Encuentro de Mujeres en Resistencia, San Cristóbal de las Casas
Por Patricia Chandomí, corresponsal
Tuxtla Gtz. Chis. 9 nov 10 (CIMAC).- El consumo de alcohol que suele propiciar aún más la violencia hacia las mujeres, y la falta de respeto a sus derechos como propietarias de tierras, son los principales problemas expuestos por decenas de mujeres indígenas de Chiapas, en el primer “Encuentro de Mujeres en Resistencia y Esperanza para Defender Nuestra Madre Tierra y el Territorio”.
Este fin de semana en la Universidad de la Tierra, en San Cristóbal de las Casas, mujeres procedentes de Huitiupán, Frontera Comalapa, Ocosingo, Zinacantán, Bachajón, entre otros municipios, expusieron en un Encuentro organizado por ellas, las situaciones que más las aquejan.
La mayoría de las participantes son monolingües y decidieron comunicar su cotidianidad a sus compañeras de otros municipios a través de obras de teatro; de 5 obras de igual número de equipos en todas se representó la violencia de género. “Llegan bien borrachos a pedirnos comida, cuando ni dinero dejaron; cuando les damos lo poquito que hay se enojan y nos pegan, les pegan a nuestros hijos, nos corren de la casa a media noche y ahí pasamos la noche escondidas en la milpa; si vamos a quejarnos, nos dicen que estuvo bueno que nos pegaron porque somos malas mujeres que no atendemos al marido”, denunció Dulce López, participante tzotzil.
Esta situación se agrava cuando las mujeres acuden a quejarse con alguna autoridad fuera de sus comunidades, se enfrentan con racismo y discriminación. “Lo primero que nos dicen es que si está limpia nuestra chancla podemos entrar a las oficinas de gobierno; si no que regresamos otro día; nos tratan mal porque no hablamos bien el español, porque olemos a humo”. También se quejaron de los programas de asistencia del gobierno federal como el de Oportunidades, “el dinero que nos dan nos lo quitan los hombres, y ellos sólo lo usan para comprar trago, emborracharse y venir a pegarnos, no hay progreso con el Oportunidades”.
Mostraron también su rechazo a la presencia de la policía y los militares, “ellos llegan según para ayudar o cuidar pero lo que vemos es que sólo llegan para controlarnos en nuestra vida diaria, en los retenes buscan información, nos faltan el respeto, en los lugares que ellos ponen sus campamentos se da la prostitución, el alcoholismo, drogadicción y problemas con la comunidad”. Otro de los problemas que enfrentan es la falta de recolección de basura como sucede en el municipio de Frontera Comalapa, el alcalde despacha desde un Ejido, y ni siquiera llega a la presidencia para ver que la gente inconforme está agarrando de basurero la misma presidencia. “Una causa de división en nuestras familias también es la diferencia de las religiones ya que hay algunas que ya no buscan el bien de la comunidad, no participan en los trabajos cooperativos, vemos que este problema termina desintegrando comunidades que antes caminaban juntas”.
“La pobreza del campo y la falta de trabajo es otra de las causas que desintegran a las familias, sobre todo porque mujeres, hombres y hasta familias completas han tenido que irse de migrantes a otros estados y países arriesgando su vida”, manifestó la mayoría de las mujeres durante su plenaria. Criticaron la falta de respeto de la Suprema Corte de Justicia de la Nación al no hacer su trabajo de impartición de justicia a las mujeres sobrevivientes de la masacre de Acteal con la reciente liberación de los paramilitares perpetradores de este genocidio.
DERECHO A LA TIERRA
Otro tema frecuente en las obras de teatro que sustituyeron a los documentos, fue la falta de respeto a sus derechos de propiedad de la tierra. Dieron el ejemplo de una mujer tzotzil viuda a quien el ejido le quitó su terreno porque la mujer con sus cinco hijas no podían, según, los ejidatarios trabajar la tierra. También hablaron del caso de los despojos de sus propiedades por estar casadas con varones que no pertenecen a la comunidad, como es el caso paradigmático de Amalia Vázquez Rodríguez, quien mantiene desde el 2008 una lucha contra los ejidatarios de su comunidad, quienes la hostigan constantemente para que abandone su ejido en Frontera Comalapa por estar casada con un guerrerense.
Los ejidatarios corren a las mujeres por haber faltado al “Reglamento” que sanciona con el destierro a las mujeres que deciden casarse con una persona que no pertenece a la comunidad; dicho “reglamento” sólo aplica para las mujeres, porque los varones si pueden casarse con mujeres de fuera de su comunidad sin perder sus derechos a la tierra. Hace 15 días en el Ejido Bella Vista del Norte, donde vive Amalia, una mujer fue corrida por estar casada con un hombre que no pertenece al Ejido. “Al irse y aceptar su reglamento los ejidatarios fortalecen su machismo, por eso yo me quedé con mi marido y mi hija en mi ejido, de ahí soy, y sólo me sacarán muerta, me quedaré a dar la batalla para que respeten mis derechos como mujer”, reiteró Amalia durante su participación en el Encuentro.
Uno de los puntos de acuerdo fue participar en las marcha del 25 de noviembre Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las mujeres. En Chiapas habrán dos marchas una en San Cristóbal organizada por la Marcha Mundial de Mujeres y otra en Tuxtla Gutiérrez, organizada por el Centro de Derechos Humanos de la Mujer, para exigir al gobierno chiapaneco atender responsablemente los casos frecuentes de violencia contra las mujeres.
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