Falta de dinero y tiempo evitan participación de mujeres
En una década las mujeres han conseguido ir plasmando la paridad de
género en las leyes electorales de América Latina a fin de acceder a la
mitad las candidaturas a cargos de elección pero aún enfrentan
obstáculos como la falta de tiempo y dinero para acceder al poder
político.
México junto con Ecuador, Bolivia, Costa Rica y Nicaragua han
consagrado la paridad en su legislación; sin embargo, la investigadora
del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas de
Argentina, Mariana Caminotti, afirma que este principio debe acompañarse
de cambios estructurales.
La también profesora en la Escuela de Política y Gobierno de la
Universidad Nacional de San Martín en el país sudamericana y quien se ha
dedicado a realizar estudios políticos desde una mirada feminista,
advierte en entrevista con Cimacnoticias que hay que pensar la paridad
más allá de lo estrictamente electoral.
En 1991 Argentina fue el primer país de la región en aprobar una ley
de cuotas de género (30 por ciento) aunque no ha legislado la paridad
(50-50) a nivel nacional como lo hicieron otros países. En la actualidad
siete estados argentinos contemplan este principio en sus normas
locales.
TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA
A partir de los años 80, expone Caminotti, los países de América
Latina vivieron procesos de transición democrática. En muchos casos
destacó la participación social y política de las mujeres desde la
sociedad civil organizada o desde los movimientos sociales y de Derechos
Humanos.
En Argentina, por ejemplo, están las madres y abuelas de la Plaza de
Mayo, mujeres con familiares desaparecidos por la dictadura militar que
se agruparon y salieron al espacio público para reclamar el retorno de
la democracia. En varios países los movimientos que lucharon contra las
dictaduras fueron movimientos con muchas mujeres.
Cuando los países latinoamericanos salieron de la dictadura, expone
la politóloga, las mujeres ya estaban en las bases de los partidos
políticos pero no en las instituciones, no eran parte de la oferta
electoral de los partidos, es decir, no eran candidatas y tampoco eran
electas.
En este contexto, a partir de 1991 surgieron las leyes de cuota de
género en postulaciones como una acción afirmativa para generar
condiciones de participación para las mujeres que ya estaban en procesos
políticos y para hacer que otras se interesaran en incursionar en este
ámbito.
“La idea que hay detrás (de la paridad) es que se necesita la
participación del conjunto social y las mujeres no pueden estar
excluidas de esos espacios de participación”, señala Caminotti.
HITO HISTÓRICO
De 2007 en adelante hubo un hito importante en American Latina a
partir del Consenso de Quito que se firmó en 2007 durante la Décima
Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina. En este documento
por primera vez se planteó la paridad como una nueva meta para alcanzar
la igualdad real en las estructuras de poder.
Después de experimentar las leyes de cuota se comprobó que las
mujeres ampliaron su acceso a los puestos decisión, sobre todo en cargos
legislativos, pero también se vio que los partidos políticos hicieron
todo lo posible para explotar los huecos de las legislaciones y evitar
que los hombres con más poder en las estructuras internas perdieran sus
privilegios.
“En México han tenido un montón de experiencias en ese sentido. Por
ejemplo, Las Juanitas, el caso de la renuncia de las mujeres que
lograron acceder al cargo. Es un ejemplo emblemático para la región”,
destaca la analista al referirse al caso de las legisladoras electas en
2009 que fueron obligadas a renunciar para ceder su lugar a sus
suplentes varones.
“En ningún lugar los partidos voluntariamente aceptaron esto
(postular a las mujeres) sin resistencias. Esas resistencias llevaron a
que todas estas leyes de cuotas tuvieran que ser reformadas”, destaca.
Las normas fueron modificadas para asegurar que se cumpliera el
propósito incluyente de la ley.
Ante los límites de las cuotas a partir de 2007 se planteó
abiertamente la posibilidad de implementar la paridad. “La paridad lo
que hace es sacar ese porcentaje arbitrario y decir a la ciudadanía, el
electorado: somos 50 por ciento, queremos 50 por ciento de
representación”.
OBSTÁCULOS PRESENTES
Para Caminotti, en la región aún existen obstáculos para acceder al
poder político porque a pesar de los cambios en la legislación
electoral, hay condiciones estructurales que hacen difícil que las
ciudadanas ejerzan el poder y que no las ponen en una situación de
completa igualdad con los hombres.
En el Consenso de Quito, argumenta, la paridad no está restringida al
ámbito electoral, está planteada como un objetivo transversal para las
políticas públicas. Sin embargo, dice, persiste una división sexual del
trabajo y políticas públicas que no permiten que las mujeres manejen el
tiempo de la misma manera que los hombres.
“Siguen existiendo dificultades concretas para las mujeres políticas
que tienen que ver con el tiempo. Mujeres y varones tenemos diferente
tiempo porque hay toda una responsabilidad doméstica y la política es
una actividad que demanda mucho tiempo. No es lo mismo estar hasta la
madrugada en una reunión política”.
Otro tema de importancia es la autonomía económica. A decir de la
investigadora, las militantes tienen menos dinero para hacer política y
menos acceso a las redes que financian la política y aunque en México
los partidos están obligados a destinar recursos económicos para la
capacitación de liderazgos femeninos, en la región el financiamiento aún
es un reto.
“La paridad y las acciones afirmativas han ayudado pero las
condiciones estructurales han cambiado relativamente poco. No es lo
mismo el poder que uno puede logar al interior de una estructura
partidaria con limitaciones de tiempo y de dinero. Hay mucho por hacer y
tenemos el gran desafío de pensar a la paridad más allá del terreno
estrictamente electoral”.
MÉXICO: CAMBIO SOCIAL
En México, el 10 de febrero de 2014 se aprobó una reforma
constitucional en materia político-electoral que incluyó la paridad. La
norma se puso a prueba en 2015 en la elección de 17 entidades y después
en 2015 en la elección de 13 entidades más. En 2018 se volverá a
implementar en los comicios de 30 elecciones locales.
En primer logro se observó en los resultados de la elección de 2015
cuando se alcanzó 42.4 por ciento de mujeres y 57.6 por ciento hombres
en la Cámara de Diputados, cifra histórica que se aproxima a la igualdad
de género.
Con todo y los avances que significa una norma como la paridad, la
doctora en Ciencia Política señala que es necesario generar condiciones
para que la sociedad se transforme y tener estructuras más igualitarias
que no dependen de un Estado que disciplina a los partidos políticos
que intentan resistirse al cambio.
Imagen retomada de americo.usal.es
Por: Anayeli García Martínez Cimacnoticias | Ciudad de México.-
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