Ante el fracaso de la campaña de Meade que en seis meses no logró
posicionarlo ante la ciudadanía ni ante los propios militantes, el PRI
de viejo cuño encabezado por René Juárez Cisneros tuvo que meterse a
realizar la labor de zapa que se requería viajando a todo el país para
afianzar su estructura.
Ahora, en un par de semanas, la dirigencia del PRI y el equipo de
Meade quieren hacer lo que no pudieron en medio año y a través de
encuestas a modo quieren dar la impresión de que están mejor
posicionados que Ricardo Anaya para dar la batalla a Andrés Manuel López
Obrador por la Presidencia de la República el 1 de julio.
Paradójicamente, priistas y equipo de Meade basan sus ilusiones en
encuestas de empresas que casi nadie conoce, mientras que las más
reconocidas que han venido dando seguimiento al proceso electoral desde
su arranque, o incluso antes, son ignoradas o desestimadas.
La desesperación en el equipo de Meade es evidente, mientras que en
el PRI se están aplicando para rescatar el mayor número de votos y
sobrevivir los próximos seis años ante la posibilidad de un resultado
catastrófico en las votaciones para diputados, senadores, las ocho
gubernaturas y la jefatura de gobierno en la Ciudad de México.
Ante esta situación de previsible derrota, el PRI quiere obtener el
mayor porcentaje de votos para alcanzar mejores posiciones en el
Congreso de la Unión y no pasar a la tercera fuerza política como en el
2006 cuando perdió la elección con Roberto Madrazo.
En aquella elección Madrazo como dirigente del PRI y candidato
presidencial ocasionó una serie de críticas y divisiones dentro de las
filas del partido que lo llevaron a la peor derrota política en la
historia del priismo.
Para esta elección con José Antonio Meade como candidato
presidencial, sin ser del PRI, y con los peores niveles de aceptación
ciudadana de la figura presidencial y del propio partido, el escenario
de derrota puede ser peor que hace 12 años.
De ahí que la estrategia de crear una percepción de mejoría en las
condiciones de competencia de Meade y del PRI, se ha convertido en la
meta más importante para los priistas pues se trata de la sobrevivencia
política en los próximos años.
Por cierto… En la elección del 2006 dentro del
propio PRI se registró un voto diferenciado entre los militantes, muchos
votaron únicamente por los candidatos a senadores, diputados y
gobernadores del partido, y sólo algunos por el candidato presidencial,
Roberto Madrazo. Esta situación de voto diferenciado dentro del mismo
PRI podría darse en esta elección pues muchos militantes de viejo cuño
nunca se sintieron representados por José Antonio Meade.
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