Bienestar y desarrollo, dicen algunos autores. Durante todo el primer año de su formación – según enseñanzas de maestros como Pedro López Díaz, Ruy Mauro Marini, Juan Castaingts Theillery, Carlo Benetti Laderchi, Ángel de la Vega Navarro, Bolívar Echeverría, Jaime Puyana Ferreira y Duncan Foley, entre otros– reflexionamos sobre problemas y perspectivas teóricas fundamentales. Bienestar y crematística de Aristóteles, en el marco de su cuidadoso análisis sobre la polis. Precio justo, en la profunda cuestión 77 de la Suma teológica de Tomás de Aquino. Relación precios-dinero en la polémica de Bodino con Malestroit. Reproducción global de la sociedad en la brillante visión del Tableau economique y de las Máximas de gobierno de Quesnay. División del trabajo, mercado, valor, precios, salario, beneficio y renta de la tierra. En la Riqueza de las naciones, de Adam Smith, al menos los libros I y II. Y de los Principios de economía política y tributación, de David Ricardo, también al menos los capítulos primero a séptimo, incluyendo su polémica visión del comercio exterior.
La relación crecimiento de la población con crecimiento de la economía es ineludible en el Ensayo sobre el principio de la población de Malthus. Finalmente, también ineludible, teoría del valor, del plusvalor, de la explotación y la acumulación, en la visión crítica de Marx.
Es, apenas, un primer abordaje a la perspectiva clásica y su crítica. Pero –les aseguro– permite a los estudiantes tocar el cielo
de los fundamentos de esta visión objetiva de las leyes del mercado, luego de la cual abordan la visión subjetiva, la de la satisfacción de productores y consumidores, de la famosa utilidad marginal. En este contexto de la formación inicial ya surgen preguntas esenciales. ¿Qué hacer para imaginar un futuro con desarrollo y también una evolución favorable del bienestar? ¿En qué medida el futuro augura mayor o menor capacidad de disponer de las cosas necesarias y convenientes de la vida, dirían Adam Smith, David Ricardo, Thomas Malthus y Karl Marx? ¿Bajo qué términos y qué condiciones –urge preguntar hoy– es posible superar el desastre económico, la regresión del desarrollo y la pérdida de bienestar ocasionados por la más severa pandemia de nuestra vida reciente?
La visión clásica y su crítica son terreno fértil para la formación orientada a resolver estas interrogantes sociales fundamentales. Es preciso entender que el indicador de un PIB negativo no es sino una expresión superficial de la hondura de esta crisis. Y que el número de desempleados en el mundo es, acaso, otra expresión de ello. Más aún, el nivel de la caída en la capacidad de adquirir esas cosas necesarias y convenientes.
Hay, además, angustia y desesperanza. Por eso identificar términos, condiciones y tiempos para superar este desastre es un imperativo que, sin duda, el dolor, el duelo y la angustia social que vivimos hace más y más urgente. De ahí la obligada franqueza. Más todavía con jóvenes entusiasmados por aportar algo de luz a la oscuridad actual. Se enfrentan a interrogantes esenciales. ¡Vitales! En un contexto de esperar contra toda esperanza, diría Pablo a los romanos. Sin duda.
NB. A mis estudiantes de la Facultad de Economía de la UNAM. Los de ayer. Los de hoy. Los de mañana.
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