VANDANA SHIVA EN COSTA RICA
“En nuestro planeta hay suficiente para las necesidades de todos pero no hay para el que quiere
demasiado. Si consumes más de lo que necesitas estás robando a otra persona”
demasiado. Si consumes más de lo que necesitas estás robando a otra persona”
23 de enero de 2014
La filósofa, ecofeminista y escritora india Dra. Vandana Shiva es una de las activistas más reconocidas internacionalmente por su lucha contra los cultivos transgénicos y en defensa de las semillas criollas.
La Dra. Shiva visitó
Costa Rica con el objetivo de unirse a las mujeres costarricenses que
luchan contra el agronegocio de transgénicos y plaguicidas y brindó una
Conferencia el 21 de enero sobre “Semillas de Libertad y la lucha contra los transgénicos”, la cual fue revasada por la presencia de miles de personas que querían escuchar y ver en vido a la activista.
Ella pasó por Costa Rica para participar en el Festival Agroecológico Mujeres Semillas de Lucha
y en el marco de la Campaña "Pura Vida Sin Transgénicos" que tiene por
objetivo establecer una moratoria nacional a la siembra de cultivos
transgénicos en Costa Rica.
La
visita de Vandana Shiva, Premio Nobel Alternativo, no se limitó a Costa
Rica, sino que también estuvo en otros países latinoamericamos en una
gira donde el eje central es hacer conciencia de la necesidad de
reforzar la lucha anti-transgénica en a región.
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ESCUCHE OTROS AUDIOS DEL EVENTO
Presentación de Atikihua, mujer indígena colombiana de la Sierra Nevada de Santa Marta, quien actualmente es candidata a senadora por el Partido Semillas.
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Alejandra Bonilla, Red de Mujeres Rurales de Costa Rica.
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Presentación de la Conferencia "El Vocabulario de la Resistencia en la Construcción de los Territorios Libres de Transgénicosde" a cargo de Grettel Montero, una de las organizadoras del Festival, comunicadora social y realizadora del programa de TV ERA VERDE.
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Entrevista a Grettel Montero, una de las organizadoras del Festival Agroecológico Mujeres Semillas de Lucha.
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FOTOGRAFÍAS
Discurso de Vandana Shiva al recibir el Premio Sydney de la Paz 2010
"Hoy
en día, cuando pensamos en la guerra, nuestra mente se torna hacia Iraq
y Afganistán. Pero la guerra más grande es la guerra contra el planeta.
Ésta tiene sus raíces en una economía que no respeta límites ecológicos
y éticos – límites a la desigualdad, límites a la injusticia, límites a
la codicia y la concentración económica.
Un
puñado de empresas y de potencias busca controlar los recursos de la
Tierra y transformar el planeta en un supermercado en el que todo está
en venta. Quieren vender nuestro agua, genes, células, órganos,
conocimientos, culturas y nuestro futuro.
La
guerras duraderas en Afganistán, Iraq y las que les han seguido no son
sólo sangre por petróleo. A medida que ellas se desarrollan, vemos que
son sangre por alimentos, sangre por genes y biodiversidad y sangre por
agua.
La
metalidad guerrera subyacente a la agricultura bélico-industrial es
obvia en los nombres de los herbicidas de Monsanto— Round-Up, Machete,
Lasso. American Home Products, que se ha fusionado con Monsanto, da a
sus herbicidas nombre igualmente agresivos, incluyendo “Pentagon” y
“Squadron”. Es la lengua de la guerra. La sustentabilidad se basa en la
paz con la Tierra.
La
guerra contra la Tierra comienza en la mente. Los pensamientos
violentos dan forma a acciones violentas. Categorías violentas
construyen herramientas violentas. Y en ninguna parte esto es tan vivaz
como en las metáforas y métodos en los que se basa la producción
industrial, agrícola y alimentaria. La fábricas que produjeron venenos
y explosivos para matar a la gente durante las guerras han sido
transformadas en fábricas productoras de agroquímicos al terminar las
guerras.
El
año 1984 me hizo ver que algo no estaba bien en la manera en que los
alimentos se producían. Con la violencia en el Punjab y el desastre en
Bhopal, la agricultura parecía guerra. Fue entonces que escribí La
Violencia de la Revolución Verde, y por eso mismo lancé Navdanya como
un movimiento por una agricultura libre de venenos y productos tóxicos.
Los
pesticidas, que en un principio se utilizaron como químicos bélicos, no
pudieron controlar las plagas. La ingeniería genética iba a ofrecer una
alternativa a los productos químicos tóxicos. Al contrario, ha llevado
a un mayor uso de pesticidas y herbicidas y desatado una guerra contra
los campesinos.
Los
altos costos de los insumos y productos químicos hacen que los
agricultores caigan en la trampa de la deuda – y la tampa de la deuda
lleva a los agricultores al suicidio. De acuerdo a datos oficiales, en
la India más de 200 000 campesinos se han suicidado desde 1997.
Hacer
la paz con la Tierra siempre ha sido un imperativo ético y ecológico,
que se ha convertido ahora en un imperativo para supervivencia de
nuestra especie.
La
violencia contra el suelo, la biodiversidad, el agua, la atmósfera, el
campo y los campesinos produce un sistema alimentario marcial que no
puede dar de comer a la gente. Un billón de personas sufre hambre. Dos
billones sufren de enfermedades relacionadas con la alimentación:
obesidad, diabetes, hipertensión y cáncer.
Hay
tres niveles de violencia implicadas en el desarrollo no sustentable.
El primero es la violencia contra la Tierra, que se expresa en la
crisis ecológica. El segundo es la violencia contra gente, que se
expresa en la pobreza, la indigencia y el desplazamiento. El tercero es
la violencia de la guerra y el conflicto, cuando los poderosos echan
mano a los recursos que están en otras comunidades y países para
satisfacer su apetito que no tiene límites.
Cuando
cada aspecto de la vida es comercializado, vivir se hace más caro, y la
gente se empobrece, incluso si ganan más de un dólar al día. Por otra
parte, la gente puede ser rica en términos materiales, incluso sin
economía monetaria, si tienen acceso a la tierra, si los suelos son
fértiles, si los ríos están limpios, su cultura es rica y mantiene la
tradición de construir casas y prendas bonitas, buena comida, y hay
cohesión social, solidaridad y espíritu comunitario.
La
ascensión del dominio del mercado, y de la moneda en tanto que capital
producido por el hombre, a la posición de principio superior
organizativo de la sociedad y única forma de cuantificar nuestro
bienestar ha llevado al debilitamiento de los procesos que mantienen y
sostienen la vida en la naturaleza y la sociedad.
Entre
más ricos nos hacemos, somos ecológica y culturalmente más pobres. El
aumento en el bienestar económico, medido en dinero, lleva al aumento
de la pobreza en los aspectos material, cultural, ecológico y
espiritual.
La
verdadera moneda de la vida es la vida misma, este punto de vista lleva
a varias preguntas: ¿cómo nos miramos a nosotros mismos en este mundo?
¿Para qué están los seres humanos? Y ¿somos simplemente una máquina de
hacer dinero devoradora de recursos? O ¿tenemos un propósito más
elevado, un fin superior?
Creo
que la “Democracia Terráquea” nos permite imaginar y crear democracias
vivientes basadas en el valor intrínseco de todas las especias, de
todos los pueblos, de todas las culturas – un reparto justo y
equitativo de los recursos vitales de esta Tierra, un reparto de las
decisiones sobre el uso de los recursos de la Tierra.
La
“Democracia Terráquea” protege los procesos ecológicos que mantienen la
vida y los derechos humanos fundamentales que son la base del derecho a
la vida, incluyendo el derecho al agua, la alimentación, la salud, la
educación, el trabajo y el sustento.
Tenemos
que escoger. ¿Obedeceremos las leyes de mercado de la codicia
corporativa o las leyes de la Madre Tierra para mantener los
ecosistemas terrestres y la diversidad de los seres vivos?
Las
necesidades en alimentación y agua de la gente sólo pueden satisfacerse
si se protege la capacidad de la naturaleza para producir alimentos y
agua. Suelos y ríos muertos no dan alimento ni agua.
Por
ello, defender los derechos de la Madre Tierra es el más importante de
los derechos humanos y de las luchas por la justicia social. Es el más
amplio movimiento pacifista de nuestra época."
Para más información: Infoambientecostarica@oilwatchmesoamerica.org
FECON: presidencia@feconcr.org
FECON: presidencia@feconcr.org
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