6/19/2018

Alerta amber

American curios
David Brooks

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Pediatras y sicólogos han advertido sobre el daño irreparable que se provoca a los niños al separarlos de sus padres, política que el gobierno del presidente Donald Trump está aplicando a todas las familias que cruzan la frontera estadunidense sin documentos. En la imagen, una niña hondureña de 2 años que fue separada de su madre. Gráficas como esta se viralizaron y una fue portada del Daily News. Foto Afp
Miles de niños, en su mayoría mexicanos y centroamericanos, han sido secuestrados en Estados Unidos y colocados en jaulas y centros de detención. Muchos padres no saben dónde están. No son víctimas del crimen organizado, sino del gobierno de Estados Unidos.
El régimen de Donald Trump ha decidido criminalizar a todo inmigrante que intente cruzar la frontera sin visa, aun a los que se presentan ante autoridades en la frontera para solicitar asilo –derecho protegido por las leyes nacionales e internacionales– y arrancar de sus brazos a sus hijos. Por lo menos 4 mil menores de edad han sido separados por esta política durante el ultimo año y medio, unos 2 mil de ellos sólo en semanas recientes.
Las historias diarias son inaguantables (mejor dicho, deberían serlo). Una foto que ha dado la vuelta al país, de una niña hondureña de 2 años llorando mientras agentes de la Patrulla Fronteriza esculcan a su madre, revela la brutalidad que se está permitiendo. Mientras los padres son criminalmente procesados, sus hijos son separados y clasificados ahora como menores de edad no acompañados, los cuales se suman al total de 11 mil 432 menores de edad inmigrantes (la mayoría ingresaron solos) bajo custodia del gobierno federal.
La cascada de testimonios es constante: padres deportados que no saben dónde están sus hijos ni cuándo los verán de nuevo después de que fueron separados; cientos de niños alejados de sus padres que están alojados en una serie de jaulas formadas por rejas de metal; una adolescente en uno de estos centros que le enseñaba a otros reos cómo cambiar los pañales de una pequeña que no conocía y que estaba tan traumatizada que no hablaba, sólo estaba enrollada como una bola, describió Michelle Brane, de la Comisión de Mujeres Refugiadas; la pediatra Colleen Kraft, presidenta de la Academia Americana de Pediatría, quien visitó un centro para niños menores de 12 años separados de sus padres, donde encontró una niña de unos 2 años que estaba gritando y golpeando con sus puños, y aunque una empleada intentó ofrecerle juguetes para tranquilizarla y deseaba consolarla, no podía porque la regla es que no pida tocar, ni abrazar ni levantar a la niña, quien había sido separada de su madre la noche anterior.
Pediatras y sicólogos han alertado del daño irreparable de estas prácticas para los niños. Más de 4 mil 500 profesionales de salud mental y 90 organizaciones están solicitando al gobierno frenar las separaciones de inmediato. Pretender que niños separados no crecen con la metralla de esta experiencia traumática en sus mentes es no reconocer todo lo que sabemos del desarrollo de menores de edad, el cerebro y el trauma, afirman en la petición.
Esta práctica que ha sido condenada por la ONU, la Iglesia Católica y otras denominaciones, por las principales organizaciones de derechos humanos, y, es tan atroz que el propio Trump rehusa aceptar responsabilidad por ella. Mintiendo, para variar, acusó que sólo se está aplicando una ley que es culpa de la agenda legislativa horrible y cruel de los demócratas, pero no existe ley que ordene la separación de familias inmigrantes. Afirmó que todo esto se puede resolver sólo con los demócratas aceptando aprobar sus propuestas para la construcción de un muro y una reducción de la inmigración legal, entre otras medidas. A la vez, otros dentro de la Casa Blanca han afirmado que el propósito central es la disuasión par reducir el flujo migratorio.
O sea, el régimen de Trump está usando a niños migrantes como rehenes para su agenda política.
Va creciendo el repudio general a estas medidas dentro de este país, con líderes políticos, religiosos, defensores de derechos humanos y civiles, artistas, periodistas y más a través de actos de protesta, documentación y presión.
Pero aquí aún no se sabe de condenas y menos acciones por los gobiernos, los candidatos políticos, los intelectuales y otros para proteger a los niños de nuestros países, a pesar de esta masiva alerta amber.

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