11/12/2010

La intervención



Luis Javier Garrido

La espiral de violencia que ha generado en el país Felipe Calderón con su supuesta guerra contra el narcotráfico ha llevado al país a un escenario de horror que ahora los propios miembros de la clase política no saben cómo echar para atrás.

1. Los analistas que en los medios critican de manera cada vez mayor la violencia militar instaurada sumisamente como arma de gobierno han insistido en las violaciones que el titular de facto del Ejecutivo ha cometido a la Constitución al hacer actuar al Ejército y a la Marina en funciones que no tienen, en la violación sistemática e impune de los derechos fundamentales del pueblo cometidas por los militares y en el desastre social y económico que han conllevado estas acciones desquiciadas que, en el mejor de los casos, sólo podrían conducir a una reorganización del mercado de estupefacientes. No han puesto el énfasis, sin embargo, en los objetivos más perversos de tan aberrante iniciativa y del proyecto de militarizar al país, el primero de los cuales es el de subordinar más a México a la dominación estadunidense, para hacer más viable el saqueo de la nación.

2. No se están analizando tampoco los objetivos partidistas de esta llamada guerra, que pretende amedrentar a las fuerzas sociales en el escenario actual de desastre económico marcado por el desmantelamiento de la nación, que trata de acelerar el gobierno al cancelar los derechos de los trabajadores y al buscar destruir cuanto antes a organismos públicos como el IMSS, por lo cual un objetivo fundamental de esta política son los jóvenes, a los que se busca someter por el miedo.

3. La militarización de México es vista ya en el exterior como un proceso dirigido desde Estados Unidos conforme a sus intereses, a pesar de los esfuerzos propagandísticos de Los Pinos insistiendo en que la supuesta “guerra contra el narco” fue una decisión concebida y tomada por los panistas para luchar contra el crimen organizado. El País, diario madrileño de centro-derecha, en un reportaje sobre el operativo que permitió el viernes 5 abatir a Tony Tormenta, capo del cártel del Golfo, publicado el día 7, no dudaba en señalar que las acciones fueron similares a las que en diciembre de 2009 permitieron eliminar a Arturo Beltrán Leyva en Cuernavaca, ya que los servicios norteamericanos, prácticamente sólo se fían de la Marina, de tal suerte que no se sabe si la llamada telefónica de Obama a Calderón al día siguiente fue para festejar la colaboración entre ambos gobiernos en dicha acción.

4. La labor propagandística del gobierno resulta por todo un fiasco, pues no convence casi a nadie. El vocero de la imaginaria lucha anticrimen insistía el lunes 8 en el Canal 2 de Televisa en que la violencia en México no es responsabilidad de Calderón sino de los cárteles, y que el gobierno no es culpable de las muertes, que en este año son ya más de 10 mil. En un estudio publicado en Nexos de noviembre se informó en que todo el sexenio foxista no llegaron a mil las víctimas, lo que suscitó la cólera del calderonismo, que de inmediato atacó a Fox por no luchar contra los cárteles.

5. La prensa mexicana da cuenta diariamente de las decenas de muertes que ocurren en el país en el escenario de la militarización y se las atribuye todas a los cárteles como lo pide el gobierno, pero esto no es más que una falacia. Los muertos tienen diversos orígenes –los cárteles, la Policía Federal, las fuerzas armadas, los grupos paramilitares creados por el gobierno– y muy difícil será en el futuro deslindar responsabilidades, pero una cosa es cierta: el responsable de haber generado la violencia actual es Calderón con su guerra contra el narcotráfico.

6. La lógica de poder de Washington supone que, tras la experiencia calderonista, tiene ya derecho ante la comunidad internacional de inmiscuirse cada vez más en los problemas de seguridad interna de México, al menos por dos motivos, sin importar que éstos se sustenten en concepciones unilaterales y ajenas al derecho internacional. El primero es que la doctrina de seguridad del Pentágono le otorga a Estados Unidos la prerrogativa de intervenir militarmente en territorio mexicano por ser los cárteles organizaciones terroristas o paramilitares, que ponen en riesgo sus intereses fundamentales. Y el segundo, que el armamento que Washington está ahora entregando a Calderón es considerado sofisticado, a pesar de no ser muy moderno, y requiere, por lo mismo, de la supervisión directa de militares estadunidenses.

7. Los sectores nacionalistas del Ejército se negaron desde hace décadas a recibir armamento moderno para no dar pie a que en ejercicio unilateral de sus principios normativos Washington argumentase derechos para intervenir en México, pero ahora han empezado a recibir pertrechos que siendo desechos de guerra estadunidenses entran en la categoría de armamento estratégico, y lo han hecho a sabiendas de que están así comprometiendo aún más la soberanía nacional, lo que parece ser buscan de manera expresa Calderón y sus colaboradores. El gobierno de Obama, conforme a la Iniciativa Mérida, entregó a México el día 8 a través de su encargado de negocios, Peter Philips, helicópteros Bell 412, según El Noticiero de Canal 2 de ese día, en un paso más por integrar a México al Comando de América del Norte, y la información pasó casi inadvertida.

8. La escalada de la violencia oficial va en aumento delirante, y es previsible que va a intensificarse al acercarse el proceso electoral de 2012. La Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados aprobó por ejemplo contratar 10 mil soldados más en 2011 para crear 18 nuevos batallones, según reportó La Crónica de Hoy el lunes 8.

9. Publica La Jornada el miércoles 10, en una nota muy breve, que según un estudio existen en México entre 35 y 40 casinos y un número no precisado de casas de juego (lo cual es contrario a la Constitución), donde se lava dinero del narcotráfico, como lo hacen por otra parte todos los bancos ahora en propiedad de consorcios trasnacionales. ¿Quiénes son pues los dueños del negocio del narcotráfico? ¿Los capos de los cárteles que escalan posiciones y luego desaparecen? ¿O los señores del gran capital financiero que permanecen estables?

10. Estados Unidos ha crecido gracias a las guerras, le dijo en 2004 George W. Bush al entonces presidente argentino Néstor Kirchner, según relata éste en Al sur de la frontera (2010), la más reciente película de Oliver Stone: misma falacia aberrante que Bush le vendió en 2006 como tesis a Felipe Calderón, quien dócilmente la asumió como suya llevando a México a un baño de sangre. La guerra que lanzó supuestamente “contra el narco” ha empobrecido sin límites al pueblo mexicano, aunque haya sido, en otra de sus vertientes, un negocio, no sólo político, para muchos de los integrantes del grupo en el poder, de ambos lados de la frontera.

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