Axel Didriksson
Miles de jóvenes van al Zócalo en busca de empleo. Foto: Octavio Gómez |
MÉXICO,
D.F. (Proceso).- El sector poblacional que tendrá el mayor impacto
negativo durante este 2014, por obra de las políticas del actual
gobierno federal, será el de los jóvenes. La falta de una visión
articulada sobre su compleja problemática educativa, social y laboral,
junto con su constante crecimiento demográfico, tendrá consecuencias
terribles para la mayoría de ellos, sobre todo para los que se
encuentran en condición de marginación, precariedad laboral y
desescolarización.
Desde el inicio
de la década de los noventa, los jóvenes de entre 15 y 29 años de edad
concentraban casi el 30% de la población, y en 2014 representan más de
una cuarta parte del total. Hacia el año 2030, las proyecciones del
Conapo indican que los jóvenes serán más de 31 millones. Para atender
sus requerimientos escolares y de trabajo, las políticas sociales y
educativas no contemplan una adecuada articulación, ni se presentan
objetivos programáticos, recursos y estrategias que permitan asegurar
que la desatención y la falta de oportunidades que padecen vayan a
cambiar de forma importante. Para ellos todo va a seguir igual o peor
durante 2014 y muy probablemente hasta el fin de este sexenio.
En
el Programa Sectorial de Educación 2013-2018 (Diario Oficial de la
Federación, 13/12/2013), se mantiene la misma idea equivocada de la
reforma al artículo 3° constitucional que se verificó el año pasado,
consistente en que el acento de la política educativa pública debe
ponerse más en la mejora de la calidad de la educación que en la
cobertura y ampliación de oportunidades de acceso, permanencia y egreso
escolar en todos los grados y niveles para la mayoría de los grupos de
escolaridad. Esta visión no relaciona el hecho de que un avance en las
condiciones de estudio haga posible una mejor y más segura inserción
laboral, ni una movilidad ocupacional ascendente durante la vida adulta.
Aunque
el nivel de educación media superior y superior es aquel que reúne la
mayor cantidad de jóvenes, se sigue reiterando el enfoque de
competencias laborales, cuando han pasado dos décadas en las que este
enfoque no ha logrado legitimarse entre las instituciones públicas y
privadas, y cuando se conoce que la adquisición de las mismas y sus
resultados estandarizados poco sirven para una sociedad que requiere
avanzar en la construcción de un aprendizaje multicultural, complejo e
interdisciplinario, y de conocimientos que se adquieren por la vía de
la creatividad, de la inteligencia múltiple, y de una formación para la
vida y la sustentabilidad.
En el Programa Sectorial de referencia
no se plantean alternativas para enfrentar las actuales tasas de
desocupación que se presentan de forma mayoritaria entre los jóvenes,
los bajos niveles de aprendizaje y desempeño escolar ahora
verdaderamente dramáticos en México (que tiene el último lugar entre
los países de la OCDE), la ubicación de los jóvenes entre los millones
de analfabetos y analfabetos funcionales, sus problemas de salud, de
sexualidad y su escasa relación con la cultura y el deporte, junto con
el hecho de que son la presa más fácil de los grupos delictivos, pues
en cada banda, en cada pandilla, en cada cártel de la droga hay más
jóvenes y cada vez más niños. En un tiempo no muy lejano será una
realidad que haya más jóvenes en las cárceles que en las escuelas.
Sin
una radical inserción y atención de miles de jóvenes en programas
educativos y culturales, sin la construcción de espacios escolares y
sociales que comprendan y construyan alternativas desde sus
particulares demandas y requerimientos, sin una propuesta de inserción
laboral adecuada y sostenida, este año que comienza seguirá ofreciendo
muy poco a la juventud del país. Con una perspectiva económica que
sigue esperanzada en mantener un modelo que refuerza la dependencia de
las trasnacionales y del desarrollo de otros países, en lo particular
de Estados Unidos, con el aumento desorbitado de los precios a los
productos básicos que consumen los jóvenes, con un salario raquítico, y
con la imposibilidad de poder crecer al 5% para generar el millón de
empleos que los jóvenes requerirían aprovechar, la cosa se pone cada
vez más fea, y vamos a ver a quién lo toca bailar con ella.
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