El sistema meritocrático de
profesionalización y formación docente que en México se llamó Carrera
Magisterial, surgió al interior del Banco Mundial para formar un sector
del magisterio que abanderara los principios de la educación empresarial
contenidos en la Reforma Educativa de 1993. Así se creó un ejército de
docentes encargado de llevar hasta el seno de cada aula escolar la
concepción mercantilista de la educación, mismo que se presentó ante la
sociedad por el SNTE, la SEP y los empresarios nacionales e
internacionales, como el perfil del maestro “ejemplar”.
Dicho maestro se avocó a desarrollar su
tarea dentro del salón de clase; siguió al pie de la letra los programas
oficiales; el calendario escolar de 200 días, evitando cualquier
suspensión; se preparó en los cursos de formación continua para dar
seguimiento a la Reforma Educativa; se comprometió a la aplicación de
pruebas estandarizadas nacionales como ENLACE, promovida por Mexicanos
Primero, e internacionales como PISA, diseñada por la OCDE, a fin de
medir los aprendizajes de sus alumnos, pero vinculadas a su propio
desempeño; además, se sometió a constantes exámenes para escalar en la
profesionalización y mejora salarial.
Por otro lado, los maestros de la CNTE
se negaron a reconocer y participar de Carrera Magisterial, por
considerarlo un programa que generaba la individualización de la
relación laboral y la atomización del contrato colectivo; promovía la
competencia entre pares, rompiendo con los principios de cooperación y
solidaridad entre los trabajadores; atentaba contra el derecho
constitucional que reconocía “un salario igual para un trabajo igual”;
veía en él una salida personal y selectiva, que violaba el derecho
social a obtener un salario digno para todos; y porque que no contribuía
a mejorar la educación en su conjunto.
Después de dos décadas, los empresarios
de Mexicanos Primero, la SEP y la Auditoría Superior de la Federación,
dan la razón a la CNTE; sus investigaciones muestran que 8 de cada 10
maestros que estuvieron al frente de alumnos con resultados
insuficientes en el examen PISA, estaban en Carrera Magisterial y
quienes se encontraban en los niveles más altos de este mismo programa,
fueron profesores de alumnos con resultados inferiores en la prueba
ENLACE.
Esta tendencia da cuenta, no sólo del
fracaso de Carrera Magisterial, sino de una política exógena, diseñada
fuera de las instituciones públicas, en las esferas de organismos
económicos; hecha al margen de los actores internos de la educación. No
obstante, se repite una y otra vez el mismo error, desoyendo las voces
críticas, dando continuidad a lo que los empresarios proponen, y cada
vez que lo hacen, la autoridad educativa mexicana presenta sus
recomendaciones como si fuese algo novedoso, borrando la matriz del
fracaso.
Así sucedió con la “Estrategia Nacional
de Formación Continua de Profesores de Educación Básica y Media
Superior”, que recién se dio a conocer para responder a las necesidades
formativas arrojadas por los primeros resultados de la evaluación del
desempeño, la cual nació con el pecado original. Días previos, Mexicanos
Primero, ya tenía todo resuelto en “Prof. Recomendaciones sobre
formación inicial y continua de los maestros en México”, documento
fechado en febrero de 2016, pero elaborado meses antes.
En estos dos textos y uno más elaborado
por el INEE, se desglosa la estrategia que la SEP y Mexicanos Primero
implementarán a partir del próximo 15 de abril. Pretenden seguir
formando un ejército de autómatas que lleve a cabo los principios añejos
y nuevos de la educación empresarial: la medición estandarizada de los
aprendizajes, la meritocracia como profesionalización docente, la
privatización de la escuela desde la gestión escolar, las competencias
básicas para satisfacer las demandas del mercado laboral y la
“inclusión” como nueva modalidad para desentenderse de los alumnos con
necesidades especiales.
La “nueva” estrategia de formación, al
igual que el extinto y fracasado programa de Carrera Magisterial,
vincula los “buenos” resultados con la mejora personal del salario,
salvo que ahora se retoma la vieja fórmula de la más atrasada psicología
conductista que surgió en los experimentos hechos con roedores: el
“estímulo respuesta”; de modo que los “malos” resultados recurrentes,
derivarán en la separación de la función docente como castigo.
No nos tomará por sorpresa entonces que
los docentes repitan los mismos vicios de Carrera Magisterial. Su
propósito principal no será la formación para mejorar su práctica
pedagógica ni los aprendizajes de los alumnos, mucho menos intervenir
positivamente en el entorno escolar; su preocupación fundamental será
evitar el despido y/o incrementar sus ingresos personales.
Aunque Mexicanos Primero y el INEE
intentan distanciarse teóricamente de la capacitación al estilo
mecanicista, proponiendo conceptos como “Aprendizaje profesional
docente” que se refiere a procesos formativos más interactivos en la
reflexión, la investigación y experimentación entre las prácticas
pedagógicas y los aprendizajes de los alumnos y “formación in situ”,
entendida como las experiencias que surgen desde las propuestas y
necesidades reales de los mismos docentes; la verdad es que tales
conceptos no logran trascender el mero discurso.
Se presenta una estrategia (producto de
una ley impuesta y sin consenso entre el magisterio), diseñada
unilateralmente y al margen de la consulta de los implicados; no es
opcional sino obligatoria, por consecuencia se vuelve estresante; no
surge de la autogestión de los maestros ni de alguna de las muchas
experiencias de autoformación para solventar sus realidades cotidianas
en el terreno pedagógico, didáctico y del contexto escolar; no es por
tanto una propuesta endógena y de interés colectivo, es más bien
vertical, acrítica, creada para el entrenamiento y la capacitación
técnica, de corte empresarial.
Una estrategia es de fondo, se propone
horizontes de largo plazo, pero esta medida no es estratégica, porque
sus objetivos son mediatos, de corte instrumentalista, de aprendizajes
operativos y de poco razonamiento: cursos para elaborar y subir
evidencias; para seguir los manuales de la “Ruta de mejora escolar”;
para el vaciamiento de contenidos preestablecidos en los libros de
texto, en un cronograma temporal, al que llaman planeación pedagógica; o
para el manejo de herramientas tecnológicas, cuya pobreza curricular
acumulada en horas y módulos, harán una maestría.
El “traje a la medida” de Aurelio Nuño,
le quedará perfecto al maestro autómata, lineal, acostumbrado a seguir
instrucciones; al docente creativo, autónomo, curioso, crítico, de
profunda conciencia política y compromiso social, que indaga nuevos
materiales y alternativas didácticas, que no se conforma con aprender
del texto sino que busca conocer, comprender y transformar el contexto,
el traje le quedará demasiado chico.
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