1/21/2014

A veinte del TLC



 Tomás Mojarro
G.W.Bush anunció en 2001que cumpliría con las reglas de apertura de la frontera, puestas en suspenso por W. Clinton en 1995, tras un fallo a favor  de México de un panel del TLC.

            ¿Y? ¿Así cumple Washington a sus socios comerciales?  Porque la LeyParala Seguridad de los Caminos, con la que los congresistas de EU pretenden impedir la entrada de transportistas mexicanos a sus territorio viola el Tratado de Libre Comercio. Toda una violación al acuerdo comercial. ¿Y? ¿No se cumplen así los tratos del tiburón con sus tantas sardinas?

Sardinas elásticas en sus tratos con el Imperio. Desde hace un par de años  la Cámara Nac.del Autotransporte de Carga, CANACAR, manifestaba su escepticismo respecto a la entrada de transportes de carga a territorio del Norte al considera muy difícil semejante maniobra.

Hay grandes diferencias entre ambos países, lo afirmaba su presidente.  Tenemos problemas de normatividad, fisíco-mecánicas, el tipo de vehículos que se utilizan o el volumen que se transporta, pues allá cargan 20 toneladas y aquí alcanzan hasta 70 toneladas.

            Y que no es posible competir porque es un mercado con regulación y estructura distinta, donde el transporte mexicano no puede cumplir. Así pues, y según el citado dirigente de la CANACAR, mientras EU no respete el TLCAN no se pondrá fin a la controversia heredada desde su firma en 1993.

No es por no querer, sino porque el gobierno no nos surte de los elementos esenciales. Tal es el caso del combustible para tener motores competitivos y que puedan circular en EU de acuerdo a su normatividad.

Todo esto se agrega a la falta de un catalizador especial (más de 7 mil dólares, su costo) de que carecen tales camiones, al igual que el diesel especial, que no les surte PEMEX. Es México.

En fin, que hoy, a 20 años de vigencia de un  Tratado de Libre Comercio donde se garantizaba la maniobra de los mencionados transportes cargueros, el gobierno de EU se ha negado a firmar esa cláusula. Los transportes tienen que frenar en la frontera, entregar su carga a un transporte gringo y regresar por su nueva carga de mercadería. Y qué hacer con este problema que de tan añejo ya empieza a apestar. A propósito de pestes recordé el incidente que al respecto me ocurrió hace algún tiempo. La crónica:

Ocurrió a media tarde. A dos cuadras del edificio de Cádiz un trailer comenzó a hacerla de fumarola. Trailero y machetero, cubeta en mano, buscaban un grifo (de los de agua, tan escasos, que los de mota los tengo a diario ahí nomás, al otro lado de la puerta de entrada a esta casa); un grifo, repito, con qué apagar la humareda del motor. Yo, obsequioso que no fuera:

- Jálense aquí a la vuelta, que yo les doy su agua. ¿Traen herramienta para reparar el motor?

Frente al edificio de Cádiz se estacionaron. Mientras machetero y chofer, con la trompa levantada (la del cofre del motor), desarmaban eso con aspecto de bomba (unipersonal) yo, por hacerla de plática, mostré al trailero el matutino:

-  ¿Ya vio? Apresúrese a dejar como nuevo su trailer, porque “En el marco del TLC, la Junta Nac. de Seguridad del Transporte de EU realizará audiencias públicas para analizar la entrada de transportistas mexicanos a territorio de EU. Ya lo veo partiendo plaza por Texas y California”.

- Hágamela, mi señor. Buena, quiero decir. Porque el problemón entre nuestro país y los gringos lleva ya vario tiempo. Así que ya por fin va en vías de arreglo, ¿no?

- Ya es un hecho, porque el único que se opone es el presidente de Estados Unidos.

La administración de EU pidió a la Suprema Corte de Justicia desechar el fallo de un tribunal inferior que retrasó de manera indefinida la apertura del territorio deEU a los camiones de México.

El entonces presidente de la CANACAR: “Mucho se habla que en septiembre se terminarán todas las barreras, ojalá que así sea y podamos entrar al mercado estadunidense, pero cómo hacerlo, si ninguno de los camiones, ni los nuevos que recibimos de agencia, traen un catalizador especial que cuesta más de 7 mil dólares”.

Así fue, mis valedores. Sobre la prohibición de la entrada de transportes de carga a losEstados Unidos hablé a ustedes ayer, prohibición violatoria del  Tratado de Libre Comercio. A propósito de los veinte años del tratado de marras, aquí la crónica del incidente que me ocurrió con un trailero del Soconusco al que se le recalentó el motor (del carguero). Obsequioso que es uno. (Pues sí, pero lástima.)

- Qué le parece, le dije. Que los vehículos mexicanos no cubren las normas mínimas para permitirles la entrada a EU.

- Racismo vil, discriminación. Norma que nos pongan enfrente, norma que les cubrimos, ¿no, Champotón? Al machetero, tres dientes de oro y gorra con visera hacia atrás, imitadores serviles que no fuésemos. Pedí a La Macarena, trabajadora doméstica, les bajara  algo de cenar.Y así fue, mis valedores: como ayudé al camionero.

 Lo ayudé,  pero lástima; la noche entera la pasé en vela, y conmigo gran parte de la barriada: música a todo volumen dedicada al Señor. No,  cuál religiosidad; al difunto Señor de los Cielos y al muy vivo  Chapo Guzmán, y cumbias cimarronas, música grupera, la quebradita, redova y acordeón a 20 mil decibeles. En el trailer los albures a gritos entre machetero y chofer, las mentadas de madre, las risotadas. Las tres de la mañana. ¿Escuché quejidos? ¿Sollozos de mujer? El sueño, andavete.

 Serían las dos, serían las tres, las cuatro, cinco o seis de la mañana, cuando el súbito traqueteo del motor, la retreta con las de aire, y ojos que te vieron ir. Después, el silencio. Amanecía. Traté de dormir, pero entonces a gritos  la tía Conchis, conserje del edificio:

- ¡Baje para abajo, bigotón! ¡Córrale!

Allá voy, en camisón fiusha, escaleras abajo. De repente, ya en la banqueta, friégale, el resbalón. Vi estrellas. La tía Conchis: “No, y dese de santos que fue en el charco de aceite, que si no… ¿Ve esto de acá?”

Igual de resbaladizas, pero mil veces más asquerosas, las descargas corporales junto a rosetones de humedad en un muro que amaneció pintarrajeado con grafitos:  “Puto yo”, “La Macarena ya”, y figuras grotescas, con todos sus pelos y señales.

- Y qué tal si el changazo lo da en esos, mire.

Vidrios rotos. Botellas vacías. Vómito. Restos de cigarros hechizos. Mota en greña. ¿Ya supo lo La Macarena?”

- ¡La habrán violado!

- Pero nomás ellos dos. En el cajón del trailer. No ha querido salir de  su cuarto de la azotea y anda en un puro llorar, y  no tanto por lo que perdió en la entrepierna sino porque al ritmo de la violación le bajaron relojito, medallón, pulseras. De no haber sido porque Dios me tentó el corazón

y me dio valor para bajar a ayudar a la pobre violada, ¿sabe que por un pelo me le escapé al machetero?

- Válgame, Y qué hacer más allá de lamentarlo.

-  Ah, ¿sólo eso? ¿Y el cochinero quién lo va a limpiar? ¿Yo, acaso?  Del santo desmadre, ¿quién tuvo la culpa? ¡Ora, a limpiar!

Agua, cepillo, balde, jabón. Obsequioso que soy con los transportistas que se disponen a invadir Norteamérica, nuestro socio comercial. (TLC.)

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