INTERNACIONAL
Se organizan para defender derechos colectivos
CIMACFoto: Yunuhen Rangel Medina
Por: la Redacción
Cimacnoticias/SEMlac | La Habana.Construir un liderazgo colectivo que les permita avanzar en sus derechos sexuales y ciudadanos convoca a mujeres lesbianas en Cuba. El cambio personal y grupal aparece entre los primeros puntos de una agenda para el cambio.
“Yo creo que el liderazgo en la mujer lesbiana estuvo, años atrás, un poco muerto. La lesbiana se aísla socialmente por temor a los comentarios y los prejuicios, prefiere pasar inadvertida. Ésa es una característica nuestra y no lo podemos negar”, comenta Idalia Rivero Alarcón a SEMlac.
Rivero forma parte del grupo Venus, red creada en agosto de 2013 en la oriental provincia de Granma, a más de 740 kilómetros de la capital. Junto a otros grupos de mujeres lesbianas y bisexuales, Venus integra las redes que coordina el Centro Nacional de Educación Sexual (Cenesex).
Para la joven de 22 años resulta fundamental rescatar los valores de las mujeres lesbianas y su capacidad de liderazgo en la lucha contra la homofobia. No obstante, el camino hacia el protagonismo resulta complejo.
Según activistas y expertas, se impone superar los prejuicios relacionados con la feminidad, ganar en conocimientos y cohesión social.
Más de una veintena de mujeres lesbianas de varias provincias del país se reunieron a fin de fortalecer sus capacidades de liderazgo y construir estrategias que les permitan defender sus derechos y vivir plenamente su sexualidad.
Durante el taller “Salud sexual y liderazgo femenino”, realizado en La Habana del 9 al 13 de diciembre, las activistas reflexionaron sobre las principales características que debe tener una líder.
Ser inteligente, buena comunicadora y dar el ejemplo, fueron las principales características en las que coincidieron las talleristas, luego de un intenso debate. También forman parte de la ecuación valores personales como la perseverancia y el humanismo.
Para las cubanas, el respeto a las demás personas, asumir de manera positiva las dificultades, tener compromiso con la causa, ejercer la crítica y la autocrítica son actitudes fundamentales en el liderazgo.
CONSTRUIR DESDE LA FUERZA COLECTIVA
Muchas mujeres lesbianas reconocen que aún este grupo no explota todas sus capacidades dentro del activismo LGBT (lesbianas, gays, bisexuales y transgénero) cubano.
Teresa Fernández, coordinadora de la Red Oremi de La Habana y del resto de las redes de mujeres lesbianas y bisexuales vinculadas al Cenesex, opina que la formación académica y profesional son algunas de las fortalezas que se desaprovechan.
“Muchas son graduadas universitarias o de nivel técnico y, definitivamente, la mayoría se gradúa de 12 grado. En este sentido existe una gran potencialidad porque logran un mejor posicionamiento dentro de la sociedad, lo que no quiere decir que no sufran acoso laboral y escolar, lo sufren”, dijo Fernández a SEMlac.
Sin embargo, aún la mayoría se concentra en espacios de realización personal sin apostar por agendas y proyectos colectivos.
“Me parece muy importante entender que esta no es una lucha de una persona. Es cierto que si la otra o el otro avanzan, yo también avanzo. Pero no es suficiente que progrese una compañera; si al lado no está el resto del grupo, no se ha alcanzado nada”, opina Ada Alfonso.
La especialista apuesta por el empoderamiento personal y colectivo y ratifica que “no puede haber un empoderamiento si no hay conocimiento”.
Por ello trae a cada taller y espacio propicio aportes que incluyen lo mejor de las teorías internacionales y que se nutren del conocimiento popular y vivencial de cada mujer.
Alfonso rescata la necesidad de ser consciente del dominio patriarcal que afecta también a las lesbianas y los retos que implica el liderazgo desde grupos discriminados.
En su criterio, son muy útiles las reflexiones surgidas de los movimientos de mujeres y feministas, especialmente aquellas relacionadas con el empoderamiento de las mujeres.
Según la estadounidense Margaret Shuler, el empoderamiento de las mujeres implica un proceso de apropiación de capacidades para configurar, organizar y decidir sobre sus propias vidas, a la vez que trabajan en la transformación de su entorno.
Para las lesbianas cubanas, el contexto nacional exige un empoderamiento colectivo desde el conocimiento, donde “saber qué decir, cuándo decirlo y cómo decirlo” resulta fundamental.
SACAR DEL CLÓSET EL ACTIVISMO PÚBLICO
La existencia o no de un movimiento LGBT cubano genera polémica entre activistas e investigadores.
Abogar por los derechos de personas homosexuales y transgénero gana espacios, a pesar de las limitaciones históricas, pero no siempre fue así.
En el país, la homosexualidad se despenalizó en 1979, pero en 1987 se penalizó la ostentación pública de la homosexualidad. No fue hasta 10 años después que se eliminó del Código Penal en la reforma de 1997.
El activista gay Alberto Roque reflexiona sobre el ejercicio de la ciudadanía relacionada con la sexualidad en su artículo “Ciudadanía sexual, participación y emancipación: antecedentes y futuro en Cuba”.
En el artículo, Roque afirma que “el derecho a la autonomía y la expresión sexual, incluso en los espacios públicos, libre de coerción y sin producir daños a otras personas, es privilegio estrictamente heterosexista”.
Pero si no ha sido fácil el activismo desde la identidad sexual, al interior de estos grupos las mujeres lesbianas y transgénero han estado en mayor desventaja.
En 2002 fue creado el grupo de mujeres lesbianas y bisexuales Las Isabelas, en Santiago de Cuba, al oriente del país. Luego de más de una década de trabajo, hay en esta isla del Caribe siete grupos que se unen al trabajo del Cenesex, ubicados en distintas provincias a lo largo de la isla.
Sin embargo, expertos y activistas coinciden en que las voces líderes han sido principalmente masculinas y las demandas de las mujeres lesbianas y trans se exponen y conocen muy poco.
Temas relacionados con la salud sexual, la maternidad y la violencia en espacios laborales, en la escuela, la familia y la pareja, unen a mujeres lesbianas de todo el país.
La doctora Alfonso rescata la cohesión grupal como modo más eficaz para exigir el respeto a los derechos de las mujeres lesbianas y la puesta en práctica de políticas sociales que las incluyan.
“No van a existir políticas de salud si las mujeres lesbianas no están empoderadas lo suficiente como para demandarlas”, afirma la experta.
Para Teresa Fernández, en el liderazgo femenino incide negativamente la lesbofobia internalizada y el temor a enfrentar la discriminación familiar, escolar, laboral y social.
“Esta situación es también responsabilidad de las mujeres lesbianas. Si al menos la invisibilidad fuera porque no tenemos capacidad, pero ¿tú sabes la cantidad de maestras, profesionales y doctoras con las que podríamos contar, mujeres que pueden reclamar espacios?”, reflexiona la activista.
Fernández llama a tomar la palabra y asumir con orgullo la orientación sexual y la militancia. “Si tú no me das el espacio, yo me lo tomo; si hay un vacío, yo lo relleno; si tu no quieres hablar, yo lo digo; si no lo quieres escribir, yo lo escribo”, asegura.
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