4/02/2015

Chiapas: sueño para las migrantes que se vuelve pesadilla


Centroamericanas no mejoran sus condiciones de vida

La migración forzada –originada por el desempleo y la violencia– obliga a que más trabajadoras centroamericanas se incorporen al mercado laboral en el estado de Chiapas, aunque no tengan una mejor remuneración que en sus países de origen y bajo el riesgo de ser explotadas.



 
Esta hipótesis se maneja en el informe “Las trabajadoras centroamericanas en Chiapas. Recomendaciones de política pública para garantizar el ejercicio de sus derechos”, elaborado por el Instituto para las Mujeres en la Migración (Imumi) y ONU-Mujeres.
 
De acuerdo con la revisión de varios análisis académicos y de organismos civiles, Imumi y ONU-Mujeres identificaron que las trabajadoras centroamericanas que se incorporan al mercado laboral en Chiapas no mejoran sus condiciones laborales y de vida, e incluso perciben sueldos menores que en sus países.
 
Prueba de ello es que 60 por ciento de la población ocupada en Chiapas tiene ingresos de dos salarios mínimos o menos, únicamente 10.5 por ciento cuenta con seguridad social, y 80 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) está ocupada en la economía informal, según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
 
Pese a este contexto, la entidad fronteriza con Guatemala se ha constituido en México como el principal destino de las migraciones internacionales desde Centroamérica (CA), especialmente de mujeres, según el documento.
 
Hasta ahora, las explicaciones “de mayor peso” para este fenómeno migratorio –en el que se documentaron diversos abusos laborales– se pueden encontrar en los factores de expulsión de las mujeres de sus lugares de origen.
 
Si bien Imumi y ONU-Mujeres llamaron a los gobiernos a generar estadísticas que prueben esta situación, detallaron que diversas académicas y organizaciones civiles tienden a calificar a la migración en Chiapas como “forzada”, ya que –según reconocen– la decisión de emigrar no siempre es voluntaria.
 
Las investigadoras observaron que las crisis económicas, el desempleo, la inestabilidad política, la inseguridad ciudadana, la violencia social y en los hogares, y los desastres naturales –así como la poca viabilidad para recuperarse de ellos– constituyen un conjunto de causas que han forzado la migración desde CA a México y Estados Unidos.
 
No obstante, Imumi y ONU-Mujeres advirtieron que existen otras razones que empujan a las trabajadoras centroamericanas a buscar oportunidades laborales en Chiapas, entidad mexicana con el mayor rezago en desarrollo humano.
 
Por ejemplo, en el caso de Guatemala la dinámica migratoria está ligada a una relación socio-histórica entre los dos países, que comenzó́ en el siglo XIX y que ha impulsado la creación de mercados binacionales.
 
El informe destaca que las mujeres guatemaltecas han emigrado a la par que los varones en los flujos de trabajadores agrícolas temporales –en los que tienden a viajar en familia–, como ocurre especialmente en la región del Soconusco, al sur de Chiapas.
 
Según el texto, la incorporación de las mujeres al trabajo del hogar fue posterior a la actividad agrícola, ya que las familias recolectoras de café analizaron la posibilidad de ocupar a su hija mayor en la casa del empleador a fin de aumentar el ingreso familiar. En la actualidad las familias envían a sus hijas a la fronteriza ciudad de Tapachula.
 
De acuerdo con la investigación, hay otros elementos que intervienen en la migración femenina a Chiapas, como son la cercanía y la percepcióńn de “seguridad”, ya que la proximidad espacial les permite contar con el apoyo de redes sociales, sentirse cerca de sus familias, y percibirse menos expuestas a los riesgos.
 
Por ejemplo, si sus hijas e hijos se quedan en el lugar de origen, pueden visitar o llevar dinero a su familia con mayor facilidad o menores costos de los que implican estas acciones en otras regiones más lejanas.
 
Además, muchas familias guatemaltecas conocen Tapachula y el Soconusco, por lo que se sienten tranquilas de que sus hijas vayan a trabajar a esa ciudad.
 
A su vez, las migrantes consideran que Tapachula tiene mayor seguridad pública que otras urbes centroamericanas, como la ciudad de Guatemala, detalla el informe.
 
Entre las centroamericanas, especialmente las guatemaltecas, prevalece la percepción de que en México “hay trabajo seguro” y “dan comida”.
 
No obstante, se ha documentado que en Chiapas no se ofrecen salarios más altos que en algunas partes de Guatemala y el mercado es segmentado, segregado y con una carga racial, dice el análisis.
 
Por ejemplo, el trabajo del hogar no demanda específicamente mano de obra guatemalteca, pero la segregación sexual y étnica del mercado origina que sean mujeres mayoritariamente indígenas quienes integren este sector.
 
En Chiapas existen a la par el trabajo agrícola de mujeres migrantes, el trabajo del hogar de las centroamericanas, la migración provocada por conflictos armados, las solicitantes de asilo, y las movilidades originadas por falta de oportunidades, la inseguridad ciudadana, y la violencia en los hogares.
  


Por: la Redacción
Cimacnoticias | México, DF.- 

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