Thalif Deen entrevista a PURNA SEN, coordinadora ejecutiva y portavoz para Acoso Sexual y Otras Formas de Discriminación de la ONU.
En el marco de la política de
tolerancia cero contra la explotación y el abuso sexual en el sistema de
la ONU, lanzada por el secretario general, ONU Mujeres designó el 11 de
abril a Sen para buscar revertir la situación.
La decisión del secretario general, António Guterres, obedeció a las crecientes denuncias dentro del foro mundial.
En 2015, ONU Mujeres, creada cinco
años antes para empoderar a la población femenina, recibió una denuncia
de acoso sexual de parte de un contratista, la que se confirmó y llevó a
la agencia a concluir de inmediato el contrato vigente, indicó Sen.
En 2016 hubo dos denuncias que no se confirmaron y, en 2017, hubo
otra por mala conducta sexual de una funcionaria de ONU Mujeres, que
todavía está en etapa de investigación.
Sen comenzó su trabajo con dos llamados: primero, pidió a las mujeres
que compartieran sus experiencias de agresión y acoso sexual y,
segundo, pidió ejemplos de buenas prácticas, políticas y leyes para
hacer frente al problema, que se pueden enviar por correo electrónico:
end.sexualharassment@unwomen.org
“ONU Mujeres se creó para proteger y promover los derechos de las
mujeres. Tenemos un papel único al encabezar la acción para establecer
responsabilidades”, señaló la directora ejecutiva Phumzile Mlambo-Ngcuka
al nombrar a Sen.
“Eso significa tolerancia cero a la violencia y al acoso, y acciones
para garantizar el apoyo a las víctimas. Actualmente, hay normas
culturales y prácticas que habilitan el acoso y penalizan a las
víctimas. Eso tiene que cambiar”, sentenció.
IPS: ¿Cuál es su respuesta a las acusaciones de altos
funcionarios que denuncian que el personal femenino subalterno se les
tiran encima a sus jefes como forma de promover sus carreras?
PURNA SEN: Decodifiquemos esa información. ¿Se aduce que las mujeres
ofrecen favores sexuales a cambio de empleo o promociones? Si es así,
hay respuestas claras.
Ensuciar el profesionalismo, las capacidades y la contratación con
cuestiones de comportamiento sexual es inapropiado y no es defendible.
Eso es así, ya sean altos cargos con poder (la mayoría hombres) o
personal joven, por lo general mujeres, jóvenes y personal local.
Favores sexuales a cambio de promover una carrera es, por supuesto,
inaceptable.
Esa posibilidad o práctica no debe distraer de la grave y
generalizada discriminación de género estructural en función del sexo
que se manifiesta en el acoso sexual, abuso, agresión o represalia por
las acusaciones.
Esos hombres en altos cargos que hacen esas acusaciones, sin duda,
tuvieron la oportunidad de usar sus puestos para plantear el asunto a lo
largo de sus carreras. ¿Lo hicieron? ¿O lo plantean ahora que las
mujeres reclaman responsabilizar a los abusadores?
Tratar al acoso sexual como incidentes aislados o como actos
incomprensibles de personas (como sugiere la formulación de la pregunta)
es problemático.
Lleva a la ofuscación o a la negación de la base estructural y
sistémica de las desiguales en las estructuras de poder, en las que
hombres poderosos (predominantemente) concentran la autoridad y el
control sobre el personal más joven (probablemente más mujeres y
locales) de forma tal que pueden incidir en sus carreras o experiencias
de trabajo.
La negación, la distracción y las excusas para la agresión y el acoso
ilustran culturas donde la seriedad y el daño del acoso no se reconocen
ni se priorizan.
IPS: Una resolución de la Asamblea General de la década de
los años 70, reafirmada posteriormente, llama a lograr la igualdad de
género en el personal de la ONU, en especial en los cargos de decisión.
¿Cómo se ajusta ONU Mujeres a esa resolución? ¿Qué proporción tiene de hombres y mujeres?
PS: ONU Mujeres apoya los esfuerzos hacia la igualdad de género del
secretario general a través de su mandato único para liderar y coordinar
el trabajo del sistema de la ONU, así como promover la responsabilidad,
que incluye monitorear regularmente el avance en todo el sistema.
ONU Mujeres también sirve de guía sustantiva en materia de igualdad
de género y otros asuntos relacionados para el sistema de la ONU, y de
repositorio de buenas prácticas, ofrece pautas y herramientas, y analiza
las tendencias en la ONU para identificar obstáculos y agentes de
cambio y así avanzar hacia una representación equitativa.
Además, ONU Mujeres respalda la colaboración y el intercambio de
información entre agencias, así como la construcción de capacidades a
través de redes de género en todo el sistema, que incluye Puntos Focales
de Género, la Red Interagencial sobre la Mujer y la Igualdad de Género
(IANGWE) y el Plan de acción para todo el sistema sobre la igualdad de
género y el empoderamiento de las mujeres (ONU-SWAP).
Otra iniciativa importante de ONU Mujeres es la elaboración de las
Pautas de Ambientes Propicios, con recomendaciones y medidas prácticas
para todo el sistema para crear un ambiente laboral sin discriminación,
acoso y abuso de la autoridad, así como apoya a las mujeres en su
desarrollo laboral mediante políticas que contemplan la familia, el
equilibrio entre vida personal y laboral y programas de desarrollo
profesional.
En este momento, la razón de género es 71 por ciento de mujeres y 29 por ciento de hombres.
IPS: ¿Cuál es su respuesta al argumento de que los puestos de
trabajo en la ONU deben ser para los más calificados y más competentes y
no definirse en base al género?
PS: El problema con esa pregunta es que asume una contradicción entre
ser “el más calificado y el más competente”, por un lado, y la búsqueda
de la equidad de género, por otro. Es una premisa falsa. Asume que el
objetivo de la equidad de género es echar por la borda la capacidad y la
buena calificación.
Detrás de esa afirmación está la creencia (porque en general se
designa a un gran número de mujeres como medida de equidad) de que no
pueden ser las más calificadas ni las más competente.
Eso refleja creencia asociada al género sobre la incompetencia
esencial de las mujeres, a diferencia de la innata capacidad de los
hombres. Rechazo esa suposición, y hay muchos ejemplos que lo respaldan.
En definitiva, las mujeres pueden ser, y son, tanto competentes como
calificadas. Más pertinente es la pregunta, ¿por qué no se eligen a las
mujeres competentes y calificadas?
El mismo supuesto de género que presupone que las mujeres no pueden
ser ninguna de las dos cosas es lo que frena que se reconozcan y se
recompensen sus verdaderos talentos, habilidades y capacidades. Las
culturas de la desigualdad de género son perniciosas y están vencidas
desde hace tiempo.
Traducción: Verónica Firme
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