Carlos Bonfil
La Jornada
Vivir por y a través del cine, esta vocación la manifiestan y comparten en 1962 dos realizadores sentados frente a frente, durante una semana y en 50 horas de grabación, para la larga entrevista que cuatro años después será publicada como El cine según Hitchcock, libro de referencia absoluta para estudiantes y cinéfilos. Medio siglo después, el documentalista estadunidense Kent Jones acomete el proyecto de recuperar partes de esa conversación acompañándola de múltiples clips de cintas de Hitchcock, desde su periodo silente hasta Psicosis (1960), todo con un guión de Serge Toubiana y la certera edición de Rachel Reichman. El resultado es Hitchcock/Truffaut, trabajo profesional de presentación muy atractiva, casi tan esti- mulante como ese gran tributo a la cinefilia que fue el docu- mental de Jacques Richard El fantasma de Henri Langlois (2004), retrato del antiguo director de la Cinemateca Francesa, gran coleccionista y animador de cine, amigo cercano del propio Hitchcock.
Para Kent Jones lo primordial ha sido capturar la esencia de dos
grandes artistas discutiendo sobre el oficio de hacer cine. Y contra lo
que pudiera esperarse, o cabría esperar, no hay mayor énfasis en las
técnicas cinematográficas o en las estrategias artísticas utilizadas por
Hitchcock tal como aparecen en el libro; en cambio, sí el registro de
cómo otros cineastas más jóvenes (Olivier Assayas, Arnaud Desplechin,
Peter Bogdanovich, David Fincher, Richard Linklater, entre otros)
valoran hoy el impacto y trascendencia del arte del director británico.
No hay tampoco el minucioso análisis formal de escenas como el que de
manera global realiza Martin Scorsese en Mi viaje a Italia (2001), por ejemplo, aunque títulos como De entre los muertos, Psicosis, Intriga internacional o El hombre equivocado retienen
la atención de Kent Jones y sirven de figuras emblemáticas de un
conjunto mucho más amplio. Una prueba de ese rápido sobrevuelo
valorativo, centrado más en registros testimoniales que en el fascinante
material didáctico en que se ha convertido el libro-entrevista, es el
olvido de toda mención de la importancia de las partituras musicales en
las películas de Hitchcock (desde Miklós Rózsa hasta el imprescindible
Bernard Herrmann), algo que sorprende después de haber destacado el
documental el papel muy similar que juegan los objetos en tanto
herramienta narrativa en ese mismo cine.
Lo que se reproduce en Hitchcock/Truffaut de aquel
intercambio anecdótico y artístico de los dos cineastas es, sin duda, lo
más excitante, y eso incluye: sus consideraciones sobre la importancia
emocional del espacio, la reivindicación del cine como creación
artística, la lógica de los sueños en la construcción de algunas
narrativas fílmicas (De entre los muertos/Vértigo, por
ejemplo), el sentido visual como un saber plástico, y cosas de mayor
sentido común como esta premonitoria frase de Hitchcock:
El cine debe ser concebido para dos mil butacas y no para una sola. Una conversación imperdible.
Se presenta en la Cineteca Nacional. Sala 1: funciones a las 12 y 17:45 horas.
Twitter: @Carlos.Bonfil1
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