La nueva y polémica política migratoria impulsada por el gobierno de Donald Trump de separar a los padres inmigrantes de sus hijos a su llegada a Estados Unidos está empezando a dividir a los republicanos y a sus aliados mientras los demócratas aumentan la presión en contra de la medida. La ex primera dama Laura Bush la calificó de “cruel” e “inmoral”, la senadora republicana Susan Collins expresó su preocupación al respecto y un ex asesor de Trump señaló que creía que el asunto perjudicará al presidente en algún momento. Grupos religiosos, incluyendo algunos conservadores, protestaron contra la iniciativa.
Incluso la primera dama Melania Trump, que ha tendido a mantenerse al margen de las controversias políticas, se pronunció sobre este delicado tema. Su portavoz dijo que “la señora Trump odia ver que los niños sean separados de sus familias”. El tema ha llegado a la ONU, donde el jefe de Derechos Humanos instó este lunes al gobierno de Estados Unidos a terminar con esta nueva política. En tanto Trump reiteró hoy que “Estados Unidos no será un campo de inmigrantes y no será un campo de acogida de refugiados”.
Mientras unos 2 mil menores, que se han visto afectados en las últimas seis semanas, esperan en “jaulas” en centros de detención, en México las autoridades no se han pronunciado sobre el tema.
Ciudad de México, 18 de junio (AP/EFE/SinEmbargo).- Dentro de un
viejo almacén en el sur de Texas, cientos de niños migrantes separados
de sus padres aguardan en jaulas creadas por verjas de metal. Una de
ellas tenía 20 menores. En el suelo hay botellas de agua, bolsitas de
papitas fritas y grandes láminas de papel aluminio para que se cubran al
dormir.
Una adolescente le dijo a un activista que la visitó que ella estaba
ayudando a cuidar a una niña pequeña que no conocía porque la tía de la
menor se encontraba en algún lugar de la instalación. La muchacha agregó
que ella tuvo que enseñarles a los otros niños en su celda cómo
cambiarle el pañal a la niña.
La Patrulla Fronteriza permitió el domingo que la prensa ingresara
brevemente a la instalación donde detiene a las familias arrestadas en
la frontera con México, en respuesta a las nuevas críticas y protestas
sobre la política de “tolerancia cero” del gobierno del presidente
Donald Trump en cuestiones de inmigración y la resultante separación de
familias.
Había más de mil 100 personas dentro de la amplia y oscura
instalación dividida en secciones distintas para menores no acompañados,
adultos que viajan solos, y madres y padres con niños. Las jaulas en
cada sección desembocan en zonas comunes donde hay baños portátiles. Las
luces en los techos están encendidas las 24 horas.
Los agentes no permitieron que los reporteros tomaran fotos ni hablaran con los detenidos.
Casi 2 mil niños han sido separados de sus padres desde que el
secretario de Justicia Jeff Sessions anunció la política, la cual ordena
que los funcionarios de Seguridad Nacional refieran todos los casos de
ingreso ilegal al país a fiscales para que les presenten cargos.
Instituciones religiosas y activistas por los derechos humanos han
criticado fuertemente la política, calificándola de inhumana.
Se han propagado historias de niños arrancados de los brazos de sus
padres, y de padres que no saben a dónde han llevado a sus hijos. Un
grupo de congresistas visitaron la misma instalación el domingo y tenían
previsto inspeccionar un albergue donde hay unos mil 500 niños, muchos
de los cuales fueron separados de sus padres. Esta instalación es para
detenciones de largo plazo.
“Esos niños allí que han sido separados de sus padres ya están siendo traumatizados”, dijo el senador demócrata Jeff Merkley, a quien este mes se le negó el ingreso a un albergue infantil. “El hecho de que se barra el piso y se tiendan las camas no representa ninguna diferencia”.
En el Valle del Rio Grande, en Texas, el corredor de mayor tránsito
de gente que intenta ingresar ilegalmente a Estados Unidos, funcionarios
de la Patrulla Fronteriza argumentan que ellos tienen que tomar medidas
severas contra los migrantes y separar a los adultos de los niños para
desalentar a otras personas.
“Cuando exentas a un grupo de personas del cumplimiento de la ley…
eso genera un atractivo”, dijo Manuel Padilla, agente a cargo de la
Patrulla Fronteriza en esa región. “Eso crea las tendencias justo aquí”.
EN MÉXICO HAY SILENCIO
En México, el gobierno de Enrique Peña Nieto ni si quiera se ha
pronunciado sobre esta problemática que ha causado rechazo
internacional. Ni si quiera a nivel diplomático se han enviado cartas o
mensajes para reprobar este trato que incluso la ONU juzga “inhumano”.
En una encuesta del Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública
de la Cámara de Diputados, el 48.7 por ciento de los ciudadanos
consultados reprueba al gobierno de México por las medidas que ha
emprendido para proteger a los migrantes frente a las medidas contra los
mexicanos indocumentados en EU.
En una escala de uno al 10, el 14.1 por ciento califica a México con
1; el 4 por ciento con 2; el 4.1 por ciento con 3; el 5.3 por ciento le
da un 4, y el 21.2 por ciento le pone un 5. Sólo un 2.4 por ciento de
los encuestados le da un 10 al gobierno mexicano por sus acciones en la
materia.
EU NO SERÁ CAMPO DE MIGRANTES: TRUMP
En tanto, el presidente estadounidense, Donald Trump, aseguró hoy que
su país no se convertirá en “un campo de inmigrantes”, al compararlo
“con lo que está sucediendo en Europa”, e insistió en que un país
necesita fronteras fuertes.
“Estados Unidos no será un campo de inmigrantes y no será un campo de acogida de refugiados. Lo que está ocurriendo en Europa y otros lugares, no lo permitiré, no bajo mi vigilancia”, dijo Trump en un acto en la Casa Blanca.
El mandatario estadounidense defendía así su política migratoria de
mano dura ante la polémica desatada por la separación de menores de sus
familias tras cruzar ilegalmente la frontera.
Trump insistió una vez más en “un país sin frontera no es un país para nada”.
TEMA DIVIDE A REPUBLICANOS
La nueva y polémica política migratoria impulsada por el gobierno de
Donald Trump de separar a los padres inmigrantes de sus hijos a su
llegada a Estados Unidos está empezando a dividir a los republicanos y a
sus aliados mientras los demócratas aumentan la presión.
La ex primera dama Laura Bush calificó la medida de “cruel” e
“inmoral”, la senadora republicana Susan Collins expresó su preocupación
al respecto y un ex asesor de Trump señaló que creía que el asunto
perjudicará al presidente en algún momento. Grupos religiosos,
incluyendo algunos conservadores, protestaron contra la iniciativa.
La señora Bush hizo los más fuertes comentarios sobre la política hasta ahora, desde el punto de vista republicano.
“Vivo en un estado fronterizo. Aprecio la necesidad de reforzar y proteger nuestras fronteras internacionales, pero esta política de ‘cero tolerancia’ es cruel. Es inmoral. Y rompe mi corazón”, escribió la ex primera dama en una columna para el periódico Washington Post, publicada el domingo. Comparó la política con la reclusión de los japoneses-estadounidenses durante la Segunda Guerra Mundial, a lo que se refirió como “uno de los capítulos más vergonzosos de la historia de Estados Unidos”.
La senadora republicana Susan Collins, de Maine, dijo que está a
favor de una seguridad fronteriza más estricta, pero expresó su
preocupación sobre la política de separación de menores.
“Lo que el gobierno ha decidido hacer es separar a los niños de sus
padres para tratar de enviar un mensaje de que si cruzan la frontera con
sus hijos, ellos son los que serán separados de ustedes”, indicó. “Eso
es una experiencia traumatizante para los menores, quienes son víctimas
inocentes, y va en contra de los valores de este país”.
El ex asesor de Trump Anthony Scaramucci dijo durante una entrevista
el fin de semana que la separación de los menores podría perjudicar al
mandatario. Señaló que el presidente “debe arreglar este problema
inmediatamente”.
“Este es un fusible que se ha encendido”, indicó. “El presidente va a
salir perjudicado por este problema si se queda por mucho tiempo”.
Indicios de la fragmentación del apoyo del Partido Republicano se
produjeron luego de que el reverendo Franklin Graham, aliado de Trump,
calificó la política migratoria como “vergonzosa”. Varios grupos
religiosos, incluidos algunos conservadores, han intentado frenar la
práctica de separar a los niños de sus padres.
La presión sobre la medida migratoria va en aumento mientras
funcionarios de la Casa Blanca intentan distanciarse de ella. Trump
culpa erróneamente a los demócratas de la situación. El gobierno
implementó la norma y podría revocarla con facilidad luego de que
provocó un repunte en los casos de separaciones familiares.
MELANIA SE PRONUNCIA
La primera dama Melania Trump, que ha tendido a mantenerse al margen
de las controversias políticas, se pronunció sobre este delicado tema.
Su portavoz dijo que la señora Trump considera que “necesitamos ser un
país que respete todas las leyes”, pero también uno que “gobierne con el
corazón”.
“La señora Trump odia ver que los niños sean separados de sus
familias y confía en que demócratas y republicanos puedan unirse
finalmente para lograr una reforma exitosa a las leyes de inmigración”,
afirmo la portavoz Stephanie Grisham.
ES UNA POLÍTICA “INCONCEBIBLE”
El tema ha llegado también a la ONU, donde el jefe de Derechos
Humanos instó este lunes al gobierno de Estados Unidos a terminar con la
nueva política de separar a los niños migrantes de sus padres tras
ingresar al país desde México, y añadió que la medida afectó a casi 2
mil menores en las últimas seis semanas.
Es “inconcebible” que ningún país busque disuadir a los padres de
emigrar “infligiendo tal abuso a los niños”, dijo Zeid Ra’ad al-Hussein
durante el inicio de una sesión regular del Consejo de Derechos Humanos,
la última antes del final de su mandato en agosto.
También el secretario general de la ONU, António Guterres, defendió
hoy que los niños “no deben ser traumatizados separándolos de sus
padres”. “La unidad familiar debe ser preservada”, dijo Guterres a
través de su portavoz, Stéphane Dujarric.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario