra los ojos.
Otro caso. Al tiempo que se pone la bata el médico ordena sin mirar:
Bájese más. La mujer se recorre, pero medio coxis queda fuera de la cama de parto. El doctor rectifica:
No tanto, súbasey comienza a reír junto con la enfermera, hecho que refleja, según el investigador del CRIM, que existe un código compartido entre médico y enfermera que interpreta como cómica la situación de una mujer en trabajo de parto.
La investigación también muestra que en medio del parto, algunos
médicos creen bromear –delante de las madres–, diciendo si a uno u a
otro se le han muerto más niños al momento de nacer.
Castro Pérez consideró que este problema es ético y debe ser redefinido desde el campo sociológico.
Muchas ocasiones estos especialistas incurren en abusos que no llegan a ser delitos o negligencia, pero sí son producto de un hábito médico autoritario. Estos modos de conducirse colocan a los facultativos a punto de incurrir en violaciones más graves a los derechos humanos.
En la premiación fueron reconocidos con mención honorífica los
estudios de Jorge Balderas, de la Universidad Autónoma de Ciudad
Juárez, sobre violencia en esa urbe, y la de Reynaldo Martínez, del
Colegio de la Frontera Sur, acerca del tema migratorio.
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