De acuerdo con dicha demanda, luego de ser detenidos y en algunos
casos separados de sus padres, niños migrantes reciben rutinariamente y
por la fuerza una variedad de medicamentos psicotrópicos en refugios
como el Shiloh Treatment Center, en Texas.
El centro Shiloh, se especializa en servicios para niños y jóvenes
con problemas de conducta y emocionales, y según la demanda, los
medicamentos son suministrados a los menores sin importar su condición y
sin el consentimiento de sus padres.
“Si estás en Shiloh, entonces es casi seguro que estés tomando estos
medicamentos. Por lo tanto, si un niño fue enviado a Shiloh después de
haber sido separado de uno de sus padres, es casi seguro que esté
tomando psicotrópicos”, declaró Carlos Holguín, abogado del Centro de
Derechos Humanos y Leyes Constitucionales.
Además, refirió que en la demanda se establece que tomar múltiples
medicamentos psicotrópicos al mismo tiempo “puede dañar gravemente a los
niños”, por lo que destacó la necesidad de supervisión para evitar que
los medicamentos se usen como “camisas de fuerza químicas”, en lugar de
tratar las necesidades reales de salud mental.
El miércoles pasado, ante la presión de la comunidad internacional
que calificó como inhumana la separación de familias, el presidente de
Estados Unidos, Donald Trump, abandonó esa política.
El mandatario firmó una orden ejecutiva para frenar la separación de
los niños inmigrantes de sus padres cuando éstos son detenidos en la
frontera sur. No obstante, el decreto preservará la política de
“tolerancia cero” contra la inmigración ilegal.
El documento permitirá que los niños que cruzan la frontera sur junto
a sus padres indocumentados se queden con ellos, pero todos se quedarán
en centros de detención de inmigrantes durante un plazo de tiempo.
“Es sobre mantener a las familias juntas y a la vez asegurarnos de
que tenemos una frontera muy poderosa y fuerte”, declaró Trump a
periodistas al firmar el documento.
Con información de agencias
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